Al leer un poema precioso de Luis Alberto de Cuenca titulado así, Carta a los Reyes magos (en El reino blanco), he recordado una carta surrealista que escribí en estas navidades y no llegué a publicar. Es ésta:
Queridos Gaspar, baltasar y Melochor:
Este año he sido buena y he aprendido a poner la lavadora sin que se me caiga la tapa sobre la cabeza al recoger la ropa, con la consiguiente melopea lírica que se me viene encima cada vez que acontece tal desastre.
También he aprendido a planchar pero... que no cunda el pánico: sólo servilletas, paños de fregar y pañuelos blancos de dama. Todavía los puños de camisas masculinas se me resisten, por lo que la cohabitación y torpe concubinato con un hombre es algo que me está angélicamente vedado. Item más he dedicado menos de un segundo coma dos al día en fatigar el sexo mandamiento, y me he cortado el pelo como una chica buena: con la nuca despejada, que luego hay corriente.
Por todo eso y por varios puntos incógnitos que irán desvalándose vengo a pediros algunas cositas.
Primero quiero que me hagáis saber si gaspar es castaño o pelirrojo porque la duda me corroe. Y ya que he hablado de aquello, no me vendría nada mal despertarme un día y descubrir que me he vuelto pelirroja. No, no os estoy pidiendo un cheque regalo en cualquier peluquería, os pido un cambio sobrenatural en el color de mi pelo. Que lo solucione gaspar si es que al fin resulta que es pelirrojo, y si no, que parezca un accidente.
Quiero que de los grifos de mi casa mane agua Evian. Ni más ni menos. Tengo entendido que en lanjarón, el pueblo, el agua que beben los lugareños es agua lanjarón. Siento un enorme agravio comparativo.
También quiero un lazo rosa, una foca de peluche forrada con piel de foca, un delfín de peluche forrado con piel de delfín, y una ardilla verdadera (con piel de ardilla.) Por cierto, aseguráos que la foca y el delfín que prestaron sus pieles murieron de muerte natural.
Os dejo alpiste. Cuidado con comerlo todo, los camellos también vendrán con hambre.
Vuestra,
Adaldrida.
Os dejo alpiste. Cuidado con comerlo todo, los camellos también vendrán con hambre.
Vuestra,
Adaldrida.