Ahora que ha transcurrido casi una semana desde que dejé París, quiero hacer recuento. No me subí a la Torre Eiffel ni al arco del triunfo, ni paseé en barco por el Sena. Esos son planes de turista y yo no quería viajar a París sino "volver" a París, revivir nuestra historia de rápidos encuentros en pequeñas callejas, crepes humeantes y piedras bañadas por la luz. Quería recorrer el París medieval y el más "in" de los maquillajes, de la maison Guerlain y de los anillos de plata comprados al peso como si fueran gominolas.
En Cluny volví a encandilarme ante la penumbra de La Dama del Unicornio y ante los Cristos serenos de piedra azul. El silencio me decía cosas silenciosas pero nuevas, no como cuando era niña y no sabía contemplarlo y me impacientaba. Antes una calle era sólo una calle, ahora son olores, esquinas, rostros. Supongo que eso significa crecer, algo de reposo nos dejan los años.
En el Sephora enloquecí, como predijo Nebel. Me rizaron las pestañas con el mítico rizador de Shu Uemura, que desde luego no compré (costaba 28 euros y mis pestañas son rubias: el efecto no es tan dramático como para tentarme...) Sí que me dejé tentar por el stand de Stila: compré una sombra llamada Cloud que es todo un básico para vestir los ojos a diario. Cloud significa nube y la sombra tiene ese color, entre gris y blanco, de tormenta. Por la mañana abre la mirada y la deja muy limpia, sin recargar. Mi última compra de Stila fue un nude precioso, tirando a melocotón; y, por supuesto, no salí del Sephora sin mirar los famosos coloretes de Nars: me llevé el Gina, el único tono "ponible" (los demás son muy teatrales): melocotón naranja. Valía 29 euros y mi madre se escandalizó, sin embargo en un restaurante pedían 270 por un plato de caviar, y en Le Bon Marché, 2000 euros por un vestido: ¡París es muy caro! Así acuñé la frase que se convirtió en leit motiv de la semana, "hay cosas más caras que el colorete de Nars". Cada vez que la repetía, ante un nuevo asombro, no podíamos evitar una enorme carcajada.
Mostrando entradas con la etiqueta Paris je t´aime. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Paris je t´aime. Mostrar todas las entradas
viernes, febrero 22, 2008
domingo, febrero 17, 2008
Gaviotas sobre el Sena

La isla de San Luis. La torre de Saint Jaques desde lejos, alta y azul. Dibujos medievales en la piedra. El Sena por la tarde: islas y puentes y retales de sol sobre las torres. El vuelo orquestal de las gaviotas.
Palomas que se cuelan por las altas vidrieras y escuchan misa en San Eustace. La Dama del unicornio, roja y dorada, reza también en su carpa de brocado que dice: mi único deseo. Castillos góticos, tumbas de reyes. Y volviendo, mujeres negras y serenas en el metro, con el rorro a cuestas. Merci de votre comprension. Final de trayecto.
Escaparates de Cartier y Chanel. El Léon de Marseille con su menú de mejillones a dieciséis euros: mules, frites a volonté y créme caramél. Tiendas de Mac, de Origins, de L´Occitane, de Shu Uemura. Marionnaud y Sephora.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)