jueves, noviembre 18, 2010

Los cuatro estados del alma: el Buen Rollo

Pero... ¿no eran tres?
A mí no me gusta la expresión buen rollo. La combinación del adjetivo buen unido al sustantivo rollo no me suele agradar, me parece una frase hecha... de vacíos. Pero es un hecho que hay estados del alma que sólo podemos denominar así: El Buen Rollo.

Esos momentos de hermandad total, de conocimiento y flechazo ético o estético... ¿qué son sino una enorme burbuja de Buen Rollo? Ocurre cuando alguien te llega por vía de un amigo común: si el amigo que compartes con ese desconocido es una persona muy querida y admirada por ti..., entonces el Buen Rollo te invade y te rindes sin condiciones ante el nuevo ser que se te presenta.
A mí me ocurre mucho. Más aún: cuando me escribe o saluda alguien que es amigo de otro alguien que es "La-leche-en-bote-y-el-pijama-a-cuadros", sólo por ser amigo de quien es ya le he vestido en mi imaginación con todos los dones y virtudes que posee nuestro estimado eslabón común. Se ha dicho y repetido aquello de "somos lo que comemos", también "somos lo que leemos"... Yo digo que somos, sobre todo, los amigos que elegimos.

El Buen Rollo también te sacude cuando, en una situación que debería ser de alto riesgo, una intuición genial te susurra poderosamente que en realidad no hay peligro alguno. Sucede por ejemplo cuando en una discoteca conoces a un chico y, tras media hora de conversación, sabes con certeza absoluta que seréis como hermanos, que no puedes tentarle ni puede tentarte él a ti... Y bailas, sonríes, te sonrojas, piropeas y hasta pones tu cabeza en su hombro con total impunidad, sin que ninguno de estos actos sean (ni sean vistos como) peldaños previos hacia ninguna parte.

El Buen Rollo no decepciona nunca. No suele fallar. No hay nada erróneo en él... salvo su propio nombre.

5 comentarios:

Noelia Cano dijo...

...ahora comprendo mejor porqué tú me lo causas ;) Un besazo!

Anónimo dijo...

Yo le llamo buen karma... Y es el que me hizo ver en una sóla noche quien era el hombre de mi vida... A veces funciona! Casi todas!

Bergman dijo...

Soy escéptico...esos ataques de buen rollo son muy agradables pero mi opinión es que suelen tener corto recorrio.

Miriam dijo...

Anda, a mi también me pasa¡
Yo los llamo, amigos-jersey-de-otoño-para-el-corazón, o abreviado amigos-jersey-otoño. Aunque lo san durante todo el año
Me ha encantado recordarlos gracias a tu entrada

El hijo del capitán dijo...

¿Y el buen rollo del primer viaje con amigos? Fin de semana en Jaca en casa de uno de ellos, con las mil y una quedadas previas para organizar, la lista enorme de cosas que comprar -no te olvides de los hielos-, el viaje en coche, con la "L" de libertad, de locura adolescente, el cigarro nada más aparcar, acabamos de hacer cima, la cena en casa, lista como para conquistar a la mismísima Julia Roberts (era otros tiempos), recogemos y nos vamos, la mesa repleta de botellas, ecos de risas y ceniceros rebosantes, toda una noche por delante, confidencias de alta graduación, bailes, felicidad, buen rollo.