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sábado, noviembre 19, 2011

Votar o no votar

Hoy, que todos callan, voy a hablar de política... y de Correos.
Enciendo la radio y escucho alternativamente: súmate al cambio, pelea por lo que quieres... si puedes, añado yo en voz baja.
Noventa mil personas se van a quedar sin votar por correo, y yo estoy entre ellas.
LLegó un sobre grande y resultó ser de HO, plataforma que me revienta, aunque "pelea por lo que quiero". No me gustan sus métodos, pero por una vez estuvieron muy acertados editando una especie de folleto en el que dicen qué dicen de los temas candentes (aborto, educación, libertad religiosa...) los grandes padres patrios que nos quieren desgobernar. De lo leído saco en conclusión que no quiero empadronarme en Logroño ni en Sevilla sino en pampaluna, para votar a UPN. Pero eso es imposible. No puedo votar a UPN... ni a ningún otro partido.
Ayer dije en el trabajo: si lo llego a saber, me meto el sábado en un autobús y amanezco el domingo en mi ciudad natal, para acudir al colegio de mi barrio y "complir con la democracia"... Grandes risotadas, ¿de verdad lo harías?
Pues sí. Y es que soy una politiquera. Y una ingenua.

martes, julio 05, 2011

Elogio de las Rebajas

Yo nunca me he detenido en las rebajas de julio, y menos en las de enero: era una cuestión de principios.
En mi niñez, mis padres me inculcaron la sana idea de que no había ninguna obligación de salir en estampida y beberse la ciudad de un trago sólo porque todo estuviese un poco, o un mucho, más barato. No me gustan las mareas humanas ni las obligaciones, las fechas con caducidad. Hay personas que no le encuentran gusto a eso de estar felices porque sí en las navidades, lo ven como una imposición foránea. Y yo, que sigo aún soñando con los Reyes Magos... en medio del sofocante calor, me rebelo contra ese afán corporativista que nos sacude en los primeros días de julio porque... ¡comienzan las rebajas! Y hay que quemar suela y lanzarse a la calle con un letrero luminoso ardiendo en nuestra frente que grita: "lo quiero...¡todo!"

No piensen ni por un momento que soy contraria el consumismo: ojalá me ocurriera algo así. Me confieso pecadora, y como lo he querido todo durante todo el año, llego al borde del verano con los bolsillos vacíos y el alma libre.

Hasta ahora. En este año, el mes de julio me ha pillado mileurista... ¡por fin! Y si el dinero me impone respeto porque sé lo mucho que cuesta ganarlo, también me provoca una chispa de gozo invertirlo sabiamente, porque sé muy bien que no estoy gastando la paga de mis padres, ni el ocasional fruto de un trabajillo como correctora de pruebas o unas mal pagadas clases de literatura a extranjeros... No. Ya no.
Cuando compro un poemario o un tarro de crema, puedo ver plasmadas mis ocho horas de trabajo diario, mi placentera rutina, los bostezos de la primera hora y la luz que brilla en la última.
Y si es verdad que el tiempo es oro, por una mágica ecuación el tiempo se convierte en vestidos veraniegos, bolsitos de rafia, lujosas barras de labios... cuando llega el mes de julio.

jueves, marzo 25, 2010

Vida

Hoy he amanecido escuchando esa preciosa canción de Efecto mariposa, "Flotando voy". Esta canción, dice su autora cuando nacen los primeros acordes, habla de la vida, de esos nueve primeros meses de vida. Es una visión de lo externo, visto desde dentro.


Siempre me ha parecido una canción preciosa. Desde el comienzo tan original y mágico, que combina el latir de un corazón con una tonadilla de tiovivo infantil, hasta los primeros versos tan inciertos muchas veces, desgraciadamente:


"El tiempo pasa y todo sigue igual,
navegando en la tranquilidad.
Flotando en esta miel que tú me das (...)
Nada puede herirme alrededor,
nada hay que haga que me sienta mejor,
flotando voy."

