sábado, noviembre 30, 2013

La increíble historia del Niño Jesús de peluche (o diálogo surrealista a lo divino para comenzar el adviento)

Así, con dos espumillones. Porque me gustan los títulos largos. 
He escrito este episodio reciente en forma de relato pero es real. Prodigiosa realidad.

Alguien me contó que, pasada la urbanización de las Palmeras, había una tienda que vendía un Niño Jesús de peluche. No tenía más señas pero no hicieron falta: me lancé a la aventura, arrebatada por el síndrome de la víspera de Adviento. Llovía.

El viento destrozó mi paraguas inglés y dejé por el camino su esqueleto metido en una papelera. Entré en una tienda de barrio para conseguir un paraguas decente y continué la búsqueda. En primer lugar encontré una papelería que podía ser, dado que en el escaparate había calendarios de taco del Sagrado Corazón.
Entré.

- Buenas, ¿es aquí donde venden Niños Jesuses de peluche?
Estupefacción en la cara del dependiente.
- Noooo.
Llegó una señora con pinta de abuela de Heidi .
- Eso es un poco más allá, donde empieza el parque.
Cuando llegué a mi destino, vi que la tienda se llamaba "Romeo". El escaparate estaba invadido por figuras relamidas de belén tipo biscuit en malo, y por espeluznantes figuras del Corazón de Jesús. Y en medio, reinando como un oasis naíf pero limpio, estaba el Niño Jesús de peluche que tenía hasta marca y se llama Jesusito de mi vida.


Foto mía


Entré, vi a un señor de mediana edad y le espeté así, a bocajarro:

- Buenos días, he visto que tienen Jesusitosdemivida, quiero uno.
- ¿Para qué clase de niño lo quiere?, pregunta el buen  hombre.
Es una pregunta que tiene su meollo, así analizada en frío, pero es que hay varios tamaños de Jesusitos y no es lo mismo un bebé que un chaval de Primera Comunión.
Yo, por supuesto, me pongo colorada.

(Apunto que voy a pasarme al presente histórico, me siento más cómodo con él ahora que comienza el nudo de la trama.)

- Es para mí, digo con cara de perro flaco y bizco. Y, para acabar de arreglarlo, añado: - Es que como vivo sola... Es para dormir con él.
Bravo, me jaleo por lo bajinis. Creo que fue peor, creo recordar que dije "abrazada a ÉL".  De todas formas, el hombre no mueve ni una ceja y responde:
- De acuerdo, pues lo saco y te lo envuelvo.
- ...De regalo, termino yo la frase. Y pienso que efectivamente Jesús es un Regalo, pero no lo digo porque ya he dicho bastante.

Le veo hacer la factura a mano tras el cuidadoso empaquetado y me temo lo peor: no tiene datáfono. Salgo a buscar un cajero, no conozco bien la zona y me alejo. En una esquina que parece el final de la tierra veo a una viejecita y le pregunto por un banco. "Tendrás que atravesar el parque", me dice. Y una porra atravesar el parque, pienso, y vuelvo a buscar por la dirección contraria.

En algún momento encuentro un bazar que se llama, ostentosamente: "Bazar Yokomo. Chino". Yo como chino, rezo en voz alta. Y sigo mi senda, que acaba en una caja rural. Vuelvo a la tienda "Romeo y me llevo a casa al Niño Jesús y una bola de nieve con un nacimiento dentro, así como postre.

Me digo que hoy en día todos somos frikis de algo, y que yo he elegido la mejor parte. Me digo también que esta noche no dormiré sola.

domingo, noviembre 24, 2013

Películas de Adviento: Mientras dormías, de J. Turletaub... y con Bill Pullman

Las ganas de Navidad se me desatan, cada año, en algún momento de noviembre, pasado Todos los Santos, cuando una fría noche de sábado decido que no aguanto un minuto más de mi vida sin volver a ver "Mientras dormías", de John Turletaub.

Mis tías me han preguntado por qué me emociona tanto el Adviento. En el centro de Europa se vive muchísimo, aquí parece una estrategia de mercado para adelantar las compras. Es la espera de la Navidad, el aún no pero casi, el momento litúrgico en el que se leen pasajes de Isaías, mi poeta profeta favorito.

Y en el Adviento me dedico a ver películas navideñas, que son mis preferidas después de los clásicos (El hombre tranquilo, Historias de Philadelfia, Vacaciones en Roma, qué bello es vivir..., bueno, ésta última comparte ambas categorías), y después de las pelis basadas en literatura de primera (Mucho ruido y pocas nueces, Enrique V, Sentido y sensibilidad, Emma...)
Tras estos dos grandes bloques, el navideño es mi favorito y por eso comienzo sesión en este blog con reseñas algo sui generis, porque consistirán en pinceladas impresionistas centradas en algún elemento adorable de la peli en cuestión.

Recuerdo perfectamente el momento en el que vi el tráiler de Mientras dormías, en el cine con mis padres. Ya esos pocos fotogramas me emocionaron. Para evitar el siempre desagradable spoiler, simplemente os recomiendo verla, os digo que es una historia romántica en la que una pobre chica solitaria descubre la felicidad de tener una familia aunque solo sea por una semana... y me centro en lo que me interesa: Bill Pullman.




Me gusta Bill Pullman, me gusta Jack. A veces no te enamoras de un actor sino de la unión perfecta que logra con su personaje  en la película: Jeremy Northam/Mr Knightley en Emma, o Kenneth Brannagh/Benedicto en Mucho y ruido y pocas nueces.

Bill Pullman: no es muy conocido y ruedan por esta cruel esfera fotos no muy favorecedoras suyas, pero en la época en que rodó Mientras dormías poseía esa magia de fundirse con el personaje, y los dos rasgos físicos que más me encandilan en un hombre, porque no son solo físicos sino que la personalidad asoma en ellos.

