Esta es la llave de nuestra casa: una llave grande, recia, algo tosca, como la alegría que nos une bajo los árboles. La llave de un mundo mágico que se llama Verano en el campo.
En el pueblo, un sol embridado por el viento y una hilera de escudos de piedra. Yventanas con flores...
En el monte, el hayedo mágico... en Santa Teodosia... con el grupo de montañeros.
También disparé un flash solitario...
Fuimos una tarde a Estella. A la sombra de San Miguel, tras la misa del peregrino, nos esperaba una arboleda y las moras en penumbra, listas para ser gozadas. Sabían a dulce veneno, a tarde larga y suave de julio generoso. Al principio, Juanra se ofreció a alcanzar la fruta para mí.
Luego encontré una rama a mi altura, la altura de una hobbit, y fue Charo quien disparó la foto.
En el suelo se cruzaban las sombras, como las bóvedas de una catedral. Y recordé los versos sencillos de José Martí.
"Busca el obispo de España
pilares para su altar:
¡En mi teplo, en la montaña
el álamo es el pilar!
Y la alfombra es puro helecho
y los muros abedul,
y la luz viene del techo
del techo de cielo azul"