jueves, diciembre 21, 2006

¡¡¡Feliz navidad!!!

Estaré missing hasta el veintiocho. Es verdad que en Maestu hay internet, (en el ayuntamiento), pero me quedaré en casita, en la cocina vasca, junto al fuego. El veintinueve os haré llegar señales de humo. A todos, gracias por hacer de este blogg el más cálido de la bloggosfera, (Enrique dixit).
Han sido ocho meses intensos y vividos. García Máiquez me embarcó en la aventura, y se entusiasmó con alguno de mis poemas en prosa. Baltanás me dio la razón en mis rotundos argumentos en contra del feminismo más acerbado. Beades aromatizó este cuarto de estar cibernético con el olor de su pipa, Buentes le puso música con su entusiasmo de zumo de naranja, Lord Scutum trajo la lírica de acantilado y Carlos me confirmó en mi amor por las palmeras. También me abrió la puerta a poetas y zaguanes desconocidos. Anacó se ha convertido en fiel animadora, lo mismo que Inma, Pilar y otros lectores que firman como Clámide, lámpara y más aún. Fernando do Vale ha traído el toque de chimenea , cisco, picón y bufanda gris.
A todos, gracias y feliz Navidad.

miércoles, diciembre 20, 2006

Calentamiento




1. POLÍTICA. ¿Por qué la izquierda está tan preocupada con los futuros cataclismos mundiales, y la derecha se lo toma con escepticismo y un punto de pitorreo?
2. LIBERTAD CLIMÁTICA. Hay algunos, dentro de este segundo grupo, que incluso se declaran a favor del supuesto calentamiento.
3. SABIDURÍA. "El frío es mu malo", comenta uno de los osados liberales, entre mazapán y copa de licor: "el frío conduce a la guerra". (Y al divorcio, y a los calcetines húmedos, y a los tomates que no saben a nada.)

lunes, diciembre 18, 2006

Lunes

Da igual que la tesis vaya viento en popa: que tenga no sólo ciento setenta páginas escritas, sino el texto ya fijado y contado y las variantes de la edición príncipe (que está llena de errores) anotadas. Da igual que escriba poemas en prosa en este blogg, y que mis amigos me regalen una fermosa guitarra, y que Carlos me cante en plan serenata que soy una chica excelente. Da igual que cante villancicos delante de un Niño moreno y dormilón, y que mis primos lloren diciendo no te vayas y rían a carcajadas conmigo, y que saque de apuros a mi madre ante la maldita máquina cibernética. Da igual, por último, que haya aprendido la receta del guacamole y que a mi padre le gusten mis filetes-milagro.
Todo se queda pequeño en el momento del lunes por la mañana, cuando bajo de la báscula y nada ha cambiado, y alguien me susurra desde el interior: "todavía hay algo que no das, hay algo que te reservas".

[Nota: Como dice Cerero, "en lunes todos somos dadaistas".]

domingo, diciembre 17, 2006

Pan y chocolate







De pequeña, en las largas tardes de verano en Maestu, mi abuela nos daba para merendar una rebanada de pan y seis onzas de chocolate. Ese número mágico, ¡seis!, nos hacía sentir como los amos del mundo. En invierno, en los días grises de frío y uniforme, nuestras madres sólo se atrevían a darnos dos o, todo lo más, cuatro onzas, pero en agosto llegaba Maestu, la deliciosa calidez de la pradera con sol y mi abuela, que montaba en bicicleta y nos regalaba pelucas de colores para disfrazarnos.
Todo era posible: las seis onzas mágicas venían a nosotros después del baño en el río, un río de hielo soleado: era una proeza bañarse en el río aquél y al salir teníamos el aire de un guerrero vikingo. Merodeábamos por los alrededores de la mecedora de mi abuela, ella se hacía un poco la sueca mientras los mayores se impacientaban, hala, vestíos que vais a pescar un resfriado...
Terminábamos en la cocina, sacándonos los trajes de baño en penumbra, y luego al destello de la pradera, donde el chocolate sabía aún mejor, a campo, a verano interminable.

sábado, diciembre 16, 2006

Veintinueve

Oh mis bravos amigos. Vinieron en racimo, Beades, Macarena, Buentes y Cerero, y llegaron a casa antes que yo. Y es que por una vez pensé mal, "hemos quedado a las nueve, llegarán a las diez". Y me dediqué a beber fanta de naranja en el bar de la esquina con Fernando do Vale y Fidel Villegas. A las nueve y cuarto suena el móvil, "oye que estamos aquí."
Me recibieron mis amigos en mi casa y supe lo que se siente al atravesar sus umbrales para una de mis fiestas. Esa luz dorada del recibidor, con revoltijo de abrigos y jazz de fondo, "mi casa, mi castillo", y todos tomándome el pelo, "imperdonable", y una rápida escapada al espejo para pintarme los labios... Macarena me dice que le gusta el color, un melocotón dorado. "Es de Revlon, tiene una esponjita y va saliendo el producto, como un tubo de golosina de cuando era pequeña, mira, te lo traigo".
Aparece Pablo con su jersey de lana rayada y una de sus bufandas en tonos azules, para que luego digan mis amigas que no me fijo en la ropa de los chicos. Me fijo cuando aparece algo digno de mención. Y Nico y Helena, que traían uno de sus regalos originales, un bonito cuerno de ciervo. "Para colgar sombreros", dice Nico. Y traían también un reloj de estos grandes, de esfera cuadrada (toma ya) y aire entre vintage y deportivo. Bebimos licor de ron y miel (Arehucas), y de pronto Beades que se pierde y viene con una ¡guitarra para mí! Subidón, subidón total. Esto de parte de todos nosotros, dice señalando a los bravos guerreros. Y rasgueo y me dice que tengo cogido el ritmo, el un dos tan difícil de explicar a veces. También dice que vamos a poner una cejilla para que me sea más fácil tocarla, y entonces sonará muy medieval.
Hoy mi padre me ha levantado al son de guitarra., qué peligro. Y es que querían hacerme el paseíllo típico de los regalos: un poncho de lana color rojo vino y una maravillosa casa de muñecas de cartón.
Acaban de llamarme mis primos. Diego, de cinco añitos, "¿cuántos cumples?" Veintinueve. "Ooooooh".

jueves, diciembre 14, 2006



Hoy, catorce de diciembre, día de San Juan de la Cruz.

Día de los poetas, de los locos, de los amantes furiosos a lo divino, de los que comen pan y Dios y todo, de los que viven en el viejo San Juan, de los que se llaman Juan, de los que soportan una cruz, o sea todos. Día de los místicos y de los que rezamos tres avemarías medio dormidos ya a las tantas después de haber contado versos todo el día no para un grandioso poema, no....

Ahora toca contar versos para la tesis. Mi comedia va por dosmilquinientos versos y aún me queda de contar la jornada tercera, y aún así yo feliz de la vida, porque es diciembre, porque es invierno, mes de carbón y mantas y castañas y villancicos.

Les aconsejo que lean El mudejarillo, de Jiménez Lozano.

domingo, diciembre 10, 2006

El primer fuego del invierno. (Fin de semana en familia)


I. PLASTILINA. Estamos sentados ante una mesa muy larga cubierta de periódicos viejos. Yo moldeo donuts y hogazas de pan y, ya muy tarde, una espada y un oso azul. A mi derecha, Nazaret fabrica pestiños y pingüinos.

II. AL PILLAR. Mis primos corriendo delante de mí ríen y gritan: "¡que viene el Junglo!" No sé de dónde han sacado semejante nombre ni por qué me llaman así, pero Diego me explica, con cara de filósofo: "Junglo viene de jungla". Ah.

III. BELÉN INDIO. Me lo han comprado mis padres por mi cumpleaños. Es de Bolivia y tiene una Virgen de trenzas negras y manos recogidas, un niño moreno y regordete que se despereza en su cuna y una vaca plácida con manchas marrones en el lomo. Todos, (María, José y los dos pastores), miran a Jesús con ojos atónitos. Mirándoles yo a ellos he inventado un extraño haiku navideño.
Todos mirándote,
y no se apagan nunca
tus ojos mágicos.

viernes, diciembre 08, 2006

El crimen de la capilla

En Sevilla, en la puerta de Jerez, había una capilla medieval hecha de piedra medieval, con una ventana gótica y delante tres arbolitos: una maravilla. Entrabas y el retablo en dorado pálido, la Virgen serena de cara redonda y rubia te conectaban con un mundo sobrenatural, hablaban a gritos, "venid, adoradores de la Belleza".
De pronto decidieron que la piedra estaba oscura y deteriorada, y metieron a la capilla dentro de un horrendo saco verde por espacio de un año. En el primer golpe se cargaron los tres naranjos que velaban ante la ventana ojival. Cada vez que pasaba por allí pensaba en tres palabras: "mi Dios maquilladito". Se maquilla lo que necesita arreglo, pero la Belleza no necesita restauración: según algun os lo que necesita es una mordaza, el grito de aquellos muros era demasiado callado para nuestros oídos dodecafónicos.
Cuando retiraron el saco verde en un simpático abracadabra, no había iglesia, sino lo que podía ser una heladería ultramoderna, pintada con estuco veneciano de color vainilla. No he entrado a ver el interior, porque aún no está abierto al público, pero cuando lo abran no volveré. No soportaría la vista del retablo en dorado chillón, ni las ropas de la Virgen retocadas con pintura Titanlux.

miércoles, diciembre 06, 2006

Zapatos en la lluvia

Perdidos en la ciudad de agua levantamos los ojos y decimos ¡palmeras!, al mismo tiempo. Es un símbolo de algo pero no sabemos de qué, mientras el suelo brilla y todo lo disuelve, las piedras se amalgaman con las luces, los colores se borran todos menos el de mi paraguas. Mi paraguas que es ahora mi casa, una casa a punto de ser invadida por piratas, el viento la dobla, ¡al abordaje! Me rindo, me rindo, las gotas me besan la frente, los zapatos bailan y tú me dices, cantando bajo la lluvia. Sueño con bufandas azules y mullidas, sueño con chimeneas rojas y esas cocinas grandes que huelen a fogón ahumado y nata requemada. En el aire se clona el crujir de los zapatos que viene en sinfonía, trío de violines, viento lluvia tacones.
Y de pronto el suelo de madera, con cartones mojados y humo. Y el silencio que sigue a la música.

viernes, diciembre 01, 2006

Haikus

Bendita lluvia:
debajo del paraguas
tus ojos ríen.

