El aire cada vez más azul, frío por las mañanas, frío con sol en el mediodía, malva brillante al anochecer.
Sevilla en los primeros días de la primavera es un caótico reino de palmeras y azahar. El aire cada vez más azul huele al calor primero, ése que trae un viento diminuto y que despoja abrigos por primera vez. El aire saturado de aromas, jazmín en una esquina, fruta cítrica y flor casi podrida en la otra, nos revuelve el pelo. El cabello en el viento se esparece, desleído en los perfumes de la primavera.
Naranjos en mi pelo... guitarras, recitales, lo que ya no es. "Lo no me comunica sus virtudes", diría Cirlot. Lo no siempre es hermoso, pero inconstante. La Rioja me devuelve otros aromas.
martes, marzo 20, 2012
lunes, marzo 12, 2012
domingo, marzo 04, 2012
Gustos y disgustos son no más que imaginación
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Imagen tomada de Google books |
Curioso y profundo título el de esta obra de Calderón de la Barca...
Me ha parecido que puede ser un buen broche para el corrillo de debate que se ha formado en los comentarios del anterior post.
La entrada no intentaba juzgar a nadie sino reflexionar en un tono ciertamente algo irónico sobre el canon de belleza masculina, las caras de sorpresa que puedes hallar al aventurarte con un no rotundo... y los gustos y disgustos, que no son más que imaginación, y nunca juicio estético.
También quiero detenerme en el concepto de "pereza infinita" aplicado a un galán. Puede sonar un poco crudo pero en ningún caso se refiere a la persona, con sus cualidades, su tesoro oculto en vaso de barro... solo a la idea abstracta de "chica busca chico... y sabe perfectamente qué clase de chico desea no encontrar". Un malo de película con barba de tres días me provoca pereza, pero también me la causa la lluvia cuando cae sobre mí. Y verla detrás de los cristales me conmueve y reconforta.
Quiero agradecer la conversación amena a todos: a Ana Agüero, Pilar, Jane, Tegemé que asintieron, a Balaverde que disintío, a Miguel con su primer comentario breve y desconcertante y su posterior comentario tan lúcido, a Lú con su filo de espada lenguaraz, al anónimo que acusó a Gatoflauta de ser mi caballero andante... y a Gatoflauta por serlo.
martes, febrero 28, 2012
Por qué no me gusta el Duque (M.A.S.: una menos en la lista de enloquecidas pretendientes)
Me disgusta profundamente el esnobismo.
Nunca he querido ser snob.
Pero hay dos circunstancias que pueden catalogarse como tales y siempre marcaron mi vida: no leo bestsellers a menos que sean im-presionantes, y no suelen gustarme los galanes que hacen delirar a la mitad del planeta que calza tacón.
Todo comenzó en la tierna edad del pavo, cuando la serie Padres forzosos me parecía la quintaesencia de la felicidad. Todavía hoy al escuchar la melodía de presentación sonrío deuna deliciosa forma autómata. Me recuerdo en el colegio, alucinada al ver que en la carpeta y en el corazón de todas mis compañeras reinaba el Tío Jessie, es decir, John Stamos. ¿Por qué? Era verle esa cara de "mírame y te derrites", esos músculos mostrados opportune et inopportune (gimnasio bien amortizado), esa barbita que gritaba al mundo "soy un chico malo y-sin-embargo-tierno", y no podía, no podía sufrirlo.
Y sin embargo, ahí estaba el padre, Danny (Bob Saget), formal pero siempre con gran sonrisa, nariz larga y vestido con traje y corbata... irresistible. No podía, no podía resistirlo.
Debí haberme dado cuenta entonces que mi negra suerte iba a ser ésa: una cósmica contradicción que me haría, invariablemente, despreciar a Richard Gere, a Brad Pitt (qué pereza), al mítico Leo (pereza elevada al cubo), a Orlando Bloom (¿lo visto como a mi doncella? preguntaría Beatrice la protagonista de Mucho ruido y pocas nueces.) Y así hasta hoy.
Sólo George Clooney, que al principio provocó mi pereza con sus declaraciones de amor porcino... terminó por vencerme.
Pero vamos al tema que nos ocupa: el Galán por excelencia. La encarnación de los sueños de muchas mujeres de España y parte del extranjero. Aquello que a mí me provoca pereza infinita, ganas de no existir si estuviera él delante: El Duque.
Por algo Naoko, del blog Not so addicted to beauty, al comentar el look de Silvia Abascal en los Goya apunta que reapareció "en muy buena compañía"... y a mí esa compañía me haría salir corriendo.
Y, como alguna amiga del alma, al comunicarle mi opinión me acusó: "estás enferma, háztelo mirar", vengo a defenderme públicamente.
¿Cómo podría gustarme un hombre que pudiendo calzarse una buena corbata... se coloca una pajarita?
¿Cómo podría gustarme un hombre que alcanzó la fama en algo titulado Sin tetas no hay paraíso?
¿Cómo podrá gustarme un hombre que anuncia un perfume llamado "Hombre"? Así, sin más aderezos ni reclamos, hombre... y nosotras debemos caer rendidas.
¿Cómo podría gustarme un hombre que se viste de bonito y parece un barman?
