sábado, marzo 29, 2008

Música y felicidad

Siempre he pensado que la música es un cóctel vitamínico que te alegra la vida, y que escuchando determinadas canciones es imposible permanecer triste por más de tres minutos, es decir, el tiempo que dura la canción. No sé cómo alguien puede caer en un estado de depresión escuchando, por ejemplo, Brown eyed girl de Van Morrison. Y todos podemos enchufarnos algún tipo de buena música en el cerebro a diario.
En realidad, la música provoca una alegría estática, íntima, por eso al escuchar a los Beatles uno puede sentirse triste y feliz al mismo tiempo, como dicen que se sintió Borges al descubrir al grupo de Liverpool. La belleza puede doler con un dolor despiadado, punzante, pero puede también resucitar de pronto todo lo que estaba muerto dentro de cada uno de nosotros. Sucede a menudo cuando hay un buen músico callejero en medio de una avenida, especialmente si toca el violín. Congrega a una muchedumbre multiforme detenida al borde mismo de su horario laboral. Niños con chándal, mujeres con gorrito, panaderos, ciegos que venden la lotería. Todos apiñados en torno a la violinista polaca. Y en todos ese gesto de cerrar los ojos, de profunda delicadeza, de gratitud, antes de seguir su camino y regalar a su madre una frase como “tía, es la leche”.
Si la música clásica amansa a las fieras, la moderna es un grito de alegría que hace el efecto de un zumo de naranja en la mañana reciente. Es verdad que nos aísla en nuestro ipod último modelo, nano ipod color verde manzana, pero a cambio nos hace descansar y tomar fuerzas en el centro neurálgico del día, en medio del huracán. El descanso así se torna creativo, porque la música es algo evocador que te teletransporta a cualquier pasado en un segundo y, a la vez, es un acelerador del pensamiento que condensa recuerdos y sensaciones de tal manera que pone en jaque a la imaginación y a la memoria en un tiempo récord. De repente respiras, y estás en la puerta gris de tu oficina con el cerebro a punto, lleno de las mejores ideas para encarar el día que comienza.

viernes, marzo 21, 2008

Muere la Primavera


Ayer, Jueves Santo, llovía. Hoy, veintiuno de marzo, nace la primavera.
Ayer llovía en la iglesia, tan lúgubre aún, con la luz concentrada en el Sagrario. Y hacía frío, un frío que venía de nosotros mismos. Porque todos oímos las palabras: "Uno de vosotros me entregará", y yo me pregunté si temblaban de frío los demás como yo preguntándome, preguntándole con miedo, ¿Dios mío, seré yo?

P.S.: La foto es de Merl

martes, marzo 18, 2008

Mirar el fuego

"Mirar el fuego" ha sido el primer poema que he escrito tras una larga sequía de año y medio. La tesis se comió mi vena poética, pero en navidad mi padre me dijo que ya era hora de abrir el grifo otra vez. Como si fuera tan fácil. La culpa la tuvo Buko, que en la presentación de su genial libro Oro anunció que el poeta tenía que escribir con ganas y sin ellas. O sea, lo de la inspiración y la transpiración. Que yo no creo en eso, porque el de poeta no es un oficio de oficina, de ocho a tres de la tarde, pero es verdad que a veces hay que dar un empujoncito. Tirar de la cuerda. A mí me suele funcionar la cuerda de la infancia: una nostalgia que no duele porque, por un lado, mi infancia fue feliz, pero por otra parte no regresaría a ella, me alegra haberla superado. Estábamos en diciembre y en Vitoria, me puse a pensar y salió un poema medianejo.
En enero recibí un mail de Agus Alonso: con mucha ilusión me pedía un poema inédito para publicarlo en Perkeo, su revista literaria. Y yo que no tenía más inédito que éste, contradije todas las leyes de la elemental sensatez y, como quien dice en taller, decidí mandárselo.
Arp lo ha encontrado (¡ay!) y dice que es maravilloso. Gracias, Arp. El poeta escribe porque ve la belleza escondida en un mundo que [aparentemente] no vale dos pesetas: pero más meritorio me parece a veces el lector, que ve la belleza escondida en lo que el poeta escribe.
De cualquier modo, el poema está en la revista Perkeo: http://perkeo.es

jueves, marzo 13, 2008

Recovecos (I)