Bill Pullman posee una sonrisa cálida, que ilumina y acoge. Y una mirada que acaricia. Bill Pullman y Jack, en esta película, son casa con chimenea encendida. Por eso Sandra Bulloc/Lucy se enamora, porque mirar a alguien y pensar: aunque sea algo imposible tú eres mi verdadera casa... no sucede todos los días.

sábado, noviembre 16, 2013

Ask me why de Beatles: la felicidad desgarrada

Me doy cuenta de que Los Beatles han estado presentes en toda mi poesía: abren Pampaluna, con aquel verso del primer poema.

La paradoja "tristemente felices" referida a las canciones de mi grupo favorito no es mía, creo que la leí en un artículo donde entrevistaban a María Kodama, y ella contaba cómo había dado a escuchar una canción de los chicos de Liverpool al gran Borges, y cómoél  comentó que producían una especie de felicidad triste.
O una tristeza feliz, pienso yo, recordando poemas de D´Ors o de Eloy Sánchez Rosillo que cualquiera definiría como nostálgicos y a mí me llenan de alegría. Como ver los autobuses en las calles de Pampaluna.

El caso es que´últimamente, en cualquier esquina de la calle o de mi oficina me asalta en la mente esta canción:



Yo no canto nada bien de labios para fuera, pero en mi cabeza suena perfecta, rodeada de una nostalgia por mi adolescencia sumida en acción de gracias por lo que ahora vivo.
Es mi tema favorito de los Beatles. Cuando tenía dieciséis años mi tío Morgan  me lo grabó en una TDK junto a otras canciones que también me fascinan (Girl, Yes it is, I should have known better...) Voy a cumplir 36, por lo que llevo veinte años sintiéndome cautivada por Ask me why, cautivada por la alegría, (en clave lewisiana).  Y son los acordes desgarrados y felices que me han inspirado uno de mis últimos poemas:


LA MISMA CANCIÓN

Del office en el ángulo oscurísimo
refulge la penumbra con su música
de microondas mítico,  nevera
y final de pasillo con recodo…

Es la Felicidad
que se viste de lunes y me silba
una canción antigua de los Beatles
que nadie más escucha

                                          todavía.


Sí, tengo ya un esqueleto de mi próximo poemario. Probablemente se titulará Para no nombrarte, título que debo, a medias, a Beades y a Enrique García-Máiquez. 
No voy a publicar ninguna otra pieza de mi futuro libro aquí, pero me apetecía reflexionar sobre Beatles y poesía... y de paso anunciaros que estoy de nuevo en medio de ese proceso feliz de creación y emoción.

lunes, noviembre 11, 2013

Un comienzo de novela... ¿o un relato corto?


LA VIDA DISOLUTA

 En casa siempre hemos sido muchos: sobre todo siempre hubo muchas mujeres. Está mi abuela, está mi madre y están mis hermanas: la mayor, Elvira, y las gemelas, Paula y Claudia. Me llevo bien con todas ellas, me llevo muy bien. No sé por qué con el resto de las mujeres del planeta Tierra tiene que ser todo tan difícil.
El amor no debería ser difícil, sino algo sencillo, algo como cocinar. A mí me encanta cocinar y comer, y ambas cosas las hago de primera.  Bueno, sé que hay personas que piensan que preparo cosas demasiado contundentes, que impongo el consumo de patatas francesas en las noches de viernes y sábado, que abuso de la mantequilla.  Y todo es verdad, solo que para mí eso no es ningún defecto sino una esforzada  virtud. El día que hago patatas en casa todos se chupan los dedos: luego nos machacamos el doble en el gimnasio y sanseacabó.

-  Ése es el problema, cariño- suele decir mi madre: - no nos escuchas.

Pero yo sí sé escuchar, sobre todo a las mujeres. Escuchar a las mujeres es un arte que domino, es como oír la lluvia: no habría podido sobrevivir de otra manera. Mi plato favorito es una sopa francesa que hacía mi primera novia, y pude aprenderme la receta antes de que rompiéramos. No es una sopa ligera sino todo lo contrario, porque se necesita mucha nata para espesar el caldo. El caldo se hace con un trozo mediano de hueso, una chalota y tres tomates frescos y maduros. El hueso debe tener un poco de carne pegado, sino se vuelve muy aburrido. Se pone todo a cocer en dos litros de agua mineral, tiene que ser agua de buena calidad. Añado un buen puñado de sal y una cucharada sopera de azúcar moreno para contrarrestar la acidez de los tomates.
Tiene que cocinarse todo a fuego muy suave, durante una hora o más. Por eso es plato de fin de semana, pero os juro que merece la pena. Luego retiramos el hueso y las pieles de los tomates, y si estás a régimen eterno como mis hermanas puedes colar el caldo, ponerle tropezones y listo, pero toda la gracia está en poner el caldo colado en  el vaso de la batidora, con la pulpa de los tomates y algo así como medio litro de nata. Luego de triturarlo todo durante un buen rato, se le añade una taza de vino blanco y se le da un último hervor hasta que el alcohol se evapore. Queda una sopa cremosa como para matar a los ángeles de puro gusto. Pero este último paso mis hermanas no lo entienden: tendrían que haber conocido a Cherie.
Mi primera novia se llamaba Cherie, era parisina. La conocí en un Erasmus cuando yo tenía solo veinte años. Me volví loco. Vivíamos en una buhardilla mientras mi pobre madre seguía mandándome dinero para la residencia de los curas en el Sacre Coeur: comprendo que hice mal, pero es que me entró una especie de calentura que no me dejaba pensar. Nico dice que si me fue tan mal con ella luego es por eso, porque anduvimos a salto de mata, pero Nico es un santurrón.  Se casó con su primera novia, por eso no entiende a las mujeres. Solo conoce bien a una.
Cherie cocinaba cosas increíbles. Durante los seis primeros meses de mi año en París engordé ocho kilos, y durante los seis últimos adelgacé quince, entre el gimnasio y el desamor.  Volví a España hecho un figurín, y fue a recogerme al aeropuerto Cecilia, la mejor amiga de mi hermana Paula.
En todo ese año de ausencia mía, había crecido y se había puesto deliciosa. Tenía trenzas pelirrojas y pecas en la nariz, las justas. El resto de su piel era transparente y limpio, sonrojado en las mejillas. Me consta que durante toda su adolescencia suspiraba por mí, mientras yo compraba revistas sugerentes y soñaba con volar al extranjero.
 La besé cuando me dejó en el portal de mi casa y aún no sé por qué lo hice; empezamos a salir juntos porque se empeñó ella. Yo ya le dije que había estado acostándome con una francesa en París, pero no me creyó.