*

Café, nosotros
y el silencio que juega
con tus palabras

jueves, noviembre 23, 2006

Recortables

En Madrid, cerca de la plaza de Oriente, mi tía Ana y yo nos detuvimos en el escaparate de una juguetería antigua, de esas que venden globos de papel maché, y caravanas con toldo de tela como la que había por casa cuando mis tíos eran pequeños. Tras el cristal se podía oler la infancia de aquellos que nacieron por los años cuarenta, cincuenta e incluso sesenta. Ahora nos suena a chino, pero es que entonces, como dijo José Julio Cabanillas, no había tele, había que llenar las tardes infinitas con indios y vaqueros.
En mi época sí que había tele, pero en casa nunca le hicimos mucho caso. Un ratito para ver Heidi o Los gnomos... luego fueron Padres forzosos, todas mis amigas estaban locas por el tío Jessie y a mí me gustaba Danny, el padre viudo, tan responsable, con esa nariz larga y debajo la sonrisa abierta...
En la tienda de juguetes había también un teatro de cartón. Me fascinaban los teatros de cartulina, pero nunca tuve uno. Nunca se lo pedí a los Reyes porque ya entonces intuía que los sueños, sueños son. Mi tía Ana me mira de soslayo.
- Siempre me gustaron, sabes.
- El qué, ¿los recortables?
No, los teatros, le digo. Y me quedo pensando. Los recorables también, yo tenía muñecas de cartón. No para vestirlas, eso no me interesaba nada, sino para ponerles nombre y edad. Gloria, siete años. Teresa, seis años. Ana levanta al aire las sílabas de una carcajada. Y es que para mí jugar era inventar historias. Y contar historias era poner nombres y descifrar misterios.

domingo, noviembre 19, 2006

"Te pagaré con oro lo no sido"

Estoy apunto de llegar a la página cien de mi tesis: todavía no me lo creo. Sueño dormida y despierta con Calderón de la Barca, me bailan las bes y las uves, escribo aora, estrivo... Desatiendo el blog, leo endecasílabos barrocos en El País y me está entrando una tentación gordísima de llamar a mi no hija Auristela. Pero no, no seré tan mala. Sin embargo no me digan, reconozcan que el nombre es sonoro, bonito, caballeresco, a medio camino entre el oro y la estrella...
Mi imaginación calderoniana se limitará a llamar a mis tres no hijas Inés, Beatriz y Leonor. También puedo ser un poco más moderna pero clásica aún y llamarlas Paula, Sofía y Claudia. O no; puedo ser clásica del todo: Ana, Marta y María.
Las mujeres pensamos mucho en nombres, antes incluso de casarnos, antes de buscar candidato a padre. Por alguna razón extraña yo siempre pienso en tres niñas. Muy seguidas por cierto, lo cual es bueno y es malo. Es malo porque me vuelve potencialmente loca, y es bueno porque comparten los uniformes del colegio. Y así se pelean entre ellas, no necesitan pelearse con las hijas del vecino. Mis niñas serán muy despiertas: novio a los dieciséis, ya lo verán, es el efecto péndulo. Se pondrán piercing en el ombligo pero no dejarán la misa dominical nunca, a Dios gracias.
Ya ven, en un segundo he perfilado mi prole, ahora necesito marido. Es la parte más árdua, porque metida aquí en mi tesis el listón no para de subir. La culpa la tienen los caballeros andantes de las comedias, son tan leales, pundonorosos, contemplativos de la belleza, son taaaan... En definitiva, tipo Aragorn. Ahora recuerdo un día que hablé de Aragorn en público y una chavala me dijo ah, te gusta Viggo Mortensen, como a mí.
Qué juventud tan triste.

martes, noviembre 14, 2006

Ah, la moral...

Los americanos tienen doble moral.
Me lo dijo alguien, no sé quién. Típica frase de cafetería de facultad a la una y media de la tarde. ¡Dos de donuts bombón! Como diría Lord Scutum: jiji, jaja, que tal, ya ves, tú ves... Ventiladores y humo, vasos de crital, ruido ambiente, gafas ahumadas...
-Por desgracia, doble moral la tenemos casi todos, o sino, que me lo digan a mí...
Lo descubrí el miércoles. En el cine, con mi padre. La primera vez que la pareja protagonista comparte cama (una cama sugerida), a mi padre se le pone cara de crío y me susurra, esta chica es una fresca. Sale a flote el feminismo latente (horreur!) y le digo ah, ¿y él no...? No, no, él es un asesino, ella es una fresca.
No, no es una fresca, es que está enamorada, contesto antes de volver a horrorizarme. Y él como quien ya ha ganado, ¿qué, tú lo harías igual que ella?
Pero, ¿por quién me tomas, papá?

miércoles, noviembre 08, 2006

Calles


Los sueños se me llenan de casas, de calles, nubes de hace tiempo: caminos imposibles, sendas frías de invierno, placitas con sol y bancos, periferias.
Se cruzan las calles invasoras, como las flores con herrumbe de la Avenida Dato, donde crecen naranjos salvajes en medio del olvido. Así son las calles que uno recuerda: provocan poemas, libros enteros. Cada uno tiene sus dioses profundos: estrechas, polvorientas, con nombres en azulejos. De la niñez o de ahora.
Contando así, al pronto, yo tengo cinco. La primera que se me ocurre es la Rue Côtenet en París, pequeña y destartalada, ¡qué frío tan chic soportábamos mi madre y yo camino del autobús! Luego está la Calle Mayor en Maestu, con su fuente y su olor a sol de campo. Íñigo Arista en Pampaluna, la calle que ya nunca será mía. La Avenida Dato en Sevilla, con sauces a medio llover, y la Calle de la Vega en Haro, con fondo de parque, de orquestina, de campanas. Una calle de domingo.
A lo último se me ha metido en la cabeza la calle de la foto, en La Palma, con nombre de uno de mis antepasados. La cruzábamos en furgoneta, con mi abuela como fiero estandarte, de aquí no nos vamos sin ver la calle del tío Pedro. Y una tarde entramos en la Cosmológica, había olor de papeles, libros de mi bisabuelo, y una escalera antigua que subimos mi madre y yo, mirando por las ventanitas la plaza y la iglesia, ya estamos más cerca de la luna, ya estamos más cerca del Sagrario.

lunes, noviembre 06, 2006

Otoño en Madrid

Fin de semana en Madrid: oigo todo tipo de comentarios. "¡Qué suerte!", o "Tenemos que visitar a la tía Mirufi" (¿suerte?)
Pero no. Esta vez no hay compromisos de mesa camilla raída, ni olor a gato y ganchillo. Será un fin de semana de familia, de poetas, de libros y paseos por los hippies de Goya. De exposiciones. Sueño con el cielo de Madrid, duro, frío y claro, como una evidencia.
En el AVE me vuelvo un poco niña a la vista de unas servilletas gigantes del vagón bar. Son cuadradas y de papel estraza, ideales para hacer un barquito. Y luego un avión. Lo echo a volar sobre la mesa mientras me lamento de no saber hacer un pío-pío. Mi madre mira con reservas mi vaso de coca-cola.
El cielo de Madrid es lo único que me defrauda: lluvia coral. Detesto mojarme los pies, pero me fascinan las calles mojadas... El primer golpe es de música, en cada esquina un violín. Acordeones y olor a bollitos, a cigarrillos y a ajo. Donde estuvo California hay un Zara, vaya por Dios. Mi madre me compra una boina de terciopelo color grosella que milagrosamente me sienta bien.
Sábado por la tarde... con Amalia Bautista y sus hijas. Se vuelven locas conmigo, me hacen juegos disparatados. Me voy a casar con Orlando Bloom en una bañera, tendremos tres hijos y seremos desastrosamente pobres, algo no concuerda. Superpaupérrimos, dice Ana. Y Amalia por detrás, "que no querrá volver a esta casa..." Se equivoca. Las niñas saben hacer pío-píos, y me enseñan. Vamos dando color a cada triángulo y por debajo, con boli rojo, anotamos las respuestas. Si eliges el morado: Meiga, bujita, sorgiñe. Lo digo en tres idiomas, ellas se ríen. Si eliges el verde bosque: eres idílico/a.
Mi madre me recoge a eso de las ocho: llueve. Saluda a Amalia, y luego me dice: Qué dulce parece. Y yo respondo que sí. Es dulce y mágica, como una manzana roja, pero sin veneno.

jueves, noviembre 02, 2006

El juego de los animales



Me gustan las ardillas, los gatos y los delfines. Por ese orden.