¿Cómo podrá gustarme un hombre que se deja barba de tres días siendo moreno de piel? Cuando todas sabemos que esas barbas son para noruegos o para el impresionante Doctor House.
¿Cómo podrá gustarme un hombre que, para mostrar su atractivo, debe desenfundarse? Cuando todas sabemos que un auténtico caballero acrecienta su atractivo convenientemente vestido, cuanto más, mejor.
Y, sobre todo... ¿cómo podría gustarme un hombre que tiene toda la pinta de repetirme durante toda la tarde, como los churros de feria?
Nunca he querido ser snob.
Pero hay dos circunstancias que pueden catalogarse como tales y siempre marcaron mi vida: no leo bestsellers a menos que sean im-presionantes, y no suelen gustarme los galanes que hacen delirar a la mitad del planeta que calza tacón.
Todo comenzó en la tierna edad del pavo, cuando la serie Padres forzosos me parecía la quintaesencia de la felicidad. Todavía hoy al escuchar la melodía de presentación sonrío deuna deliciosa forma autómata. Me recuerdo en el colegio, alucinada al ver que en la carpeta y en el corazón de todas mis compañeras reinaba el Tío Jessie, es decir, John Stamos. ¿Por qué? Era verle esa cara de "mírame y te derrites", esos músculos mostrados opportune et inopportune (gimnasio bien amortizado), esa barbita que gritaba al mundo "soy un chico malo y-sin-embargo-tierno", y no podía, no podía sufrirlo.
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Suspiro... |
Y sin embargo, ahí estaba el padre, Danny (Bob Saget), formal pero siempre con gran sonrisa, nariz larga y vestido con traje y corbata... irresistible. No podía, no podía resistirlo.
Debí haberme dado cuenta entonces que mi negra suerte iba a ser ésa: una cósmica contradicción que me haría, invariablemente, despreciar a Richard Gere, a Brad Pitt (qué pereza), al mítico Leo (pereza elevada al cubo), a Orlando Bloom (¿lo visto como a mi doncella? preguntaría Beatrice la protagonista de Mucho ruido y pocas nueces.) Y así hasta hoy.
Sólo George Clooney, que al principio provocó mi pereza con sus declaraciones de amor porcino... terminó por vencerme.
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M.A.S... o menos |
Por algo Naoko, del blog Not so addicted to beauty, al comentar el look de Silvia Abascal en los Goya apunta que reapareció "en muy buena compañía"... y a mí esa compañía me haría salir corriendo.
Y, como alguna amiga del alma, al comunicarle mi opinión me acusó: "estás enferma, háztelo mirar", vengo a defenderme públicamente.
¿Cómo podría gustarme un hombre que pudiendo calzarse una buena corbata... se coloca una pajarita?
¿Cómo podría gustarme un hombre que alcanzó la fama en algo titulado Sin tetas no hay paraíso?
¿Cómo podrá gustarme un hombre que anuncia un perfume llamado "Hombre"? Así, sin más aderezos ni reclamos, hombre... y nosotras debemos caer rendidas.
¿Cómo podría gustarme un hombre que se viste de bonito y parece un barman?
¿Cómo podrá gustarme un hombre que se deja barba de tres días siendo moreno de piel? Cuando todas sabemos que esas barbas son para noruegos o para el impresionante Doctor House.
¿Cómo podrá gustarme un hombre que, para mostrar su atractivo, debe desenfundarse? Cuando todas sabemos que un auténtico caballero acrecienta su atractivo convenientemente vestido, cuanto más, mejor.
Y, sobre todo... ¿cómo podría gustarme un hombre que tiene toda la pinta de repetirme durante toda la tarde, como los churros de feria?
martes, febrero 21, 2012
Un año de felicidad
La frase es rematadamente cursi, pero es que a veces la realidad se empeña en teñirse de rosa, y no hay quién pueda con ella.
Hace exactamente un año comencé a trabajar en la Universidad Internacional de La Rioja, me trasladé a vivir a Logroño.
En un año he crecido, me he llenado de ilusiones... alquilé mi primer piso en solitario, dirigí trabajos de fin de carrera, volví a escribir poesía, conocí la movida riojana de la mano de cincuenta compañeros de trabajo, me compré una botella de agua mineral de diseño, asistí al carnaval del vino en Haro y la librería Castroviejo se convirtió en mi segundo hogar.
Este ha sido el año de mi crisis bloguera: en dos mil siete escribí 119 entradas; en dos mil once, 36. También a superar la sequía me ha ayudado esta tierra, ya que he inaugurado en el blog lo que un comentarista llama mis prosas sobre la Rioja.
Y en este post recopilatorio, os enlazo los que a mi parecer merecen la pena en esta último año de blog en duermevela, ¡viva la resurrección!
- En un día como hoy, es obligado enlazar dos momentos en los que describo mi fascinante trabajo y hablo de lo feliz que me hace: aquí y aquí.
- Mis desayunos vespertinos en la cafetería Génesis antes de entrar en la oficina quedaron registrados aquí.
- Por supuesto, entradas sobre la librería Castroviejo, ahora no solo en Navidad: aquí (con foto de los árboles rosas junto a la Redonda), aquí (con foto de un libro de d´Ors) y aquí, en el día de los Reyes Magos (con foto de d´Ors y Cunqueiro).
