lunes, marzo 17, 2014

poesía bucólica: pintadas

El sábado fuimos a pasear por el Parque del Ebro. Un pulmón verde, como se suele decir ahora..., que yo bautizaría como un pulmón muy bucólico.



Normalmente no me gustan las pintadas, aunque me recuerden la poesía de Miguel D´Ors, ("ni la menor pintada en ningún muro")... pero hay algunas que merece la pena contemplar.





Y, de vuelta a casa, encontramos esto debajo de un puente:


Por una vez, la tiza hacía juego con los árboles que le rodeaban:


Esto sí que es poesía urbana... y no algunos  cansautores (Beades dixit) que ladran en la radio farfullando sobre coitos y cañerías.

sábado, marzo 08, 2014

Lunes, nueve a m

Las calles azules. Por la mañana se me vienen encima, cortando mis bostezos. Las aceras bailan, todo se va encendiendo poco a poco. Una canción comienza a sonar en mi cabeza y se dispersa por el aire encantado. Los minutos, pocos minutos antes de llegar a la oficina, se agigantan y ruedan ante mí, brillantes.
Si subo a un autobús y te veo, el cielo parece fundirse con el cristal y los árboles se vuelven azules también. Si llueve, las gotas son de nieve, frías y blancas. Radiantes, con otro tipo de fulgor.

Los  primeros minutos del lunes son de un azul estrellado en una bola de cristal.

domingo, marzo 02, 2014

Ni de ciencias, ni de letras

Dicen que hay un libro que se llama así. Dicen que la distinción entre Humanidades y Ciencias es obsoleta y cansina, por no decir discriminatoria, y que todos deberíamos tener el ideal renacentista en nuestra mente, saber de todo y en profundidad y...
Pero la realidad es más terca y sigue produciendo seres absolutamente humanistas o absolutamente científicos, así, porque sí.

En este fin de semana, entre pincho de patas bravas y pincho de pimiento relleno, mi primo Rodrigo me pregunta:
- Si no hubieras hecho filología... ¿qué habrías elegido?
Me detengo a pensarlo. Yo de pequeña no paraba de elucubrar lo que quería ser de mayor. Y desde los once años quería ser: secretaria de mi padre, escritora porque por aquella época empecé a llenar cuadernos, y profesora de universidad.
Sonreí pensando en lo generosa que ha sido la vida conmigo. Mis sueños de los once y doce años se han cumplido. Pero mi primo seguía esperando.

- Decidí estudiar Filología con catorce años, aunque yo hubiera preferido un poco más de literatura y un poco menos de lengua en la carrera. No están ni al cincuenta por ciento, en los planes que yo hice la lengua ocupaba un sesenta por ciento más o menos.
- ¿Habrías preferido una carrera solo de literatura?
- No, eso no es posible. Necesitamos tener una base sólida en nuestro idioma, pero para mí, las asignaturas de morfosintaxis, lingüística etc, significan solo eso, es como la base de la pizza... yo me quedaría con un 25% de lengua y un 75% de literatura...
- Pero, ¿y si no la hubieras elegido, entonces qué?
- Supongo que Historia del Arte.
- ¿Y si no?

Filosofía en Navarra, dije convencida. Y vi la decepción pintada en el rostro de mi interlocutor:
- Pero pero pero... ¿nunca pensaste en una carrera de ciencias? ¿Ni siquiera un poco?