- Eres un fantasma, Xavier-, solía exclamar, mientras me daba besos muy rápidos en el cuello, como pequeños sorbos o anticipos de algo que nunca llagaba.
Cecilia ha estado presente en mi vida durante todos estos años: he tenido mil novias, he ido y venido y ella siempre aparece, impertérrita, en el vértice de una aventura que se acaba: me sonríe enigmática y parece que me arropa como a un niño:

-  ¿Ves cómo esto no puede ser? Así no puedes seguir, confiésalo: solo yo sé cuidarte.

Yo no quiero que me cuide nadie: tengo veintisiete años y vivo con cinco mujeres, tengo ya bastante. Además, Cecilia no sabe cocinar y es vegetariana.  Y va a misa los domingos. Y ronca levemente cuando se echa la siesta junto a mí, en el sofá de la casa de mi madre. Aún así, mamá y la abuela siguen en sus trece, coreando bobadas del tipo “qué monería de chica, es la única que puede contigo”.
Yo sonrío, queriendo poner una pose despectiva que a veces no me sale bien. Me aterra que puedan llegar a pensar, ni siquiera por un segundo, que Cecilia es la única real, que todas mis aventuras son nada. Nadie lo sabe.
Y todo debe continuar igual que antes, porque si se enteran estoy perdido: Cecilia no tendría ya ninguna excusa para rescatarme si supiera que aprendí la receta de la sopa francesa en un mísero bistró de París, durante aquellas infinitas y solitarias tardes en las que solo pensaba en ella.

lunes, noviembre 04, 2013

Blues del Domingo

Domingo, y cuatro horas y media de viaje Madrid-Logroño. Domingo, final de un puente. Domingo y cansancio, mucho cansancio.
No puedo ser feliz todos los días, ya lo dije en un poema que tenía un solo verso, ése. Una persona en el planeta happy a todas horas cansa y hasta deprime, porque se convierte en una persona plana. Y yo no soy plana, soy redonda, muy redonda... como la tierra.

Todo eso iba rumiando yo en el "Relay" de la estación de autobuses, buscando alguna lectura intrascendente pero digna que me hiciera algo más amena la tarde del domingo, cuando se me cruzaron los cables y caí en las redes de la "chic lit". La tristeza es un arma poderosa: te deja sin defensas.

Era un libro delgado, como para bebérselo de un sorbo en cuatro horas de viaje y no pensar en nada. Y en la portada salía Bradley Cooper, que no me gusta pero es el hombre del momento, parece ser. Hizo un anuncio de helados en el que la chica lo dejaba encerrado después de besarle con delectación pero con brevedad, y se quedaba comiéndose su helado tan tranquila, ante los ojos atónitos de él. No me gusta Bradley Cooper porque es rubio y tiene ojos azules, pero en cambio me encanta Simon Baker a pesar de que es muy rubio y con los ojos muy azules, y Alberto Fijo diga que es más flojito que el fango. Alguna vez tenía que equivocarse Alberto Fijo...

Allí estaba yo con el libro en la mano, "El lado bueno de las cosas" de un tal Matthew No-sé-qué, un libro que luego se convirtió en película típica de Jennifer Anniston, vamos, algo que en condiciones normales yo nunca hubiera comprado, y mientras lo hojeaba para ver cuán escabroso podía ser pensaba alternativamente en Bradley Cooper, en Simon Baker y en Alberto Fijo.

Así son los domingos de descansados, rezaba una sevillana de mi época.

sábado, octubre 26, 2013

¿Cuándo sabemos que un poema es bueno?

Me lo preguntas así, en medio de la noche llena de farolas encendidas, con la mochila al hombro y un "¿te puedo hacer un par de preguntas más?" tímido y risueño que me gana, por supuesto.

Uff. Buena pregunta. Buena y difícil. Buena porque es difícil... Hemos quedado en que te iré dando pistas mientras vamos leyendo poco a poco, porque el olfato se educa leyendo.
Pero hoy te he dado un par de pautas que al menos a mí me sirven:

1. Un poema tiene que decir algo, y ese algo tiene que llegar claro y emocionante hasta el receptor. Un poema no es un jeroglífico, decía Beades hace trece años ya; tampoco es un espejo donde mirarse como lector, "mira, aquí cuenta algo que a mí también me pasa", puedes decir cuando escuchas o lees un poema, y es bueno, pero no porque te haya hecho cosquillas en el corazón sino porque "dice algo".