- Un poco de cultura local: La Feria del Libro Antiguo en Logroño.
-Y, si todavía seguís leyendo, os premio con una historia delirante: la anodina y el hombre cañón.
Hace exactamente un año comencé a trabajar en la Universidad Internacional de La Rioja, me trasladé a vivir a Logroño.
En un año he crecido, me he llenado de ilusiones... alquilé mi primer piso en solitario, dirigí trabajos de fin de carrera, volví a escribir poesía, conocí la movida riojana de la mano de cincuenta compañeros de trabajo, me compré una botella de agua mineral de diseño, asistí al carnaval del vino en Haro y la librería Castroviejo se convirtió en mi segundo hogar.
Este ha sido el año de mi crisis bloguera: en dos mil siete escribí 119 entradas; en dos mil once, 36. También a superar la sequía me ha ayudado esta tierra, ya que he inaugurado en el blog lo que un comentarista llama mis prosas sobre la Rioja.
Y en este post recopilatorio, os enlazo los que a mi parecer merecen la pena en esta último año de blog en duermevela, ¡viva la resurrección!
- En un día como hoy, es obligado enlazar dos momentos en los que describo mi fascinante trabajo y hablo de lo feliz que me hace: aquí y aquí.
- Mis desayunos vespertinos en la cafetería Génesis antes de entrar en la oficina quedaron registrados aquí.
- Por supuesto, entradas sobre la librería Castroviejo, ahora no solo en Navidad: aquí (con foto de los árboles rosas junto a la Redonda), aquí (con foto de un libro de d´Ors) y aquí, en el día de los Reyes Magos (con foto de d´Ors y Cunqueiro).
- Un poco de cultura local: La Feria del Libro Antiguo en Logroño.
-Y, si todavía seguís leyendo, os premio con una historia delirante: la anodina y el hombre cañón.
martes, febrero 14, 2012
Ligando con una vieira
Esta tarde vi llover.
Los adoquines mojados parecían caramelos. Caminaba yo por los soportales de Gran Vía, bajo mi sombrero de lluvia, cuando vi una enorme vieira de peluche que entorpecía el paso. La vieira bailoteaba. Se dirigió a mí para tomarme de la mano. De debajo del disfraz emergía una música como de gaitas, irresistible. La vieira hacía ademanes de querer que yo diera una vuelta, agarrada a su esponjoso brazo. No sé qué hubieras hecho tú: a mí la música me llama poderosamente. No sólo di la vuelta sino que me marqué un baile con ella, que en realidad era él. A su lado, unos panfletarios vestidos de paisano ofrecían publicidad de Marisgalicia, carpa ambulante de mariscos. Se reían diciendo:
-¡Mira qué marcha tiene la moza!
Y también:
-¡David, quítate la vieira!
David no se quería quitar la vieira, pero no me devolvía la mano tampoco.
- Es más cortado...
- Es que será gallego, respondí yo. Sonrisa de oreja a oreja por parte de la vieira.
-Sí, soy gallego. ¿Otro baile?
Mientras bailábamos en plena calle, debajo de la lluvia (aunque en un soportal algo arrinconado, afortunadamente-, los panfletarios iban tomando conciencia de celestina.
-Eh, que está soltero. Chica, que no es una vieira, que es un chaval muy majo...
Y lo decían tan serios.
Los adoquines mojados parecían caramelos. Caminaba yo por los soportales de Gran Vía, bajo mi sombrero de lluvia, cuando vi una enorme vieira de peluche que entorpecía el paso. La vieira bailoteaba. Se dirigió a mí para tomarme de la mano. De debajo del disfraz emergía una música como de gaitas, irresistible. La vieira hacía ademanes de querer que yo diera una vuelta, agarrada a su esponjoso brazo. No sé qué hubieras hecho tú: a mí la música me llama poderosamente. No sólo di la vuelta sino que me marqué un baile con ella, que en realidad era él. A su lado, unos panfletarios vestidos de paisano ofrecían publicidad de Marisgalicia, carpa ambulante de mariscos. Se reían diciendo:
-¡Mira qué marcha tiene la moza!
Y también:
-¡David, quítate la vieira!
David no se quería quitar la vieira, pero no me devolvía la mano tampoco.
- Es más cortado...
- Es que será gallego, respondí yo. Sonrisa de oreja a oreja por parte de la vieira.
-Sí, soy gallego. ¿Otro baile?
Mientras bailábamos en plena calle, debajo de la lluvia (aunque en un soportal algo arrinconado, afortunadamente-, los panfletarios iban tomando conciencia de celestina.
-Eh, que está soltero. Chica, que no es una vieira, que es un chaval muy majo...
Y lo decían tan serios.
sábado, febrero 11, 2012
El Regreso: la fiesta
Escribir, para un poeta, es vital. Vital: de vida o muerte. Fidel Villegas me dijo un día, citando a un escritor que no recuerdo, que uno es poeta cuando siente que sin escribir poemas se moriría.
Así estaba yo. Sin vocación, sin media vida. Ahora todo vuelve a encajar. El puzzle de luz se completa con sílabas nocturnas, que llueven sigilosamente. Un río es la inspiración, y un poeta no se baña dos veces en el mismo río, como ningún otro hombre lo hace.
