Señores, me he hecho un twitter.
Nunca pensé en abrirme una cuenta. Amanecí esta mañana sin tener idea de hacerlo, como siempre. Ya se sabe: Adaldrida: ni facebook ni Twitter. Con dos blogs (y uno de ellos mediopensionista) va más que aviada. No tiene tiempo. Ni entusiasmo, que es lo peor, porque no ha buceado aún en todo ese planeta ignorado.
¿Facebook? ¿para qué? No voy a fiestas molonas para enseñar ni querría enseñarlas tampoco. Voy a recitales, voy al teatro, voy a la calle Laurel con amigos o sola, trabajo en la Universidad Internacional de la Rioja, navego en mi bañera, compro la revista In Style, leo a Jane Austen y al Cardenal Newman, releo No hay burlas con el amor de Calderón, voy a Sephora y a Bodybel, me pierdo en la Perfumería Muro, me sumerjo en la librería Castroviejo. Veo El ala oeste de la casa blanca en el cañón de mi casa y sufro (o disfruto) partidos del Athletic de Bilbao en el bar de mi calle. Todo eso lo puedo decir y lo digo en mi blog, ¿para qué más?
Pero hoy he asistido al Congreso Cites 2012 organizado por mi Universidad. Y José Luis Orihuela me ha convencido. Orihuela es un encantador de serpientes. Orihuela dice que la vida virtual es vida real. Que ya está bien de decir al hijo adolescente. "baja de la burbuja, vuelve al mundo real". Que ese lenguaje ya no funciona porque esto no es una moda pasajera, sino el habitat real de muchísimos jóvenes (y no tan jóvenes)
Que la red comunica a personas, y no hay nada más auténtico que eso. Que el mundo virtual y el mundo físico pertenecen, ambos, a la maravillosa realidad. Y que esa realidad fluye de un medio a otro constantemente: que hoy pueden dejarte por "wassap" y tus lágrimas salpicarán el smartphone.
Orihuela habla de personas. Boronat, el ponente anterior, también lo hizo. Y mientras hablaban, en mi mente iba surgiendo la idea. 140 caracteres. Todo un reto para un poeta. Si no me da la vida, lo cierro. O lo dejo volando por estos mundos virtuales, digo reales. Total, a nadie dejaría colgado, porque mal que bien pienso seguir con mis blogs.
Me han cautivado. Y en la realidad de Twitter soy @adaldrida.
viernes, noviembre 30, 2012
jueves, noviembre 22, 2012
Romance del día feroz
Dedico este post a Diana... y pido perdón por el retraso. Vuelvo.
Las jornadas laborales son únicas: liebres tras una esquina. Cada una con su propio desafío y sorpresa. La rutina es ritual, camino que te lleva de la mano. Pero a veces hay días como túneles. Los atraviesas y ves la luz. Y si el túnel se alarga, de una isla a otra isla, se va alejando la luz azul y la tienes que inventar.
Ayer la mañana parecía un páramo, un desierto de papeles que se amontonaban encima de mi mesa de trabajo. Por eso se me ocurrió un poemilla tonto, para conjurar el día feroz, para distraer al lobo y que me enseñara el atajo breve, pero el de verdad:
Quiero ir a mi casita
y meterme en mi camita
taparme con la mantita
para hundir mi cabecita
en la feliz almohadita,
¡que venga mi mamaíta
para darme la manita!
Toda esta salmodia fue coronada con risas por parte de mis compañeros de isla, que bautizaron la broma poética como "romance del día feroz". Yo protestaba, esto no es un romance, tendría que rimar en libre a, además no rima, solo acaba todo en diminutivo, y eso no vale, es trampa... Pero en medio de mi argumentatio, y a punto de emprender otro túnel de papeles, caí en la cuenta de que todo eran octosílabos...
Más que romance era conjuro, porque conseguí acabar todo lo que me había propuesto y el día de hoy ha sido azul, radiante, repleto de trabajo, sí, pero trabajo soleado.
Es la felicidad del lunes o del jueves: terminar la jornada "radiantes de cansancio".
miércoles, octubre 31, 2012
Luz de Luz
He escrito un poema.
Había decidido no publicar poemas en el blog mientras no terminara mi cuarto poemario, "La llave dorada"... pero como ya lo he acabado y Don Enrique Monasterio me pedía un poema, que ha publicado en su blog, lo subo yo también.
Normalmente, cuando un libro se termina de escribir, el autor "se queda seco", y tarda en coger de nuevo la pluma un cierto tiempo prudencial, al menos a mí solía ocurrirme eso. Pero este poema me ha salido del tirón, por lo que mi primer arrebato ha sido desconfiar, pensar que no es bueno.
De cualquier modo, como Don Henry lo ha publicado, ya no tiene remedio: aquí os lo dejo. Intenta "circular" en torno a ese precioso versículo del Credo: Dios de Dios, Luz de Luz.
Había decidido no publicar poemas en el blog mientras no terminara mi cuarto poemario, "La llave dorada"... pero como ya lo he acabado y Don Enrique Monasterio me pedía un poema, que ha publicado en su blog, lo subo yo también.
Normalmente, cuando un libro se termina de escribir, el autor "se queda seco", y tarda en coger de nuevo la pluma un cierto tiempo prudencial, al menos a mí solía ocurrirme eso. Pero este poema me ha salido del tirón, por lo que mi primer arrebato ha sido desconfiar, pensar que no es bueno.
De cualquier modo, como Don Henry lo ha publicado, ya no tiene remedio: aquí os lo dejo. Intenta "circular" en torno a ese precioso versículo del Credo: Dios de Dios, Luz de Luz.
Luz de
Luz
Debajo
del paraguas y a través
de la
lluvia que lanzas con mesura
solo veo
tu Luz: la más barroca
y la más
despeinada, la sublime
y
diminuta luz brillando sola
en una
catedral, y en el supermercado
esa luz
que me trae el pan contigo."
miércoles, octubre 24, 2012
Loca por Dani Martín
Lo reconozco: estoy atrapada.
Cada noche enciendo la radio aguardando a que cadena Cien sepa recompensar mi amor callado y rendido con alguna de sus canciones. A las ocho de la mañana, dando tumbos por el pasillo, suena en la cocina "Peter Pan" y mi día se enciende. Cuando deambulo en circuito cerrado es muy probable que esté paladeando "Son sueños", una y otra vez.
ya lo dijo Amalia Bautista en ese programa de Radio Clásica, los poetas tenemos un punto obsesivo. Amores o sanas obsesiones, ¿qué más da? Desde los primeros acordes me electriza y me calma al mismo tiempo, me hace soñar, me lleva de la mano a mi niñez o a ese momento en el que me sentí deslumbrada...