2. Un buen poema no tiene por qué ser bonito. Yo creo que todos los poetas huimos de este adjetivo que llega acompañado siempre de puntos suspensivos y ojos entrecerrados. Lo mejor del caso es que lo que sí debe hacer un buen poema es emocionar. Hoy os he leído "Agora qu´inda e tempo de cireixas", de Miguel D´Ors, y la reacción ha sido un profundo silencio, ojos muy abiertos, pura emoción. Y las palabras han salido solas: ¡¡¡Qué bueno!!!
Un poema es un relámpago, una obra completa, y es infinitamente mejor escuchar tras su lectura un rotundo "¡joderrr, es bueno!", que un melifluo "qué boniiito"...

O sea,  concluyes, haciéndote tu propia composición de lugar, que tú en recital pretendes que el público se emocione y empiece a soltar tacos".

martes, octubre 22, 2013

Receta para ser feliz viviendo solo

Me dices que no te gusta vivir sola, que es deprimente. ¿Cómo puedes ser feliz viviendo sola?, preguntas.
A mí tampoco me gustaba, pero ahora doy gracias cada día por mi casa. Aquí te regalo los siete pasos de la receta que me ayudó a conseguirlo. Solo por si te sirven.

1. Crea rutinas, tus propias rutinas, y mima cada una como si fuera un rito. Ponte cómoda:: tu casa, tu castillo, diría Robert Redford en "Descalzos por el parque".

2. Da gracias por lo que tienes: tiempo. Mucho tiempo. Las noches son tuyas. Te imagino mirando con envidia a la típica pareja que se da la mano y con la mano libre empuja un carricoche. Piensas "oh... Abrazar a alguien bajo un montón de mantas, tener un precioso bebé que gorjea..." Entonces dices algo que a ti te parece muy inocente, algo como "esta tarde voy a la presentación de un libro al Ateneo, y esta noche voy a ver Gilda, a picotear por la blogosfera y a leer en la cama". Ellos, que son muy felices, piensan en su noche que consiste en: baño, cena e intento de dormir al bebé cuyo gorjeo se ha convertido en berreo. Y se mueren de envidia.

3. Tira tu atroz despertador y compra una radio. Y elige un dial que te guste muchísimo con un programa matutino muy optimista. Te despertarás oyendo voces, risas, músicas: vida. Yo lo tengo muy claro: Buenos días Javi Nieves de Cadena Cien fue lo primero que me hizo pensar que vivir sola no estaba nada mal.

4. Hoy en día todo el mundo tiene tarifa plana en el móvil. Si al llegar a casa necesitas una buena conversación, no te cortes. Los amigos con hijos no te cogerán la llamada, pero seguro que tienes amigas, primas o tías solteras. Y tu madre que nunca falla.

5. Rodéate de buenas películas y series, y planifica cada noche de cine en casa como una fiesta. No caigas en la tentación de encender la tele y tragar lo que echen, en plan Nirvana emocional. Eso puede ser relajante pero a la larga no produce ilusión. Lo que ilusiona de verdad es, en medio del páramo laboral de un miércoles, decirte: "esta noche, sesión doble del Mentalista".

6. Abre un blog o una cuenta en Twitter, escribe un diario, prueba con la poesía. Las noches en casa sola son una puerta a la creatividad. Tu ordenador, tú, y música de fondo: ¿quién no puede enamorarse de un plan así?

7. Colabora con un ONG, da parte de tu tiempo a otros. Ser el amo del castillo engancha, y corres el peligro de volverte egoísta.

Siempre que me acuesto en mi cama de matrimonio, ancha y fría, recuerdo esa canción de Cher. "Tarde o temprano, todos dormimos solos." Pero entonces evoco el maravilloso poema de Pablo Moreno, "Atardecía", que termina diciendo: Nunca estaremos solos. Y la soledad se convierte en Diálogo, justo antes de dormirme feliz.

sábado, octubre 19, 2013

Crisis: análisis y soluciones. Cerrar o no cerrar el blog, that is the question

Este blog lleva siete años rodando por la esfera virtual y, de cuando en cuando, renquea y se detiene. Cada mes y medio más o menos me entran tentaciones de cerrarlo, luego vuelvo a él y me parece que me mira con sorna (si un blog pudiera mirar) y hasta me canta aquella coplilla de Siempre así que decía "para volver a volver"...

Crisis ha habido muchas, y cada una tiene un nombre propio. Cuando vivía en Sevilla y andaba en situación de semi paro tuve un par de arranques de sequía poética. Luego vine a Logroño y conocí por vez primera el significado de las palabras "no tengo tiempo para nada". Luego me embarqué en la escritura de mi último libro y decidí concentrarme en él.
Y mientras tanto, el blog permanecía en stand by. Y siempre, ese miedo a comenzar con frivolidades, a trivializar las entradas por seguir con algo que en su época fue bonito y sirvió a los lectores, y dio material lírico para un libro, Las siete Barbies solteras, y quién sabe si para otro que puede salir a la luz en un futuro...

...Es la belleza de lo que ha sido. La terrible belleza de los árboles medio muertos, pero aún vivos. Sin embargo, hay que decidirse, y ahora era bastante definitiva la idea de cierre. Pero claro, me pongo a pensar... y pienso en personas, muchas personas.
Lo que me va a reñir mi madre, musito, y Javier el de Charo, y puede que García Máiquez y Arp, y Baltanás y..., me digo y no arranco a cerrarlo del todo, recordando lo que me ha dolido la despedida de Enrique Monasterio, que al final no ha sido despedida porque su madre le ha pedido que vuelva... Todas las madres se parecen y son un milagro.