Una vez me hicieron uno de esos juegos psicológicos (o psicópatas) que consistía en preguntarme cuáles eran mis tres animales preferidos, y por qué. La idea era que mis respuestas responderían a mis más hondos conceptos ancestrales acerca del sexo, el amor y la vida, pero yo no lo sabía, claro. Así que dije:

Primero, las ardillas, porque son idílicas, jugetonas y dan saltitos (uuuuh!)

Segundo, los gatos, porque son limpios, curiosos y de fina estampa. (Curiosa definición de amor la mía.)

Y tercero, los delfines, porque son ligeros, azules y acuáticos. (¿Qué se puede sacar de eso...? La vie en bleu.)

martes, octubre 31, 2006

Tongo

Hace un par de días fui al teatro con mis padres, a ver "El príncipe tirano", de Juan de la Cueva. El montaje lo firmaba el CAT, lo cual ya tendría que haberme dado algo de recelo. LLegamos al Lope de Vega, mi padre trajeado, yo guapa y mi madre guapísima, y nos ofrecieron un libreto que se abría con un discurso rompedor, del tipo "qué malos son los poderosos", y que acababa diciendo "nadie es más puta que la suerte". Ayayay. El libreto-joya incluía un par de críticas que alababan el decorado frío y minimalista. Lagarto, les dije a mis papás, y no me equivocaba.
Reconozco que soy una cría sencilla. Leo autor del siglo XVI y espero música renacentista, vestuario renacentista, maquillaje renacentista y un poco de respeto por el texto. Lo de la música fue lo que más dolió. Me las prometía muy felices escuchando deliciosas baladas populares y fondos de cítaras tristemente felices, pero no.
Lo que hubo fue un chacachaca, frotamientpo de cuerpos en plan reloj mecánico, nada erótico festivo, qué va, ¡ojalá! Y entre estridencia y golpe tecno, un verso atragantado por ladrillos de prosa libre.
Mis ojos procesaban los segundos como un ordenador apunto de apagarse, y yo iba pensando en el cine, ¡con las ganas que tengo de ver Scoop...!

viernes, octubre 27, 2006

Palabras

Hay versos que se clavan y te rondan en momentos importunos. En la cola del cine, en la mercería. Deberías decir "tome, diez con ochenta", pero te salen enredadas las palabras, como cantando: "mirándote, mirándote, mirándote" o "amor se llama fuego". Te muerdes los labios, a ver qué le explicas a la mercera. Durante años me venía continuamente a la imaginación un verso de Lope de Vega. Por extraños silogismos que sólo Freud desvelaría (o no), yo no hacía otra cosa que repetir: "que aún tienen sal las manos de tu dueño".
No sé qué magia antigua enciende las palabras esta noche, pero sí sé deciros que los versos se rezan, se desnudan. Como una oración. "En las manos de Dios está la vida", de Julio Martínez Mesanza. Este verso me ha acompañado en las noches más negras de hospital, y estoy por decir que ha salvado a un hombre. "La triste acometida de las horas". Un verso de mi amigo Paco Gallardo que me hacía reír durante aquel disparatado curso de luminotecnia, cuando el hombrecillo ése hablaba de la acometida de la luz. "Y entonces dijo Dios, ¡hoy, diversión!", de Chesterton, cómo no repetirlo una y mil veces como si fuera un caramelo de naranja... Y un Calderón que parece Garcilaso: "Fuentes perennes llorarán mis ojos". Y Juan del Encina: "Remediad, señora mía/ pues podéis".
Qué raros los poetas. Que unas palabras sirvan de conjuro. Lápices de colores, caramelos. Y cómo quema todo cuando no las encuentras. Dónde está la salida. Y palpas la pared, y das con el botón. Y todo se ilumina para siempre.

jueves, octubre 19, 2006

Rincón

Una entrada de Enrique García Máiquez me ha recordado la pasión que desencadenó el haiku en la boggosfera, allá por el mes de abril. Incluso yo hice experimentos y lo que salió más o menos fue esto:

Tarde en Madrid:
este sol que florece
sobre tu pelo.

(En Madrid, con mi madre. Sí, el pelo era el de mi madre, no el de un dulce amado.) Luego, jugando con mis primos, me nació otro haiku:

Niños jugando
con barro en las rodillas
y piruletas.

Hasta ahí nuestra historia. La entrada de E. G-M volvió a desatar el gusanillo, aunque un poco menos porque el genial Fernando do Vale sigue en su forzoso retiro, y él es el especialista. Ayer paseaba yo por Sevilla: lluvia, atascos y boquetes. De pronto, un sauce y dos palmeras. Y de pronto, la inspiración, en forma de haiku endecasílabo y alejandrino, o sea, de no haiku.

RINCÓN

Por fuera todo es fango, ruido, prisas.
Aquí, mi sauce y yo bailamos lentamente,
las palmeras se abrazan a la lluvia.

lunes, octubre 16, 2006

Don´t touch my make-up






Que me gustaba el maquillaje, lo avisé al sufrido público, y quien avisa no es traidor. Pintarse la cara es como pintar un cuadro con la yema de los dedos. Como todo lienzo, hay que prepararlo con antelación. Y el colorido se adapta a la caída de las hojas en los parques o a las piruetas que se le ocurren a una señora como Bobbi Brown.
Hoy en día hay pinceles para ahumar los ojos, nuestras bocas parecen ciruelas maduras y podemos oler a agua de lluvia debajo de los árboles. Existe el gloss efecto piruleta, vienen las nuevas texturas: gel, mousse. Todo se funde en la piel y se consiguen diversos acabados: luminoso, mate, fresco... El look natural es, por descontado, el que lleva más trabajo escondido.
Hay días en que quieres salir a la calle sin nada, sólo la sempiterna barrita de labios. ¿Necesitas algo más para comprar dos litros de leche? Nooo. Te recoges el pelo en una coleta zarrapastosa, te enfundas en tus pantalones más cómodos y cháaaaan! En el barrio se congregan todas las vecinas que conoces, los chicos que quisite alguna vez. Sonríen diabólicamente. Tu también sonríes en plan "soy gótica y grunge, ¿qué pasa...?", mientras subes las escaleras mascullando "nunca mais, nunca mais".
Una amiga mía apareció un día en la facultad sin haberse regalado los brochazos de última hora que toda mujer se dedica ante el retrovisor del coche. Tenía la carita pálida y sonriente, de media luna. Se le acercó un chico muy galán a preguntarle si le pasaba algo. "El problema es justamente que no me pasa nada, ¡es que soy así!". Deberías ir acostumbrándote, le dijo con buen humor al chico. Con buen humor y puntería, porque dos años más tarde se casaba con él.
En tiempos de Felipe II, tengo entendido pero carezco de documentos, se prohibió enamorar a un hombre por medio de afeites. Y es que el maquillaje engaña, eso es lo bueno. El maquillaje es como el buen teatro, trampa y cartón. Sombras como tizas que se diluyen en el párpado y zas!, la dama cansada se convierte en princesa. Benditas armas de colores, si se saben utilizar bien, claro.

Lunes

Es lunes. Es lunes, y llueve. La ventana de mi cuarto se parece a la cara de un chaval que acaba de recibir las notas: supenso en matemáticas, churretes por las mejillas.
Es lunes, y llueve, y he adelgazado un kilo, y he escrito un par de folios en el ordenador, y todo es hermoso.
¿Por qué no? Todos los lunes me repito que la palabra lunes es pura convención. Podría ser miércoles o jueves. Que un lunes tenga que ser gris y pesar como un fardo, también es un tópico. Carmen Martín Gaite dijo que la sorpresa es una liebre, y Jostein Gaarder dijo que el tiempo no corre, somos nosotros quienes corremos por el tiempo. Yo prefiero decir que nadamos por el tiempo. Nadamos por el tiempo como por un túnel de parque acuático, y está en nuestra mano pegar bien los brazos al cuerpo para que las esquinas no nos rocen. El túnel está ahí. Fluímos como en un cuadro del Bosco, fluímos como fluyen las cosas mágicas, porque nosotros somos mágicos. Somos obra de un Mago.

sábado, octubre 14, 2006

Poemas caídos en combate

Que las musas, Apolo, Baco, Jakobson...
Así comienza un poema, de d´Ors, por supuesto, y así comienzo yo y retomo este blogg, invocando a todos los santos de la corte celestial para que cese la sequía en España y en mi pobre ser... Carlos me reprocha, con razón infinita, mi abandono y desatención para con vos amado público. Comienzo diciendo hola, esto no se acaba, quedan muchas tardes y muchas estrellas. Queda conocernos, mirarnos a los ojos, y ciber-hablar, que es lo que importa.
Por el momento hago una proposición en pro de la ciudadanía, atendiendo mis deberes civiles a la par que mis deberes bloggísiticos. Propongo instaurar una fiesta más en nuestro calendario. Existen ya días para el obrero, el padre, el cáncer, los discapacitados, los enamorados...
Existe, gracias a Dios, el día del libro. Debería existir el día de las rosas amarillas, el día de las palmeras, pero yo propongo algo más factible. Sugiero el día del poema fallido. El poema tirado a la papelera, en un momento de lucided o arrebato. El poema que ni siquiera llegó a ser, apenas unas sílabas que nos encendieron un minuto, pero luego...

