martes, diciembre 20, 2011
Días de Cine
...Tampoco hablo de la preciosa casita con chimenea y vistas al mar de mi amiga merl en Algeciras, con aquel olor a miel y leña, y el sol de diciembre dorando nuestras caras mientras ondeaba la bufanda al viento...
Los días de cine están por llegar: la cartelera se nos presenta en estas navidades de lo más golosa. Me perdí El árbol de la vida, por lo que a Dios pongo por testigo de que no me perderé el Tintín de Spielberg (aquí una magnífica reseña de navascués), el Gato con botas (una amante de los gatos no puede faltar a la cita), Jane Eyre (amo la novela inglesa y las pelis de época... Fukunawa está gritando mi nombre con letras de neón) y Un dios salvaje.
He visto, de una sentada, la serie de la BBC Daniel Deronda que me regaló mi amiga Ana Marco. Mi padre la ha encontrado infumable (por si acaso, no se retiró hasta el final.) Mi madre la califica como "un folletín de altura" (pero no despegó los ojos a lo largo de las tres horas y media, al igual que yo.)
Yo pienso que no es fácil superar la mejor, la invencible serie de la BBC Orgullo y prejuicio, pero he disfrutado de la fotografía y de la genial actuación de Romola Garai. El actor en cambio me ha parecido un niño, incapaz de despertar una pasión tan delicada y salvaje. Claro que Darcy es un rival imbatible, y Colin Firth será siempre Colin Firth.
Siempre nos quedará Colin Firth.
jueves, marzo 24, 2011
Encontrarás dragones
Mañana estrenan la película. Tengo amigos que la han visto en pre estrenos y pases especiales y salieron entusiasmados.
sábado, noviembre 27, 2010
También la lluvia
LLueve. El jueves también llovía. LLovían llamas desde el panorámico home cinema del Aula Magna en Filología. Alberto Fijo, crítico de cine y director de FilaSiete, nos bombardeaba un año más con la belleza en bruto. Habló de la versión de Emma para la BBC, que ya está disponible (dada mi pasión por Emma sobra decir que ¡la quieroooo!), y de por lo menos treinta películas que merecen la pena porque nos dejaron o nos dejarán el alma en vilo. Muchas de ellas las había visto ya: An education, Once, Lars y una chica de verdad, 500 días juntos. Las mejores películas que desfilaron el año pasado por la cartelera. De dioses y hombres: triunfó en el festival europeo de Sevilla y yo estuve allí, dando gracias por el maravilloso don de ver lo que veía. El patio entero de butacas se vino abajo en un aplauso unánime.
Yo iba apuntando algunas joyas que vendrán en enero, y que Alberto Fijo ya ha visto. Mi forma de apuntar, totalmente antediluviana, consiste en enviarme mensajitos de móvil a mí misma. Icíar Bollaín: También la lluvia. Tenéis que verla, silabeaba Alberto en medio de su propio esplendor, en el escenario. Y, obediente, me envié el mensaje... a mí y a cuatro o cinco personas más por error.
Media hora después vuelvo a mirar mi teléfono. Aluvión de respuestas: Rocío, ¿estás bien...?
No, no estoy bien. He perdido pie, un año más.
domingo, noviembre 07, 2010
Lujuria correcta, lujuria incorrecta
La película "iba de" un hombre y una mujer que se encuentran, se acuestan y comienzan una relación informal. Ambos han traspasado el umbral espléndido de los cuarenta: están en la edad peligrosa. Peligrosa por lo que tiene de atractiva, aclaro. A lo largo de los ciento veinte minutos de metraje, el cazador cazado va dejando su corazoncito en la relación y termina más enganchado que un mantoncillo de flecos en plena feria. Cuando se arroja al balcón de su amada dispuesto a salmodiar la serenata de "milagro, el amor por fin", descubre que ella... ¡tiene marido e hijos1 De hecho considera lo que hay entre ellos como un paréntesis en su vida cotidiana.
Cuando las llamas en color se apagan y los focos del aula se encienden, las chicas de la primera fila están en éxtasis. Esto sí que es una mujer liberada: por fin hemos aprendido. Una mujer que hace lo que quiere, o sea, lo que le pide el cuerpo. Bien, bien y muy requetebién.