Vale, no lo dejo, pero así no puedo seguir. Un anónimo encantador me dijo que no podía sentirme culpable por no actualizar, pero es que un blog es continuidad.
Y hoy ha venido a rescatarme Castroviejo, la librería, que se ha trasladado a la calle Portales y al entrar en el nuevo local y ver a Donelaitis en la mesa de novedades, he pensado: tengo que contarlo. Por eso prometo próxima crónica, con fotos y todo. He recordado lo que me dijo el crítico riojano Diego Marín: "tu blog parece el blog de Castroviejo, por tantas crónicas que le dedicas..."
Tenía razón Diego: Castroviejo me salva.

martes, octubre 15, 2013

Rosco Pásame el libro: mis lecturas de verano y otoño

En la esfera de blogs de maquillaje se ha puesto de moda la lectura, qué buena noticia. Y de rincón a rincón se extiende como río este reto: leer una serie de títulos o autores siguiendo las letras del alfabeto, y recomendarlos con una breve reseña en nuestro espacio.

Ahí van mis recomendaciones:



- Con la A, Ana karenina de Tolstoi.  Peso pesado del realismo ruso, es una novela que conmueve por lo bien escrita que está, por cómo describe pasiones y pensamientos con una introspección propia de bisturí psicológico, pero con una delicadeza de la que ya podrían aprender otros escritores realistas. Es la historia de un adulterio y un amor obsesivo, sí, pero también retrata otro amor en paralelo, la historia de Levin y Kitty: un amor puro, inocente y maravilloso que parece el reverso del torturado idilio que viven Ana y Vronsky. Ambas caras de la misma moneda. El amor en todas sus facetas, la pasión que destruye y la que salva.




- Con la E: Emma de Jane Austen. Es como la décima vez que lo leo. Historia de campiña inglesa, lujo moderado, tazas de té y buenas maneras. Una niña mimada que se cree Cupido. Un caballero que hasta cuando riñe es arrebatador. Y una historia Encantadora: de cómo el amor puede hacernos mejorar, conocernos de veras a nosotros mismos y querer arrancar de nuestro interior lo que no nos hace amables.

También he visto la serie de la BBC, dirigida por O´Hanlon y protagonizada por Romola Garai. Es una joya. El director de Fila 7, Alberto Fijo, me la recomendó hace un tiempo, y mi amiga Ana marco me la regaló a comienzos de septiembre.

- Con la G, Gustos y disgustos son no más que imaginación, de Calderón de la Barca. Es una de las obras calderonianas que he leído en este verano, hay muchas más porque tenía a mi alcance un voluminoso tomo, pero elijo esta comedia histórica en la que hay una reina cuyo marido el rey la aborrece, porque se ha prendado de otra dama. Muy al día. La reina, que está enamorada hasta las cachas, como una mujer de armas tomar, decide salir por la noche al balcón de la dama que adora su infiel marido, y se dedica a hacerle el amor, no sabemos si real o figurado. El rey se enfervoriza con ella por las noches, y por el día la desprecia, hecho que encarna el refrán de que lo que gusta o disgusta es en gran parte producto de la imaginación o el deseo.


- Con la L, La divina inventora, de los Álvarez Quintero. Al igual que ocurre con Calderón, esta obra estaba inserta en un volumen de comedias de Serafín y Joaquín. Me encanta, ¡no puedo leer solo una! Pero ésta es muy entrañable porque dibuja personajes muy especiales, hace reír y llorar a la vez. También aconsejo Los leales, Los restos, Manantiales, Don Juan buena persona... Ay, son deliciosas.






Con la P, Puck triunfa, de Lisbeth Werner. Este es mi particular desahogo: entre Calderón y Calderón, ¡Puck! No me gusta la chik lit, Marian Keyes me aburre..., así que me drogo volviendo a los libros de mi infancia, y la colección sobre esta chica danesa en un internado me vuelve loca. Y eso que éste no es mi número favorito: me fascinan Puck siempre Puck y Puck dama de honor. Y hace unos meses mi amiga Myriam me dejó un tomo que no había leído: "Adiós Puck", donde la protagonista se enamora de una especie de dios vikingo en traje de chaqueta y corbata, con sonrisa arrasadora. Hala, ya conocéis un poco más mi vena friki de la literatura Infantil más bien retro.

Con la S, Sueños en el umbral, de Fátima Mernissi. Libro memorias realmente interesante: la autora es una activista marroquí que pasó toda su niñez en un harén en la ciudad de Fez. Lo que más me gusta del libro es que no hay maniqueísmo en él: por sus páginas desfilan hombres feroces y hombres amables. Hombres polígamos y hombres monógamos. Hombres que obedecen a la tradición por miedo pero que aman a su mujer, la tratan bien y la defienden. También desfilan mujeres ansiosas de libertad, mujeres feministas, pero con un activismo volcado hacia la fantasía, la literatura y la ternura. Un feminismo que no renuncia a la sensualidad ni a la maternidad. Y el lenguaje es onírico y levemente humorístico, ya que todo está narrado desde la visión de una niña.



- Con la U, Una habitación propia, de Virginia Woolf. Un tratado caótico, onírico y magnífico sobre las mujeres y la novela. A veces es un ensayo académico sobre literaruta y otras un verdadero manifiesto feminista, pero sobre todo me gusta cuando mezcla creación poética de la propia autora, y nos habla de faisanes y primavera en octubre.



Tengo mérito de seguir leyendo porque me he enganchado al Mentalista como nunca. Ay Patrick Jane, su sonrisa y sus manos poderosas. Y he descubierto Google poético, ¡el auténtico vicio de lectura rápida!



jueves, septiembre 26, 2013

Donelaitis, "el poema lituano" o traducción a dos manos

Ya está en las librerías el que yo llamaba "poema lituano", para mis adentros, mientras me encargaba de su redacción poética.




Por supuesto, la autora de la edición es Carmen Caro, profesora en la universidad de Vilnius, pero hace varios años me pidió que versificara la traducción en prosa. A ser posible en ritmo endecasilábico.
Casi cuatro mil versos después, la ilusión de ver nuestros esfuerzos publicados en Renacimiento nos desborda.

