sábado, octubre 26, 2013
¿Cuándo sabemos que un poema es bueno?
Uff. Buena pregunta. Buena y difícil. Buena porque es difícil... Hemos quedado en que te iré dando pistas mientras vamos leyendo poco a poco, porque el olfato se educa leyendo.
Pero hoy te he dado un par de pautas que al menos a mí me sirven:
1. Un poema tiene que decir algo, y ese algo tiene que llegar claro y emocionante hasta el receptor. Un poema no es un jeroglífico, decía Beades hace trece años ya; tampoco es un espejo donde mirarse como lector, "mira, aquí cuenta algo que a mí también me pasa", puedes decir cuando escuchas o lees un poema, y es bueno, pero no porque te haya hecho cosquillas en el corazón sino porque "dice algo".
2. Un buen poema no tiene por qué ser bonito. Yo creo que todos los poetas huimos de este adjetivo que llega acompañado siempre de puntos suspensivos y ojos entrecerrados. Lo mejor del caso es que lo que sí debe hacer un buen poema es emocionar. Hoy os he leído "Agora qu´inda e tempo de cireixas", de Miguel D´Ors, y la reacción ha sido un profundo silencio, ojos muy abiertos, pura emoción. Y las palabras han salido solas: ¡¡¡Qué bueno!!!
Un poema es un relámpago, una obra completa, y es infinitamente mejor escuchar tras su lectura un rotundo "¡joderrr, es bueno!", que un melifluo "qué boniiito"...
O sea, concluyes, haciéndote tu propia composición de lugar, que tú en recital pretendes que el público se emocione y empiece a soltar tacos".
martes, octubre 22, 2013
Receta para ser feliz viviendo solo
Me dices que no te gusta vivir sola, que es deprimente. ¿Cómo puedes ser feliz viviendo sola?, preguntas.
A mí tampoco me gustaba, pero ahora doy gracias cada día por mi casa. Aquí te regalo los siete pasos de la receta que me ayudó a conseguirlo. Solo por si te sirven.
1. Crea rutinas, tus propias rutinas, y mima cada una como si fuera un rito. Ponte cómoda:: tu casa, tu castillo, diría Robert Redford en "Descalzos por el parque".
2. Da gracias por lo que tienes: tiempo. Mucho tiempo. Las noches son tuyas. Te imagino mirando con envidia a la típica pareja que se da la mano y con la mano libre empuja un carricoche. Piensas "oh... Abrazar a alguien bajo un montón de mantas, tener un precioso bebé que gorjea..." Entonces dices algo que a ti te parece muy inocente, algo como "esta tarde voy a la presentación de un libro al Ateneo, y esta noche voy a ver Gilda, a picotear por la blogosfera y a leer en la cama". Ellos, que son muy felices, piensan en su noche que consiste en: baño, cena e intento de dormir al bebé cuyo gorjeo se ha convertido en berreo. Y se mueren de envidia.
3. Tira tu atroz despertador y compra una radio. Y elige un dial que te guste muchísimo con un programa matutino muy optimista. Te despertarás oyendo voces, risas, músicas: vida. Yo lo tengo muy claro: Buenos días Javi Nieves de Cadena Cien fue lo primero que me hizo pensar que vivir sola no estaba nada mal.
4. Hoy en día todo el mundo tiene tarifa plana en el móvil. Si al llegar a casa necesitas una buena conversación, no te cortes. Los amigos con hijos no te cogerán la llamada, pero seguro que tienes amigas, primas o tías solteras. Y tu madre que nunca falla.
5. Rodéate de buenas películas y series, y planifica cada noche de cine en casa como una fiesta. No caigas en la tentación de encender la tele y tragar lo que echen, en plan Nirvana emocional. Eso puede ser relajante pero a la larga no produce ilusión. Lo que ilusiona de verdad es, en medio del páramo laboral de un miércoles, decirte: "esta noche, sesión doble del Mentalista".
6. Abre un blog o una cuenta en Twitter, escribe un diario, prueba con la poesía. Las noches en casa sola son una puerta a la creatividad. Tu ordenador, tú, y música de fondo: ¿quién no puede enamorarse de un plan así?
7. Colabora con un ONG, da parte de tu tiempo a otros. Ser el amo del castillo engancha, y corres el peligro de volverte egoísta.
Siempre que me acuesto en mi cama de matrimonio, ancha y fría, recuerdo esa canción de Cher. "Tarde o temprano, todos dormimos solos." Pero entonces evoco el maravilloso poema de Pablo Moreno, "Atardecía", que termina diciendo: Nunca estaremos solos. Y la soledad se convierte en Diálogo, justo antes de dormirme feliz.
sábado, octubre 19, 2013
Crisis: análisis y soluciones. Cerrar o no cerrar el blog, that is the question
Crisis ha habido muchas, y cada una tiene un nombre propio. Cuando vivía en Sevilla y andaba en situación de semi paro tuve un par de arranques de sequía poética. Luego vine a Logroño y conocí por vez primera el significado de las palabras "no tengo tiempo para nada". Luego me embarqué en la escritura de mi último libro y decidí concentrarme en él.
Y mientras tanto, el blog permanecía en stand by. Y siempre, ese miedo a comenzar con frivolidades, a trivializar las entradas por seguir con algo que en su época fue bonito y sirvió a los lectores, y dio material lírico para un libro, Las siete Barbies solteras, y quién sabe si para otro que puede salir a la luz en un futuro...
...Es la belleza de lo que ha sido. La terrible belleza de los árboles medio muertos, pero aún vivos. Sin embargo, hay que decidirse, y ahora era bastante definitiva la idea de cierre. Pero claro, me pongo a pensar... y pienso en personas, muchas personas.