Me sirve hasta para rezar. Voy por la calle a primera hora rumbo a la iglesia más cercana y canto en voz baja o media, según tenga el día, "La suerte de mi vida". Es una de esas canciones que se pueden volver fácilmente a lo divino, como los antiguos poemas pastoriles: "¿qué has visto en mí, que me regalas tu Verdad y tu Cielo, que en esta vida ya no quiero otros besos, y cada día Tú me das tu total?"
Pero pero pero... me pregunta Teresa, ¿cómo te puede gustar tanto? ¡A mí me parece un macarra!
Y yo respondo: Quítale los tatuajes y te quedas con sus canciones, son pura lírica.
Y ella me mira con esos ojos que dicen: como si fuera tan fácil quitarle los tatuajes a un hombre...
sábado, octubre 20, 2012
Poesía y maquillaje: mi vida cotidiana
Una oficina posee praderas, un páramo de mesas blancas y radiantes repletas de ordenadores, teléfonos, papelotes... y cajones.
Hace unos días entreabrí el primer cajón de mi mesa de trabajo y mi compañero, Álvaro, se quedó estupefacto:
-¡Hala, si tienes allí todo un Sephora!
Unos grandes almacenes encerrados en un cajón. La mente femenina se dispersa en una cantidad fatídica de acasos calderonianos: Y si como fuera, necesito un cepillo y pasta de dientes, y si no suena el despertador y tengo que correr hacia el idílico oasis, ¡sin pintar! Horreur y paveur, necesito una polvera y colorete cuanto menos. ¿Y si me despeino? Necesito un peine... y colonia porque ocho horas son ocho horas metafísicas pero muy concretas al mismo tiempo... Y así, sutil y sinuosamente (o sea, de un modo femenino), el tímido depillo de dientes de transforma en una sucursal de la perfumería del Corte Inglés.
Y al abrir el cajón segundo...
Se desbordaban los poemarios y antologías que utilicé hace un par de semanas para rematar un artículo sobre poesía publicada en Sevilla en los últimos años y así anecarme algún día...
Álvaro contempla atónito la visión y exclama:
-¡Y en el segundo cajón, guardas toda una libería!
Sephora y Castroviejo en mi mesa de trabajo... ¿será un símbolo?
Hace unos días entreabrí el primer cajón de mi mesa de trabajo y mi compañero, Álvaro, se quedó estupefacto:
-¡Hala, si tienes allí todo un Sephora!
Unos grandes almacenes encerrados en un cajón. La mente femenina se dispersa en una cantidad fatídica de acasos calderonianos: Y si como fuera, necesito un cepillo y pasta de dientes, y si no suena el despertador y tengo que correr hacia el idílico oasis, ¡sin pintar! Horreur y paveur, necesito una polvera y colorete cuanto menos. ¿Y si me despeino? Necesito un peine... y colonia porque ocho horas son ocho horas metafísicas pero muy concretas al mismo tiempo... Y así, sutil y sinuosamente (o sea, de un modo femenino), el tímido depillo de dientes de transforma en una sucursal de la perfumería del Corte Inglés.
Y al abrir el cajón segundo...
Se desbordaban los poemarios y antologías que utilicé hace un par de semanas para rematar un artículo sobre poesía publicada en Sevilla en los últimos años y así anecarme algún día...
Álvaro contempla atónito la visión y exclama:
-¡Y en el segundo cajón, guardas toda una libería!
Sephora y Castroviejo en mi mesa de trabajo... ¿será un símbolo?
domingo, octubre 14, 2012
¿Literatura o historia?
He pasado el puente del Pilar en Haro, con mi abuela, mis tías y mi primo Rodrigo, que tiene dieciséis años y en un día no muy lejano revolucionará el mundo de la informática, porque ya en primero de bachillerato ha creado un buscador para su profe de matemáticas...
Caminando por la zona vieja de la ciudad hemos encontrado esta placita enmarcada por un arco de piedra levemente ojival. Y, volviendo ya a casa, excavada en la piedra sonriente, esta hornacina, que guardaba una virgencita a la que he bautizado como Virgen de la Literatura:
- Odio la literatura, susurraba Rodrigo pensando que no podía escucharle. Le miré y se sonrojó:
- Bueno... solo un poco: solo a los autores.
(Risas por mi parte. Más azoramiento.)
- Eeeeh a los poetas no, a los autores que vienen en mi libro. Es que son muuuchos y hay que estudiar el nombre de toooodas sus obras...
Ahora la que se pone roja soy yo, pero de ira.
- Claro... no hay derecho... ¡os explican la Literatura como si fuera Historia!
- ¡Hombre, si me comprendes!, se sorprende él.
Luego me cuenta que ahora se ha puesto de moda en su clase hablar todas las frases con el verbo al final. Yo le digo que, entonces, hablan como en la Roma clásica. Cierto es, me responde: Joven soy. Y participios, muchos participios al principio de la oración. Todo el camino de vuelta hemos ido desgranado la jerga nueva:
- Suspendido me han.
- Asombrado me has.
- Aborrecido la han.
- Suplicado le he.
- Idolotrado la han.
Al llegar a casa, le digo que estos juegos son literatura, y no la lista completa de novias que tuvo Lope de Vega. Respira aliviado.
Caminando por la zona vieja de la ciudad hemos encontrado esta placita enmarcada por un arco de piedra levemente ojival. Y, volviendo ya a casa, excavada en la piedra sonriente, esta hornacina, que guardaba una virgencita a la que he bautizado como Virgen de la Literatura:
- Odio la literatura, susurraba Rodrigo pensando que no podía escucharle. Le miré y se sonrojó:
- Bueno... solo un poco: solo a los autores.
(Risas por mi parte. Más azoramiento.)
- Eeeeh a los poetas no, a los autores que vienen en mi libro. Es que son muuuchos y hay que estudiar el nombre de toooodas sus obras...
Ahora la que se pone roja soy yo, pero de ira.
- Claro... no hay derecho... ¡os explican la Literatura como si fuera Historia!