domingo, octubre 08, 2006

Cosas que me gustan demasiado


El zumo de piña, los columpios, Chesterton. El agua mineral, las piscinas, Calderón de la Barca. Los plátanos de La Palma, los violines callejeros, la antología de Bousoño que acabo de comprarme. El chocolate, los mercadillos medievales, Miguel dÓrs. El pan, los bosques élficos, el mudejarillo de José Jiménes Lozano.
Cuando te preguntan qué es lo que te gusta, o qué lo que te gusta demasiado, puedes responder a un grito primario en el hombre, que le hace deleitarse con la comida. Un segundo escalón sería responder con algo de la belleza sensible, algo creado por Dios o por la mano del hombre: las hayas de un bosque de cuento o el colorido de otoño en el maquillaje.
Pero cuando realmente me preguntan por lo que me fascina, lo que me hace perder pie, el escalón último que más se asemeja al Paraíso sería una recital de José Julio Cabamillas, una tarde en Madrid con Fernando López de Artieta, unas horas perdidas en los pliegues de uno de esos libros que nunca se terminan de leer.

sábado, septiembre 30, 2006

Todo cambia

Hoy me he despertado pensando que todo en esta vida fluye más o menos dulcemente. A veces como un río, a veces como una cloaca y otras veces como el castillo de Lindabridis, que aparece y desaparece ante nuestra vista como el relámpago orsiano. Fermosa me pareceis, doncella, mas encantamiento puede ser.
Hace cosa de siete años conocí a Lord Scutum gracias a un programa de radio que él dirigía. Se llamaba "La Cueva" y era tosco y hermoso como un cuenco de barro. Se veía que ni Lord Scutum ni su compañero eran periodistas, y sin embargo creaban todo un mundo cada jueves por la noche. El programa terminó de pronto, del mismo modo que mi compañera de piso en Pampaluna ya no vive en Íñigo Arista, donde a golpe de maullidos de gatos y fondo de violines, radio de cocina, vim clorex, nos fuimos acercando cada tarde. Ella me hablaba de Mozart y del arte barroco, los patronatos en Navarra, y yo le hablaba de Calderón y los poetas vivos como fuerzas vivas. Me llevó por las piedras mojadas, me enseñó Pampaluna. Y ya no vive ahí. Punto y aparte.
Van a cerrar el supermercado donde yo compraba el pan. Mora Fandos cierra su bog. Por no hablar de un chico que de pronto decidió separarnos de su vida.
A veces una piensa que ser valiente es decir de una vez la vida es una mierda. Pero es que no lo es. Sólo la felicidad y la nostalgia se asemejan tanto una a otra, sólo para el placer y el dolor merece la pena vivir. Ayer, con banda sonora de Mamas & Papas celebré en mi casa el banquete de otoño.

miércoles, septiembre 27, 2006

La moda y la desesperación

Cada vez me desespera más la moda. Vale, de acuerdo, a todos nos gusta ir a la moda, sobre todo si ésta coincide con nuestros gustos. De pronto un día ves que para el otoño se llevará el color chocolate y que vuelven los vestidos de talle alto, corte imperio, tan bonitos y fáciles de usar, y te vuelves loca de alegría. Poco importa que también se estilen las botas altas, los labios rojos y las transparencias, porque como eso no te gusta, lo dejas a un lado y punto.
El problema llega cuando borran el color melocotón de los muestrarios de maquillaje, "¡lo que mejor me iba...!" Peor aun, cuando en tienda ninguna de todo lo visible e invisible encuentras unos pantalones con la cintura en su sitio. Es para mí un misterio, qué tendrá el lomo de excitante, si hasta los gatos lo enseñan. Me dicen los hombros, redondos y morenos en septiembre, las piernas, la garganta, lo puedo entender, pero ¿esto...? Y más cuando al final de la espalda hay que colocarse un dragoncito verde, un símbolo celta o una estrella de mar de quita y pon.

Una alumna mía norteamericana me hizo una redacción en la que veía la moda europea con ojos de estraterreste, que son los ojos más lúcidos. Como en Sueños en el umbral, ese libro-joya de Fátima Mernissi, dónde una niña cuenta con sus ojos de niña el mundo que le rodea, así mi alumna, Amanda, de larga melena rubia y mirada radiante, decía que los pantalones bajos son como pañales y que por el ombligo entra el frío en el cuerpo, mira, lo creo. También decía en su trabajo posterior que Don Álvaro, (el de don Álvaro o la fuerza del sino) era el personaje más heterodoxo dl Romanticismo español, a pesar de que en la obra se muestre tan creyente él, porque al final desconfía de su salvación y se desespera. Desesperarse es lo último para un católico, dijo Amanda, y me deslumbró. Ella, protestante, lo tenía claro: no sé si llegó sola al meollo o sacaría la frase de D. Enrique Baltanás, pero aún así le puse un nueve, sin preguntar mucho. Por original, intuitiva y profunda o por discípula aplicada y con capacidad de síntesis, daba lo mismo.

lunes, septiembre 25, 2006

Me explico

Que no se me enfade el personal. Lo de no necesitar las veladas en mi casa no iba en serio; era una hipérbole malograda. ¿Cómo no necesitar las pipas ardiendo y las jarras de cerveza bien enfriadas en el congelador, y Joaquín que me dice, "eres un encanto", y earth angel & the blues, el piano eléctrico, el tequila (¿ya voy por el quinto?), los poemas con lluvia incluida, o más bien diluvio, los cine fórums con el Suscribo durmiéndose, ¿os acordáis...? Hombre, "huesos que han gloriosamente ardido", ¿cómo van a olvidarse de tamaña maravilla?
El banquete de otoño tendrá lugar el viernes veintinueve, o sea, este viernes. Están invitados amigos y enemigos, en particular Pablo Buentes, Iván García y Enrique García Máiquez (al desayuno del sábado, si gusta).
A Breo Tosar, que me dice que le gusta mi prosa, (¡¡¡gracias!!!), y me pregunta si he escrito algún libro. Dos he publicado (el inefable Beades me proponía un link, pero es que yo "debo ser de pueblo".) Los dos libros en cuestión son poemarios. Con la prosa siempre me he llevado mal, no deja de decepcionarme ni de atraerme. Como un amor imposible. He comenzado al menos tres novelas, todas las he suprimido en algún momento de arrebato. Y mira que luego me arrepiento, las cosas del querer (y del ordenador...)

domingo, septiembre 17, 2006

He vuelto de La Palma (con mayúsculas, no sólo en la ortografía sino en todo lo demás.) Fui buscando unos nombres: mi tatarabuelo, mi tío tatarabuelo, glorias locales. Durante el viaje en avión iba recordando una vieja canción que cantaba mi bisabuelo cuando yo era niña...

Palmero, sube a La Palma
y dile a la Palmerita
que se asome a la ventana
que mi amor la necesita.

¿...era necesita o solicita? Da lo mismo, a mí me parece más propio del amor necesitar que solicitar (podéis rebatirme, sobre todo los que estéis casados o en capilla.)
Y he encontrado "un reino de palmeras sobre el mar". Un mundo tranquilo de balcones y zaguanes, de hablar pausado, iglesias blancas y sacerdotes que parecen salidos del siglo XVI, de "Mucho ruido y pocas nueces". Una isla anclada entre el dieciséis español y la América que vi hace apenas medio año. Un reino de callejas, de piedras mojadas, de mar... La isla entera parecía una ventana con vistas al mar.

jueves, septiembre 14, 2006

Isla de la Palma, Canarias

He visto un arcoiris en el agua,
un reino de palmeras sobre el mar.
Vi desvanes, tejados, campanarios.
Piedras negras y rojas encendían el mar.

viernes, septiembre 08, 2006

La Virgen de la Vega

Hoy se celebra en Haro la Virgen de la Vega. La Iglesia de la Vega está al fondo de la calle de la Vega, donde mis bisabuelos compraron un pisito. Allí vamos en verano lo menos un par de días, y desde el verano pasado una semana completa. Paralelos a la calle de la Vega están los jardines de la Vega, que son como la celebración plástica de las bodas de Caná, con columpios, mazos de flores, orquestina los domingos y fila de plátanos. La fila de plátanos es lo que se ve desde la terraza de nuestro piso, así que parece que estamos clavados en un bosque, que sirve de telón en plan locus amoenus a nuestras partidas de cartas, lecturas de libros y siestas en mecedora.
Mi abuela siempre va a Haro por la Virgen, pero como este año nos vamos a Canarias a conocer nuestros ancestros, tendrá que conformarse. Yo también me voy a Canarias, lo aviso, por una semana. Esta es la vida: en el momento en que comenzaba a estar un poco lúcida, tengo que despedirme de nuevo. Hasta pronto.

jueves, septiembre 07, 2006

Me han vuelto a llamar al orden: un lector anónimo y simpático me ha preguntado que dónde estoy. Reconozco que últimamente me he vuelto exigente y lo que más puede espantarme es llenar este bloc de tonterías, dibujitos absurdos de cuando éramos niños, graffitis insulsos que no vengan a cuento. Pero, dirán ustedes, entre la verborrea y la mudez hay un punto medio, ¿no? ¡Ay!, qué difícil es hacer equilibrios, pero cuánto me ha gustado esta llamada de urgencia, "pon algo que si no, me muero". Dicen que sólo las mujeres mueren de amor, lo decía una canción mejicana: Mujeres a millares, hombres ninguno." Sin embargo ayer me dijo Fidel Villegas que una tía suya murió de cáncer y el marido se fue literalmente detrás. Mira, me alegró saberlo.
Me despido de este totum revolutum con una frase genial de la película "a good woman". La dice Tuppy: "Todo santo tiene un pasado, todo pecador tiene un futuro". Bonito, ¿eh? El personaje más entrañable de una película que les recomiendo.