Hace sólo setenta y dos horas celebrábamos el Día Mundial del Agua, que en Sevilla hemos celebrado con una buena noticia: tenemos garantizados tres años de maravilla líquida. Y hoy que es el Día Mundial de la Vida, ¡cómo me gustaría que lo celebráramos con la buena noticia de que en tres, treinta, tres mil años no iba a morir un sólo niño en la guerra, un sólo anciano en el hospital, un sólo bebé en la cueva materna, donde más arropado y tranquilo debería estar!

lunes, enero 19, 2009

El infierno de los réprobos

Alejandro dice, comentando la entrada anterior, que sabe que se puede dialogar conmigo. Y yo me quedo sin saber si su elogio es cierto o no, en realidad no sé si está en el alma de los españoles el don de poder debatir desapasionadamente, sin iras reconcentradas, sin prejuicios de derechas o de izquierdas, cuyo nombre es legión en ambos casos.
Sencillamente, hay cosas que me hacen daño, y detesto la polémica. A veces desearía tener en mi sangre unas gotas del humor inglés, al estilo de Enrique García Máiquez, para capear el temporal y hablar de lo que nos plazca sin salir airados ni trasquilados. Una, que no tiene vocación de vencedora ni de vencida, desearía sentarse en su cuarto de estar en los días de lluvia, encender una imaginaria chimenea y abrir una tras otra las novelas de Wilkie Collins.
Pero, mientras redacta su trabajo de didáctica general, una tropieza con la noticia de que la subvención a ciertos colegios andaluces está en el aire porque practican la "discriminación sexual". Son malos, malotes. Por supuesto se menciona al Opus Dei, pero una comentarista del blog de Batiscafo nos recuerda el caso del Colegio de las Hermanas de la Cruz que no sólo es un colegio más, sino que allí viven "las niñas que los padres no pueden atender y eso lo sabe muy bien la Junta."
A estas alturas, una ha olvidado completamente su deseo de no entrar al trapo y orillar temas espinosos en este su blog hobbítico. Que quieren, ahí me han dado. Yo estudié en uno de esos perversos colegios femeninos, y es una de las mejores cosas que pudieron hacer mis padres por mí. La verdad, no sé cuál es el problema. Vivimos en un país democrático, y por eso existen varias opciones subvencionadas para una verdadera igualdad. Nadie va a obligar a tu hija a inscribirse en Ribamar, ni a tu hijo a estudiar en Altair. Tal vez el delito tan grande de profesores como Fidel Villegas sea sacar poetas de debajo de las piedras y hacerlo a las orillas del Parque Amate.
Aquí termina mi exabrupto del lunes, y ya estoy deseando volver a mis plácidas entradas sobre buenos poemarios y coloretes de Nars.

martes, noviembre 18, 2008

Juguetes sí, juguetes no

Benita me pregunta desde su ventana por los juguetes que regalaría o los que no empaquetaría jamás. Empiezo la casa por el tejado y digo: nunca me veréis comprando videojuegos para colocarlos debajo del árbol de Navidad. Ni siquera videojuegos de elfos y enanos luchando contra orcos. No me gusta la violencia, ni siquiera la violencia mítica. Pero sí regalaría a niños y no tan niños una espada medieval, como hicieron mis amigos, con una inscripción tal vez de algún verso mesanziano. Paradojas consumistas, o caprichos personales.
Tampoco regalaría un juguete que no estimule la imaginación del niño, que le dé todo el juego hecho. Estoy pensando en esos apartamentos rosas y de gran lujo de la Barbie, con todo incluido, donde la niña sólo tiene que contemplar, quedarse embobada y presumir mucho delante de sus amigas. Compraría en cambio, con los ojos cerrados, una estructura de madera vacía, en forma de casa de muñecas con varias plantas y tejado a dos aguas, para que mis sobrinas inventaran mil y una forma de amueblarla con los muebles de las navidades anteriores.
En realidad, me gusta regalar juguetes de toda la vida, con los que jugaba yo. En la calle Cuna, aquí en Sevilla, hay una tienda llamada Los tres Reyes Magos que parece sacada de finales de los ochenta. Venden muñequitos de goma en forma de Obélix, Dumbo o Blancanieves, o muñecos pelones que huelen deliciosamente a plástico antiguo, esa mezcla de nocilla y tocador de abuela. Si no me quedase más remedio y tuviera que ejercer de Reina Maga en el Corte Inglés, elegiría el Nenuco con la bañerita aquella que hacía burbujas, para desesperación de nuestras madres y deleite nuestro.

