Claudia y yo delante del espejo encendido. Hemos volcado el neceser en la mesilla, donde ahora flotan los tubitos de rímel, coloretes, pintalabios. Es tarde con lluvia y mecedoras en el salón, qué hacemos, dice Claudia. Los naipes están cansados y los libros también.
"¿Por qué no me enseñas lo que hay en tu bolsa de pinturas?" Tris tras, ni lo ves, ni lo verás. Y estamos atrincheradas en el baño, lo hemos convertido en camerino, camarote, pasarela de fiesta de disfraces. Emborronamos discos de algodón para probar los distintos acabados. Por ejemplo el ojo dramático, con mucha máscara negra y sombra marrón fumé. Luego hacemos fotos al espejo, sonreímos al flash en la luna. Nos sonreímos de un móvil a otro, "ésta me la envías por el bluetooth."
3 comentarios:
Eso, eso, me la envías por blutuz cuando nos veamos.
Guiño guiño, Beades. A todos: Me voy a Maestu, nos vemos el martes.
Veo que tratas de transmitir el frikismo a las nuevas generaciones, así se hace.
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