jueves, agosto 31, 2006

En sueños

He soñado con las manos de un hombre. Esas manos eran sabias: sabían hacerme temblar y reír. Esas manos tenían sobre mí todo el poder del mundo. Recuerdo poco más, sólo que me sentía feliz, y quizás un poco asustada por la fuerza de la atracción. Desperté pensando que lo que enamora a una mujer de un hombre son sus gestos: la forma de andar, de mirar, de mover las manos, de estar en silencio.
En ese sentido suscribo completamente el verso de Neruda, "me gustas cuando callas..." Y me conmueve el hecho de que los discípulos de Emmaús reconocieran a Jesús cuando le vieron partir el pan, en "ese gesto inimitable", como dice Gómez Dávila.

miércoles, agosto 23, 2006

Más sobre matrimonio

Anoche una de mis tías disertaba sobre hombres y mujeres. Decía, en clave feminista, que en cosas del amor la mujer casi nunca podía elegir: lo hacía el hombre, el que tenía el poder, el dinero, la casa... Hasta ahora. Ahora she´s got the power.
Yo escuchaba la perorata simtiéndome rebelde. Creo que la mujer casi siempre ha elegido, callada pero poderosa. Mi padre siempre afirma que la mujer tradicional es la que dice al marido: Tú mandas en todo, yo "sólo" mando en ti. Y entre los hombres de mi familia corre un refrán, "más vale cenar dos veces que dar explicaciones". Será por algo.

lunes, agosto 21, 2006

Banquete nostálgico-festivo

El verano se acaba con gran velocidad. No puedo creer que en una semana viajo de vuelta a Sevilla. Mis bravos compañeros se alegrarán... Prometo una fiesta en mi casa como las de antes, con viandas, música, película, lectura de poemas (de otros, que míos no), cerveza helada, humo endecasílabo y alucinaciones a eso de las cinco. Me sentaré en el suelo como antaño, a reir sin coherencia ni freno. Acabaremos desayunando a las nueve en la cafetería de mi calle. Invito desde ya a Enrique García Máiquez y a Manuel Prendes, donde quiera que esté.

viernes, agosto 18, 2006

Me piden nueva entrada

Me piden nueva entrada, yo les digo...
Que mejor es hacer esperar que defraudar míseramente. No viene la musa, no viene, y eso que yo la espero. Me visto de mil colores, me hago la cínica, la ingénua (más aún), la coqueta perdida, compro barras de labios rojas, naranjas, como caramelos de limón, saco paraguas a la calle, pero no llueve nunca.
Me fui de Maestu, donde el día de la Virgen parecía navidad. El cielo gris, el pueblo entero olía a leña, menos el bar que olía "a tasca infame" (frase de mi primo Miguel, ¡toma ya!)
Mi abuela, sonámbula, repetía: este cielo es de nieve. Maestu me decía adiós.

jueves, agosto 03, 2006

El olor de las librerías

Algunos olores son como algunas músicas: tienen el poder de hacerte viajar en segundos, del limonero de tus cuatro años a la tarde con lluvia del miércoles. El olor del café, por supuesto, y el pan y la tierra húmeda y los naranjos, pero... Pero también la fruta, la madera, los polvos de talco, los pastelitos de la Pantera Rosa, el jabón Dove, los zumos de naranja, el sol por la tarde y en verano, (el sol huele, la piedra sonríe), y los libros...
Se puede aspirar el olor de los libros con las manos, del mismo modo que para ver la luz primera lo mejor es cerrar los ojos y sentir el calor en los párpados.
A veces los colores, olores y sabores se mezclan en sinestesias imposibles. A mí no me gusta el melón francés: me parece melifluo y cursi. Ayer me preguntaron el porqué de mi fobia y dije que el melón Galia sabía a niña melindrosa cuyo nombre fuera Celia. Mi padre me preguntó muy serio si había probado alguna vez una niña llamada Celia y con melindres. Acto seguido él, tan razonable, me aseguré que el melón francés le sabía a dentista.
A dentista viejo y desdentado, concluí yo.

martes, agosto 01, 2006

El regreso

Regreso al blogg antes de lo esperado, en este apacible pueblecito del norte han instalado internet, en la antigua estación de ferrocarril, ahora ayuntamiento.
Y regreso con una anécdota veraniega y una sentencia. La sentencia la dicto contra mí: veo que me he vuelto mayor. "Murió mi juventud y estoy velándola". Síntomas, dos, y muy malos. El primero: Terminé el curso cansada y estresada, y pronuncié la fatídica frase: cuánto cuesta cerrar el curso antes de irse...
Pero el síntoma definitivo me vino ayer, en forma de lata azul de Nivea. La suele comprar mi madre como crema para todo, mientras yo mascullo, qué horror... Ayer me vi con una en la mano, para mis pobres codos secos, y asumí de pronto todo el peso de la madurez recién estrenada.
Para desdramatizar, os brindo la anécdota. Hace un par de días bajaba por las escaleras de nuestra casa en Maestu. En el sótano mi primo Miguel, dieciséis años, jugaba al brillar con un huésped. Oí como se lamentaba por una mala carambola, salmodiando:
-Por flipao, por flipao, por puñetero flipao.
Se me ha grabado en la mente la salmodia, porque al momento pensé que se trataba de la versión laica del "Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa".

sábado, julio 22, 2006

Cerrado por vacaciones

Cierro el chiringuito por un par de semanas. Me voy al Norte: montes, vacas y un río. Casas con vigas, chimenea, ladridos y persianas de rejilla, casas con libros, noches con manta y días inmensos. Abro el album de todos los veranos, la compra concurrida y tranquila a la vez, la cesta de flores, sombreros, revistas, columpios, hierba encendida, cúpula de árboles. Balbuceos, chocolate, piedras y agua, azul mineral.

viernes, julio 21, 2006

Habilitación

Se ha habilitado la moderación de comentarios en este blogg. Y la verdad es que lo siento, porque da una imagen de poca libertad y de suma pena, pero así están las cosas: prefiero vivir los pequeños disgustos cotidianos en privado, reservarme el derecho a escoger los graffitti que adornen las paredes de esta casa. Todos podréis entrar en ella como siempre, ya sabéis, "di amigo y entra".

domingo, julio 16, 2006

Soy yo...



Para quienes no me conocen, como no he conseguido colgar mi foto en el perfil, lo hago en esta entrada, en la que recupero mi último poema en prosa a petición de Carlos, el de las islas. Me gustan las islas, los árboles y los ríos, y también me gusta el mar, pero sólo en verano, cuando podemos jugar juntos a su juego de volcanes. Así, los "poemas del mar" brotan cada mes de julio, sólo que últimamente me repetía y empezó a cansarme el rito. Mi padre sueña con publicarme algún día un poemario del mar, pero va a ser que no... Tras cinco años, a razón de una veintena de baños chispeantes, conservo algo así como quince poemas medianamente dignos. No es carrera. Sin embargo, tras mi baño primero, me lancé con este poema en prosa. Brindo por ti, Carlos.

MAR

El agua salvaje rompiendo sobre mi cuerpo como un hombre, la misma sed, el mismo orgullo. Si le sigo la corriente se humilla, si me alzo contra él se levanta enfurecido, si le pido tregua exige rendición. Cuando ya desconfío del todo, se entrega, inventa túneles blancos para mí, me trae flores blancas, islas negra, me dice su canción desaforada.

Ejercicio

Hoy toca ejercicio. Recuerdo que la primera vez que Miguel dÓrs vio mis poemas, me aconsejó calma, mucha calma, silencio y espera, y que los ejercicios literarios me los guardase para mí. O sea, ejercicios privados. Sin embargo, sólo seis meses después Fidel Villegas me pidió mi libro Magia, que estaba terminándose, para publicarlo en Númenor. Y cinco años después me salto la regla de los ejercicios privados y os presento un poema convertido en prosa. Soplan vientos de prosa poética.
Se trata de un poema que hice en Madrid, después de que me cortejara un taxista.El número cinco o seis de una serie de historias delirantes, porque a mí nunca me ha pretendido nadie medianamente normal. El poema del taxista se ha convertido en prosa por exigencias del guión, del tempo interno de la anécdota. Ahí tienen el resultado.

EL TAXISTA

Andaría por los treinta, digo yo. Treinta y cinco o así. Barriga incipiente, cabello desmañado y unos ojos que tapan media cara, azules, con chispitas bailando. Cómo iba a imaginarme yo, pobre de mí, un galán de estación en este hombre cuando me abrió la puerta, apagó la luz verde y le dije “Goya setenta y siete”. El piso de mis abuelos. Por hacer bonito añadí unas pocas palabras, “qué bien está Madrid en este otoño”: nada especial.
Surcábamos las calles ya cercanas al Retiro, la verja con el fondo de copas amarillas y violines. Siempre me ha gustado el Retiro y lo dije, más que con las palabras con un gesto, mmmm... De pronto se le puso cara de colegial en vacaciones, y me habló del otoño, su hermosura y mi propia hermosura. Me miraba por el retrovisor, entre atrevido y tímido. Yo respondía a veces con sonrisas vergonzosas y, ya cerca de casa, le dije: qué te debo.
Me debes ver mañana, te parece, tomamos un café donde tú quieras. La verdad, no me lo esperaba. Hice acopio de todos mis modales, mis mejores sonrisas para no. Te invito, dijo entonces. De ninguna manera, oye, es tu trabajo. Dime al menos tu nombre, barbotaba el tío caradura, con ojos de perro de peluche flaco y bizco. Rocío, sonreí, después de darle cinco euros setenta.

martes, julio 11, 2006

Imposible

"Que digan lo imposible", apuntaba dÓrs refiriéndose a los versos. Si un poema tiene que decir lo imposible, un poeta debería pensar y desear lo imposible. Así ando yo en los últimos días, dando alas a fantasmas inconcretos de la imaginación y la memoria, esas dos potencias del alma que no pueden nada, que todo lo pueden. El fruto de todo esto ha sido un poema, que no ha corregido nadie aún, y que ofrezco al respetable.