- ¡Hombre, si me comprendes!, se sorprende él.
Luego me cuenta que ahora se ha puesto de moda en su clase hablar todas las frases con el verbo al final. Yo le digo que, entonces, hablan como en la Roma clásica. Cierto es, me responde: Joven soy. Y participios, muchos participios al principio de la oración. Todo el camino de vuelta hemos ido desgranado la jerga nueva:
- Suspendido me han.
- Asombrado me has.
- Aborrecido la han.
- Suplicado le he.
- Idolotrado la han.
Al llegar a casa, le digo que estos juegos son literatura, y no la lista completa de novias que tuvo Lope de Vega. Respira aliviado.
miércoles, octubre 10, 2012
Poemails
Este es un inefable vocablo que ha inventado hoy el poeta portugués Fernando Do Vale. Hemos cruzado varios mails (o emails) hablando de poesía, intercambiando poemas, corrigiéndonos y admirándonos, como hacíamos cuando yo vivía en Sevilla... Han sido días de reconcentración poética en pocas palabras y con archivos adjuntos..., en lo que Fernando ha bautizado también como "nuestros encuentros de otoño digitales".
Nadie diga que es frío el correo electrónico, si no son frías las palabras que navegan por él. Las palabras son chimeneas, y hasta una chimenea puede plegarse como un sobre y mandarse por correo electrónico. ¿Por qué, si no, podemos llamarle al diálogo cibernético "fuego cruzado"?
Nadie diga que es frío el correo electrónico, si no son frías las palabras que navegan por él. Las palabras son chimeneas, y hasta una chimenea puede plegarse como un sobre y mandarse por correo electrónico. ¿Por qué, si no, podemos llamarle al diálogo cibernético "fuego cruzado"?
jueves, octubre 04, 2012
Cosas que debes hacer en sevilla
Vas a pasar unos días en Sevilla, y me preguntas...
Te aconsejo que entres a los reales Alcázares, que te tomes tu tiempo para mirarlos y pasearlos y, cuando creas que ya no hay más, pidas un café en su cafetería que tiene terraza y te empapes de la visión tras los arcos de estuco.
Y que visites la Capilla de San José, en plena calle Sierpes, dejándote sorprender por la calma divina envuelta en el mejor arte barroco.
Y la placita de Santa Marta junto a la catedral, con tres naranjitos inolvidables en los que aún resuena el memorable haiku de Pablo Buentes:
"En Santa Marta
un triunvirato mágico:
un triunvirato mágico:
tú, yo y el viento".
Y que por la noche vayas a tomar unas copas a la terraza del Hotel Doña María, junto a la catedral, y te llenes los ojos de la contemplación de la Giralda iluminada.
Y que comas de tapitas en la Antigua Abacería de San Lorenzo en la calle santa Rosa (En El Porvenir), que es como un colmado antiguo y tiene chacinas que son obras de arte.
Y que vayas a la librería Beta de la Calle Sierpes, que está situada en un antiguo teatro y la poesía está colocada en pleno escenario.
Y que vayas de tiendas a la calle Amor de Dios, a comprar discos de vinilo, espejos y máscaras. Y en esa calle, no dejes de ir a la tienda Isbilia, de comprarte un anillo recordándome.
(Este post está dedicado a Pilar, de Secondo me, y copiado casi literalmente de un mail que le mandé)
domingo, septiembre 30, 2012
Ganas de Adviento
Este es mi trimestre favorito, porque comienza en verano y acaba en navidad. Quiero creer que Dios es bromista y un gran hacedor de metáforas, y ha creado este trimestre como un trasunto de esta vida, que empieza con algo bueno y termina con algo aún mejor.
Las ganas de navidad nacen aún antes de que se engalane de rojo y oro (o de azul y plata) el Corte Inglés. Cada persona tiene su termómetro, aunque por nuestra estabilidad emocional es mejor que no salten las alarmas hasta, al menos, el puente de Todos los Santos.
Hoy he sentido levantarse dentro de mí, no las ganas de navidad, es pronto aún, sino las ganas de Adviento. Con la edad provecta vas aprendiendo que la espera es casi mejor que lo esperado, y añoro esos últimos días de noviembre en los que quiero ser ya y todavía no soy. Eso que de niña despreciaba. Los últimos días antes del gran viaje.
Mientras tanto, termino un artículo, acabo un poemario, comienzo nueva asignatura, aguardo la feria del libro antiguo, preparo fin de semana en Sevilla, escucho a Javi Nieves, me enamoro un poco más de mi universidad, saco las botas grises del armario, releo a Lope de Vega y descubro a William Blake.
Las ganas de navidad nacen aún antes de que se engalane de rojo y oro (o de azul y plata) el Corte Inglés. Cada persona tiene su termómetro, aunque por nuestra estabilidad emocional es mejor que no salten las alarmas hasta, al menos, el puente de Todos los Santos.
Hoy he sentido levantarse dentro de mí, no las ganas de navidad, es pronto aún, sino las ganas de Adviento. Con la edad provecta vas aprendiendo que la espera es casi mejor que lo esperado, y añoro esos últimos días de noviembre en los que quiero ser ya y todavía no soy. Eso que de niña despreciaba. Los últimos días antes del gran viaje.
Mientras tanto, termino un artículo, acabo un poemario, comienzo nueva asignatura, aguardo la feria del libro antiguo, preparo fin de semana en Sevilla, escucho a Javi Nieves, me enamoro un poco más de mi universidad, saco las botas grises del armario, releo a Lope de Vega y descubro a William Blake.
martes, septiembre 25, 2012
Madrid, ciudad de vacaciones
Regreso por enésima vez a Madrid... y a este blog.
Ahora que Don Henry me enlaza y vuelva hablar de mi poemario (ése que estoy a punto de terminar), siento remordimientos por dejar este rincón con chimenea tan abandonado...
Para abrir boca, un pequeño texto sobre Madrid que he escrito este fin de semana. Yo no vivo en Madrid. Por eso, para mí, Madrid será siempre ciudad de vacaciones.
Madrid es amigos, es museos, es librerías, es siempre fin de semana.
Madrid es la poeta Amalia Bautista y sus hijas, Madrid es una mesa con pastas en una distinguida casa de alguna de mis tías-bisabuelas. Madrid es Jaime García-Máiquez enseñándonos El Prado, orgulloso, como si lo hubiese construido con sus dos manos poderosas.