Al fondo, un chico alza la mano, pide la palabra y les pide a las de la primera fila un poco de seriedad. "Si el infiel hubiera sido un hombre", comenta, "no habría perdón. Le estaríais despellejando vivo, llamándole cretino y canalla."
Bien dicho, pensé entonces: ¡acabemos con la doble moral!
sábado, febrero 13, 2010
Conversaciones con La Otra
- Mmmmm. ¿En que un poquito gusta, pero mucho empalaga?
- Nooo. Nunca me he cansado del pudding, y me temo que tampoco me hartaría George.
- Pero si acabas de descubrirlo...
- Pero esas cosas se saben. Lo intuyo.
- Vale. ¿En qué se parecen...? ¿En que ambos gustan mucho pero suben el colesterol?
- En sentido espiritual, sí, es una metáfora... Yo quería decir que ambos me atraen poderosamente, pero en el fondo me caen mal.
- ¿Te caen mal?
- Sí, bueno... El pudding me cae mal al estómego, o me lo acrecienta que es peor. Y George me cae mal todo él. Así que esta atracción súbita me está cayendo como un tiro...
Esta es una conversación inconsciente entre yo y "la otra". De pequeña le llamaba "la gemela transparente" y hablaba con ella sin parar. Y ahora ha vuelto. El runrún empezó con la película: que salía George Clooney vestido con traje de chaqueta despidiendo al personal, y yo pensando, "será cerdo..." Que te crees tú eso, ruge La Otra dentro de mí. Sí, mira es idiota, respondo yo sin ser aún consciente de la balumba que me caía encima. El amor de su vida es un cerdo, dicho por él. Que va y se le muere. Me cae mal, no puedo evitarlo.
Pero se puso a sonreír. Gorge Clooney, digo. LLenaba la pantalla su sonrisa. Soy débil. Y encima cuando sonreía en primer plano me recordaba mucho un chico que me gustó. "Sonríe como X", le dije a La Otra. La Otra, renacida después de tantos años y disfrazada de Gollum, me repuso: mi tesoro, nos ciega el amor retrospectivo. Amenaza flashback. Puede ser, concedí, porque hay antecedentes, me temo. Yo era la que pensaba que Tom Cruise era clavadito a un X anterior.
Vale, no me negarás que a quien se parece es al pudding del cortinglés que nos zampamos los tres, o sea tú, Chinto Chabola y yo hace un ratito. Vale, dijo La Otra, plantéamelo como una adivinanza.
(Para una entrada taaaan surrealista lo mejor es un vídeo de Esclarecidos.)
viernes, enero 22, 2010
Amo a Kenneth Branagh
Ahora están emocionadas porque acabamos de ver la película "Mucho ruido y pocas nueces", de Kenneth Branagh. Hemos invertido tres horas enteras, lo que ha supuesto un relax para ellas y para mí: pero había un brillo en sus ojos que iba más allá del destello holgazán de quien se ve libre de un par de lecciones. Se han dejado fascinar por Branagh, que es un actor soleado y un director vitamínico, como un buen zumo de naranjas: basta ver "En lo más crudo del crudo invierno" para caer de rodillas y adorarlo. Bueno, pues a mis alumnas también les ha gustado, y me siento orgullosa. El ¿tú también? lewisiano bullía entre nosotras cuando nos vimos entusiasmadas a la par en la misma escena, esa en la que los protagonistas "crean" el amor de Benedicto y Beatriz.

Y cuando les descubrí tarareando la preciosa música de Patrick Doyle, supe que no me había equivocado: en una semana han aprendido más sobre Shakespeare y sobre el Renacimiento que si me hubiera empeñado en "adelantar materia", ofreciéndoles una sarta de datos empíricos que se difuminan una vez aprobado el examen de rigor.
domingo, abril 05, 2009
Hombres y mitos
Y eso que eres un actor camaleónico (donde el adjetivo no es un elogio sino más bien lo contrario.) Puedes aparecer deslumbrante en Love actually, "bonita Aurelia", o atractivamente atildado en La importancia de llamarse Ernesto... O arrasador y magnético en nuestra serie preferida, claro. Pero también te he visto enrojecido en Mamma mía (Por Dios, si hasta Pierce Brosnan, ¡Pierce Brosnan! parecía mucho más atractivo que tú, con esa voz de doblaje que le ponen que me hace preguntar dónde habrá un hombre así...) Y en Una familia con clase lo único que te salva es ese tango espléndido que te marcas al final, y entonces brotó en mí esa oración tan rara: "Dame Dios mío un momento estelar como ese, un tango y un caballero vestido con levita para bailar con él". Toma ya.