Ha vuelto y ya no se parece a la que era antes, pero la quiero así: un poco más filosófica, con un centelleo de misterio. Que siga la fiesta, que no termine nunca.
Así estaba yo. Sin vocación, sin media vida. Ahora todo vuelve a encajar. El puzzle de luz se completa con sílabas nocturnas, que llueven sigilosamente. Un río es la inspiración, y un poeta no se baña dos veces en el mismo río, como ningún otro hombre lo hace.
Ha vuelto y ya no se parece a la que era antes, pero la quiero así: un poco más filosófica, con un centelleo de misterio. Que siga la fiesta, que no termine nunca.
domingo, febrero 05, 2012
La niña que hay en mí: Astérix
Cuando era pequeña, me dediqué a coleccionar aquellas figuritas de goma que daban forma y vida a nuestros héroes televisivos. Campanilla, Blancanieves, Mafalda, el capitán Haddock o el oso Yogui... Recuerdo a un príncipe arrodillado y enardecido, captado en el preciso momento de la declaración amorosa. Mafalda rodaba sobre patines, y Yogui empuñaba, entre soñador y alegre, un flamante auricular de teléfono.
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Poesía e infancia... |
Otra de mis grandes e incipientes pasiones eran los cómics de Astérix, una afición que mis alumnos de Literatura Infantil en la Unir conocen ya muy bien. De niña me bebía a grandes sorbos, durante tardes invernales, los álbumes de grandes portadas a todo color. Recuerdo a uno de mis primos jurar por Tutatis, como el jefe de la aldea gala... Y la mítica frase de despedida ante un viaje de aventuras, "¡sed dignos, por Tutatis!", siempre me pareció uno de los mejores consejos que se pueden regalar.
Incluso en mi primer poemario, Magia, se puede ver la influencia de Goscinny y Uderzo:
TELEOLOGÍA
Los días fueron hechos
para el café, los taxis por las calles
y las tiendas de ropa, los atascos
y el trabajo y el jefe que pide más café.
Las noches se inventaron
para que las muchachas miraran a la lunay en los pubs tonteasen las niñas con bikini
y en mi casa fumaran mis amigos
y tus ojos cayeran en mis ojos
como el cielo plomizo sobre una aldea gala.
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...¡Están locos, estos poetas! |
Hace un par de navidades descubrí a los entrañables personajes aguardándome, tras los cristales de un escaparate. Era la tienda de revistas y cromos Peregrino, situada al final de la Gran Vía de Logroño. Compré un magnífico Obélix para regalarlo a mi padre, y es este verano regresé para llevarme a Astérix, al jefe de la aldea y al vendedor de pescado (no muy) fresco.
Pero se me resistía Obélix, que no apareció por ningún sitio. "Tiene que llegar", salmodiaba la vendedora, y el tiene que llegar se ha convertido, a lo largo del otoño y el invierno, en una cantinela parecida al "vuelva usted mañana" de Larra. Estaba ya casi resignada a quedarme sin Obélix, cuando en mi último viaje a Madrid lo encontré.
En la calle Guzmán el bueno, al lado de la boca de metro de Islas Filipinas, hay una tiendecilla con pinta desastrada que responde al nombre de "Bazar Bárbara", y que bajo el nombre ostenta en el cartel el honroso título de "baratijas"...
...Allí me esperaban Obélix, Panoramix y nada menos que Julio Cesar.
jueves, febrero 02, 2012
Wislawa, in memoriam
Porque eras alegría pura, irracional y, por eso mismo, la más lógica de este mundo y de cualquier otro mundo que exista. Porque convertiste la poesía en un estallido de euforia, tras tanto poeta llorón. Porque eras polaca. Porque lo sigues siendo.
Porque inspiraste a Teresa Soto un inmenso poema que se llamaba así, "Imitación de Wislawa". Porque has inspirado a Enrique García-Máiquez este fermoso diálogo.
Brindo con mi copa de agua mineral, burbujeante. El vino lo pones tú.
Porque inspiraste a Teresa Soto un inmenso poema que se llamaba así, "Imitación de Wislawa". Porque has inspirado a Enrique García-Máiquez este fermoso diálogo.
Brindo con mi copa de agua mineral, burbujeante. El vino lo pones tú.
lunes, enero 30, 2012
Música y literatura
Dedico este post a Naiara, que me enseñó a amar la música, y a Merl, que hoy cumple años.
En Logroño hay otra librería que me gusta, y no es Castroviejo. Se llama Quevedo, y en ella compro revistas de belleza y moda.
Está situada en frente del parque del Espolón, algo que empieza ya a sumarle magia al lugar: sobre todo en invierno, con los árboles desnudos. No tiene puertas, abre al mediodía y es un espacio diáfano, sin barreras, lleno de luz.
Venden best sellers de categoría, bien escritos, como El haiku de las palabras perdidas, de Andrés Pascual, o Mientras ella sea clara, de Carlos Villar.
Estuve en la presentación de ambas novelas. A la primera, celebrada en el Riojafórum, me invitó el rector de mi universidad, y en el precioso acto repleto de reverberaciones japonesas me regalaron una grulla de papel pintado. A la segunda me invitó el propio autor: el centro cultural Ibercaja estaba repleto y las palabras flotaban en el aire hechizado.
