La Rioja, sección Cultura, 20 de abril 2012 |
Y el viernes casi me da un soponcio al ver en las páginas centrales de La Rioja mi foto a todo color. Y he podido constatar de forma empírica un hecho: en Logroño, todo el mundo lee un único periódico, éste. Me han parado por la calle los que me venden el pan todos los días, las dependientas de Sephora y de Misako, mis compañeros de la Unir... El cura que casó a mis padres y miles de amistades familiares han asaltado el teléfono de mi abuela.
Y, como era un día tan especial, como todos parecían aún más emocionados que yo misma y encima el viernes cósmico que se estaba construyendo ante mis ojos iba a finalizar con un concierto para recordar, decidí concederme el capricho que me había negado durante tanto tiempo:
Ayua, "Bondad" |
¡¡¡Una Kimmidoll!!!
Estas adorables figuras talladas en madera se han puesto de moda. Evocan la tradición japonesa de construir muñecas y regalarlas, en señal de amistad y amor.
A mí me tenían obnubilada desde hacía tiempo, pero gasto tanto en libros y maquillaje que no suelo permitirme ni un solo capricho que se salga de mis dos arraigados vicios...
Pero el 20 de abril me dije, ésta es una fecha para recordar, y corrí a la librería Santos Ochoa para adoptar mi muñeca japonesa.
Fotos tomadas bajo luz natural |
Me conmueve este amor de los japoneses hacia los detalles bellos y aparentemente minúsculos: el haiku, la grulla de papel, las muñecas bellamente talladas y con un significado espiritual... Gracias a ese minucioso y delicado amor poseen una tradición cosmética tan sabia. Aún recuerdo cómo intentaba hace poco transmitir a Marie Christine del Castillo mi pasión por la firma Kenzoki, describiéndole los olores golosos, texturas exóticas y nombres poéticos que poseen sus productos. Ella lo captó muy bien, porque me dijo: Kenzo sería entonces el Ferrán Adriá de la cosmética...
No quise elegir una de cabello negro y me decanté por esta que simboliza la bondad, la amabilidad y el optimismo: tres virtudes que lucho día a día por alcanzar.
Además de su pelo plateado y lleno de luz, me fascina el ligero rubor, casi invisible, que tiñe sus mejillas... un rosa pálido que yo...¡atribuiría al colorete Hervana de Benefit!