Un actor nada camaleónico, es decir que me arrebata en cada una de sus películas, es Robert Redford. Con esa elegancia desgarbada de hombre alto, delgado e inglés (a pesar de haber nacido en América), esa luminosidad de hombre rubio, esa ironía de buen actor, ese aire avasallador de caballero y esas manos poderosas... no subo aquí una foto porque me temo que no podría elegir sólo una. Como las patatas Lays.
Mi último descubrimiento ha sido Rufus Sewell.

Me encanta su aire despeinado, canalla, sus mejillas rojas que tienen el tono justo de las manzanas silvestres, sus ojos asombrados, su inocencia culpable.
Esa bruma de despiste y de repente ¡zas! aparece con traje de chaqueta y corbata.

Como Dios manda.
Por cierto, había olvidado a Jonh Wayne.
jueves, abril 17, 2008
Poeta en Jerez
Hablaré de poesía. Tres cosas me sucedieron en Jerez. Me había invitado el poeta José Mateos a recitar en la Feria del libro, y fuimos en un tren antiguo mi madre y yo, viendo caer la tarde por la ventanilla. El recital era en un bar por la noche, y Jerez me pareció un laberinto de bodegas y calles en obras. Un poco antes de llegar al bar, mi madre (Marita) y yo (Rocío), vimos un par de corazones pintados en un muro, donde se podían leer cuatro nombres:
Marita y Nono. Rocío y Pikuku.
Nos entró la risa, claro. Menudos dos pájaros nos han adjudicado como amantes bandidos. Ya en el bar Bereber, Leopoldo del Puerto me sonríe y me dice "es la primera vez que recito". Le miro con un poco de ternura, pero cuando comienza me doy cuenta de que mi ternura es injustificada y que Leopoldo es un poeta como la copa de un pino, con ironía sutil y con imágenes poderosas.
Después, en la copa que nos ofrecen, gentes desconocidas me saludan y me descubro en la barra hablando de poesía y maquillaje con Carmen, y de Aragorn con Paula. Paula, la montaraz, que no puede soportar tampoco a Viggo Mortensen. Ya somos dos. Y, cinco minutos más tarde, ya somos dos mujeres gritando, valga la redundancia, porque estamos de acuerdo en todo, todo y todo. Colin Firth es nuestro Aragorn. Jude law nos gusta, pero es demasiado guapetón. La amiga, o prima, o hermana de Paula se ríe y comenta, "sois iguales". Y yo me acuerdo de algo que decía Beades de mirar un río, volverse hacia la persona que está a tu lado y preguntarle, ¿tú también?
miércoles, enero 23, 2008
La barbera del rey süevo lee Emma, de Jane Austen
Mr. Knigthley compite en su corazón como mito masculino con el Aragorn de Tolkien, y han venido con el tiempo a fundirse en una sola cosa: un caballero oscuro y reñidor que de repente se muestra a nuestros ojos como alguien perfecto, radiante. "La primavera ha venido/ nadie sabe cómo ha sido."
En el caso de Aragorn, el milagro sucede cuando sonríe por vez primera, y dice aquellas palabras, "te pido una vez más que me permitas ser tu compañero", que convertirían en un Adonis a cualquier mortal sonriente, cuánto más al Heredero de Isildur. Mr. Knigthley es un galán más de andar por casa, sin esos aires de leyenda y ese porte de rey pordiosero, pero no es menos atractivo y sí mucho más accesible como ideal. Su luz va abriéndose camino entre la lluvia de sus silencios y brusquedades, como debe ser, luz oscura e incluso áspera que se va tiñendo de matices cálidos en cada página leída.
La barbera confiesa que su visión austeniana es puramente romántica y subjetiva, y no puede entresacar ningún párrafo superior a otro, porque la novela entera es un todo lleno de ironía tenue, intenso costumbrismo rural y honda introspección sicológica.
sábado, enero 19, 2008
Puerco araña

He visto con mis amigos la divertidísima película de los Simpson. La canción de Spider Cerdo (que es un símbolo de algo pero aún no sabemos de qué, dijo Pablo Moreno), en Inglés suena así:
Spider-pig, Spider-pig
Does whatever a spider can
Spins a web, any size
Catches thieves, just like flies
Look out! Here comes the Spider-pig!