Madrid es Franc Delgado, maquillándome en el corner Nars de Goya. Madrid es Kitty descubriendo conmigo las olorosas bombas de baño de Lush. Madrid es Koizumi en la calle Fuencarral, con bolsas y lluvia. Madrid es Mónica encandilándome con el tornasol del colorete Luster de Nars.
Madrid es enamorarme de Calderón de la Barca, de una vez y para siempre, viendo una comedia dirigida por Rafael Pérez Sierra a la tierna edad de dieciocho años. Salir del teatro diciendo "quiero hacer una tesis sobre esta maravilla", y quince años más tarde haberla publicado.
Madrid es Cantaloupe almorzando conmigo en la cafetería Avantys de General Pardiñas un viernes de cuaresma... entremés de bonito.
Ahora que Don Henry me enlaza y vuelva hablar de mi poemario (ése que estoy a punto de terminar), siento remordimientos por dejar este rincón con chimenea tan abandonado...
Para abrir boca, un pequeño texto sobre Madrid que he escrito este fin de semana. Yo no vivo en Madrid. Por eso, para mí, Madrid será siempre ciudad de vacaciones.
MADRID, CIUDAD DE VACACIONES
Madrid es amigos, es museos, es librerías, es siempre fin de semana.
Madrid es la poeta Amalia Bautista y sus hijas, Madrid es una mesa con pastas en una distinguida casa de alguna de mis tías-bisabuelas. Madrid es Jaime García-Máiquez enseñándonos El Prado, orgulloso, como si lo hubiese construido con sus dos manos poderosas.
Madrid es Franc Delgado, maquillándome en el corner Nars de Goya. Madrid es Kitty descubriendo conmigo las olorosas bombas de baño de Lush. Madrid es Koizumi en la calle Fuencarral, con bolsas y lluvia. Madrid es Mónica encandilándome con el tornasol del colorete Luster de Nars.
Madrid es enamorarme de Calderón de la Barca, de una vez y para siempre, viendo una comedia dirigida por Rafael Pérez Sierra a la tierna edad de dieciocho años. Salir del teatro diciendo "quiero hacer una tesis sobre esta maravilla", y quince años más tarde haberla publicado.
Madrid es Cantaloupe almorzando conmigo en la cafetería Avantys de General Pardiñas un viernes de cuaresma... entremés de bonito.
lunes, septiembre 03, 2012
Vino blanco de Muga
Vino blanco de Muga: una copa chispeante. De color oro pálido, muy pálido. Sin burbujas, que no es champán. Si fuera champán picaría en la garganta, y Kim Bassinger le podría decir al japonés ese de las geishas que es pis de caballo, y vaya jaleo se armaría. Y sin Bruce Willis para reconducir la situación, muy mal.
De pequeña me gustaba Bruce Willis, porque sonreía con los ojos. Mi prima y yo veíamos La jungla de cristal. Éramos adolescentes, nos pintábamos los labios de naranja neón mate. Y mi prima me dijo: cuánto más andrajoso está, más me gusta. Yo ya apuntaba maneras, me gustaba Danny el padre de Padres forzosos que se peinaba bien el pelo y sonreía, y olía a after shave cítrico, seguro. Y me encandilaban, ya, tan pronto, los trajes de corbata, esos que no le gustan nada al creador de Cobi, que en cambio admite sin rebozos que usa chaquetas de mujer. Están locos estos creativos, o yo he bebido ya la copa entera de Muga.
Pero Bruce era diferente. Perseguido por los malos, atronando cristales. La frente chamuscada, la sonrisa errante, los ojos oscurecidos por el coraje. Que sí, que también los omoplatos brillantes de sudor, la corbata transfigurada en tirachinas. Sí, señor, cuánto más guarrete más nos gustaba. Porque era como Superman. Y al final de la película volvía con su mujer, ansiosa de nuevo por lucir su apellido, y le compraría muchos armanis oscuros, ¡seguro! Pero la cara tiznada en medio de la película era la piedra angular para rendir de nuevo a su mujer. Lo importante no es el éxito, sino las manos ensangrentadas y la frente sudorosa del hombre que ha luchado para vencer: un refrán de la época de mi madre, como de fuegos de campamento. Ya he hallado la inspiración recóndita, y el quid de nuestro embobamiento. Eso, y que era Bruce Willis.
Se me ha terminado la copa de vino Muga.
De pequeña me gustaba Bruce Willis, porque sonreía con los ojos. Mi prima y yo veíamos La jungla de cristal. Éramos adolescentes, nos pintábamos los labios de naranja neón mate. Y mi prima me dijo: cuánto más andrajoso está, más me gusta. Yo ya apuntaba maneras, me gustaba Danny el padre de Padres forzosos que se peinaba bien el pelo y sonreía, y olía a after shave cítrico, seguro. Y me encandilaban, ya, tan pronto, los trajes de corbata, esos que no le gustan nada al creador de Cobi, que en cambio admite sin rebozos que usa chaquetas de mujer. Están locos estos creativos, o yo he bebido ya la copa entera de Muga.
Pero Bruce era diferente. Perseguido por los malos, atronando cristales. La frente chamuscada, la sonrisa errante, los ojos oscurecidos por el coraje. Que sí, que también los omoplatos brillantes de sudor, la corbata transfigurada en tirachinas. Sí, señor, cuánto más guarrete más nos gustaba. Porque era como Superman. Y al final de la película volvía con su mujer, ansiosa de nuevo por lucir su apellido, y le compraría muchos armanis oscuros, ¡seguro! Pero la cara tiznada en medio de la película era la piedra angular para rendir de nuevo a su mujer. Lo importante no es el éxito, sino las manos ensangrentadas y la frente sudorosa del hombre que ha luchado para vencer: un refrán de la época de mi madre, como de fuegos de campamento. Ya he hallado la inspiración recóndita, y el quid de nuestro embobamiento. Eso, y que era Bruce Willis.
Se me ha terminado la copa de vino Muga.
viernes, agosto 31, 2012
Crónica de un verano prodigioso
Hoy quiero despedirme de agosto regresando a este blog con tres fotografías que disparé sobre nuestra finca en Maestu, en una inmensa tarde de verano que parecía no tener fin:
En Maestu ha hecho calor de fruta madura, con aire fresco y sol profundo. He mordido ciruelas y moras silvestres. He cenado chuletas asadas como Obélix, y he escrito un poemita que, como no va a formar parte de mi futuro libro, publico aquí:
He recorrido el camino encantado de Leorza, su túnel vegetal, su lecho de rocas verdes... y he leído en la hierba, debajo de los árboles, Carta de una desconocida y alguna que otra novelita de Agatha Christie en mi nuevo E-book, regalo de mi padre.
