viernes, abril 25, 2008
Creación
Dios crea cada margarita separadamente, pero nunca se cansa de crearlas. Puede ser que Él tenga el apetito eterno de la infancia. Porque nosotros hemos pecado y envejecemos, pero nuestro Padre es más joven que nosotros."
-GKC-
La vida está hecha de postales, de tazas de café y servilletas que resbalan al suelo, y en el hilo de un segundo entre la mesa y las baldosas blancas, si captas el flash de una sonrisa te puedes enamorar. Ése es el juego, y ayer decidí aceptarlo.
El protagonista de mi tarde fue un niño rubio, de dos años, que miraba una silla como si fuera la primera silla en el mundo. Tal vez para él lo era. Y luego levantó la vista y me vio.
Para un niño todo es nuevo, un niño tiene siempre un poco de filósofo y otro poco de poeta. Por eso me hace pensar y me agrada el entusiasmo que algunos de mis amigos sienten por los muñecos que exhiben en sus salones. Una espada con láser infrarrojo en manos de un poeta es un símbolo: es igual a un columpio o un vaso de fanta de naranja para mí. No sólo nos devuelven una vida primera en que fuimos felices y desconocíamos palabras como Hipoteca y Atasco. Nos lleva también al origen del misterio, al primer asombro.
He dicho algunas veces que lo peor de mi vida estuvo en mi adolescencia: de los quince a los ventidos años no fui feliz, pero antes lo había sido mucho y después lo sería aún más. Ahora pienso que a los quince encerré mis muñecas en el armario y dejé de jugar por pudor, tal vez por puro sentimiento del deber. Me perdí por un camino de persona mayor y no encontré la salida del túnel hasta que comencé a tomarme en serio mi vocación de poeta. Jugar con las palabras fue mi salvación.
P.S.: La muñeca de la foto es de La boutique de Lupita.
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13 comentarios:
Muy bueno. Sabes, yo también comparto contigo una infancia muy feliz y una adolescencia que estaba deseando acabar. A cambio, al poco de empezar la universidad descubrí, de nuevo, una etapa enriquecedora y feliz de mi vida, sobre todo el doctorado...
Creo que la adolescencia es como un sarampión que tienes que pasar y que no echas de menos. De hecho y aunque no se debe hacer, yo suelo clasificar a las personas por su visión de la propia adolescencia. Los hay que la recuerdan como el momento mejor de su vida, normalmente no han evolucioando desde entonces y lo que es peor, se acuerdan de multitud de detalles, nombres y hechos (como si fuese la mili) que tú no recuerdas ni te importa haber olvidado. Y luego estamos los que no añoramos la "dichosa" juventud y claro, como me incluyo, considero que nuestra vida es más rica y plena en la actualidad. En fin, que somos más interesantes...
Enhorabuena por esta entrada, Llir. A la altura del lirio.
Abrí el libro y recibí un bofetón de aire fresco.
LLamé a la editorial para intentar agradecer al creador su llamarada ventosa.
La señorita me respondió: "El señor escritor no puede ponerse, porque está trabajando; y además se oyen risas en su gabinete".
Qué suerte pensé, qué suerte.
precioso! me encantó eso de que todo niño tiene algo de poeta y de filósofo. con tu relato incluso me sentí algo identificada, con aquello de guardar las muñecas a los quince, por pudor o deber. yo las guardé a los trece, porque a esa edad debí dejar la adolescencia atrás, por presión social más que nada. porque aún `pienso que los mejores años de la vida son los que van entre los 8 y los 12. Inocencia, juegos, amistad desinteresada...al menos para mí fue así. después, como que todo se complica. para mí el fin de esa era tormentosa que es la adolescencia fue a los 18, cuando salí de un colegio que nunca me gustó, lleno de gente sin nada en común conmigo, y me encontré con un mundo en el que podía ser simplemente "yo".
muchos saludos
¿cómo se te ha ocurrido poner esta cita??
Cómo me ha gustado!
Bienvenido, Boo. Gracias a Pilar, a Driver y a Kuki.
Beades, ya tú sabes.
Te sugiero que visites el blog de Orlando Romano (orlandoromano.blogspot.com): dos de sus últimas entradas tienen el sabor agridulce de esta tuya.
(Saludos desde "El Baile de los Silenos").
¡Preciosa entrada, Ro! El comienzo me parece francamente bueno. Y lo que dices al final, me lo apropio sin cambiarle una coma. ¡Gracias y enhorabuena!
¡Precioso! Me encanta ese comienzo.
Me emocioné!
La infancia es lo más bonito del mundo y, a veces, la queremos acortar.
Creo que la adolescencia se inventó para que los padres se cansen un poco de los hijos y se desvinculen un poco... Sino no les dejaríamos ir nunca.
Ver jugar a un niño es lo más parecido a la felicidad. Qué risa más sincera!
Increíble, Rocío. Simplemente increíble.
Cada día me emocionas más.
Ay Dios mío me lo voy a creer y luego me van a reñir...
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