Mostrando entradas con la etiqueta un poema por fin. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta un poema por fin. Mostrar todas las entradas

domingo, agosto 28, 2011

Un poema, ¡por fin!

MAGIA

En el monte vivimos una noche
cuando éramos niños, y vimos un fantasma.
Era un castillo verde y ojival
con ventanas abiertas y una hoja en el aire.
Volando sobre el aire, sola se mantenía
por pura magia, o eran nuestros ojos
quienes la sostenían. No había viento alguno
y un sol naranja sombras medievales
dibujaba en la tierra, ya penumbra.
De nuestros ojos un incandescente
amor mecía aquella hoja sola.
Era la prueba de que el mundo existe,
con su destello único, su fuego de Merlín:
¡No podía caer al suelo aquella hoja!





P.S.: ¡Por fin sale un poema de mi dormida musa! El último que escribí fue el de la tortilla francesa, que generó un bonito debate. Con éste espero otro tanto, y ya ha comenzado (ver P.S.3...)

P.S2.: Mi padre es el inmediato culpable de que las musas hayan vuelto a mi pobre ser: me llevó de paseo hacia el palacio de Narros, en Zarauz, me dijo que había allí un fantasma y que había una hoja suspendida en el aire (yo no la vi), y terminó diciendo: "si después de esto no escribes un poema, ¡renuncio" Luego yo se lo tuve que hacer...

P.S3.: Mi admirado E.G-M, poeta más experimentado y luminoso que yo, sugiere que elimine la primera alusión a los ojos que mantienen la hoja, porque luego se repite, y según él adquiriría más fuerza la imagen dicha una sola vez.

A mí me parece que la repetición es parte del poema, porque es elnúcleo de él, pero a lo mejor no es necesaria. ¿Qué opinan ustedes?

martes, octubre 26, 2010

Olor a tortilla francesa

OMELETTE

Como un ciclón invade los salones,
la casa, las alcobas, el vestíbulo,
un aroma de huevos cocinándose.

Era primero el eco de la loza
contra el rojo metal del tenedor:
ruido de castañuelas y cansancio,
el pijama de pies, las gotas de Nenuco.
Los deberes que nunca se acababan,
la lámpara flotando sobre el lunes.

Luego la lumbre se encendía, y era
el amor sin cansancio del aceite: fundirse, crepitar.

Y mi madre logrando
la redondez exacta, amarilla y brillante.
Una felicidad redonda y de diario.



(* Existe también la posibilidad (que me ha silbado Pablo Moreno), de dejar caer el último verso ("Y las barbies muriéndose de envidia") y terminar con la felicidad de diario.) P.S.: Tras todos los comentarios, he decidido hacer caso a Pablo Moreno (y a Carlos RM, ¡gracias!), y dejar caer a las barbies. Os agradezco mucho a todos vuestra ayuda en este cyber taller poético.

miércoles, septiembre 22, 2010

La musa resopla donde quiere

Qué enorme paradoja. Yo me había propuesto aparcar temporalmente mi blog de maquillaje: no cerrarlo, eso nunca, sino más bien entornar las persianas por unos quince días, como si me hubiese tomado vacaciones. ¿Y por qué?

Estuve haciendo cuentas poéticas, y salgo mal parada. LLevo más de dos años bajo mínimos, escribiendo muy poco. Y aunque eso no nos deba preocupar, a mí sí me preocupa. Y no porque pretenda llegar a un cierto número de versos, superar una cifra como Clooney: en esto de la poesía sucede como en lo de "sacar" novio: si no salta la chispa, no hay manera. Y lo que a mí me inquieta precisamente es eso: la ausencia de chispa.

La poesía nace de la contemplación, del silencio que uno mismo guarda para mirar las cosas, iluminadas por dentro, en su maravilla esencial. La poesía está para mirar el mundo, deslumbrarse y dejarse fascinar. Y si duelen las muelas, metáfora amorosa, como Joaquín Sabina.
Hice mi examen de conciencia. Pensé que la pintura me estaba obnubilando. Y entonces comenzaron a afluir a mi mente decenas de buenas ideas para un buen post cosmético. LLámenle tentación, pero de pronto recordé... que no había escrito nunca nada sobre esmaltes, que tenía que hablar de la Cordura, que mi deber estético era rendir honor al Betadine.

Y había desistido de mi idea primera, había renunciado al heroico retiro cuando, escribiendo sobre jabones ¡zas!, vino la musa.


LA SAVONNERIE

El jabón, derritiéndose en mis dedos
con espumosa lentitud, me lleva
como en un cine exín a mi niñez,
y me enardece luego con lujuria
cosmética.