De noche sueño con las placitas que bordean mi calle en Pampaluna. Vuelvo a mi calle, tan amplia y tan recóndita a la vez, la calle que fue mía por dos años. Era una calle como a trozos, interrumpida por un colegio, un patio y dos carnicerías. Desde mi ventana se veían dos pedazos de césped, y desde la puerta, flores rojas. Las flores rojas de junio se asomaban en la verja negra, alegrando un poco el paisaje de edificios marrones. El portal de mi casa era marrón, de madera, y no tiene nada especial, por eso me gustaba tanto. Con un corazón pintado en el marco metálico, Nerea por Iker me parece que ponía, no lo recuerdo bien.

Y las esquinas. Era una calle con tres esquinas, por la noche solía rebasarlas con algo de vértigo. En una de las esquinas había un hombre en silla de ruedas con un dóberman negro y grande, como todos los dóbermans. No me daba miedo el hombre sino el perro, claro. Cruzaba con el corazón en la boca y de pronto ya estoy, el clin clin de las llaves, el ascensor a media luz, y lista. Sana y salva, en casa.

P.S.: He actualizado la columna "este mes toca", que ya era hora...

martes, marzo 11, 2008

Por fin, ¡un poema!

...Y de repente, ¡zas! la inspiración.
(Miguel D´Ors)


EL BOLSILLO AZUL
A Juan Arana: mi padre.

Una tarde salimos a buscar
ardillas en un bosque de Alemania.
Los patos en el lago sobre el verde
y el rojo de las casas bailaban en silencio, se mecían
dulcemente los patos en mis ojos de niña de seis años,
y ahora que los veo danzar en mi memoria,
recobro aquel silencio de castillos
verdes en Alemania.
Me dijiste
que las ardillas viven en los árboles,
detrás de cada árbol se agazapan
y corren entre árboles con gestos
delicados de ardillas cuidadosas.
Por eso es tan difícil encontrarlas,
y por eso gasté tantas tardes buscando
ardillas en lugares tan remotos
como el bolsillo azul de tu chaqueta.

sábado, marzo 08, 2008

Mañana de sábado

Los sábados se hicieron para las librerías. Cruzas la calle pensando en poemarios mientras el aire te recibe con "los grados justos/ para salir sin el abrigo". ¿Tienen algo de Chesterton, por favor? ¿Seix barral, Antonio Gala? No hombre no: Joseph Pearce. Hombre y mito, escritores conversos. El hombre se sonríe de medio lado. Tú como siempre. Sí.
Encuentro unos cuadernitos perfectos para el bolso, rayados y en azul marino. Moleskine, los legendarios cuadernos que usaban Hemingway y Picasso.
Últimamente me ha dado fuerte por el color azul, que ya me gustaba en sus tonalidades agua, lavanda, turquesa y noche, pero ahora prefiero en tono marinero y azul gastado, dénim lavado o navy. El turquesa es un color muy versátil, según el matiz me entusiasma o me horroriza, puede ser un brocado en un palacio francés o un collar de cuentas de plástico del bazar chino. Qué horror, tendré que tomarme la temperatura al llegar a casa, pienso cosas muy raras.
Y todo eso mientras pago el moleskine, cuatro noventa. No, yo no es por Hemingway ni mucho menos por Picasso, es que tiene el tamaño perfecto, y luego el nombre que es muy chic, tener un Moleskine me acerca un poco a Carrie Bradshaw en sus días de gloria.
En la acera hay naranjos, estamos en Sevilla. Huelen a calor sin hacer calor aún, por eso me gusta tanto el mes de marzo. Huelen a colonia de Guerlain, mandarina y albahaca, a barra de labios flash´n dance, que en la página web americana de Mac se describe como intense tangerine with pink pearl.
El naranja y el rosa fuerte se unen en mi mente como un grito de alegría, y me apetece de pronto ir al parque, comprar un par de globos y beber fanta de naranja bajo un toldo de rayas azules y blancas, mientra leo a Wislawa Szymborska.