viernes, octubre 31, 2008

Lo que me preocupa

¿Desde cuándo te has vuelto tan ecológico?
Te lo pregunté mientras se inundaba la bañera de agua caliente. Sólo me regalo esta media hora entre espuma, aceite de lavanda y naranja dulce una vez por semana, los sábados.
Desde que soy europeo, dijiste con orgullo. Y miraste con aprensión la bañera llena de gasto energético, interrogándome: ¿a ti no te preocupa el medio ambiente?
Me puse a pensar y pensé que no era ésta la primera vez que me acusaban de no estar en la onda, de ser políticamente incorrecta. Si no votas al Pesoe ni lees el País, ¿para qué vives?, me susurraron una vez. Pensé en lo que realmente me preocupa, que el único mal verdadero es el pecado porque de él procede todo, y que yo no me siento pecadora si alguna vez se me olvida reciclar el cartón.
Te hice una lista de preocupaciones. Uno, el terrorismo. Dos, la crisis. Tres, la escalada de abortos en occidente. Cuatro, el divorcio y qué nos está ocurriendo. Cinco, el cáncer, y es que soy una aprensiva. Mejor éso que ser una desaprensiva.
Creo que el medio ambiente ocupa un sexto lugar en la escala. Y si está allí, es porque hay algo en el aire que nos envenena, nos vuelve suicidas, acerba nuestra saña, hace que cada vez vengan más niños con problemas y queramos matarlos, abre una brecha entre hombres y mujeres y, por último, provoca cáncer. Me preocupa lo que los hombres hemos hecho con el mundo y lo que este mundo puede hacer con el hombre.

martes, octubre 14, 2008

Qué nos está pasando

Imagino esta pregunta como insertada en una escena de amor o de hastío, en el cine. Él, despreocupado ya y nervioso, deseando marcharse y con la cartera en la mano, de largos dedos que juguetean impacientes. Como si la cartera negra y la corbata de ejecutivo fueran a salvar su matrimonio.
Ella, aún en bata, con el salto de cama color salmón asomándose y nada, podría bailar un tango ante sus ojos y ni se enteraría.
Él, con el pelo negro brillante de gomina, estilo italiano agresivo. Ella, con sus rizos castaños y desordenados, mimosa y egocéntrica. Porque ella es egocéntrica y él, egoista. De ese cuarto oscuro vienen todos los huracanes.
Antonio Azuaga dice que, en la actualidad, navegamos por la periferia del "yo", y el hombre es un guante del revés con los forros al aire mostrando todas las costuras del yo. Eloy Sánchez Rosillo sostiene que en realidad no conocemos nuestra alma, que está muy al fondo y sólo nos atrevemos de vez en cuando a bucear en ella. Y Santa Teresa escribió que cuando comulgamos pasan cosas grandes entre Dios y nuestra alma, que nuestros ojos torpes no pueden ver.
A veces es tan sencillo como eso: esperar el romance divino, cerrar los ojos y hacer propósito de no romper el enigma. La escena de hastío se sublima así. Él se ha marchado de casa, ella se maquilla en el espejo esquivando gotas saladas de rímel, pero ambos piensan sin darse cuenta en la noche que compartirán juntos, que fundirá dos periferias en un solo centro.