Ha sido un precioso juego a dos manos: como buena traductora, Carmen se aferraba a ciertos términos y giros, y yo hacìa malabares musicales para encajar la ansiada palabra en los justos acentos.
Ha sido igualmente un trabajo de introspección, un crecer para dentro. Cuando recibí el encargo, me hallaba en la más oscura sequía poética, de la que pensaba seriamente no salir nunca. La versificación me ayudó a no perder oído, y un año después, ya en Logroño, comencé a escribir La llave dorada mientras seguía versificando a Donelaitis.
He aprendido lo mucho que me queda por aprender: yo no era consciente de producir tantos hiatos en pausa, por ejemplo. En mi versión debía limar esas licencias métricas que yo misma me concedo, y eso me ayudará a encontrar en mi poesía un endecasílabo más limpio y natural.

Hoy se presenta el libro, en el instituto Goethe (Calle Zurbarán, 21,  Madrid), a las seis de la tarde. Yo no podré estar allí. Si cuando me lo sugirieron yo no hubiese estado en semi paro, quizás no habría podido embarcarme en la empresa. Gracias a Dios, hoy tengo trabajo.

viernes, septiembre 13, 2013

Conversaciones paterno-filiales: donde más duele

En Madrid escuché un diálogo entre padre e hijo muy inspirador. Estábamos al borde del final del verano, en el último fin de semana de Agosto, en Madrid.

El padre, enfadado. "¡La máquina me la quedo yo! ¡El vicio de la maquinita te lo voy a quitar yo, porque estás enviciao!"
Puso énfasis en el pronombre personal y en el adjetivo que definía el estado actual de su hijo. El niño, unos once años, pecas y gafas: "¡Jo, papá, hoy he leído sesenta y cinco páginas de un libro!"
Sesenta y cinco: me impresionó. Al padre en cambio no logró amilanarle.
"¡Me da igual lo que hayas leído, me quedo con la condenada máquina!"
Momento que eligió la madre, pálida y rubia y con cara de "qué pocas ganas tengo de reñir, se lo dejo todo a él que parece, puesto en faena, que hasta disfruta", para lanzar un globo sonda en favor del cónyuge.
"Tu padre se pone nervioso, pero tiene razón".
Y al fin el pater familias lanza el arma definitiva:
"Nada, que me la quedo, y hasta que no vea que te sabes lavar los dientes como Dios manda, ¡no vuelves a verla!"
La cara del hijo se tiñe de negro desconsuelo, se le escapan un par de lágrimas y exclama:
"¡Nooo, papá, los dientes noooo!

domingo, septiembre 08, 2013

Conversaciones paterno-filiales: bajo la lluvia

En ocasiones veo padres. Y veo hijos. Los padres y los hijos hablan en la calle, y capto retales de diálogos que me dejan cautivada.
Anteayer, en medio del diluvio universal. Nos sorprendió a todos en la calle, haciendo compras, volviendo de casa de una amiga o incluso de la piscina cubierta. Corríamos hacia los soportales...



"Y además está fría, el agua ésta", se quejaba un padre vestido como un pincel, mojado como un pincel. Su hijo adolescente lo mira con un punto de irritación contestataria:
"No, papá, si quieres el cielo te va a regalar una ducha a 38 grados"...
"Eso, eso", exclama ilusionadísimo el hijo pequeño, de unos ocho años, es decir, inserto aún en el maravilloso mundo de la fantasía: "¡Y que caigan pompas de jabón!"


domingo, septiembre 01, 2013

Remedios contra la murria

Domingo, uno de septiembre: murria infinita y despertador a punto.
Y sin embargo, alzo mi copa y doy gracias por un verano tan redondo, por tantos momentos felices como gotas de limón, que diría James Stewart en Historias de Philadelphia.



 "Más arriba de las chimeneas, allí es donde me encontrarás..."

Propongo una serie de remedios contra la murria para practicar durante la primera semana de septiembre:

1. Mirar en nuestra biblioteca y videoteca, ésa que está en nuestro dulce hogar y a la que no hemos tenido acceso durante el mes de vacaciones. Planear el visionado de Historias de Philadelphia, de un capítulo del Mentalista o de Agatha Christie. Encontrar de nuevo uno de esos tomos de los Álvarez Quintero que teníamos guardados.

2. LLamar a nuestros amigos, planear una merienda, o al menos lanzar una buena parrafada por teléfono como hacíamos en plena vorágine, cuando no teníamos tiempo para nada..., y pensar que esos minutos entre semana son la sal y la pimienta de la vida.

3. Salir a pasear por nuestra ciudad y volver a encandilarnos. Si es Logroño, ir al espolón y a las terracitas del Ibiza o del Tondeluna. Bajar por Marqués de Vallejo recordando cuánto nos gusta su aire de piedra antigua, y terminar en la Redonda con sus árboles que pronto serán rojos.

Y pensar que viene el otoño, y luego el Adviento, y luego... ¡Navidad!

miércoles, agosto 14, 2013

¿Hay alguien ahí?/ Haiku entre viñas

¡Buenas!
Soy una descastada. No paso por aquí ni para saludar. No me atrevo a cerrar este blog porque me da una pena inmensa..., pero es que estoy seca de inspiración. Voy a obligarme a rescatar esos recuerdos de infancia y adolescencia que tanto juego poético me dieron cuando abrí este espacio con chimenea... A riesgo de repetirme, a modo de ensayos de prosa poética una vez más.