No es gran cosa, cojea por alguna parte que no sé vislumbrar aún, tendré que corregirlo... o tirarlo sin más a la basura, pero mientras me rondaba por dentro me sentía feliz. Y un poco menos frívola, supongo.

viernes, agosto 27, 2010

Claroscuro

Hoy es un día raro, especial. Sonámbulo. Mañana regreso al Sur, ayer murió una amiga mía. Una mujer explosiva, vitamínica, un volcán de alegría en erupción. Una mujer feliz: con cáncer y feliz. Tras derramar alguna lágrima, me la imaginé llegando al Cielo. Y pensé que entrar en el Paraíso debe ser como cuando yo, en los largos veranos de mi infancia, llegaba al Norte después de un viaje agotador. Y era agradable y extraño también, porque había dejado atrás mi casa y aterrizaba de pronto en una casa que también era mía. Y había luz dorada y una multitud de caras alegres, abrazándome.

Esta mañana compré el periódico, y saltó la sorpresa, (como una liebre). En el diario La Rioja sale un artículo precioso sobre Mirar el fuego, firmado por Diego Marín A. Mi abuela casi se ahoga de la emoción. Pero lo más importante es que emergen, uno a uno, los recuerdos: de cuando era niña, de los terrores nocturnos que sufría, de cómo milagrosamente fue encauzándose todo. Y de tanto recordar, sale un poema, el primero que escribo en nueve meses, concretamente desde éste.

EL SUSTO


El susto era un dragón de fuego rojo
que venía a comerme. Son terrores
nocturnos, salmodiaban
los médicos: bajadas de glucosa.
Era el terror primero, sordo y mudo:
los muebles se torcían contra mí,
la pared era un potro de tortura
y la luz un ciempiés interminable.

Y yo, con las pupilas dilatadas,
giraba en espiral. Era la guerra
de relámpagos secos. Para mí
era el dragón nocturno, y los demás
no traspasaban nunca mi planeta.

Ahora todo es luz entre las sombras,
he guardado el dragón bajo la cama
y dormir es mi sueño favorito.

viernes, noviembre 13, 2009

Y de repente, zas, la inspiración

EL RÍO

Era un río tu brazo, con sus venas
caudalosas fluyendo hacia mis ojos,
y un diminuto fuego tus palabras
disponiendo, certeras, mi derrota.

Y tus manos abriéndome otro mundo
fugitivo y feliz, igual que un río,
y hubo sólo un minuto
de maravilla rota para siempre.

lunes, agosto 03, 2009

De nuevo glad to be unhappy

JUNIO

Acuérdate, Rocío
de cómo sonreían las estrellas.
Recuerda cómo todo su poder
se derramaba en un minuto oscuro,
tristemente feliz, diciendo "nunca",
pero de qué manera tan hermosa.

martes, abril 28, 2009

Glad to be unhappy

Por fin, por fin, ¡por fin! me ha visitado la Musa. Creo que es mi primer poema tras cinco meses secos. Se lo dedico a Pablo, a Nico y a Merl

GLAD TO BE UNHAPPY

Suena como una música sin letra
mi vida tan feliz, llena de sombra.
Recordar es poner nombres antiguos
a toda mi alegría
cansada y cejijunta.
Por un instante solo me ha vencido
el deseo de ser otra persona.
Y luego me despierto,
y caigo de este lado de mi Arcadia.
Una piscina azul bajo la luna,
un fuego en el invierno,
tres palmeras que luego derribaron.
Si yo no fuera yo,
cansada y con ojeras incipientes,
aquel balcón abierto con un naranjo vivo
no sería tan nuestro como ahora.

sábado, diciembre 06, 2008

Adviento en la gran ciudad

ADVIENTO EN LA GRAN CIUDAD

Un humo de castañas nos recibe.
Es la imagen de siempre, en esa esquina
que doblo y ya regreso
a los años de fiesta.
Mi madre y yo viajando en ese vértice
de calles inundadas por la luz.
El humo de castañas llena todo:
las letras encendidas de las tiendas,
el vaivén de las puertas de cristal.
Y pica en la garganta,
y es como despertar con treinta años,
pero la fiesta no termina nunca:
mi madre lleva puesto
el abrigo dorado de los cuentos antiguos.

Intentando explicar la tarde de ayer me ha salido un poema. Un poema tonto, naif y happy, de los de "más Magia, vuelta a lo mismo", pero que ha roto mi sequía. El resto de la velada ocurrió entre potingues y libros y requiere prosa, pero aquí dejo mi tímido regreso a la poesía, y sigo la entrada donde la interrumpí.

Un momento, le digo a mi madre, señalando "The Body Shop". Ella se queda en no sé qué recado de telas. Y yo me hundo en el olor de la manteca de vainilla y especias, que era lo que quería oler. Salgo al frío de la calle, al azul brillante metalizado, con el aroma de vainilla que me envuelve como un abrigo. Y llegamos a la plaza.
En la plaza nueva conviven la feria del libro viejo y un coro de la parroquia de Coca de la Piñera, que canta villancicos. Con panderetas y todo.
Una vez más, de la Feria me interesa sólo el stand de Renacimiento, y allí me dirijo. Consigo un poemario de Ángel Mendoza, otro de Jon Juaristi y un tercero de Alberto Porlán. Destiempo de Gabriel Insausti, que ya lo tengo y lo regalaré. Un par de libros de Andrés Trapiello a precios irrisorios, y encima me hacen rebaja.
Y, yendo hacia la Novena de la Inmaculada, giramos por la calle Cuna, pegamos la nariz en el maravilloso escaparate de Los Reyes Magos, tienda vintage de juguetes de mi época, y entramos en La Jaboteca para pedir un botecito de aceite esencial de lavanda. Total, me van a pedir lo mismo que en la parafarmacia del Corte inglés por uno de Sanaflore, y esta tienda es pequeña y más artesana y sufrirá un poco más con la crisis, pienso.
Hoy, sábado, me he concedido uno de esos "baños gozosos", como los llamamos en casa, con agua caliente y ocho gotas de aceite de lavanda. Toda mi casa olía a campos azules.

