jueves, enero 30, 2014

Conversaciones en la piscina, I (entrada para Merl)

Éste de los diálogos más o menos surrealistas escuchados en el vestuario de las piscinas es un género literario que va asentándose en la esfera de los blogs, esa isla obsoleta ya según algunos.
Hoy vengo a relatar mi primera experiencia, absolutamente real.


Ocho y media de la tarde. En el vestuario estoy yo, sola, disfrutando de una ducha balsámica. Entran dos chiquillas de unos trece años y se ponen a cotorrear.


- Tía, ¿sabes quién están...?


Me chifla la falta de concordancia tan original,  y la creación de suspense propia de toda narración.


- ¿¿Quién??
- Lucía y Valentín.
- ¡Anda! Pero ¿tú sabes que yo estuve con Valen hace mucho, mucho tiempo?


Trece años. Gira la cabeza a ambos lados y dictamina.


- No durarán nada, porque Valentín es de los de tocar... tocar.
- ¡Ah! Y tú...
- Hombre, pues ¿no te digo que no estoy con él? Que una cosas es... y otra... que su casa... ya sabes, que te lleve a su casa... y no esté nadie... da yuyu...
- Claro...
- Y, y pa algo están los portales  digo yo...
- Claro...
- Y que fue el año pasao y yo tenía doce años.


Salgo de la ducha porque me da vergüenza escuchar sin ser vista. Ellas siguen a lo suyo.


- Pues ahora me gusto de Hércules.


Toma ya, pienso. La amiga lo piensa también.


- Vaya un nombrecito el Hércules. Sus padres en qué estaban pensando.
- Son padres.


Por lo visto, con eso está dicho todo.
Pues no, me equivocaba:


- Es un nombre judío, sale en la Biblia.
- ¿Tú crees?
- Que sí, que hicieron una peli con la Withney Houston cantando.
- ¡Eso es Moisés!


Me había vestido ya, y les dejé con sus diatribas. Ambos nombres son originales, digo yo.

Al final,  (y al principio), va a tener razón el gran Rafa Alvira.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo creía que esas conversaciones tenían más posibilidades de ocurrir en el sur (más concretamente en una ciudad de cuyo nombre no quiero acordarme...) porque el sol aporta lirismo y pocas ganas de leer (ya que gustan más la calle y los paseos) pero veo que no, que en el norte también ocurren para regocijo de los poetas que encontráis una fuente de inspiración en esas metáforas imposibles.

Anónimo dijo...

Es genial la conversacion piscinera!! Espero relato de tu juerga-espiritual, yo despues de muchos años sin ir, voy esta primavera nuevamente y necesito inspiracion. ANONIMO CON MAYUSCULAS