Mi corazón doméstico y descalzo,
de andar por casa, de mirar el fuego
en bata y zapatillas, de paisajes
interiores; ventanas y ventanas,
mi corazón que duerme por el día
sintiendo la llamada de las tres
tiendas, que no se quiere levantar
y vuelve cada noche al escenario,

mirándote mirar se quedaría
toda la vida, si dijeras dónde.

(Addenda: he corregido el poema gracias a todos vosotros, y os lo ofrezco.)

Después...

Prometí hablar de Valencia y el Papa, y aunque las musas andan algo perezosas, lo haré.
De Valencia me gustó todo menos el calor. Dirán ustedes, mujer, viviendo en Sevilla... Por eso mismo, respetable público. Una puede soportar, y hasta lo encuentra lírico, que llueva en Pampaluna, pero en Sevilla le indigna profundamente la primera gota que osa derramarse sobre su desprovista cabeza. Ya lo dijo Bebe, con mucha fuerza:

"La lluvia que caerá
sobre mi cuerpo y mojará
la flor que crece en mí..."

Es una canción para escucharla en Pamplona, pero no en Sevilla. Con el calor sucede lo mismo. Una espera que, allá donde vaya, la temperatura sea menor que la cotidianamente soportable.
Valencia me pareció una ciudad radiante, ya saben, de "belleza antigua". La gente alegre, la organización buena, los cuartos de baño limpios y la granizada de limón a punto, ¿qué mas podía pedir? Yo no vi banderas de jo no t´espere, ni camisas maliciosas fantaseando con la vida privada de Rita, aunque supongo que haberlas, habíalas. Lo que sí vi fueron balcones con mensaje, como este:
- El que reza no desperdicia su tiempo.
O este:
- Cuando encuertas a Cristo, tu vida cambia.
Del Papa lo que más me gustó fue verle a sus anchas, contento. Estaba feliz. Y cuando el Papa sonríe, sonríe la Iglesia entera, a pesar de todo: de nuestros pecados y de los pecados ajenos.

jueves, julio 06, 2006

A Dios

A Dios por un par de días: me voy a Valencia, a ver al Papa. Cuando vuelva, la ilusión de haberlo visto se mezclará con el tradicinal visionado en familia de los encierros sanfermineros, con el olor a vacaciones y con el calor chispeante slpicado de piscina azul con los amigos. De todo ello os hablaré, alegres y pacientes compañeros.

martes, julio 04, 2006




PALABRAS DE LORD SCUTUM A LADY GIS


Aunque tu madre no quiera,
pienso llevarte conmigo
hacia los acantilados
por una senda de pinos.

viernes, junio 30, 2006

Más sobre estaciones

Los colores del otoño son el ocre, el castaño y el oro pálido. Una gama de tonalidades, miel, tierra y fuego, que tiñe la ropa de mi madre. También en otoño vencen los colores de los frutos rojos, desde el fresa al vino o al arándano. Una vez escribí un aborto de novela que se llamaba el bosque de las bayas rojas. No recuerdo el argumento, pero el bosque lo recuerdo muy bien: encendido y mate a la vez, con manto de hojas, familias al completo los domingos y un gran lago con patos, o sea, un bosque alemán.
El invierno es un gran tablero de ajedrez en negro y blanco, y el que se sale de estos dos colores, pierde. Pero, como dijo d´Ors, "debajo de la nevada/ está naciendo el verano", y en primavera no sólo revientan las flores sino también la moda. Llega el verde: desde el verde limón al verde agua. Hay un punto en que el verde ya es azul, ése es mi color favorito.
El verano guarda también para mí un matiz mágico. Hace un par de años empezaron a llamarlo en las revistas color vitamina, y me pareció bien. Está entre el ámbar y el zumo de naranja, tiene burbujas doradas que bailan dentro y es ácido, da energía. Te lleva de la mano a las terrazas de agosto, a los paseos con lazos los domingos, a las placitas de barrio conversando con Merl. Te lleva a tus siete años y a tus veintisiete, a un concierto de Van Morrison, a Lord Scutum con ojos de mar abierto y a Fernando do Vale diciéndote que el ámbar es el signo del tiempo detenido.

miércoles, junio 28, 2006




"Leer un buen libro es siempre como bucear en aguas limpias."
(Lord Scutum.)

lunes, junio 26, 2006

Dies natalis

Hoy es un gran día, al menos para mí. Aún no sé crear enlaces, pero si supiera, enlazaría el mismo punto de Camino al que nos guía Enrique hoy, (con unos simples puntos suspensivos, hay que ser grande...)
Sí, ese que dice que es cosa nuestra coonvertir en endecasílabo la prosa de cada día. Muy acertado para este nuevo género que está naciendo, a caballo entre el apunte diarístico y la prosa poética, el genial B. dixit.
Si supiera hacerlo, lo haría, y pondría mi foto en el perfil, y una lista de blogs recomendados, ay... Esto me recuerda a una escena de Por quién doblan la campanas, cuando Ingrid Bergam le dice al chico que le quiere tanto, tanto, que de buena gana le daría un beso.
- Te daría un beso si supiera, pero nunca he sabido... ¿Dónde se esconde la nariz?
A mí, de pequeña, la duda me parecía muy razonable.

domingo, junio 25, 2006

¡¡¡Agua...!!!


Arp enlaza mi entrada sobre la infancia, "jugar a las casitas". Además de agradecerlo, (¡gracias, Arp!), como no se me ocurre nada poético ni grandioso y estoy aburrida de no escribir en este blogg, completaré la entrada con una anécdota verídica.
Ocurrió en mi infancia, donde se forjan los rasgos más sobresalientes de la personalidad. Ejemplo, mi desmedida pasión por el agua. Nací con ella, y el día en que pude alcanzar yo sola el grifo sentí la deliciosa chispa de la independencia. Hasta entonces tenía que mendigarla, y mis parientes, asustados, me la daban en vasos raquíticos. Pronto supe que el biberón traía más cuenta (era más largo), y pronto salió de mi genio el primer poema, con anáforas e hipérbole incluídas:

Quiero agua
pero mucha
pero toda
pero hasta el cielo
pero en el on.

A todo esto, no era ésta la anécdota que iba a referirles, sino la que sigue. Dado mi amor por el líquido elemento, a los cinco años invertía todo mi recreo en beber en la fuente del colegio, que era más alta que yo. Había que hacer cola, soportar a las que no la hacían, subir unos escaloncitos y sorber la felicidad con prisa, porque detrás se alzaba pronto el coro de protestas... Entonces bajabas del paraíso y te disponías a hacer la cola otra vez, y así se iba el recreo, en un beso largo y con cortes debidos a la censura.
A mi regreso a clase, la profesora se me quedaba mirando de hito en hito, y es que entre pasión y pasión me había mojado el baby hasta las cejas. Y tras mirarme y remirarme venía aquella frase, que me causaba tanto pavor:
-Rocío, tengo en mi casa un tendedero, y como sigas empapándote así voy a tener que colgarte de un par de pinzas.

jueves, junio 22, 2006

Dúo

Un gato de fina estampa, ojos verdes y actitud de espera, ha comenzado a maullar a mi paso. Suave, muy suavemente, me miraba y parecía requerir una respuesta, así que yo también he roto a maullar. Él maullaba y yo maullaba, en una conversación cósmica que ha durado alrededor de diez minutos. La gente se reía o alucinaba, pero el gato y yo nos hemos entendido perfectamente.

martes, junio 20, 2006

Palabras joya

El blog es una mina de frases geniales, grandiosas. Ahora que está de moda el término joya combinado con otro sustantivo, bolso joya, vestido joya, e incluso labios joya (se lleva el gloss cargado de quilates y el maquillaje con brillos metálicos), reivindico la palabra joya.
Hoy en el escaparate he decidido mostraros dos magníficas gargantillas, labradas a fuerza de genio y tesón.

"la diversión no es más que la felicidad en mono de trabajo." (Enrique García Máiquez).

"Dar gloria a Dios sería como aplaudirle eternamente." (Carloos Rodríguez Morales).

jueves, junio 15, 2006

Dios en la calle

Tal día como hoy en el siglo XVII, se celebraban en las ciudades principales de España fiestas, se construían castillos en el aire, tablados, altares, arcos de flores y todo lo que hiciera falta para recibir a Dios en las calles. Se representaban autos sacramentales, funciones de teatro que resultaban ser, según críticos de izquierda-derecha-y-centro, el acto más democrático de la España de los Austrias: desde el grande hasta el campesino podía disfrutar con la contemplación y el estruendo. La fiesta barroca excitaba los cinco sentidos del ser humano, convertidos en cinco canales para navegar hacia la Belleza.
¿Qué queda de todo eso hoy, quince de junio de 2006? Supongo que más de lo que creemos. A las nueve y media de la mañana, frente a la catedral de Sevilla, un rosario de estandartes antiguos, músicos y militares desfilaban ante nosotros. Junto a la majestad de las tallas y la custodia, el glamour de los tacones y la elegancia de los vestidos.
Quizás Sevilla sea la ciudad más barroca del mundo en estos precisos momentos...

martes, junio 13, 2006

Chesterton y Peñalosa

Ambos hablan del mundo como algo mágico, fresco y recién creado.