He buscado en Google, y resulta que en Latinoamérica lo han traducido como "Puerco araña". "¡Miraaa! Es el puerco arañaaa". Qué mal. Lo prefiero en castellano:
Spider Cerdo, Spider Cerdo
Hace lo que un Spider Cerdo hace
Puede columpiarse en una red
Pues no puede
Es un Cerdo Atencióooooon!
Es un Spider Cerdo
Claro que sin música pierde mucho, quiero decir, sin Joaquín y Buko entonándola en el restaurante Los Monos a la hora de las brujas.
Adoro los Simpson porque me recuerdan a mis amigos. Hubo una época en mi primera juventud, (hace casi ocho años), en que tener amigos era una novedad en mi vida, y por tanto también en mi poesía. Escribir poemas era igualmente una novedad, así que mis versos hablaban casi siempre de mis amigos, con una mezcla de entusiasmo e infantilismo que era un cóctel atroz y a veces funcionaba. En aquel tiempo escribía sin apenas saberlo mi primer libro, "Magia", y abusé en él de la palabra "amigos", la más alegre y nueva para mí entonces. Y ahora. Y acuñé aquella frase: "empieza la mejor época de mi vida", "estoy en los mejores años de mi vida"...
Creo que esa etapa no se ha cerrado ni ha declinado aún. Han ocurrido cosas más o menos graves, más o menos tristes, pero eso no quiere decir casi nada. Mientras haya amigos locos que se parezcan a Hommer Simpson, habrá poesía.
martes, octubre 30, 2007
Mataharis
Pero algo está cambiando: ya me gustó bastante La vida secreta de las palabras, de Coixet, que es bien durita... Mataharis me ha entusiasmado. No había nadie en la sala, y mi madre dijo claro, es que la gente quiere evadirse, no verse retratada. No nos gusta que nos retraten, que pongan altavoz a nuestras caras tristes o a nuestros problemas. Pero ayer, viendo Mataharis, le di la razón a Alberto Fijo: el dolor es el que hace contraste, por él sabemos dónde están el placer y la alegría. También podemos pensar, como Amalia Bautista, que el dolor no cura nada. Pero eso sería en la realidad, en el cine al menos sirve de catársis.
Sorprende la naturalidad de las tres actrices, la ausencia de maniqueísmo, la cercanía. Bollaín respira frescura y buen hacer. Puede ocurrir (como a mí me sucede) que Diego Martín nos caiga en gracia, pero ésta no es una peli para lucir cuerpazo, para morirse por Colin Firth ni para arrellanarse cómodamente en el sillón esperando besos y surf en California. Y qué. Creo que la sesión de las seis de este sencillo lunes me ha hecho madurar, cinematográficamente hablando. Nunca es tarde...
sábado, julio 28, 2007
Por fin es viernes
Joaquín le ponía voz al Chovendo. Yo lo volvía de espaldas "para no verlo más", pero él lo giraba poco a poco rechinando como una puerta y llenándome de miedo y risa: ¡Juaquín, que luego duermo sola! Luego quise grabarlo en mi móvil en plan politono, como el gañán o Bocaseca, y entonces él se puso muy serio y dijo: "¿Pues no quiere que hable un cura de madera?" Yo casi lo mato.
Vimos el jovencito Frankestein. La peli de mis ocho, nueve, diez y once años. Buko se durmió debajo de la pantalla, pero los demás no parábamos de reír. Duendes me ayudaba a llevar vasos a la cocina, qué majo. Se había acabado el guacamole que hice yo por primera vez, sabía bien pero no era verde. Bueno, yo creía que sí era verde. Beades me dijo que yo era daltónica, y que no podría nunca nunca pilotar un avión.
jueves, mayo 10, 2007
Maratón de cine y tesis
Por la noche ha comenzado el cine. Por la noche y al medio día, ahí radica la diferencia, porque sube el estrés de la tesis y hay que cortar de algún modo. El estrés que no es estrés (¿qué será lo que es tres?, pregunta Obélix), porque yo voy siempre por libre. El truco es vivir en plan dolce far niente aunque trabajes nueve horas al día. Y parar cada tres horitas para cometer alguna frivolidad, como comprar arroz salvaje con verduras en el Corte Inglés, y de paso te acercas al stan del maquillaje y te pruebas la base en mousse de Rimmel, que es muy fresquita para el verano. Subes en el ascensor saludando a una vecina y te lanzas a los octosílabos de la primera jornada con los ojos cerrados.