Una comentarista me ha pedido en mi otro blog que resucite éste...  Al menos comienzo ofreciendo una foto de mi verano en Haro: visité las bodegas de Martínez Lacuesta y, como diría el poeta Abel Feu, "se me ocurrió este churro de haiku":


Al natural,
mucho más reluciente
que en la pantalla


... porque Haro, Briones, La Rioja..., tiene mucho más que ofrecer que una serie de televisión en la que solo hay odios, trifulcas y venenos..., y lo único bonito son la tierra y los actores.

jueves, julio 04, 2013

Los niños son poetas

Estoy impartiendo "Didáctica de la Literatura" en la Universidad Internacional de la Rioja. Es una asignatura fascinante porque destripa todo el engranaje de la literatura infantil sin restarle magia, y porque nis alumnos no son filólogos así que todo lo literario es para ellos pura sorpresa.
Ayer en el chat me preguntaron a qué se refiere el temario cuando afirma que la mente del niño es simbólica, frase que se repite bastante a lo largo de los cuatro temas.
Me hizo reflexionar la pregunta. Los niños no paran de jugar: juegan "en serio", como el famoso título de un poemario. Jugar es su oficio, y en ese juego no cesan de inventar metáforas. Para un niño todo es símbolo, cuando juega, o sea casi siempre. Cuando te grita ¡cuidado con el río que vienen cocodrilos!, señalando la alfombra, se ha producido un clic poético en su mente simbólica.
Nunca dejes de jugar.

domingo, junio 30, 2013

Reseña de La llave dorada en el diario La Rioja

Tras la publicación de un libro, solemos esperar críticas con una mezcla de temor y esperanza.
Cuando salió a la luz La llave dorada no pensé en las reseñas que podían hacerle, pero llegaron. El apabullante artículo de EGM en Suma Cultural y la recomendación como lectura de verano de Teresuca Gutiérrez de Cabiedes en Páginas Digital.es me alegraron la vida, fueron regalos emocionantes de críticos justos pero que me conocen y me quieren.
Sin embargo esta crítica en un periódico de un casi desconocido me ha dejado asombrada...




Asombrada ante la clarividencia y la profundidad de análisis de su autor.
El viernes 28 de junio publicó La Rioja esta reseña. La firma Diego Marín y es abrumadoramente generosa. Me provocó bastante vergüenza el titular, pero mis tíos periodistas dicen que es un gran titular, que engancha.
Diego Marín es un crítico exigente y muy certero. Y ha tratado el libro con delicadeza y cariño: muchas gracias.

jueves, junio 20, 2013

Las desoladas estaciones de autobuses

Ayer escribí un haiku durante el viaje Barcelona-Logroño, en autobús:

"Estación de autobuses:
un beso de película
entre desechos"

La escena es real. Si es una máxima universal aquello de que "la poesía atrae a los raritos" (no hay recital poético de categoría sin un ser digamos peculiar entre el público), también lo es que las estaciones congregan a todo personaje extraño que haya en la ciudad.
Eran las dos y media de la tarde. La taquilla no abría hasta las tres. Yo tenía un billete para las ocho que me condenaba a llegar a La Rioja a las dos de la madrugada, y como había corrido más que en toda mi vida para llegar a la estación, quería conseguir un adelanto en el viaje, y esperaba paciente para poder canjearlo por el autocar de las tres y media.
A mi alrededor había una señora que llevaba un perro de esos pequeños, casi diminutos, metido en una jaula. La culpa fue mía: me quedé mirándola porque la jaula parecía más una casa para pájaros. En seguida se acercó.
- Mira qué mono mi perrito.
- Sí, respondí, temiéndome que habría gato encerrado, digo perro encerrado.
- Es un perrito.
- Sí. No pude evitar asentir ante esta aseveración tan justa. Entonces ella me miró a los ojos.
- ¿Pues no me dice que es un loro? Pero no es un loro, no señora, que es un perro...
"La nave de los locos", pensé, alejándome. Encontré a un señor que salmodiaba:
- No me escuchan, no me escuchan. Mira que lo digo, pero no me escuchan.

Si no viniera de viajar en avión por media Europa habría sentido miedo.. Me aproximé a una pareja que parecía normal. En cuanto estuve cerca, se besaron. Fue un beso como en blanco y negro, y escribí el haiku, directamente en twitter.
Luego, lo que era un beso de película se convirtió en una aspiradora en espiral. Tanto se succionaban el uno al otro que temí que desaparecieran, y sobre todo que se sintieran molestos por mi cercanía.
Volvía a alejarme y se cruzó ante mí el no escuchado, que ahora decía:
- La cosa empezó por mi mujer, que no me escuchaba...

A lo mejor no estaba tan loco.

domingo, junio 16, 2013

Por qué me gusta... Mocedades?

- Me chiflan las canciones de Mocedades. Sobre todo "Eres tú". Y "El vendedor". Y "La reina contra el as". Y "Dibujando amor" que es deliciosa. Y...
- Tienes gustos de viejuna, me dijiste.
- Y "Solos en la alhambra"- terminé.
- Eso ahora mismo es imposible.

La conversación es real. No quise aclararle que Mocedades me gusta desde que tenía cinco años, que por entonces me aprendí, junto al Cocoguagua, el Amigo Félix y el "Te quiere la escoba y el recogedor", el estribillo de un par de canciones de ese grupo del que solo escuchar los primeros acordes, me hacía feliz: ¿Por qué?

Mocedades es mi niñez. Los veranos en Maestu. Íbamos por el pueblo y la gente solía hablar en castellano con algunos términos en euskera intercalados. En definitiva, en un tono recio, sinuoso y alegre en medio de su brusquedad. Un idioma de piedra antigua, de viento y de canciones. De verano en sombra.
Yo era feliz en el Norte.
LLegaba Septiembre, llegaba Sevilla y no digo que no fuera feliz entonces, pero añoraba Maestu, mi familia, todo ese tropel de eses y de franqueza que me envolvía en Agosto.
Mis padres tenían varios discos de Mocedades: escucharlos era como volver.