LA NOVEDAD


¿Por qué me tiene que importar la Historia
por vieja y arrugada?
Para mí, las estrellas son tan frescas
como una carcajada
y el mundo es una narración fantástica
recién finalizada.

¿Por qué debo inclinarme ante la Historia
por seca y aburrida?
Los lentos árboles, los prados frescos
son una sacudida,
el ansia firme por trepar al cielo,
la fuerza de la vida.

Y los planetas y los soles del
silencio sideral,
para mí son los brillos de un instante:
el fuego artificial
que va lanzando Dios en esta loca
noche de carnaval.


C.K.CHESTERTON,
Traducción de Enrique García-Máiquez,
Lepanto.


***


RECETA PARA HACER UNA NARANJA


Contrátese a la primavera
para que diseñe los azahares,
es tan imaginativa la modista en velos nupciales,
sólo que trabaja unos días al año.
Los dedos de la lluvia
esparzan dos cucharaditas de azúcar,
esponje el aire los gajos de la cúpula,
se desentienda el sol de todo el universo
para teñirle la piel con sus pinceles
especializados en rojos,
añádase el barniz del otoño para sellar los poros,
qué envidia del pop-art y de las naturalezas muertas.
No toques aún esta naranja,
ponte primero de rodillas y adora como los ángeles,
fue hecha para ti en exclusiva,
para nadie más,
como un pequeño inmenso amor
que se cae de maduro,
que se entrega redondo.


JOAQUÍN ANTONIO PEÑELOSA,
Un pequeño inmenso amor.

viernes, junio 09, 2006

Jugar a las casitas

Una niña caminando por las calles, con su vestido de confección casera, como las mejores tartas de manzana, y su muñeca pelona y un poco gastada por los años. Me la encontré de frente, hace un par de días, y la entrada de hoy podría titularse algo así como viaje al centro de mí misma, o mírese en el espejo con veinte años menos, a cuántos les gustaría hacerlo.
A mí no. Instalada en los felices veinte, camino de los felices treinta, creo que lo mejor está por venir, o a lo peor ha venido ya, pero hace muy poco, y aún lo saboreo. Que la infancia no es ninguna arcadia lo han dicho varios sabios ya, pero mi infancia, desde luego, coincido con el sabio de turno y digo que es el lugar al que no volveré, por suerte. Siempre tenías la intuición de una inminente regañina: eras tan torpe que no sabías atarte los cordones de los sempiternos zapatos, no acababas nunca los deberes y cosechaste tus primera calabazas a la tierna edad de cinco años, ¡en trabajos manuales!
Y, sin embargo, hay algo que añoro, una magia antigua, la magia de jugar. Estoy segura de que si escribo ahora es porque jugué antes, el juego es creación. Yo tenía una muñeca que se llamaba Maite, pelona y desgastada. Y creé para ella todo un mundo: su guardería, sus amigas de la guardería, los padres de sus amigas de la guardería..., que, por cierto, se llamaban Carmen y Fernando y eran encantadores. Venían a casa día sí, día también, a tomar café y hablaban largas horas conmigo. Y mi casa era toda una ciudad: mi cuarto, nuestro apartamento; el pasillo, la calle; la terraza, el parque; la cocina, el bar y el salón, el cine. Mi marido trabajaba en Paris: hablábamos por teléfono todas las noches.
Jugar era crear, y por eso sigo jugando, y por eso siento cierta pena cuando anuncian por la tele el super dormitorio de la Barbie, ay, cuando un vaso de plástico volcado puede ser una mesilla y un trozo de papel de plata, el traje de fiesta más deslumbrante.

martes, junio 06, 2006

Totum revolutum

"Quien habla solo espera
hablar a Dios un día."

Hoy me desperté con estos versos de Machado bailándome por la cabeza. ¡Qué poético despertar! También me vino a la mente la frase del padre de mi amigo Nico: a su mujer, antes de echarse un rato por la tarde, "me voy a hablar con Dios". Y nosequién me dijo un día que la siesta era el yoga andaluz; más barato, menos glamouroso y más eficaz. El sueño es fuente de poesía: mientras me levantaba con un leve dolor de espalda pensaba, con nostalgia, en el colchón de lana virgen que yo tenía en Maestu...
De Machado al sueño, no esta mal. De Machado a Leonor, la mujer viva de Enrique García Máiquez. Tengo que pasar un momento por el blogg (¿el blog, los blogs?) antes de ponerme las pilas...

sábado, junio 03, 2006

Idiomas

Ayer, en la tetería de la calle Aire, mi primo me dijo que, al menos en Andalucía, todos los españoles deberíamos aprender árabe.
-¡Es parte de nuestra cultura!
Yo le miré aterrorizada. ¿No tenemos bastante con el catalán en Cataluña? Debo reconocer que soy negada para los idiomas. De pequeña me gustaba el inglés: me parecía musical. Me gustaba esa mezcla de /K/ y /l/ en "chocolate", que debe resultar algo así como shókleit. y luego que las mejores canciones del mundo estuvieran escritas en inglés. Y en octavo tuve una profesora que se llamaba Gabriela, y era como un zumo de naranja por las mañanas..., ¡chispeante! Y nos enseñaba letras de Simon & Garfunkel, ¿qué más se puede pedir?
Ah, pero la época dorada del inglés se esfumó, es el primer estrago que la edad ha ensayado conmigo. Los idiomas son como la religión: si no los practicas, se van muriendo poco a poco. Últimamente mi padre intenta hacerle el boca a boca mediante películas de home cinema en versión original. A las diez de la noche de un día cualquiera, qué dolor. Y lo malo es que pretende verls en V.O cuando las firma Ford o Cuckor, pero también cuando las firman Oliveira o Ullman...
La época dorada del inglés ya pasó, y me siento algo mayor para iniciar un largo y trabajoso idilio con el árabe. Si algún idioma me tienta, como dije ayer, es el hermoso judeoespañol. La nuestra es una historia de amor tranquila, profunda, que quizás les relate mañana.

viernes, junio 02, 2006

Magia judeoespañola

Ayer fui con mi primo a la Casa de la Memoria, en el barrio de Santa Cruz, a un concierto de música sefardita. Para no apuntarme un tanto diré que el concierto no entraba en el plan, sino que vino de pronto a nosotros, como un regalo, como suelen parecer casi todos los regalos, como por casualidad. Carmen Martín Gaite hablaba en una de sus novelas del "dolor de esquina", ése que te invade cuando doblas una calle y en un ramo de azahar colgante, una terraza veraniega o un par de músicos con violín distingues la espada de un viejo amor, quizás no tan antiguo.
También existe, digamos, el placer de esquina, o gozo de esquina. Ayer mi primo quería ir a una tetería que hay en la sevillana calle Aire. Como no hace mucho me perdí con Miguel dÓrs por el barrio de Santa Cruz, llamé para no hacer el ridículo a don Fidel Villegas.
-¿Dónde está la calle Aire?
-Al lado de la calle Fabiola.
-Ah.
Ya es mío, me dije, y de hecho fui capaz de llevar a mi primo por mi ciudad sin mucha vergüenza. Medio llovía, las calles estaban aderezadas con eau de cheval y la avenida de la constitución seguía pareciendo un emplace futurista. Pero allí estábamos, en medio de Ximenez de Enciso, y de repente, ¿por qué te paras? La Casa de la Memoria.
-Aquí vine a un concierto con mis padres, la música judeoespañola es la más bella del mundo.
Miré hacia arriba, y en un cartel anunciaban el mismo prodigio para aquella tarde, a las ocho y cuarto. Entramos, nos pusieron en lista de espera, fuimos a la tetería, fuimos a la placita de Santa Marta, volvimos rezando a todos los santos de la corte celestial y pudimos asistir. Allí nos sumergimos en un idioma lleno de magia, un idioma para soñar, cantar, hacer poesía, enamorarse, llorar y rezar.

miércoles, mayo 31, 2006

Triana

Hoy termina mayo, y comienza el camino de Triana al Rocío. Yo, como soy hermana, he ido a la misa de salida, oficiada nada menos que por el cardenal en el marco incomparable de la iglesia de Santa Ana, y amenizada con viejas encantadoras, trajes multicolores y ambiente de fiesta. Siguiendo el rastro de García Máiquez me quedo, les dejo con dos frases de las escuchadas durante la ceremonia: Una abuela pacífica y sonriente, que me dijo en tono de confidencia:
-Santa Ana es la Catedral de Triana.
Y el cardenal, que bajaba y subía la voz para lograr mayor efecto, al principio de la homilía:
- Cuanto más se quiere a Dios, más se le quiere querer.

martes, mayo 30, 2006

San Fernando

Hoy, treinta de mayo, celebran su santo Fernando do Vale y Fernando López de Artieta, y desde aquí quiero felicitarles como se merecen.
Y a todos ustedes, decirles que ya he vuelto de la silenciosa y mojada playa. Han sido días más típicos del norte, Zaráuz o Sansebastián, ya saben, tardes de lluvia para leer en casa. Me gusta la lluvia, pero para el invierno o como escenario de un poema, o en Pampaluna, o con siete años, un charco azul y un par de botas, o como telón de fondo de una historia de amor.

viernes, mayo 26, 2006

Despedida (pero no cierre)

Me despido por unos días, ya que mi familia ha decidido hacer puente en una silenciosa playa, y hasta el martes les dejo con un par de chistes navarros que hace un par de días me contó mi padre (navarro también, nacido en San Adrián).
Lo mejor de los chistes navarros es que son verdad, o sea, que más que chistes son anécdotas. Mi padre o mi abuelo, que no recuerdo bien ahora, estudiaron en el típico colegio rural, rodeado de campo y animales felices (esto último lo diría dÓrs). Tenían una profesora algo cegata, y el más pillo de la clase se apostó Dios sabe qué a que era capaz de meter un burro en el aula sin que la maestra se diera cuenta. Imagínense la rechufla mientras metían al burro en la parte trasera, ésa que en los días de lluvia servía de frontón a los chavales.
Entró la profesora y todos la recibieron de pie, como buenos chicos. Ella dijo, bien, sentáos. Y lo hicieron todos menos el burro, que lógicamente siguió de pie. Ella vaciló un segundo, ajustándose las gafas, y acto seguido dijo:
-Y usted, siéntese con sus compañeros.

