Hacía muchísimo calor en el Retiro, y los altavoces anunciaban firmas y más firmas: medio escuché el nombre de Boris Izaguirre. Y el metro te dejaba en la otra punta del parque, por supuesto, y había que caminar entre arbolitos divisando el estanque, el palacio de cristal... el paraíso en pleno mes de junio. Luego llegabas a las casetas achicharradas y con toldo, y todo se diluía en un mar de libros y sudor. Yo empezaba a parecer irremediablemente guiri, con el pelo rubísimo por el sol y la cara rojísima por el mismo sol. Las gotas saladas iban resbalando por mis mejillas, confundiéndose con el maquillaje en polvo Revlon, y mi mal humor se encendía y ya estaba por las nubes y...
Encontré el stand de Renacimiento pegado al de Valdemar, con todos los preciosos libros del club Diógenes. Era una señal. El paraíso evaporado volvía a resurgir, venciendo a los termómetros. Me compré en dos segundos una obra de teatro de Chesterton, y la antología de Julio Mariscal, que inconscientemente había regalado a mi amiga Merl (los poemarios no se regalan los poemarios no se regalan los poemarios no...) Me enredé hojeando Teleny, la obra en que Wilde narra sus amores "prohibidos". Me entusiasma Wilde, y me fastidió un poco el adjetivo de prohibido que desde la contraportada intentaban darle al librito, ese aire de secretismo cuando cualquier bachiller de Suecia debe saber ya con quién andaba Oscar Wilde... Las primeras hojas, que son las que miré, eran una auténtica maravilla.
De allí fui saltando, de caseta en caseta, comiéndome por supuesto las de Alfaguara, El País o Fnac para detenerme en pequeñas joyas tipo El Acantilado, Alba y Veintisiete letras. En El acantilado vi que tenían Helena o el mar del verano, y yo que adoro a Julián Ayesta lo compré sin pestañear. En otro stand, cuyo nombre no recuerdo, me hice con Armadale de Wilkie Collins, ese libro enorme que conseguí en Castroviejo y que perdí durante un viaje en tren. En la caseta de la editorial Alba encontré otro Wilkie Collins titulado Marido y mujer, haciéndome guiños con tal promesa de deleite que no sé cómo me contuve... Y algunas obras de Elizabeth Gaskell, autora victoriana que me interesa muchísimo.
Encontramos a Pío Serrano, dueño de la editorial Verbum, saliendo de su caseta, y me regaló un poemario de Cummings en edición bilingüe.
Este fue mi primer día en la Feria. Hubo después un atardecer pacífico en compañía de mi padre: volví a mirar con ojos lánguidos los libros de Alba... pero el volumen, las maletas y el viaje a Sevilla pesaron más en mi conciencia. Me prometí fieramente que los buscaría a mi vuelta, en cualquier librería sevillana.
En mi última visita pude saludar a Miguel Aranguren, que me firmó su último libro: La hija del ministro. Una novela increíblemente bien contada que me fascinó desde la primera página. Y acudí a la presentación de los últimos números de La Tinta del Calamar, una pequeña editorial que ha sido fruto del máster de edición que imparte la Complutense. Como fin del acto presentaron a Firo Vázquez, un cocinero que hizo una edición del Quijote en páginas de oblea (hojuelas decía él, término más cervantino.) Impreso con tinta de calamar, fue el primer libro comestible, que alimenta el cuerpo después de alimentar el alma.
10 comentarios:
que Dios te pague este regalo de poemario tan bueno que me hiciste!!! (conste que quise hacer trato y no me dejaste.) Los poemarios buenos sí se regalan, los poemarios buenos deben regalarse, los poemarios sí...
quiero saber si anthelios de la rocheposay con 50 o 60 sirve como una hidratante o necesito ponerme una.Anonimo.
Merl, ¡pues claro que intentaste comprármelo! Fui yo quien quiso regalérftelo... de forma insensata.
Anónimo, en principio una solar no hidrata, aunque Anthelios se presenta en varios formatos: fluide extreme (nada de grasa ni de agua, sólo protección y bastante seca), gel (algo más jugoso) y leche fundente (este es el más untuoso y debe hidratar algo, ya que es para piel seca...) De todas formas te sugiero una hidratante con protección solar alta: Superdefense triple acción de Clinique tiene un SPF 25 (pero cuesta una pasta y por un spf 25 no te interesa, además no es de farmacia); Isdin (esta ya en farmacias), tiene un fotoprotector en textura crema que es antiarrugas e hidratante y tiene factor 30.
Pero la más alta es una de OTC (también en farmacias)que lleva protección 40 y es hidratante. Mira lo que dice OTC de esta crema:
"Filter OTC 40 Facial Evanescente.
Indicaciones: Crema muy evanescente, ideal para cutis normales y secos, máxima protección solar, hidratante y antiarrugas, ideal para el cuidado y fotoprotección de cara y cuello. Puede utilizarse como crema hidratante con alta fotoprotección todo el año. Crema evanescente O/W (no resistente al agua)."
Yo creo que si quieres unir hidratación y pantalla solar es la tuya. Ahora, si tienes la piel delicada yo no haría malabares: usaría la hidratante que conozco de toda la vida, la que me va bien, y encima le pondría una pantalla de Isdin en gel, o anthelios fluid extreme.
Jo, qué entrada. A la visita a las librerías sevillanas te acompaño yo.
Jo, qué entrada.
¡¡¡Los poemarios son regalados, me los han regalado y estoy encantadísima con el regalo y su dedicatoria!!!! Tuve la suertaza de que tu amiga, Merl lo regalara. Desde aqui, gracias a ella.
Yo estuve porque un amigo mío firmaba su primera novela, pero no me detuve demasiado. Mis visitas a Madrid son cada vez más cortas y las consagro, sobre todo a mi familia (que falta me hace).
Cometí el "error" de visitarla un año que me pilló en Madrid y...no he vuelto a ir a las de mis queridas ciudades del Sur, queridas por tantas cosas pero nunca, desde ese día, por sus ferias del libro.
¡Teleny? ¿eso no es porno gay?
Hola! acabo de dar con tu blog, y es realmente bueno... me encanta que adores a Julian Ayesta, es mi abuelo... a ver si podemos publicar algunas cosillas mas que dejó escritas!
Un saludo
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