sábado, marzo 29, 2008

Música y felicidad

Siempre he pensado que la música es un cóctel vitamínico que te alegra la vida, y que escuchando determinadas canciones es imposible permanecer triste por más de tres minutos, es decir, el tiempo que dura la canción. No sé cómo alguien puede caer en un estado de depresión escuchando, por ejemplo, Brown eyed girl de Van Morrison. Y todos podemos enchufarnos algún tipo de buena música en el cerebro a diario.
En realidad, la música provoca una alegría estática, íntima, por eso al escuchar a los Beatles uno puede sentirse triste y feliz al mismo tiempo, como dicen que se sintió Borges al descubrir al grupo de Liverpool. La belleza puede doler con un dolor despiadado, punzante, pero puede también resucitar de pronto todo lo que estaba muerto dentro de cada uno de nosotros. Sucede a menudo cuando hay un buen músico callejero en medio de una avenida, especialmente si toca el violín. Congrega a una muchedumbre multiforme detenida al borde mismo de su horario laboral. Niños con chándal, mujeres con gorrito, panaderos, ciegos que venden la lotería. Todos apiñados en torno a la violinista polaca. Y en todos ese gesto de cerrar los ojos, de profunda delicadeza, de gratitud, antes de seguir su camino y regalar a su madre una frase como “tía, es la leche”.
Si la música clásica amansa a las fieras, la moderna es un grito de alegría que hace el efecto de un zumo de naranja en la mañana reciente. Es verdad que nos aísla en nuestro ipod último modelo, nano ipod color verde manzana, pero a cambio nos hace descansar y tomar fuerzas en el centro neurálgico del día, en medio del huracán. El descanso así se torna creativo, porque la música es algo evocador que te teletransporta a cualquier pasado en un segundo y, a la vez, es un acelerador del pensamiento que condensa recuerdos y sensaciones de tal manera que pone en jaque a la imaginación y a la memoria en un tiempo récord. De repente respiras, y estás en la puerta gris de tu oficina con el cerebro a punto, lleno de las mejores ideas para encarar el día que comienza.

sábado, julio 28, 2007

Por fin es viernes

Ya estaba tardando, yo también, en organizar en mi casa una de esas fiestecitas donde se mezclan la comida, la poesía y el cine. Buko había traído Sacrificio, de Tarkovski, pero Joaquín dijo que por qué no lo veíamos rompiendo las copas y clavándonos los cristales en los ojos. Le dimos la razón. Joaquín además teledirigía el chovendo, un chovendo que hay en mi salón, bueno, puede que a chovendo no llegue porque no lleva paraguas, pero en la peana pone chovendo. Es un cura preconciliar negro y amarillo, enjuto de carnes, violentamente cerúleo... Eso y un monaguillo lampiño de porcelana, tamaño natural, son las únicas cosas de Iglesia que me han dado miedo siempre.
Joaquín le ponía voz al Chovendo. Yo lo volvía de espaldas "para no verlo más", pero él lo giraba poco a poco rechinando como una puerta y llenándome de miedo y risa: ¡Juaquín, que luego duermo sola! Luego quise grabarlo en mi móvil en plan politono, como el gañán o Bocaseca, y entonces él se puso muy serio y dijo: "¿Pues no quiere que hable un cura de madera?" Yo casi lo mato.
Vimos el jovencito Frankestein. La peli de mis ocho, nueve, diez y once años. Buko se durmió debajo de la pantalla, pero los demás no parábamos de reír. Duendes me ayudaba a llevar vasos a la cocina, qué majo. Se había acabado el guacamole que hice yo por primera vez, sabía bien pero no era verde. Bueno, yo creía que sí era verde. Beades me dijo que yo era daltónica, y que no podría nunca nunca pilotar un avión.

martes, julio 17, 2007

Beatles

Con el tiempo me va gustando más la música de Simon & Garfunkel y los Bee Gees que la de los Beatles, quién iba a decirlo. Con la obsesión que tenía por ellos a los dieciséis. Estuve todo un curso escuchando sólo dos discos, uno de los Beatles y otro de Mamas & Papas, que aunque gritan me siguen entusiasmando. Mi padre, (¡mi padre!), me dijo que la batería de Ringo suena a hojalata, y no quise escucharle. Yo estaba muy orgullosa porque habían empezado a gustarme dos meses antes de que estallase la beatlemanía, que en realidad nunca ha dejado de estallar.
Lo malo de los Beatles, lo que cansa, creo yo, es que quisieron ser algo más que cuatro buenos músicos. Quisieron ser un icono, y los iconos, si no están engarzados en el plano mágico de la realidad, acaban agotándose. Yo a una canción de Lennon & Mccartney le pido lo mismo que a un poema de Mesanza: que despierte mi alegría y mi tristeza a la vez. Por eso me gustan tanto los primeros álbumes, sin sicodelias, tristemente felices, creo que lo dijo Borges. Les pido que levanten en mí un deseo poderoso, y que no lo sacien del todo nunca, lo mismo que a un poema de Miguel d´Ors. Por eso vuelvo siempre.
Todavía hay canciones que consiguen eso conmigo: Girl, Across de universe, Ask me why, For no one. Y me río y me río con esa película tan gamberra, Qué noche la de aquel día. Pero quizás en mi discman, para escuchar un disco entero, elija a los Bee gees, o a Nena Daconte. O a Ella & Louis: Can anyone explain the wonder of love?

viernes, abril 20, 2007

Estoy en Tarragona...