Esta anécdota era conocida ya en mi familia, pero hace unos días mi padre nos hablaba de carteles navarros. Puso varios ejemplos, pero habló sobre todo de un fabricante de pelotas que se había peleado con su hermano, y debajo de su nombre, en la puerta de su tienda, colocó un vistoso letrero que decía:

"¡OJO! ¡No confundir mis pelotas con las pelotas de mi hermano!"

jueves, mayo 25, 2006

Piscinas azules en verano

En el perfil del blogg me preguntaron por mis intereses. Los tengo de todas clases, desde la poesía actual a los conciertos callejeros de violín, pasando por el maquillaje, las barras de labios y los trucos de belleza que se leen en la revista In Style (ante todo, honestidad...)
Pero medio en broma escribí aquello, que luego pensé que servía como esqueleto de un poema futuro:

Parques en otoño,
castañas asadas en invierno,
naranjos en primavera, y
piscinas azules en verano.

Ahí está toda mi vida. En los parques en otoño me refiero sobre todo al Retiro, en Madrid, a mi amiga merl en un octubre cualquiera y a un manta con guitarra cantando "óleo de una mujer con sombrero", de Silvio Rodríguez. En las castañas asadas, a esos días previos a la navidad en que llegas a casa con frío, tu padre te da un beso y te dice: hueles a leña. En los naranjos, a uno que hay cerca de mi casa y tiene la dicha de ser el primero de la tierra, y a un camino que empieza en él y que me inspiró un poema.
Todo esto está bien, dirán ustedes, pero sólo abarca unos años, sus últimos cinco años, y usted nos habló de toda una vida. Y es que cuando llega junio y lo veo acercarse alegre y caluroso, recuerdo mi infancia llena de veranos y piscinas azules...

miércoles, mayo 24, 2006

Simon & Garfunkel

Después de darle alguna que otra vuelta, he decidido que para ser feliz "sólo" es necesario tener:
a) un puñado de buenos amigos,
b) un puñado de buenos libros, y
c) un par de padres como los que yo tengo.
Pero también ayuda mucho una jornada de trabajo para cansarse durante el día como Dios manda, y una pantalla de home cinema para descansar por la noche. Ah, y que los arriba mencionados padres tengan un poco de marcha.

Todos estos requisitos se reunieron ayer en mi casa a eso de las diez p.m., cuando Juan Arana nos ofreció un concierto de Simon & Garfunkel. Nos hundimos los tres en la música, disfrutando cada uno por muy variadas razones. Mi madre veía pasar ante sus ojos sus primeros años de carrera, su noviazgo con mi padre... Yo, en paralelo, contemplaba mi niñez, los viajes en coche con the sounds of silence, una profesora de inglés que tuve, y luego, ya mayor, una tarde en el cuarto de mi amigo Nico, una de esas tardes que siempre vuelven...

lunes, mayo 22, 2006

Inferno

Caminando por la desolada Avenida de la Constitución en Sevilla, una no puede hacer otra cosa que imaginarse así el infierno. Calor, gente chillando, ruidos terribles de obras estúpidas, árboles segados... Me decía José Julio Cabanillas que ahora mismo nuestra ciudad tiene un aspecto futurista.
Y yo me pregunto cómo es que se habla tanto en la tele de la baronesa y los árboles de Madrid, y en cambio no se dice casi nada de lo que se ha hecho en Sevilla, sin consulta previa, ¿por qué será...?
Mi madre siempre me reprocha que voy por la calle mirando el suelo, y va a ser que sí... Porque levanté un momento la vista del averno y vi al fondo la catedral, con sus agujas, su piedra sonriendo y la vegetación que le rodea (para las jacarandas vean el blog de Beades)...
Y me dije que la belleza de Dios despunta más si cabe en esta desolada tierra nuestra.

domingo, mayo 21, 2006

La poesía...

Hoy termina la feria del libro en Sevilla: ayer asistí a un recital de esos que detiene la tarde en la secreta plaza de Santa Marta. Eran tres poetas, pero voy a hablarles del último que leyó: Rafael Adolfo Téllez, que miren la casualidad, tiene una voz antigua, de ancestros y patio encalado, de fuerza en las palabras, y por eso me gusta. Cuelo aquí mi poema favorito: acción de gracias.

ACCIÓN DE GRACIAS


Gracias a quienes se fueron por la vereda oscura
y descansan junto a una pequeña cruz de arcilla.
A los que duermen ya junto a un montón de soles muertos.

Gracias al que, con un hacha, cortó la leña para el fuego
y, con recia certidumbre,
dijo que las trompetas del juicio final
serían igual al simple canto de un gallo.

A la muchacha que aguardó como una leyenda en el umbral.
A los cielos color de ropa antigua.

Gracias a quien conmigo se detuvo ante el silencioso
esplendor de la lluvia.
Por eso puedo despedirme sin nostalgia.
Por eso puedo caminar ahora a salvo entre las gentes.

También en esta feria hemos publicado nuestra antología, un buen trabajo de Luna Borge, donde aparece un reciente descubrimiento de apenas dieciocho años llamado Pablo Buentes, que en su ¿corta? edad ha publicado un libro joya, "cántaro nuevo, agua fresca", donde se puede leer esto.

Tras el crepúsculo
un triunvirato mágico:
tú, yo y el viento.

Lo que me recuerda el fantástico uni-verso de Iván García, "detrás del viento está la primavera". Y termino mi entrada recomendándoles, además, que se compren cuanto antes las obras completas de Amalia Bautista y José Mateos, que acaban de salir al mercado.

sábado, mayo 20, 2006

Belleza antigua

Hace un par de días Enrique García Máiquez colgaba en su fantástico blog una cancioncilla antigua. Y yo, como respuesta, le decía que la canción antigua me entusiasmaba. En general todo lo antiguo y con sabor medieval o renacentista me gusta, los vestidos medievales, las damas medievales con joyas medievales (y tocados medievales) en un retablo medieval. Las iglesias medievales, los cristos serenos... También la música del siglo XV ( y XVI), las cítaras renacentistas y etcétera, el "remediad señora mía,/pues podéis", "escrito está en mi alma vuestro gesto", "tan buen ganadico", etc.En general hasta el adjetivo "antiguo" me gusta: brillo antiguo, noche antigua, amor antiguo, canción antigua, lirios antiguos...
Se me fue un poco la olla en mi comentario. Parecía la chica ésa tan simpática y alocada del otro lado de la cama, creo que el papel lo hacía María Esteve y fue lo que más me gustó de la película.
Y quizás sea por eso que me decidí a crear mi propio blog, para no entrar al abordaje como un pirata en el de mis amigos...

viernes, mayo 19, 2006

Niños jugando

Un amigo portugués, Fernando do Vale, hablaba conmigo del fútbol, o de su afición a este deporte, como de una bendición divina, ya que le permitía disfrutar...
Y sufrir a veces, digo yo. Hasta hace unas semanas, no había descubierto yo la magia del fútbol; ahora creo que es emocionante... Lo creo después de haber jugado con mis primos, Gonzalo, de seisaños, y su hermano Diego, de cuatro, en su campito de Almensilla. Éramos Diego y yo contra Gonzalo. No vale, decía este, sois dos contra MÍ. Pero Diego rebatía con su sinceridad de siempre: sólo soy uno, porque Rocío no sirve. Y era cierto: proverbial es mi fobia a las escaleras, picudas y ceñudas, pero igual fobia tengo al balón, sañudo y cejijunto. Aún así, me puse a jugar con ellos, me empecé a entusiasmar... paré un par de chutes (Diego comenzó a decirme chócala), y... ¡marqué un GOL! Diego me dio un abrazo enorme, en plan piña, en plan equipo. ¡GANAMOS! Al final de la tarde saqué de mi bolso dos piruletas enormes, y todo acabó con un segundo haiku, que tampoco sé si es bueno, y publico aquí.
Niños jugando
con barro en las rodillas
y piruletas

Gas de luna

Pueden ser dos opciones: yo, como es obvio, elijo la primera. Así que una de dos, o tengo una aguda visión poética, o la ceguera invade ya mi vida...
Me estoy refiriendo al título de mi entrada, con el que comienzo este blog. Últimamente he caminado mucho por la sevillana calle Harinas, donde se ubica una inmobiliara llamada Geseduma. Ay! pero yo, a primeras horas de la mañana leía claramente, "gasdeluna". Y, claro, pensaba en que era un nombre precioso para una tienda. O para un poema. O para la entrada de mi blog, cuando lo tuviera.
Tercera opción: Puede que la ceguera y la visión poética estén irremediablemente unidas...