También cayeron en mis manos libros de verdad, con su papel temblando entre sombras verdeazules: Los niños, de Edith Wharton, un clásico que compré en Castroviejo antes de marchar y que me ha embrujado, y Al pie de la letra, poemario que me envió su autor, el sevillano Víctor Jiménez, y que me ha arrancado alguna carcajada lírica.
Y me bañé en el río, antes de la cascada, en una tarde de fuego. Me bañé y ahora soy distinta.
En Maestu ha hecho calor de fruta madura, con aire fresco y sol profundo. He mordido ciruelas y moras silvestres. He cenado chuletas asadas como Obélix, y he escrito un poemita que, como no va a formar parte de mi futuro libro, publico aquí:
OBÉLIX VUELVE A COMER
JABALÍ
A Marita, Maite y Juan
Esta noche me siento
como Obélix,
feliz junto a las brasas encendidas
de olores animales y humo denso.
Hay un bardo que desbocado canta,
sin freno que lo ate bajo un árbol.
feliz junto a las brasas encendidas
de olores animales y humo denso.
Hay un bardo que desbocado canta,
sin freno que lo ate bajo un árbol.
Como Obélix empuño la
barbarie
en forma de chuleta
entre mis manos,
como Obélix me siento
junto al fuego
feliz tras culminar un
largo viaje.
He recorrido el camino encantado de Leorza, su túnel vegetal, su lecho de rocas verdes... y he leído en la hierba, debajo de los árboles, Carta de una desconocida y alguna que otra novelita de Agatha Christie en mi nuevo E-book, regalo de mi padre.
También cayeron en mis manos libros de verdad, con su papel temblando entre sombras verdeazules: Los niños, de Edith Wharton, un clásico que compré en Castroviejo antes de marchar y que me ha embrujado, y Al pie de la letra, poemario que me envió su autor, el sevillano Víctor Jiménez, y que me ha arrancado alguna carcajada lírica.
Y me bañé en el río, antes de la cascada, en una tarde de fuego. Me bañé y ahora soy distinta.
jueves, agosto 16, 2012
Un trocito del Agosto clandestino: crónica del recital en Rodezno (La Rioja.)
Cuantísimas gracias debo dar a la buena gente de La Rioja que me ha abierto sus puertas a tan solo año y medio de ser forastera en esta tierra que ahora es la mía, que ahora siento tan mía.
Sí, como dijo el poeta Joaquín Antonio Peñalosa y luego repitió Miguel d´Ors toda una vida no basta para pedir perdón, aún menos basta toda una vida para agradecer todo lo que en ella se nos ha regalado.
Esto ha sido así en mi trabajo, esto siempre fue así en mi familia, pero ha significado la revolución inesperada en la vida cultural de la capital riojana que, como decía hace casi un mes ante unos oídos atónitos y nada crédulos, es impresionante.
Primero fue Carlos Villar invitándome a colaborar en la prestigiosa revista Fábula (gracias, en parte, al genial Manuel Prendes.) Luego, Paulino Lorenzo llamándome a recitar en la mítica Jornada de Poesía en Español, un punto neurálgico de la poesía riojana. Tercera escala, Diego Marín, crítico de la seción de Cultura en el diario La Rioja, llevándome al taller de Arnedo donde tanto aprendí de mi emocionante público.
El último regalo ha sido verme en el centro del huracán del Agosto clandestino. Poetas inquietos, eficaces, con ganas de hacer cosas sin ánimo de lucro, poetas muy en la vanguardia pero que saben cocinar versos con trabajo y música interior, como se ha hecho siempre. A la fiesta que supuso verme envuelta en el viaje a Bilbao en el día de Blas de Otero, coche oficial inclusive, para recitar en el Ercilla y volver a casa a altas horas, cuando cualquier mujer honesta duerme, siguió una inolvidable velada en Rodezno.
Los poetas del Agosto clandestino siempre organizan recitales en pueblos de La Rioja, con poetas de la tierra, en un "tomarle el pulso" a qué se está escribiendo últimamente entre viñedos... por eso me emocionó particularmente esta invitación.
![]() |
El poeta Enrique Cabezón recitando, antes de mí- fotografía: Sonia San Román |
Rodezno es un pueblo riojano que cuenta con un restaurante donde la comida es pura poesía: Casa Paco.Si alguna vez recalas en esa buena casa, te recomiendo la carne en cualquiera de sus variedades y, de postre, leche asada. Fue el dueño del restaurante el que nos invitó a recitar en su patria chica, prometiéndonos una colosal cena gratis como pago, las monedas del juglar. Aún recuerdo a Enrique cabezón, mascullando entre croqueta y jamón ibérico "nunca cuatro poemas nos habían rendido tanto..."
Me emocionó lo concurrido que estuvo el acto: cincuenta personas sencillas y con ganas de escuchar poesía nos aguardaban, abarrotando el salón del edificio de usos múltiples.
Recitaron varios buenos poetas, entre ellos Adrián Pérez, el poeta pastor. Enrique Cabezón y Carmen Beltrán, magníficos poetas y pareja (ahora tocaría decir "en la vida real"), trajeron a su hija, un bebé de meses, y se turnaron en la mesa: él leyó mientras ella daba discretamente el pecho, ella leyó mientras él intentaba que la hija durmiera tras el banquete...
Os dejo, en primicia, un poema inédito que me ha ofrecido la poeta Sonia San Román. "Mi bebé suerme y yo, como una tonta, escribo versos", me confesó. Es una de las inspiraciones más puras que han existido.
Me dedico a vivir
y a rescatar cuadernos
mientras duermes ese sueño ligero
de los niños que nacen viejos
por culpa del pensar inquieto
de sus madres.
Mis ojos venosos y cansados
piensan en ventilarte el mundo
para que entre el fresco
en la vida que te espera.
Y el mundo apesta a bolas
de alcanfor, a cerrado,
a humedad de siglos
y a polvo hecho lodo
en los cajones.
Mis dedos laten insomnes
mientras arañan briznas de sol
que regalarte.
