Ayer el cura dijo en misa que Dios es puro baile, porque en su origen la palabra Trinidad evoca una danza en círculo. Me imaginé a las Tres Personas bailando extasiadas, la Una de la Otra y las Dos de la Tercera. Y se me alegró el domingo por la tarde, la semana, el mes y el año entero.
Y no quiero ser irreverente pero los niños nunca lo son, solo imaginativos, y esto que voy a contar lo recreaba yo en mi mente de niña, como un mágico cine exín. Tengo que parar de usar esta metáfora, que parece ya una prenda veja y muy querida, pero es que de pequeña me montaba unas películas emocionantes imaginando a Dios.
Todo partía de la fiesta de la Ascensión, cuando el salmo responsorial dice: "Dios asciende entre exclamaciones, el Señor al son de trompetas." En realidad es aclamaciones pero en mi cabeza de ocho años me imaginaba a un coro de ángeles haciendo ahs y ohs muy admirativos, mientras Dios Padre inflaba los carrillos e impulsado por su propio aire se elevaba por los ídems.
Pero como para mí Dios siempre ha sido Dios Padre y el Señor es Nuestro Señor Jesucristo, pues me imaginaba al Hijo mirándole desde el suelo, sonriendo, y diciendo de repente, en un rapto de duelo juguetón: ¿sí? Pues yo subo más alto. Y se alzaba y subía supersónico, verdadero superMan y verdadero superGod, y su coro de ángeles no sólo exclamaba sino que se convertía en orquesta de jazz, ¡con trompetas y todo, el más chulo del universo!
Y me enorgullecía pensar que mi Dios era un Dios tan familiar que jugaba consigo mismo.
Y no quiero ser irreverente pero los niños nunca lo son, solo imaginativos, y esto que voy a contar lo recreaba yo en mi mente de niña, como un mágico cine exín. Tengo que parar de usar esta metáfora, que parece ya una prenda veja y muy querida, pero es que de pequeña me montaba unas películas emocionantes imaginando a Dios.
Todo partía de la fiesta de la Ascensión, cuando el salmo responsorial dice: "Dios asciende entre exclamaciones, el Señor al son de trompetas." En realidad es aclamaciones pero en mi cabeza de ocho años me imaginaba a un coro de ángeles haciendo ahs y ohs muy admirativos, mientras Dios Padre inflaba los carrillos e impulsado por su propio aire se elevaba por los ídems.
Pero como para mí Dios siempre ha sido Dios Padre y el Señor es Nuestro Señor Jesucristo, pues me imaginaba al Hijo mirándole desde el suelo, sonriendo, y diciendo de repente, en un rapto de duelo juguetón: ¿sí? Pues yo subo más alto. Y se alzaba y subía supersónico, verdadero superMan y verdadero superGod, y su coro de ángeles no sólo exclamaba sino que se convertía en orquesta de jazz, ¡con trompetas y todo, el más chulo del universo!
Y me enorgullecía pensar que mi Dios era un Dios tan familiar que jugaba consigo mismo.