Lo que diferencia a una librería de un supermercado de libros, al menos uno de los síntomas, es la música. Entras en Castroviejo y te envuelve el jazz. En Quevedo también hay música, un tañido de campanas renacentistas que me hace cerrar los ojos para aspirar la melodía.
Le pregunto al librero si es Radio Clásica lo que suena. Él se sorprende. No a todo el mundo le gusta, me dice. Y me recuerdo años atrás, comentando que Mozart me aburría de muerte. Y cómo domesticaste mi corazón, diciéndome que un poeta no debía ignorar la belleza de la música clásica. Y cómo brillaban tus ojos, con indecible triunfo, la primera vez que yo cerré los míos para disfrutar de Mozart.
sábado, enero 28, 2012
La pura contemplación
Recuerdo un debate que hubo en la Universidad de Sevilla hace muchos, muchos años, en mis tiempos de estudiante, sobre los amores imposibles.
Fue en clase de latín. Teníamos un magnífico profesor, inolvidable, que tras cada traducción traía un libro para leer, un tema para discutir, un poema de Catulo para recitar... Un palpitante trozo de vida con el que la lengua muerta que enseñaba se llenase de luz y de color.
Recuerdo que nos costó mucho hablar, soltarnos, decir algo aunque fuera por el simple placer de abrir la boca y sentir el sonrojo en las mejillas.
Ayer, recordando, pensaba que se puede ser feliz incluso acometida por los hervores de un amor imposible. Lo que mata toda posibilidad de dicha es la esperanza. Pero cuando cierras los ojos y sabes que no hay esperanza, es más, que ni siquiera deseas que exista, tu amor se convierte en pura contemplación de la Belleza.
Y la contemplación te hace vencerte a ti mismo. Y la comtemplación te convierte en un ser feliz, envuelto en una felicidad que nace de la fatiga diaria.
Fue en clase de latín. Teníamos un magnífico profesor, inolvidable, que tras cada traducción traía un libro para leer, un tema para discutir, un poema de Catulo para recitar... Un palpitante trozo de vida con el que la lengua muerta que enseñaba se llenase de luz y de color.
Recuerdo que nos costó mucho hablar, soltarnos, decir algo aunque fuera por el simple placer de abrir la boca y sentir el sonrojo en las mejillas.
Ayer, recordando, pensaba que se puede ser feliz incluso acometida por los hervores de un amor imposible. Lo que mata toda posibilidad de dicha es la esperanza. Pero cuando cierras los ojos y sabes que no hay esperanza, es más, que ni siquiera deseas que exista, tu amor se convierte en pura contemplación de la Belleza.
Y la contemplación te hace vencerte a ti mismo. Y la comtemplación te convierte en un ser feliz, envuelto en una felicidad que nace de la fatiga diaria.
sábado, enero 21, 2012
Siguiendo a Navascués...
...enlazo (o "linkeo"), esta fantástica historia de una conversión... inaudita. La poeta atea que quiso preguntar a una monja por su vagina.
Siempre me han enamorado las historias de conversiones, en especial, de conversos ingleses o americanos. Esta pasión comenzó con el Beato Newman y ahora termina con una historia surrealista... en el mejor sentido de la palabra, aunque ya saben mis lectores que para mí este término carece de malos sentidos.
P.S.: Prometo regresar pronto.
Siempre me han enamorado las historias de conversiones, en especial, de conversos ingleses o americanos. Esta pasión comenzó con el Beato Newman y ahora termina con una historia surrealista... en el mejor sentido de la palabra, aunque ya saben mis lectores que para mí este término carece de malos sentidos.
P.S.: Prometo regresar pronto.
lunes, enero 09, 2012
El Primer Regalo de Reyes
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Porque un libro es un regalo... |
Este año, los Reyes Magos hicieron su entrada en mi vida el cinco de enero, y no en el salón de mi casa familiar sino en una librería que, por supuesto, era la librería Castroviejo. Repleta de música clásica, madera y sol.
Entré por casualidad, después de ver a Sus Majestades bajando del helicóptero amarillo en las Gaunas. Así es La Rioja: un campo de fútbol repleto de niños agitando pañuelos, villancicos tronando por megafonía y el alcalde (hoy alcaldesa) recibiendo la embajada real. Siempre se me eriza la piel, mitad por el frío mitad por la magia. Vuelvo a creer.
Pero los Reyes magos a veces se despistan, olvidan un último regalo y tengo que acercarme a mi rincón favorito para comprar la novela Grandes esperanzas de Dickens. Y, de paso, Lo que ha llovido de Enrique García-Máiquez.
El mejor librero del mundo envuelve sus libros cuidadosamente. Se detiene. Me mira. Y musita: "espera un momento..." Con el corazón en vilo y cantando, espero.
Y regresa con un librito de los años setenta, de uno de mis poetas más queridos ¿Lo tienes? No, no lo tengo, y es uno de los pocos que me faltan.
El librero es Gaspar. Me ha engañado. Y, con una sencillez regia, me tiende el precioso cuadernillo diciendo: "pues para ti".
sábado, diciembre 24, 2011
El Niño Jesús del Microondas
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El Niño del Microondas... |
Hace muchos, muchos años compré esta pequeña figura de escayola con la intención de pintarla, porque en mi colegio me habían enseñado a aplicar pátinas que imitaban el marfil, la madera envejecida y hasta el bronce.