viernes, marzo 07, 2008

Fafi: naranja suave, dénim y verde lima

Hoy tuvo lugar la anunciada sesión de maquillaje en el stand de Mac en el Corte Inglés, al terminar mi segunda semana de trabajo. He probado el colorete Hipness de la colección Fafi: bonito, pero no tanto como para tentarme, como dijo Darcy en el primer capítulo de Orgullo y prejuicio.
Luego me han manchado los labios con una barra chulísima: se llama Flash´n dance y la recomiendo vivamente. De hecho no me suelen gustar los labiales rosas, pero éste me parece maravilloso, ya que no es el típico rosita baby doll (enemigo a la vista, huyamos despavoridos...), ni tampoco un fucsia de neón de bar en Las Vegas. Tiene un color vivo, fresco, que da alegría sin resultar llamativo. Como de haber comido fresas en el campo.
En todo el párpado aplicaron el Paint Bare Canvas: una base de sombras en tubo, color champán, que consigue que las sombras queden fijas, no se cuarteen, no aparezcan rayas etc... También lo recomiendo. Utilizaron después la paleta eyes 2. Yo tenía los ojos semicerrados, e intuía cómo difuminaban sobre mí distintas sombras con varios pinceles. Parecía el juego del veo veo con misterio y sorpresa al final. Al mirarme al espejo "vi" un degradado perfecto en verde lima, naranja suave y azul: un azul desteñido, como de blue jean, borraba de mis ojos el cansancio de toda la semana.

lunes, marzo 03, 2008

Shadowy lady

De verdad, de verdad, de verdad, que estoy en un túnel negro.
No; no penséis en suicidio inminente, malditos, ni en una luz al fondo del túnel (¡No, no, no te acerques a la luz! -No puedo evitarlo, es tan boniiiita... sshhprt....)
¿Veis? Sólo se me ocurren tonterías y asquerosidades. ¡Este es un blog serio! Ay, Dios mío, que llueva... en España y en mi pobre ser. Esto lo he dicho yo ya: me suena de algo. Confirmado. No es mi primera crisis. Debería saber cómo se sale de aquí.
Bueno, lo intentaré con el tema del maquillaje, que siempre ha funcionado. Primero un punto, luego una coma, un pie tras otro y aprendemos a andar. El jueves me maquillan en el stand de Mac con productos de la nueva colección, "Fafi for Mac", que tiene un colorete coral precioso. Pero ya tengo el Peaches, y el Gina de Nars, y estamos en Cuaresma, así que nooo, no, no, no no no, nooo, no, you´re not the one for me. Lo que sí he comprado es una sombra oscura llamada shadowy lady que es incroyable. En dos palabras. Mi trabajo está al ladito del corner de Mac en el C.I. del Duque, señores, qué peligro...
Ya conocéis la ecuación famosa, ¿no? Ojos pequeños = sombras oscuras. El efecto ahumado es lo que mejor me va, y por supuesto mi firma preferida es la que más sombras oscuras puede ofrecer. Ya tengo la Knight divine, un gris oscuro escarchado
con reflejos azul y plata (suena bien, ¿eh?) pero ahora he conseguido esta, que es mate, muuuy oscura y morada, pero parece gris con reflejos morados. Muy cuaresmal, digo yo. Básica.
Para arrancar tras la sequía, he cumplido. El jueves contaré cómo me han dejado.