...O al menos en sus muros. Según Enrique, al llegar a la ciudad la encontraron empapelada de panfletos acusadores. Los panfletos acusaban a la organización del Encuentro de haber invitado a poetas conservadores y españolistas. ¡Y me citaban a mí! El luminoso EGM, poseedor de un humor inglés del cual una es aspirante a pretendiente, decía envidiarme por este hecho. Mi madre: ¡Estás en los papeles! Y yo: ¿cuál es el milagro que me cuelgan? (Frase de los Álvarez Quintero, fruto de una tarde ya sin fiebre de lectura calmada. Ahora toso mucho más y estoy algo ronca, y de mi pecho suben sonidos de cuerda de violín, de cama antigua.)
Han tomado, para la cita, tres frases de Me gusta - No me gusta/ este mes toca, la sección itinerante que pueden ustedes ver a su... ¡derecha! De ninguna de las tres me arrepiento, porque no hieren a nadie, así que las escribo de nuevo.

No me gusta el aborto.
No me gusta el chantaje terrorista.
No me gustan los insultos indiscriminados a la iglesia Católica.

Y es que es verdad, ninguna de las tres cosas me gusta. Cualquiera puede responder en los comentarios: a mí sí. Lo más divertido del caso es que estas son las tres únicas frases políticas de mi blog más bien hobbítico... Y recordando un agudo poema de Ibáñez Langlois que recitó Enrique en noviembre, os pregunto: ¿Son las barras de labios de izquierdas o derechas? Y las chimeneas ¿qué ideología tienen? ¿A qué partido votarán las palmeras, los naranjos, las hayas de Maestu?

sábado, abril 07, 2007

Acción de gracias

Una vez hubo un amigo mío que me escribió una carta. En ella me decía que nuestra amistad era como esos tiempos heroicos de tardes doradas en el parque. Entonces sólo me fijé en los destellos románticos que desprendía esta imagen, ya que para todos aquellos que fueron felices de niños, la infancia es una Arcadia inagotable, un baúl de los recuerdos en positivo, el gran teatro del mundo.
Por eso la nostalgia es tan distinta e infinitamente mejor que la melancolía: en el siglo XIX las damas enfermaban de meláncolía, y lo que tenían en realidad, como dice mi amiga Cris, es una terrible depresión. La nostalgia te hace sonreír, recordando tiempos que no volverán, pero tiempos felices al fin y al cabo. Momentos que te pertenecen para siempre, que nadie te quitará. El baúl de los recuerdos entonces eres tú, el continente de todo contenido. Corre por nuestra sangre una muchedumbre de personas, ciudades, tardes con lluvia, amores en blanco y negro y en tecnicolor...
Esto es lo que dijo Pablo Moreno en su poema Atardecía, con esa cita genial: omnia mea mecum porto, y el verso último: nunca estaremos solos. Y todo esto decía mi amigo en una sola línea, y yo la leía con ojos cegados por el entusiasmo, la visión del mundo recién descubierto que tiembla en mi primer libro: Magia.
Han transcurrido seis años, ni muchos ni pocos. Ahora recuerdo los columpios y el sol amarillo de mi infancia, así como las últimas noches de mi vida hasta ahora, y digo: omnia mea mecum porto. Ahora lo contemplo todo y puedo decir: Todo era verdad.

