martes, octubre 22, 2013

Receta para ser feliz viviendo solo

Me dices que no te gusta vivir sola, que es deprimente. ¿Cómo puedes ser feliz viviendo sola?, preguntas.
A mí tampoco me gustaba, pero ahora doy gracias cada día por mi casa. Aquí te regalo los siete pasos de la receta que me ayudó a conseguirlo. Solo por si te sirven.

1. Crea rutinas, tus propias rutinas, y mima cada una como si fuera un rito. Ponte cómoda:: tu casa, tu castillo, diría Robert Redford en "Descalzos por el parque".

2. Da gracias por lo que tienes: tiempo. Mucho tiempo. Las noches son tuyas. Te imagino mirando con envidia a la típica pareja que se da la mano y con la mano libre empuja un carricoche. Piensas "oh... Abrazar a alguien bajo un montón de mantas, tener un precioso bebé que gorjea..." Entonces dices algo que a ti te parece muy inocente, algo como "esta tarde voy a la presentación de un libro al Ateneo, y esta noche voy a ver Gilda, a picotear por la blogosfera y a leer en la cama". Ellos, que son muy felices, piensan en su noche que consiste en: baño, cena e intento de dormir al bebé cuyo gorjeo se ha convertido en berreo. Y se mueren de envidia.

3. Tira tu atroz despertador y compra una radio. Y elige un dial que te guste muchísimo con un programa matutino muy optimista. Te despertarás oyendo voces, risas, músicas: vida. Yo lo tengo muy claro: Buenos días Javi Nieves de Cadena Cien fue lo primero que me hizo pensar que vivir sola no estaba nada mal.

4. Hoy en día todo el mundo tiene tarifa plana en el móvil. Si al llegar a casa necesitas una buena conversación, no te cortes. Los amigos con hijos no te cogerán la llamada, pero seguro que tienes amigas, primas o tías solteras. Y tu madre que nunca falla.

5. Rodéate de buenas películas y series, y planifica cada noche de cine en casa como una fiesta. No caigas en la tentación de encender la tele y tragar lo que echen, en plan Nirvana emocional. Eso puede ser relajante pero a la larga no produce ilusión. Lo que ilusiona de verdad es, en medio del páramo laboral de un miércoles, decirte: "esta noche, sesión doble del Mentalista".

6. Abre un blog o una cuenta en Twitter, escribe un diario, prueba con la poesía. Las noches en casa sola son una puerta a la creatividad. Tu ordenador, tú, y música de fondo: ¿quién no puede enamorarse de un plan así?

7. Colabora con un ONG, da parte de tu tiempo a otros. Ser el amo del castillo engancha, y corres el peligro de volverte egoísta.

Siempre que me acuesto en mi cama de matrimonio, ancha y fría, recuerdo esa canción de Cher. "Tarde o temprano, todos dormimos solos." Pero entonces evoco el maravilloso poema de Pablo Moreno, "Atardecía", que termina diciendo: Nunca estaremos solos. Y la soledad se convierte en Diálogo, justo antes de dormirme feliz.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy de acuerdo con la reivindicación de los bienes de la soledad. Hay demasiada gente que la ve como una condena de la que importa deshacerse cuanto antes, al precio que sea (y así resulta luego, claro). La verdad es todo lo contrario: se trata de algo indudablemente valioso, a lo que cabe sacar mucho partido y que enseña de veras, y a la que si se renuncia conviene tener muy claro que es eso, una renuncia, sólo justificable si creemos hacerla a cambio de algo que valga, por lo menos, tanto como ella. No una especie de enfermedad, estigma o desperdicio, de los que hay que librarse cuanto antes y como sea. Si uno es incapaz de vivir consigo mismo (la persona a la que mejor conoce, cuyas debilidades le son más comprensibles, y por tanto más perdonables), ¿cómo rayos cree que vivirá mejor con cualquier otro? La convivencia bien entendida empieza por uno mismo. Y si no, es que ni siquiera ha empezado.

Ana Agüero dijo...

¡¡Magnífico, magnífico!!
Qué entrada tan verdadera. Porque ahora yo estoy en la etapa de baño, cena e intentar dormir al enano... la etapa antipática de no coger el teléfono a cierta hora... y recuerdo con añoranza la etapa de charlas y series y pelis y libros y amigos... de tener TIEMPO. Y pienso que la clave es "disfrutar de lo que toca ahora" y no añorar lo que no se tiene... ahora.
Del 1 al 7, 7 joyas. ¡Gracias, Rocío! Voy a recomendar mucho este post

Jane dijo...

Hola, muy buena entrada, me ha gustado mucho, no vivo sóla pero a veces me gustaría tener tiempo para mi, un besazo

Miriam dijo...

Genial entrada¡
Yo sí siento a veces ese dolor con el que lástima la soledad.
Otras veces la disfruto, me divierte.
Puede dejarme sin fuerzas o darme energías; depende del día o de la situación.

Pero nunca consigue arrebatarme la sonrisa, al menos por mucho tiempo

Gracias por la entrada¡¡¡

Pilar dijo...

Querida Rocío, por este tipo de entradas es por lo que no puedes cerrar el blog, nos dejarías huérfanos.

Un besazo