Luz que calme la humedad
reseca de los días caducos.
Brillo que limpie el polvo
injusto de los adultos
inútiles y soberbios.
Quiero para ti los elementos.
La base que hace a la carne carne
y al ojo ojo
para que no te engañen,
para que sepas distinguir
palabras y piedras
y lances ambas
contra el telón del mundo.
Eso quiero. Eso te quiero.
Mientras tanto
pides leche.
Sonia San Román
sábado, julio 28, 2012
Todo un curso viviendo sola: lo que me gusta de tener casa propia
Los visillos blancos ondeando, bailando con ráfagas de luz. Ausencia de persianas. El orden y el caos.
![]() |
El cielo escarchado de Logroño... Disparé esta foto el día que ganamos la Eurocopa |
Andar descalza por la casa, por toda la casa, sabiendo que no se ha roto ningún vaso de cristal en la cocina y que mis pies desnudos pueden tambien hollar lo que antes solía ser territorio proscrito.
Mi cama de matrimonio solitario como una extensa pradera, metro y medio de funda nórdica. Caer rendida y rodeada de revistas y poemarios, a una hora indecente. Amanecer con la luz del sol y de la radio.
Buenos días Javi Nieves. Las cien y una noches. Ruido de radio en la cocina, la lámpara encendida en la entrada y esa sensación de no vivir sola, sino con toda la plantilla de Cadena Cien, y con Dani Martín cuando canta "Son sueños", y con Luis Fonsi que me recuerda que él no se da por vencido... Y, los fines de semana, cambiar a Radio Clásica y vivir junto a Bach.
Haber contratado a una mujer rumana para que limpie mi casa, sentirme un poco princesa para, momentos después, sentir que estoy generando un mini puesto de trabajo en esta España nuestra, y que gasté una mañana entera en las dependencias de la Seguridad Social y salí victoriosa.
Comprobar que Mercadona no es solo una sección de perfumerías. Comprobar que me gusta más Mercadona que Carrefour. Comprobar que la fruta, los tomates, el jamón york y el membrillo casero no me gusta comprarlos ni en Mercadona ni en Carrefour , sino en una diminuta frutería de la calle San Antón.
Mis amigas de la Unir fumando en el balcón. Mi primo Rodrigo y yo mirando vídeos de youtube, gigantes, en la pared del cuarto de estar. Películas y películas.
Vecinos que saludan. Simpáticos señores de ojos azules y pelo rubio. Un perro enorme que sonríe.
LLegar a casa y llamar por teléfono. Tumbarme en la cama, abrir una cocacola, sentarme en el sofá y hablar con los que están lejos. Máster en voces amigas: tonalidades, cadencias, recibos de Vodafón... el tiempo es oro.
Mi primo ladrándome al oído cámbiate a Yoigo. Compañeros del trabajo que se burlan de mí, con ademán pícaro y delicioso, porque no tengo ADSL.
Mi ordenador. La pantalla que me recibe cada noche, iluminándose. El reposo del guerrero, calmando mi cansancio a fuerza de megas.
sábado, julio 07, 2012
Celebrando San Fermín con vino y literatura
Ayer el crítico literario Diego Marín me invitó a un inolvidable acto en el Ateneo Riojano: una de las sesiones de Gaudeamus Vinitur, que organiza la Universidad de La Rioja, en la que el enólogo de Fuenmayor Gonzalo Gonzalo nos presentaba algunos vinos para catarlos, y el mismo Diego recitaba algunos pasajes de Hemingway que paladeamos con alegría.
Los textos fueron introducidos por una presentación certera de algunos libros del escritor (que, vergüenza me da decirlo, yo descubrí a partir de la grandiosa película de Allen, Midnight in Paris, porque en mi casi niñez leí El viejo y el mar y mi ignorancia se rebeló contra la novela...), y fueron felizmente intercalados por parrafadas de Gonzalo, que dejó claro que ama el vino.
Nos ofreció un rosado navarro que acababa de comprar a las puertas de la plaza de toros de Pamplona, envasado en Bag-in-box, un tinto que no recuerdo porque estaba embebida en Hemingway y un vino amargo de su propia bodega, al estilo de un marone italiano.
Tan impresionada quedé con sus palabras que acabé comprándome una botella de Gran Cerdo, su vino más famoso, llamado así en honor a los banqueros que no le prestaron ni una mísera peseta porque el vino no es un bien embargable.
Con el vino me ocurre una cosa singular. Me encantaría ser una buena bebedora de vino. Amo el paisaje de viñas, me fascina el olor de las bodega, la madera ennoblecida, la humedad litúrgica. Pero tras los primeros sorbos, mi cuerpo dice no. Nunca me enborracharé con un soberbio rioja, y lo proclamo casi con nostalgia.
Por eso me sorprendí a mí misma apurando (casi) la copa de rosado, porque tenía sed y comenzaba San Fermín. Su color rojo dulce y tornasol me supo a fruta de verano y a campo llovido.
Los textos fueron introducidos por una presentación certera de algunos libros del escritor (que, vergüenza me da decirlo, yo descubrí a partir de la grandiosa película de Allen, Midnight in Paris, porque en mi casi niñez leí El viejo y el mar y mi ignorancia se rebeló contra la novela...), y fueron felizmente intercalados por parrafadas de Gonzalo, que dejó claro que ama el vino.
Nos ofreció un rosado navarro que acababa de comprar a las puertas de la plaza de toros de Pamplona, envasado en Bag-in-box, un tinto que no recuerdo porque estaba embebida en Hemingway y un vino amargo de su propia bodega, al estilo de un marone italiano.
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Librito de relatos y botella de Gran cerdo en el rincón más poético de mi mesa de trabajo |
Tan impresionada quedé con sus palabras que acabé comprándome una botella de Gran Cerdo, su vino más famoso, llamado así en honor a los banqueros que no le prestaron ni una mísera peseta porque el vino no es un bien embargable.
Con el vino me ocurre una cosa singular. Me encantaría ser una buena bebedora de vino. Amo el paisaje de viñas, me fascina el olor de las bodega, la madera ennoblecida, la humedad litúrgica. Pero tras los primeros sorbos, mi cuerpo dice no. Nunca me enborracharé con un soberbio rioja, y lo proclamo casi con nostalgia.