Como muchos otros propósitos, éste quedó aparcado, perdiendo su sentido con el pasar del tiempo.
Hace unos pocos años, en uno de mis intentos por ordenar mi vida y mi dormitorio, apareció la figurita al fondo de un cajón, como había aparecido antes el refulgente corazón de ámbar que mis padres me trajeron de Praga y que estuvo perdido y fue hallado.
El Niño Jesús desprendía una luz más íntima y escondida, más verdadera. El tiempo, más cuidadoso que yo, había dejado su pátina en él, y era esa suciedad que ya no podía borrarse la que lo hacía aún más adorable, comestible.
Lo pusimos al lado del Microondas, para verlo al desayunar. Él es humilde y huye de espumillones y mesas de caoba. Sólo quiere que comencemos nuestro desayuno con Él, como reza aquel poema tremendamente humano de Luis Alberto de Cuenca:
«Tengo un hambre feroz esta mañana.
Voy a empezar contigo el desayuno».
Voy a empezar contigo el desayuno».
martes, diciembre 20, 2011
Días de Cine
...Y no hablo de la tarde poética que disfruté en Salamanca, esa ciudad de piedra y viento (Sara Merghut lo retuitea aquí), ni a lo maravillosamente bien que me trató Elena, del servicio de actividades de la universidad, ni siquiera al divertido susto que me pegué en la bañera del hotel, que resultó ser de hidromasaje y se llenó de espuma... ¡hasta el techo!
...Tampoco hablo de la preciosa casita con chimenea y vistas al mar de mi amiga merl en Algeciras, con aquel olor a miel y leña, y el sol de diciembre dorando nuestras caras mientras ondeaba la bufanda al viento...
Los días de cine están por llegar: la cartelera se nos presenta en estas navidades de lo más golosa. Me perdí El árbol de la vida, por lo que a Dios pongo por testigo de que no me perderé el Tintín de Spielberg (aquí una magnífica reseña de navascués), el Gato con botas (una amante de los gatos no puede faltar a la cita), Jane Eyre (amo la novela inglesa y las pelis de época... Fukunawa está gritando mi nombre con letras de neón) y Un dios salvaje.
He visto, de una sentada, la serie de la BBC Daniel Deronda que me regaló mi amiga Ana Marco. Mi padre la ha encontrado infumable (por si acaso, no se retiró hasta el final.) Mi madre la califica como "un folletín de altura" (pero no despegó los ojos a lo largo de las tres horas y media, al igual que yo.)
Yo pienso que no es fácil superar la mejor, la invencible serie de la BBC Orgullo y prejuicio, pero he disfrutado de la fotografía y de la genial actuación de Romola Garai. El actor en cambio me ha parecido un niño, incapaz de despertar una pasión tan delicada y salvaje. Claro que Darcy es un rival imbatible, y Colin Firth será siempre Colin Firth.
Siempre nos quedará Colin Firth.
...Tampoco hablo de la preciosa casita con chimenea y vistas al mar de mi amiga merl en Algeciras, con aquel olor a miel y leña, y el sol de diciembre dorando nuestras caras mientras ondeaba la bufanda al viento...
Los días de cine están por llegar: la cartelera se nos presenta en estas navidades de lo más golosa. Me perdí El árbol de la vida, por lo que a Dios pongo por testigo de que no me perderé el Tintín de Spielberg (aquí una magnífica reseña de navascués), el Gato con botas (una amante de los gatos no puede faltar a la cita), Jane Eyre (amo la novela inglesa y las pelis de época... Fukunawa está gritando mi nombre con letras de neón) y Un dios salvaje.
He visto, de una sentada, la serie de la BBC Daniel Deronda que me regaló mi amiga Ana Marco. Mi padre la ha encontrado infumable (por si acaso, no se retiró hasta el final.) Mi madre la califica como "un folletín de altura" (pero no despegó los ojos a lo largo de las tres horas y media, al igual que yo.)
Yo pienso que no es fácil superar la mejor, la invencible serie de la BBC Orgullo y prejuicio, pero he disfrutado de la fotografía y de la genial actuación de Romola Garai. El actor en cambio me ha parecido un niño, incapaz de despertar una pasión tan delicada y salvaje. Claro que Darcy es un rival imbatible, y Colin Firth será siempre Colin Firth.
Siempre nos quedará Colin Firth.
viernes, diciembre 09, 2011
Quiero ser surrealista
Decimos que algo es surrealista, frunciendo los labios... y, por mucho que nuestra voz quiera mostrar desprecio siempre flota al fondo un deje de envidia.
Ojalá todos pudiéramos pintar nuestros sueños. Los relojes derretidos del cuadro de Dalí me han recordado hoy a las pizzas de casa tarradellas. Surrealista, ¿no?
Y cuando decimos que una persona tiene salidas surrealistas, en realidad lo que queremos decir es que brilla por encima de lo cotidiano, con un fulgor de sorpresa, de relámpago azul.
El amor es siempre surrealista. Duele con destellos, como una joya de puntas afiladas.
Quiero ser surrealista.
