Imaginad un ser absolutamente achicharrado bajo el calor de Sevilla: yo. Me ponía roja, convulsionaba, nacían burbujas hirvientes en mi piel. Era un sol sin piedad, fiel enamorado, esposo incómodo.
Pues vedme ahora, adulta, cautivada por el sol del Norte. El del invierno en el Sur. Ese sol tímido, que abriga, que guarda del frío sin imponerse.
Aquí estoy igual que tú, que cuando ves un rayito de luz te colocas debajo, sonriendo. Porque es un sol plácido, tranquilo, alegre. Igual que tú.
2 comentarios:
Qué bueno el título. Lo usaré.
Te lo presto...
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