Dedico este post a Merl, hojimerl, elfa gatuna.Hoy cobré la nómina. Era bastante flaca y encima había que reservar billetes en un sobre para distintas gaitas del mes, y regalos, y viajes. Por eso decidí que la visita a L´Occitane me la iba a ahorrar y que por Benefit algo así como que no pasaba, y que Mac de reojo y...¿qué me quedaba? ¡¡¡Casa Saluita!!!
Es una droguería de la plaza Ponce de León que sabe a perfumería de barrio, con cremas de aloe vera y jalea real y secadores de pelo rodando por las vitrinas. Lo que me gusta de Casa Saluita es que vende Essence, marca alemana increíblemente barata y aceptablemente buena, con ediciones limitadas y un expositor que es un mundo abreviado.
Lo que no me gusta es que ese expositor se encuentra detrás de un mostrador de cristal y que hay catorce mil cachivaches encima, y el vendedor te tiene que ir enseñando los coloretes uno a uno. Mal, muy mal. El dueño no sabe que disponer de media hora para pintarrajearse la mano con churretes de "angel deluxe" es el paraíso de la femme fatale, y le niega su insana fantasía. Nada de tocar sin control en plan desmadre y despelote, tú me dices lo que quieres y yo te lo doy. ¿Eso qué es?
Bueno, pues tragaremos con lo que hay. Que me lo enseñen todo: aquí salta la saña sibilina de la mujer. En cuando llego veo que hay una nueva modalidad: delante de la odiosa mesa de cristal han puesto una fila de piernas de plástico, cada una embutida en una media de nailon y colgada de una percha metálica a la mesa ya mencionada. Toma ya. Avanzo un poco y una de las piernas me cae encima. la tomo entre mis brazos y me voy hasta el fondo de la tienda.
- Oiga. ¡Oiga!
- Señora puede dejar la pierna aquí.
- ¿Tienen medias de piel de gato?, pregunta un hombre que ha entrado. Se le ve cariacontecido, en plan "mi mujer me ha dicho vete abajo a por un sostén rosa con lacito y ahora yo debo entrar en este antro de perdición". Me mira raro, será por la pierna, y yo le sostengo la mirada altiva. ¡No va a darme lecciones magistrales de normalidad un tío que entra preguntando por sedas gatunas!
LLega el dependiente a poner paz.
- Aquí tiene la perchita. Eso de la piel de gato no hay, si acaso mire al fondo. No, no, no puede pasar a ver Essence, yo le enseño. ¿Qué quiere ver?
- ¡¡¡Todo!!!
Me doy cuenta de que está dispuesto a ser paciente y, lo peor, de que disfruta. Me llevo una sombra de ojos color azul hielo de la colección "Go snow"; un esmalte de uñas de color verde manzana como el de Chanel y un iluminador rosa preciosísimo de la colección de los años cincuenta. Mis ojos tropiezan con unas mascarillas de la Ligne Spa de Gisèle Denis: me llevo una de chocolate antioxidante y anti estrés. Y cuando va a cobrarme, la cuenta no pasa de los veinte euros. Y, como remate, me regala una barra de labios de Essence color rosa pastel, muy dulce. Es también de la colección del los 50s, o sea restos mortales, pero aún así me parece un gran detalle.
Me dan ganas de darle un beso a la pierna. Y de maullar como un gato.