Ojalá todos pudiéramos pintar nuestros sueños. Los relojes derretidos del cuadro de Dalí me han recordado hoy a las pizzas de casa tarradellas. Surrealista, ¿no?
Y cuando decimos que una persona tiene salidas surrealistas, en realidad lo que queremos decir es que brilla por encima de lo cotidiano, con un fulgor de sorpresa, de relámpago azul.
El amor es siempre surrealista. Duele con destellos, como una joya de puntas afiladas.
Quiero ser surrealista.
jueves, diciembre 01, 2011
La Felicidad...
Una felicidad de andar por casa, con bata y zapatillas.
Una felicidad a mi medida, una felicidad que no perdura... y que regresa siempre.
Enciendo el ordenador. La chica de audiovisuales está allí, con su sonrisa que no acaba y su melena rubia. Y me va a ayudar a ajustar el altavoz, subir el documento y mantener la conexión. Esas cosas tontas que yo no sé hacer.
Se ilumina la pantalla con el power point, mi imagen y la casilla donde ellos, mis alumnos, chatean. Ya comienzan a saludar, buenos días, y yo escribo algo completamente estúpido: en dos minutos empezamos. Aún no pueden verme.
Tengo que hablar de la fantasía. O de los géneros literarios. Tengo que hablar de lo que más me apasiona en este mundo y transmitir por medio de ondas magnéticas esta misma pasión. Una llama se enciende, mi deber es no apagarla.
La clase fluye, minuto a minuto. Preguntan, contesto, sugiero, responden, se ríen, me río. Muerta de risa delante de la pantalla, ante la avalancha de jajajajajas en mayúsculas que se me viene encima pienso, "esto no es serio". Pero es lo más serio del mundo.
Hoy hablábamos del Mito. El paso del mito al logos. Decía yo que la filosofía nace del asombro, y recordé a Jostein Gaarder, que decía lo mismo. La poesía también nace del asombro, al final el mito y el logos se parecen. Solo que el poeta se asombra ante la belleza, y el filósofo, ante el conocimiento, supongo.
De pronto, en el chat, alguien comenta que todo esto le recuerda a El mundo de Sofía.
Y otra alumna dice que lleva todas estas semanas viendo las clases en diferido y que sentía envida "¡qué bien lo pasáis!".
Es la felicidad... silenciosa y cotidiana.
Una felicidad a mi medida, una felicidad que no perdura... y que regresa siempre.
Enciendo el ordenador. La chica de audiovisuales está allí, con su sonrisa que no acaba y su melena rubia. Y me va a ayudar a ajustar el altavoz, subir el documento y mantener la conexión. Esas cosas tontas que yo no sé hacer.
Se ilumina la pantalla con el power point, mi imagen y la casilla donde ellos, mis alumnos, chatean. Ya comienzan a saludar, buenos días, y yo escribo algo completamente estúpido: en dos minutos empezamos. Aún no pueden verme.
Tengo que hablar de la fantasía. O de los géneros literarios. Tengo que hablar de lo que más me apasiona en este mundo y transmitir por medio de ondas magnéticas esta misma pasión. Una llama se enciende, mi deber es no apagarla.
La clase fluye, minuto a minuto. Preguntan, contesto, sugiero, responden, se ríen, me río. Muerta de risa delante de la pantalla, ante la avalancha de jajajajajas en mayúsculas que se me viene encima pienso, "esto no es serio". Pero es lo más serio del mundo.
Hoy hablábamos del Mito. El paso del mito al logos. Decía yo que la filosofía nace del asombro, y recordé a Jostein Gaarder, que decía lo mismo. La poesía también nace del asombro, al final el mito y el logos se parecen. Solo que el poeta se asombra ante la belleza, y el filósofo, ante el conocimiento, supongo.
De pronto, en el chat, alguien comenta que todo esto le recuerda a El mundo de Sofía.
Y otra alumna dice que lleva todas estas semanas viendo las clases en diferido y que sentía envida "¡qué bien lo pasáis!".
Es la felicidad... silenciosa y cotidiana.
sábado, noviembre 26, 2011
Alcohol, Tomás de Aquino y eye liner
Mi amiga M. es una fuente de inspiración continua. Contemplando juntas un cuadro de Zurbarán me hizo percibir el bolsito tan cool que lleva Santa Margarita por alforja en pleno siglo XVII.
La semana pasada, desayunando en el bar Génesis, tuvo que tomarse uno de esos diabólicos sobrecitos de Frenadol y descubrió entre sus ingredientes un colorante llamado... ¡amarillo ocaso! Comenzamos el lento yermo de la mañana laboral hablando de poesía farmacéutica.
Este viernes yo tenía que impartir una sesión sobre maquillaje en una asociación cultural. Y me habían pedido que, antes de la práctica, fundamentara la necesidad de afeites cosméticos con argumentos filosóficos. En mi vida me he visto en tal aprieto.
Decidí recurrir a Santo Tomás, todo un clásico. Uno de sus famosos remedios contra la tristeza es un baño de burbujas.
...Bueno, recogí velas ante sus ojos atónitos, el santo habla de un baño, las burbujas, sales e incluso velitas las pongo yo.