Lo que me va a reñir mi madre, musito, y Javier el de Charo, y puede que García Máiquez y Arp, y Baltanás y..., me digo y no arranco a cerrarlo del todo, recordando lo que me ha dolido la despedida de Enrique Monasterio, que al final no ha sido despedida porque su madre le ha pedido que vuelva... Todas las madres se parecen y son un milagro.
Vale, no lo dejo, pero así no puedo seguir. Un anónimo encantador me dijo que no podía sentirme culpable por no actualizar, pero es que un blog es continuidad.
Y hoy ha venido a rescatarme Castroviejo, la librería, que se ha trasladado a la calle Portales y al entrar en el nuevo local y ver a Donelaitis en la mesa de novedades, he pensado: tengo que contarlo. Por eso prometo próxima crónica, con fotos y todo. He recordado lo que me dijo el crítico riojano Diego Marín: "tu blog parece el blog de Castroviejo, por tantas crónicas que le dedicas..."
Tenía razón Diego: Castroviejo me salva.
martes, octubre 15, 2013
Rosco Pásame el libro: mis lecturas de verano y otoño
Ahí van mis recomendaciones:
- Con la A, Ana karenina de Tolstoi. Peso pesado del realismo ruso, es una novela que conmueve por lo bien escrita que está, por cómo describe pasiones y pensamientos con una introspección propia de bisturí psicológico, pero con una delicadeza de la que ya podrían aprender otros escritores realistas. Es la historia de un adulterio y un amor obsesivo, sí, pero también retrata otro amor en paralelo, la historia de Levin y Kitty: un amor puro, inocente y maravilloso que parece el reverso del torturado idilio que viven Ana y Vronsky. Ambas caras de la misma moneda. El amor en todas sus facetas, la pasión que destruye y la que salva.
- Con la E: Emma de Jane Austen. Es como la décima vez que lo leo. Historia de campiña inglesa, lujo moderado, tazas de té y buenas maneras. Una niña mimada que se cree Cupido. Un caballero que hasta cuando riñe es arrebatador. Y una historia Encantadora: de cómo el amor puede hacernos mejorar, conocernos de veras a nosotros mismos y querer arrancar de nuestro interior lo que no nos hace amables.
También he visto la serie de la BBC, dirigida por O´Hanlon y protagonizada por Romola Garai. Es una joya. El director de Fila 7, Alberto Fijo, me la recomendó hace un tiempo, y mi amiga Ana marco me la regaló a comienzos de septiembre.
- Con la G, Gustos y disgustos son no más que imaginación, de Calderón de la Barca. Es una de las obras calderonianas que he leído en este verano, hay muchas más porque tenía a mi alcance un voluminoso tomo, pero elijo esta comedia histórica en la que hay una reina cuyo marido el rey la aborrece, porque se ha prendado de otra dama. Muy al día. La reina, que está enamorada hasta las cachas, como una mujer de armas tomar, decide salir por la noche al balcón de la dama que adora su infiel marido, y se dedica a hacerle el amor, no sabemos si real o figurado. El rey se enfervoriza con ella por las noches, y por el día la desprecia, hecho que encarna el refrán de que lo que gusta o disgusta es en gran parte producto de la imaginación o el deseo.
- Con la L, La divina inventora, de los Álvarez Quintero. Al igual que ocurre con Calderón, esta obra estaba inserta en un volumen de comedias de Serafín y Joaquín. Me encanta, ¡no puedo leer solo una! Pero ésta es muy entrañable porque dibuja personajes muy especiales, hace reír y llorar a la vez. También aconsejo Los leales, Los restos, Manantiales, Don Juan buena persona... Ay, son deliciosas.
- Con la P, Puck triunfa, de Lisbeth Werner. Este es mi particular desahogo: entre Calderón y Calderón, ¡Puck! No me gusta la chik lit, Marian Keyes me aburre..., así que me drogo volviendo a los libros de mi infancia, y la colección sobre esta chica danesa en un internado me vuelve loca. Y eso que éste no es mi número favorito: me fascinan Puck siempre Puck y Puck dama de honor. Y hace unos meses mi amiga Myriam me dejó un tomo que no había leído: "Adiós Puck", donde la protagonista se enamora de una especie de dios vikingo en traje de chaqueta y corbata, con sonrisa arrasadora. Hala, ya conocéis un poco más mi vena friki de la literatura Infantil más bien retro.
- Con la S, Sueños en el umbral, de Fátima Mernissi. Libro memorias realmente interesante: la autora es una activista marroquí que pasó toda su niñez en un harén en la ciudad de Fez. Lo que más me gusta del libro es que no hay maniqueísmo en él: por sus páginas desfilan hombres feroces y hombres amables. Hombres polígamos y hombres monógamos. Hombres que obedecen a la tradición por miedo pero que aman a su mujer, la tratan bien y la defienden. También desfilan mujeres ansiosas de libertad, mujeres feministas, pero con un activismo volcado hacia la fantasía, la literatura y la ternura. Un feminismo que no renuncia a la sensualidad ni a la maternidad. Y el lenguaje es onírico y levemente humorístico, ya que todo está narrado desde la visión de una niña.
- Con la U, Una habitación propia, de Virginia Woolf. Un tratado caótico, onírico y magnífico sobre las mujeres y la novela. A veces es un ensayo académico sobre literaruta y otras un verdadero manifiesto feminista, pero sobre todo me gusta cuando mezcla creación poética de la propia autora, y nos habla de faisanes y primavera en octubre.
Tengo mérito de seguir leyendo porque me he enganchado al Mentalista como nunca. Ay Patrick Jane, su sonrisa y sus manos poderosas. Y he descubierto Google poético, ¡el auténtico vicio de lectura rápida!