Hace unas semanas celebramos en la Unir la primera graduación de nuestros alumnos. Y, junto al Gaudeamus Igitur, los profesores estuvimos ensayando durante semanas un play back de la canción Eres tú. Es curioso cómo se enlazan la niñez y la madurez, la felicidad en los recuerdos, como en un cine exín, y la felicidad de ahora al alcance de la mano.

P.S.: Comienzo nueva sección: por qué me gusta... Espero que sea inspiradora y que os guste a vosotros.

domingo, junio 09, 2013

Presentando "La llave dorada": enlace al aula de cultura en Logroño y fotos del recital en Sevilla

¡Hola!
En la presentación de mi último libro en Sevilla varios lectores del blog que yo no conocía, y a los que me entusiasmó conocer, me sermonearon amablemente por no actualizar. Mi vida es un alegre caos pero prometo hacerlo a partir de ahora, porque si no lo hago tendría que cerrar este espacio por pura lógica, y no me apetece eliminar el blog: seis años son ya un trozo bastante largo de mi historia.

Para abrir boca he decidido recuperar el complejo Umbral ("yo he venido aquí para hablar de mi libro"), y ofreceros el link de la presentación que hicimos en Logroño, en la que el novelista riojano Andrés Pascual me invitó a recitar e invitó a tres grandes poetas a que recitaran también poemas de La llave dorada:

http://unir.adobeconnect.com/p4bnk9df8q8/

El gran Beades tocó la guitarra. Merl habló maravillosamente, y Javier de Navascués fue la gran sorpresa de la tarde: recita de una forma serena y mágica.
Y, ya que estamos, os dejo también con algunas fotos de la presentación en La Casa del Libro, el viernes siete de junio.




Me presentó el poeta granadino Jose Julio Cabanillas, al que admiro profundamente. Cabanillas tiene una clarividencia y una fuerza estremecedoras. Habló muy bien, se puso algo trágico y dijo que yo ya he llegado a la madurez, vamos, que ya estoy en mar abierto. También habló de la atracción de la gracia (lo que yo llamo la atracción de la piedra imán) y de la mezcla de luz y sombra, alegría y dolor que hay en el libro.

Firmando... junto a Nico


Lo que más ilusión me hizo fue ver a todos mis amigos sevillanos y poetas. Lord Scutum fue el primero en llegar, y pablo Moreno y Carmelo Guillén Acosta, los últimos.

Con mis amigos de Númenor...



Los mismos, más Carmelo y José Julio


Eché mucho de menos a Enrique García-Máiquez y a Ale Martín Navarro... pero todo no podía ser perfecto.
Lo dicho: he vuelto, y prometo un poco de regularidad.

lunes, mayo 06, 2013

¿Qué estás leyendo últimamente?

La mítica frase que solía preguntarnos Fidel Villegas, nuestro maestro y editor, ronda por mi cabeza y vengo a volcarla aquí, para hablaros de un puñado de libros que estoy leyendo últimamente.



1.- Átomos y galaxias, de Miguel D´Ors, y Falsa pimienta, de Amalia Bautista.

Ambos libros de poemas, publicados en Renacimiento y enviados por Marie Christine del Castillo. Merecen, y cosecharán, reseñas en solitario y en lugar más importante que éste, pero no quería dejar de recomendarlos. El nuevo libro de D´Ors es un mundo abreviado, un caleidoscopio del universo dorsiano, madurado al sol de la exigencia y las sílabas reposadas. El poemario de Amalia es puro lirismo recitado en boz baja, son poemas llenos de sol tímido.
Ambos son libros que te hacen feliz, llenos de una nostalgia que se te cuela en forma de alegría, como una tarde de lluvia pero con buena música.

2.- Dos de literatura juvenil: Cosas que nadie sabe, de Alessandro D´Avenia, y El prisionero de Azkabán, de la saga de Harry Potter.

No muero por los libros de magos, detesto las sagas vampíricas y en general no suelo consumir bestsellers, pero hablando un día con mis alumnos de clase de Didáctica de la Literatura en la UNIR, se me ocurrió y les dije que J. K. Rowling había sabido plasmar muy bien, en este tercer volumen, la amistad entre un maestro y un discípulo (en este caso, entre el profesor Lupin y Harry). Para confirmarme en mi fe decidí hojear el libro y sigo pensando lo mismo. Las páginas dedicadas al magisterio del profesor Lupin son lo mejor de Harry Potter.

El nuevo libro de D´Avenia me ha hechizado. No sé si me emociona más que el primero, que era magistral. Historia de alumnos adolescentes y profesores nada ejemplares. De cómo el amor te cambia. Realista, lírico y optimista al mismo tiempo. Lo que más me ha gustado son las remembranzas de la abuela Teresa sobre su historia de amor. Su nieta le pregunta cómo era hacer el amor con el abuelo, y ella le responde que su noche de bodas es solo para ella..., pero en un momento dramático de la trama se abre y le cuenta cómo fue, y es un pasaje de alto voltaje erótico y una suprema delicadeza. Esa descripción es pura poesía.




3. Orgullo y prejuicio, y Emma, de Jane Austen.

He terminado el primero y comenzado el segundo, por trigesimo novena vez. Es una hipérbole, pero es que nunca me canso de Jane Austen. Y para cuando acabe Emma, tengo Persuasión, que solo lo he leído cuatro veces. Estoy, como quien dice, in albis.
Mi plan favorito de sábados y domingos por la mañana, en primavera, es irme a desayunar a las terrazas del Espolón con uno de estos libros.   Normalmente me conformo con un zumo de naranja recién exprimido y una tostada, pero a veces me dejo caer por el Tondeluna... y les pido su chocolate, pan, sal y aceite de oliva.