Por eso me sorprendí a mí misma apurando (casi) la copa de rosado, porque tenía sed y comenzaba San Fermín. Su color rojo dulce y tornasol me supo a fruta de verano y a campo llovido.
martes, junio 26, 2012
Amor inglés
Hoy estoy desvelada, así que hablaré de cine.
Sin comerlo ni beberlo, me he encontrado con dos pelis inglesas en este pasado fin de semana, más el partido que vi con buenas amigas, debatiéndome entre la fascinación renovada por Casillas y el cabreo monumental porque no sacaran a LLorente.
En el antes y el después, me he atizado dos películas desiguales, aunque a mí me han chiflado ambas. Y sabía que me iban a gustar, por supuesto. En los dos casos eran re-visiones, porque mi deporte favorito es leer novelas o ver películas que me cautivaron en el pasado: no hay intriga pero hay placer seguro.
En la sobremesa del sábado, abuela, revistas y duermevela en el sofá, nos sorprendió Lo que queda del día, y a mí al menos me mantuvo con los ojos bien abiertos.
Amo a Emma Thompson: es una actriz inefable, inolvidable, y como por arte de magia la encuentro en todas mis películas favoritas. Mucho ruido y pocas nueces. Sentido y sensibilidad, de la que escribió también el guión, mientras rodaba Mucho ruido y estaba casada con Kenneth Brannagh, ese gran hombre... Cómo pudo dejarla escapar.
Un día vino a verme una chica mexicana que hacía la tesis con mi padre. Entre otras cosas me dijo: "me ha comentado tu padre que te gustan los ingleses". Yo pensé automáticamente en Kenneth y en Colin Firth, y me ruboricé musitando: "Qué cosas dice mi padre". Y ella continuó con naturalidad: "sí, los ingleses. Shakespeare, Oscar Wilde, Jane Austen, Chesterton..."
Lo que queda del día es deliciosa, pero triste y frustrante, lo aviso. Ya he crecido y sé disfrutar de una película triste, como la maravillosa Tierras de penumbra. Sí... pero mi tendencia al Happy end y al pastel de calidad no ha muerto.
La noche del viernes, esta vez en solitario, decidí rematar un día perfecto con treinta kilos de azúcar filmada, es decir, con Love Actually. Me avergüenzo de que me guste tanto, de haberla visto en siete ocasiones... pero es que la descubrí en pampaluna y no la puedo olvidar.
Es una película coral y por eso alguna de las historias que se narran en ella, falla. Podrían haberse ahorrado, por ejemplo, la vida del roquero pasado de vueltas y la de Colin, poseedor de un rabo gigante.
Pero tiene minutos que valen una vida. La historia de amor de los dobladores de cine porno es encantadora precisamente por el pudor que reflejan al enamorarse, por esa despedida en la puerta de la casa de ella, con un beso castísimo, un "lo que quiero eres tú" y un salto de chaval ilusionado por parte de él.
Y Colin Firth enamorándose de una portuguesa es irresistible. Os dejo con mis dos escenas favoritas:
Y, por supuesto, "To me, you are perfect". Tan imposible, tan desesperado, tan subyugado en la belleza devastadora que nunca podrá tener...
Y sí, me pierden los ingleses. Y las comedias románticas.
Sin comerlo ni beberlo, me he encontrado con dos pelis inglesas en este pasado fin de semana, más el partido que vi con buenas amigas, debatiéndome entre la fascinación renovada por Casillas y el cabreo monumental porque no sacaran a LLorente.
En el antes y el después, me he atizado dos películas desiguales, aunque a mí me han chiflado ambas. Y sabía que me iban a gustar, por supuesto. En los dos casos eran re-visiones, porque mi deporte favorito es leer novelas o ver películas que me cautivaron en el pasado: no hay intriga pero hay placer seguro.
En la sobremesa del sábado, abuela, revistas y duermevela en el sofá, nos sorprendió Lo que queda del día, y a mí al menos me mantuvo con los ojos bien abiertos.
Amo a Emma Thompson: es una actriz inefable, inolvidable, y como por arte de magia la encuentro en todas mis películas favoritas. Mucho ruido y pocas nueces. Sentido y sensibilidad, de la que escribió también el guión, mientras rodaba Mucho ruido y estaba casada con Kenneth Brannagh, ese gran hombre... Cómo pudo dejarla escapar.
Un día vino a verme una chica mexicana que hacía la tesis con mi padre. Entre otras cosas me dijo: "me ha comentado tu padre que te gustan los ingleses". Yo pensé automáticamente en Kenneth y en Colin Firth, y me ruboricé musitando: "Qué cosas dice mi padre". Y ella continuó con naturalidad: "sí, los ingleses. Shakespeare, Oscar Wilde, Jane Austen, Chesterton..."
Lo que queda del día es deliciosa, pero triste y frustrante, lo aviso. Ya he crecido y sé disfrutar de una película triste, como la maravillosa Tierras de penumbra. Sí... pero mi tendencia al Happy end y al pastel de calidad no ha muerto.
La noche del viernes, esta vez en solitario, decidí rematar un día perfecto con treinta kilos de azúcar filmada, es decir, con Love Actually. Me avergüenzo de que me guste tanto, de haberla visto en siete ocasiones... pero es que la descubrí en pampaluna y no la puedo olvidar.
Es una película coral y por eso alguna de las historias que se narran en ella, falla. Podrían haberse ahorrado, por ejemplo, la vida del roquero pasado de vueltas y la de Colin, poseedor de un rabo gigante.
Pero tiene minutos que valen una vida. La historia de amor de los dobladores de cine porno es encantadora precisamente por el pudor que reflejan al enamorarse, por esa despedida en la puerta de la casa de ella, con un beso castísimo, un "lo que quiero eres tú" y un salto de chaval ilusionado por parte de él.
Y Colin Firth enamorándose de una portuguesa es irresistible. Os dejo con mis dos escenas favoritas:
Y, por supuesto, "To me, you are perfect". Tan imposible, tan desesperado, tan subyugado en la belleza devastadora que nunca podrá tener...
Y sí, me pierden los ingleses. Y las comedias románticas.
martes, junio 19, 2012
Asomándome
Últimamente no escribo mucha prosa, quizás porque estoy totalmente volcada en mi próximo poemario. Tengo ya 21 poemas y me he hecho el firme propósito de no publicar ninguno de los nuevos en este espacio... pero Kloster me pidió permiso para publicar uno en Pensar por libre, y se lo di: aquí está.