jueves, febrero 22, 2007

Henos aquí inmersos en el siglo XXI




El maravilloso mundo de los emoticons. Debo reconocer que me encantan, aunque antes los odiaba, pues en mi fuero interno los unía a los típicos mensajes de móvil que maltratan el castellano: "kdamos n l kort ingls con Klaudia y Xico. Bsos a tdas ke lo pasis bmba". Supongo que este lenguaje ha sido propiciado, también, por el último grito de las grandes marcas, que ahora se anuncian careciendo de vocales: MNG (Mango), RBK (Rebook), y así un largo etcétera que me hace pensar en la tabla de fonemas y rasgos distintivos que tuve que estudiar en primero de filología. Y luego esa obsesión con la letra K. Adoro la letra K: si tuviera la suerte de casarme con un alemán bautizaría a una hija mía con el nombre de Karen: contundente y sonoro. Todo esto, claro, si viviera en Alemania, porque aquí es impensable. Imaginaos a la típica criatura adorable, tres años y dos coletas, y de nombre, Karen María Rodríguez Osorio. Para ponerle una columna en un periódico, como la de Rosa Belmonte en el ABC de los sábados, "el diario de Jennifer Zambudio", que no tiene desperdicio.
Henos akí, inmersos en el siglo XXI. Y los bachilleres del siglo XXI adoran la letra K, y las zapatillas Converse, y el messanger y los emoticons. Algo tiene el agua cuando se la bendice, es un dicho popular. A mí las Converse All Star me chiflan, sobre todo en colores primaverales, y las caritas expresivas han acabado convenciéndome. Ay.

lunes, enero 15, 2007

She´s got the power

Ahora me quemarán en la hoguera, pero yo, que no estoy casada, ni tengo novio, amante, concubino o apaño de lunes y miércoles, voy a hablar en favor de ellos. Ellos y el matrimonio.
En esta nuestra sociedad se habla mucho de consumismo, ya saben, estamos en manos de las multinacionales, o si no quién paga el bonito alumbrado navideño. Por mucho que algunos tuerzan el gesto, mientras El Corte Inglés exista, las navidades no peligran en el estado español.
Y, sin embargo, a mí me parece que más daño hacen el romanticismo trasnochado y el feminismo descabellado. Nos casamos con ideas tontas en la cabeza, al menos muchas mujeres, que desde niñas han sido engañadas. Para empezar han idealizado el sexo, demasiada lectura de relato erótico salpicado de corazones rosas, saturado de frases tipo "pasión entre las sábanas". A los diecisiete ella cree que él debe mandarle veinte SMS al día, a los veinte se efada si él no languidece al teléfono, el día más feliz de su vida piensa que él siempre sentirá lo mismo que ella, serán una sola alma. Y de repente llega el piñazo padre y ellas se lanzan al trampolín del cinismo y el mercado libre. Hagamos cuentas, cariño, porque yo lo valgo, yo me quedo con la casa y los niños, y tú me pasas un pastón al mes para pagar las clases de judo de Mikel y la peluquería del perro que tú le regalaste a Vanesita...
La mujer siempre tiene razón. La mujer se queda con los niños. Los niños son una mina. Del amargo desengaño al reconfortante parné, que todo lo cura. ¿Divorciarme? Chica, fue como una limpieza de cutis: entré hecha una pena y salí radiante: el negocio de mi vida.

(*) Como desgraciadamente hay de todo, debo decir que no es mi intención herir sensibilidades de mujeres maltratadas, cuyo número crece y crece como una mala enfermedad.

miércoles, diciembre 20, 2006

Calentamiento




1. POLÍTICA. ¿Por qué la izquierda está tan preocupada con los futuros cataclismos mundiales, y la derecha se lo toma con escepticismo y un punto de pitorreo?
2. LIBERTAD CLIMÁTICA. Hay algunos, dentro de este segundo grupo, que incluso se declaran a favor del supuesto calentamiento.
3. SABIDURÍA. "El frío es mu malo", comenta uno de los osados liberales, entre mazapán y copa de licor: "el frío conduce a la guerra". (Y al divorcio, y a los calcetines húmedos, y a los tomates que no saben a nada.)

miércoles, agosto 23, 2006

Más sobre matrimonio

Anoche una de mis tías disertaba sobre hombres y mujeres. Decía, en clave feminista, que en cosas del amor la mujer casi nunca podía elegir: lo hacía el hombre, el que tenía el poder, el dinero, la casa... Hasta ahora. Ahora she´s got the power.
Yo escuchaba la perorata simtiéndome rebelde. Creo que la mujer casi siempre ha elegido, callada pero poderosa. Mi padre siempre afirma que la mujer tradicional es la que dice al marido: Tú mandas en todo, yo "sólo" mando en ti. Y entre los hombres de mi familia corre un refrán, "más vale cenar dos veces que dar explicaciones". Será por algo.