De pronto, mi amiga se acuerda de un poema renacentista en el que el trovador alaba a su dama, que entra en cierta iglesia de sevilla y los monaguillos y hasta el cura se confunden y
Es interesante, apunta, porque al describir a su señora habla de que en su boca había dulzor, en sus mejillas arrebol y en sus ojos... alcohol, o sea, una sustancia cosmética.
Estuvimos buscando la cita exacta en Google durante un buen rato, porque, decía ella entre risas, si juntas las palabras "Poema" y "Alcohol" en el buscador famoso, te dirige directamente a...¡Joaquín Sabina!
La semana pasada, desayunando en el bar Génesis, tuvo que tomarse uno de esos diabólicos sobrecitos de Frenadol y descubrió entre sus ingredientes un colorante llamado... ¡amarillo ocaso! Comenzamos el lento yermo de la mañana laboral hablando de poesía farmacéutica.
Este viernes yo tenía que impartir una sesión sobre maquillaje en una asociación cultural. Y me habían pedido que, antes de la práctica, fundamentara la necesidad de afeites cosméticos con argumentos filosóficos. En mi vida me he visto en tal aprieto.
Decidí recurrir a Santo Tomás, todo un clásico. Uno de sus famosos remedios contra la tristeza es un baño de burbujas.
...Bueno, recogí velas ante sus ojos atónitos, el santo habla de un baño, las burbujas, sales e incluso velitas las pongo yo.
De pronto, mi amiga se acuerda de un poema renacentista en el que el trovador alaba a su dama, que entra en cierta iglesia de sevilla y los monaguillos y hasta el cura se confunden y
"por decir amén, amén
decían amor, amor"
decían amor, amor"
Es interesante, apunta, porque al describir a su señora habla de que en su boca había dulzor, en sus mejillas arrebol y en sus ojos... alcohol, o sea, una sustancia cosmética.
Estuvimos buscando la cita exacta en Google durante un buen rato, porque, decía ella entre risas, si juntas las palabras "Poema" y "Alcohol" en el buscador famoso, te dirige directamente a...¡Joaquín Sabina!
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Cuaderno de bitácora,
Divagaciones de ¿vacaciones?
sábado, noviembre 19, 2011
Votar o no votar
Hoy, que todos callan, voy a hablar de política... y de Correos.
Enciendo la radio y escucho alternativamente: súmate al cambio, pelea por lo que quieres... si puedes, añado yo en voz baja.
Noventa mil personas se van a quedar sin votar por correo, y yo estoy entre ellas.
LLegó un sobre grande y resultó ser de HO, plataforma que me revienta, aunque "pelea por lo que quiero". No me gustan sus métodos, pero por una vez estuvieron muy acertados editando una especie de folleto en el que dicen qué dicen de los temas candentes (aborto, educación, libertad religiosa...) los grandes padres patrios que nos quieren desgobernar. De lo leído saco en conclusión que no quiero empadronarme en Logroño ni en Sevilla sino en pampaluna, para votar a UPN. Pero eso es imposible. No puedo votar a UPN... ni a ningún otro partido.
Ayer dije en el trabajo: si lo llego a saber, me meto el sábado en un autobús y amanezco el domingo en mi ciudad natal, para acudir al colegio de mi barrio y "complir con la democracia"... Grandes risotadas, ¿de verdad lo harías?
Pues sí. Y es que soy una politiquera. Y una ingenua.
Enciendo la radio y escucho alternativamente: súmate al cambio, pelea por lo que quieres... si puedes, añado yo en voz baja.
Noventa mil personas se van a quedar sin votar por correo, y yo estoy entre ellas.
LLegó un sobre grande y resultó ser de HO, plataforma que me revienta, aunque "pelea por lo que quiero". No me gustan sus métodos, pero por una vez estuvieron muy acertados editando una especie de folleto en el que dicen qué dicen de los temas candentes (aborto, educación, libertad religiosa...) los grandes padres patrios que nos quieren desgobernar. De lo leído saco en conclusión que no quiero empadronarme en Logroño ni en Sevilla sino en pampaluna, para votar a UPN. Pero eso es imposible. No puedo votar a UPN... ni a ningún otro partido.
Ayer dije en el trabajo: si lo llego a saber, me meto el sábado en un autobús y amanezco el domingo en mi ciudad natal, para acudir al colegio de mi barrio y "complir con la democracia"... Grandes risotadas, ¿de verdad lo harías?
Pues sí. Y es que soy una politiquera. Y una ingenua.
lunes, octubre 31, 2011
Aurora
Por supuesto, dedico la entrada a ARP
Azul brillante, con burbujas de charol en el fondo. Así era el día esta mañana, muy de mañana.
He visto amanecer.
La aurora no era rosa, ni cursi, ni lenta: era rápida y azul. Vertiginosa. soleada. Y la tierra parecía exhalar humo. Crecía el humo blanco en espiral, formando una interrogación sobre el campo azul.
Lo veíamos desde el coche gris, camino del trabajo. Un grito de alegría iba inundando silenciosamente la tierra: una alegría que, como todas, tenía también su secreto escondido, su pregunta repleta de veneno, su pequeña sombra. Una alegría misteriosa.
Y decidí llenar del todo mi vaso: si me das esta mañana tan azul y este lunes en el que nada quiero sino llegar a la oficina... ¿qué otra cosa puedo temer?
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Proemas,
un nosequé que quedan balbuciendo
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