Ha elegido un poema llamado "La duda" que en realidad trata de la sonrisa y que no me convencía demasiado, pero que luego al enseñárselo a Miguel d´Ors me dijo que era de los mejores del nuevo libro..., así que Kloster tiene decididamente buen gusto.
En estos momentos de puzzle y albañilería métrica, de ilusión sin medida por un nuevo proyecto, resurgen los amigos de largas conversaciones por teléfono. Merl escribió un poema llamado Versos telefónicos que tuvo a bien dedicarme (con orgullo y casi rubor lo digo), y que terminaba diciendo:
"...Esa conversación
debería durar toda la vida".
Versos a media voz con hilo de por medio. Beades, Pablo Moreno, Enrique García-Máiquez, Carmelo Guillén Acosta, la misma Merl, Jose Julio cabanillas... ¡Miguel d´Ors!
Y hoy, que tres chicas han venido de Pampaluna solo para hablar conmigo, porque una de ellas regresa a Colombia y quería conocer a la menor de los poetas "de Númenor", me asomo a esta ventana medio cerrada, con chimenea apagada ya por culpa del calor... para dar gracias de nuevo, que una vida entera no basta.
Ha elegido un poema llamado "La duda" que en realidad trata de la sonrisa y que no me convencía demasiado, pero que luego al enseñárselo a Miguel d´Ors me dijo que era de los mejores del nuevo libro..., así que Kloster tiene decididamente buen gusto.
En estos momentos de puzzle y albañilería métrica, de ilusión sin medida por un nuevo proyecto, resurgen los amigos de largas conversaciones por teléfono. Merl escribió un poema llamado Versos telefónicos que tuvo a bien dedicarme (con orgullo y casi rubor lo digo), y que terminaba diciendo:
"...Esa conversación
debería durar toda la vida".
Versos a media voz con hilo de por medio. Beades, Pablo Moreno, Enrique García-Máiquez, Carmelo Guillén Acosta, la misma Merl, Jose Julio cabanillas... ¡Miguel d´Ors!
Y hoy, que tres chicas han venido de Pampaluna solo para hablar conmigo, porque una de ellas regresa a Colombia y quería conocer a la menor de los poetas "de Númenor", me asomo a esta ventana medio cerrada, con chimenea apagada ya por culpa del calor... para dar gracias de nuevo, que una vida entera no basta.
jueves, junio 07, 2012
La poesía es de Bilbao
Ayer estuve en Arnedo, participando en un taller poético que organizaba su ayuntamineto y que coordina el crítico y poeta riojano Diego Marín (culpable de esta reseña de Mirar el fuego). Una hora recitando pero, sobre todo, escuchando y respondiendo las dudas del público, que en ningún momento hizo preguntas banales ni recurrió al clásico "y tú... ¿por qué escribes?"...
No, no, nada de eso: allí se trataron altas cuestiones de la teoría literaria. Me sorprendieron queriendo desentrañar la magia del endecasílabo, o debatiendo sobre si la rima estaba o no obsoleta en nuestro tiempos... Escucharon y perguntaron con lápiz y poema en ristre: se notaba que habían trabajado anteriormente poemas del libro y eso me dejó atónita y agradecida.
El final del taller... |
Leí poemas de Pampaluna y de Mirar el fuego, y también leí piezas de Las siete barbies... y allí la polémica literaria se desató. ¿Poesía? ¿Prosa? ¿Proesía...? ¿Eso existe? Desde el público se alzó una voz que proclamaba: el lenguaje poético es tan poderoso que puede hacer lo que le salga de las narices..." Y Diego concluyó: la poesía es de Bilbao.
LLevé libros y ¡vendí siete! Hoy debía pagar el recibo de la luz, y adivinen de dónde ha salido el dinero. De poeta no se vive, pero al menos se paga la luz que alumbra tus versos.
lunes, mayo 28, 2012
Bruma
Me encanta celebrar mi santo en el día de Pentecostés. Es el día del Espíritu, que sopla donde quiere.
Hubo una vez en una boda un chico inglés que me preguntó por mi nombre. Intenté hacerle saber qué significaba el rocío, esa lluvia fina que salpica la hierba muy de mañana. No debí explicarlo muy bien porque él me dijo muy convencido que, en su idioma, mi nombre sería Mist.
Luego supe que en realidad Mist significa bruma. Me fascinó la idea de llamarme bruma.
Se pusieron de moda los maquillajes en bruma, y cada vez que veía el alguna perfumería los frascos de Dior Airflash recordaba mi nombre y aquella tarde de esplendor en el campo.
Hubo una vez en una boda un chico inglés que me preguntó por mi nombre. Intenté hacerle saber qué significaba el rocío, esa lluvia fina que salpica la hierba muy de mañana. No debí explicarlo muy bien porque él me dijo muy convencido que, en su idioma, mi nombre sería Mist.
Luego supe que en realidad Mist significa bruma. Me fascinó la idea de llamarme bruma.
Se pusieron de moda los maquillajes en bruma, y cada vez que veía el alguna perfumería los frascos de Dior Airflash recordaba mi nombre y aquella tarde de esplendor en el campo.
miércoles, mayo 23, 2012
El cuchillo que corta como un endecasílabo
Cenábamos mi padre y yo al amor de la bombilla flotando. Preparábamos la gran ensalada de colores rojos, amarillos y pálidos brotes naranjas con pintas verdes bailando en la fuente de gres...
Pásame el cuchillo, por favor, canturrea mi padre. El cuchillo cuchillea, musito yo recordando abtrusas fórmulas filosóficas o poemas antiguos.
Mi padre levanta la vista, sonrie y comenta:
-El cuchillo cuchichea. ¿Qué te parece? Te regalo el endecasílabo.
Porque para mi padre, todo lo que suena bien es un endecasílabo. De tanto escuharme a mí lo bien que suenan esas once sílabas con acentos, se ha quedado con la música.
Pásame el cuchillo, por favor, canturrea mi padre. El cuchillo cuchillea, musito yo recordando abtrusas fórmulas filosóficas o poemas antiguos.
Mi padre levanta la vista, sonrie y comenta:
-El cuchillo cuchichea. ¿Qué te parece? Te regalo el endecasílabo.
Porque para mi padre, todo lo que suena bien es un endecasílabo. De tanto escuharme a mí lo bien que suenan esas once sílabas con acentos, se ha quedado con la música.
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