jueves, mayo 29, 2008

Por fin, otro poema

Pampaluna te inspirará, me dijo Sonsoles. Y tenía razón.

MIEDO

Con tus ojos oscuros encendías
el mundo, con tus ojos arrojados
como piedras al río de mis ojos
donde las ondas iban destejiéndose.
En la primera onda tu silencio
provocaba lejanos cataclismos
y la serenidad de tu sonrisa
despertaba caballos en la nieve.

Del salón en el ángulo oscurísimo
desde donde te miro, tengo miedo.
Tus ojos abren una puerta gris
y es el invierno todo, con sus brazos
de sombra.
Han crecido los años y los árboles,
pero en Mayo me sigues dando miedo.

domingo, mayo 04, 2008

Roma bien vale un poema

EN UNA IGLESIA DE ROMA

En el claro zaguán
el frescor de las calles siempre en sombra,
el fuego de tus ojos aguardando,
el silencio de siglos esperándome.

martes, marzo 18, 2008

Mirar el fuego

"Mirar el fuego" ha sido el primer poema que he escrito tras una larga sequía de año y medio. La tesis se comió mi vena poética, pero en navidad mi padre me dijo que ya era hora de abrir el grifo otra vez. Como si fuera tan fácil. La culpa la tuvo Buko, que en la presentación de su genial libro Oro anunció que el poeta tenía que escribir con ganas y sin ellas. O sea, lo de la inspiración y la transpiración. Que yo no creo en eso, porque el de poeta no es un oficio de oficina, de ocho a tres de la tarde, pero es verdad que a veces hay que dar un empujoncito. Tirar de la cuerda. A mí me suele funcionar la cuerda de la infancia: una nostalgia que no duele porque, por un lado, mi infancia fue feliz, pero por otra parte no regresaría a ella, me alegra haberla superado. Estábamos en diciembre y en Vitoria, me puse a pensar y salió un poema medianejo.
En enero recibí un mail de Agus Alonso: con mucha ilusión me pedía un poema inédito para publicarlo en Perkeo, su revista literaria. Y yo que no tenía más inédito que éste, contradije todas las leyes de la elemental sensatez y, como quien dice en taller, decidí mandárselo.
Arp lo ha encontrado (¡ay!) y dice que es maravilloso. Gracias, Arp. El poeta escribe porque ve la belleza escondida en un mundo que [aparentemente] no vale dos pesetas: pero más meritorio me parece a veces el lector, que ve la belleza escondida en lo que el poeta escribe.
De cualquier modo, el poema está en la revista Perkeo: http://perkeo.es

martes, marzo 11, 2008

Por fin, ¡un poema!

...Y de repente, ¡zas! la inspiración.
(Miguel D´Ors)


EL BOLSILLO AZUL
A Juan Arana: mi padre.

Una tarde salimos a buscar
ardillas en un bosque de Alemania.
Los patos en el lago sobre el verde
y el rojo de las casas bailaban en silencio, se mecían
dulcemente los patos en mis ojos de niña de seis años,
y ahora que los veo danzar en mi memoria,
recobro aquel silencio de castillos
verdes en Alemania.
Me dijiste
que las ardillas viven en los árboles,
detrás de cada árbol se agazapan
y corren entre árboles con gestos
delicados de ardillas cuidadosas.
Por eso es tan difícil encontrarlas,
y por eso gasté tantas tardes buscando
ardillas en lugares tan remotos
como el bolsillo azul de tu chaqueta.

martes, julio 11, 2006

Imposible

"Que digan lo imposible", apuntaba dÓrs refiriéndose a los versos. Si un poema tiene que decir lo imposible, un poeta debería pensar y desear lo imposible. Así ando yo en los últimos días, dando alas a fantasmas inconcretos de la imaginación y la memoria, esas dos potencias del alma que no pueden nada, que todo lo pueden. El fruto de todo esto ha sido un poema, que no ha corregido nadie aún, y que ofrezco al respetable.

Mi corazón doméstico y descalzo,
de andar por casa, de mirar el fuego
en bata y zapatillas, de paisajes
interiores; ventanas y ventanas,
mi corazón que duerme por el día
sintiendo la llamada de las tres
tiendas, que no se quiere levantar
y vuelve cada noche al escenario,

mirándote mirar se quedaría
toda la vida, si dijeras dónde.

(Addenda: he corregido el poema gracias a todos vosotros, y os lo ofrezco.)