En el siguiente descanso escuchas la canción Bitch, cantada por Meredith Brooks, y piensas que deberías insertar una cita de aquel librito que leíste de Charles Aubrun... En el medio, cine. Little miss Sunshine, El príncipe de las mareas, Por qué las mujeres siempre queremos más... (peli francesa de Cecilie Taberman que recomiendo.) En qué piensan las mujeres, con Helen Hunt. El amor tiene dos caras, de Barbra Stresand... Cine y PC, y cansancio en cantidades industriales. That´s life!
sábado, marzo 03, 2007
Oh Jeremy...

Sentido y sensibilidad y Mucho ruido y pocas nueces, con la deliciosa Emma Tompson invadiéndolo todo. Emma, con el atracativo Jeremy Northam, "my Mr. Knightley". Northam no se prodiga por los saraos internacionales porque es actor de teatro en Inglaterra. Un hurra por él. Lo vi en El caso Winslow, en Enigma y en el breve papel que hizo en Amistad, de Spielberg. Arrollador, pero nada supera al Mr. Knightley que me volvió loca en Emma. Debo anotar que ya me fascinaba el personaje en la novela, tan íntegro y caballero, afable y serio a la vez... Pero es que verlo en el cine fue como una revelación de lo ya revelado. Nada que ver con el Aragorn pálido y desleído de Viggo Mortensen.
Pero sigo con mis películas inolvidables. Onegin, (peliculón), Miss Potter (la recomendada del mes), Orgullo y prejuicio... Ay, esa mirada de McFadyen... mi mundo por una mirada así, ya rezo yo todas las noches, Dios mío, no quiero despedirme de esta vida terrenal sin que me hayan mirado como Darcy miró a Eliza antes de pedirla en matrimonio a su padre. A ver si me hace caso. A good woman ( la Hunt está insuperable), y La importancia de llamarse Ernesto, donde Colin Firth... ¿alguien tiene un cleenex?
miércoles, febrero 14, 2007
The quiet man

Cuando yo tenía quince años, me gustaba Paul Newman. Ahora me parece demasiado guapo: como para ponerlo en una vitrina y mirarlo y remirarlo. A Paul le diría yo lo que Beatriz le dijo al príncipe de Messina en Mucho ruido y pocas nueces: "Su alteza es demasiado lujosa para los días de labor." Con John Wayne una chica puede vivir a gusto en lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábado y domingo.
lunes, enero 22, 2007
El auge del hippy chic, la invasión chic lit y la generación bobó.
Una buena película que a mí me dio miedo: no por los espíritus sino por los personajes. Por un lado Clara, (magistral Meryl Streep), que es definida como "un ser sobrenatural". Más que sobrenatural a mí me pareció paranormal, al estilo de una Galadriel decimonónica y criolla, un ser anémico perturbado por visiones que se divierte tristemente con mover las cosas de su sitio. La suya es una sobrenaturaleza sin Dios, por eso da tanto miedo, supongo. Su mundo es un Nirvana azul y sereno que la hace ser risueña pero fría.
Férula (¿pero qué nombre es ése?) sí que da miedo, tan rígida y tan ambígua, vestida siempre de negro. Sobre todo cuando entra fantasgóricamente en la hacienda y se despide de Clara con un beso.
Esteban es el típico patrón explotador que viola y saquea a las mujeres y que se mete en política, of course por el partido conservador, "los malos". Con la izquierda hemos topado. Porque, por supuesto, tanto la novela como la película tienen trasfondo político, y como no quiero que este blogg lo tenga en demasía, sólo diré una cosa: ese trasfondo, en Europa siglo XX (y siglo XXI), resulta más convencional que la boda de un notario con una niña bien de provincias.
Y es que estamos en la era del Hippy chc, vaqueros desgastados pero de Dior, y en la generación bobó, bohemios que se visten en Armani, burguesas que enarbolan la bandera de la rebeldía y a continuación se van de shopping a Pedro del Hierro.
* AVISO PARA NAVEGANTES: Las opiniones que vierto aquí son sólo acerca de la película. La novela no la he leído, y si digo que es buena es porque lo dice mi madre, que es la experta.