martes, mayo 17, 2011

Corina Dávalos, el Paraíso de un poeta

Tuve la inmensa suerte de presentar el primer libro de Corina Dávalos en Madrid, el sábado 2 de abril. La emoción que siento repasando sus páginas se puede explicar tan sólo a la luz de sus impecables poemas, pero en mi caso hay mucho más: si se me permite la inmodestia, diré que yo vi cómo se hacía este libro, vi nacer a Corina como poeta. Vi cómo crecía desde aquel primer y breve poema “Tenacidad” que apareció en su blog aquel miércoles, 28 de junio del 2006:



Todo el santo día
aporreando las teclas
y el verso que no abre
ni por educación.





Y al final, sí que abrió el verso. En poco tiempo, toda una explosión de poesía invadió el PC de esta filósofa, periodista y poeta ecuatoriana, como una esperanzada ventana al mágico mundo de las sílabas contadas.

Un hombre vale lo que valen sus amores, y del mismo modo puedo decir que un poeta primerizo vale lo que valen sus maestros. En esto, como en tantos otros detalles, Corina muestra una voz que no titubea: sus referentes tienen el peso y la talla de Miguel d´Ors, Anna Ajmatova, Enrique García-Máiquez o Wislawa Szymborska. Como bien afirma Javier de Navascués, con semejantes maestros no nos sorprende la maestría de esta nueva poeta.

Los rasgos más sobresalientes de este primer libro son la transparencia, la delicadeza, el pudor, un optimismo reflexivo y cierto colorismo local que recuerda a su tierra en poemas como “Niñez”.


Recuerdo ahora mi infancia, los días
siempre llenos
de abejas y cometas de carrizo,
la luz en estampida de mañana
y el coro discordante de pájaros indianos.


El centro del libro es un solo verso: ¿Qué es la esperanza, sino memoria del Paraíso? Lo percibimos como una vuelta de tuerca al mítico “se canta lo que se pierde” machadiano. Pérdida y esperanza se dan la mano en este poemario de recuerdos hermosos y tranquilos: se evoca un pasado feliz y se sueña con un futuro que parte del presente actual y que se augura también feliz gracias a la esperanza. Toda esta ópera prima está repleta de paraíso: un milagro cotidiano que fue y que se aguarda.

El mundo “baila” ante los ojos asombrados del poeta. Un velo mágico envuelve las palabras, ya que Corina Dávalos habla del amor con pudor.


[…] Y yo prefiero en cambio aquella esquina
concreta que dibuja mi memoria,
allí donde bien lejos de los flashes
hablaba el corazón sin defenderse.

El banco con astillas de aquel parque,
el sol de un día azul de entre semana,
las hojas primerizas de septiembre
y el rostro que de pronto se sonroja,
pues sabe que no dejo de mirarle.


Versos en endecasílabo, con una musicalidad tranquila y gran fuerza interior. A veces despunta la ironía, un humor sutil que se vislumbra sobre todo en los títulos: un pota se descubre en cómo titula sus poemas, tenemos un gran ejemplo en el llamado “Geometría descriptiva”.) Este humor se deja ver también en los haikus de la autora, imágenes condensadas con maestría:

“Cuidado, muerde”.
Junto a la casa en ruinas,
dormita el perro.

Abunda la metáfora que contrapone sombra y luz, pero una vez más trascendida: en varios poemas del libro la luz nace de la sombra. De igual modo, la auténtica fuerza de la autora se expresa en estas páginas en voz baja, y la alegría de los cuadros verdes que lucen en la portada se atempera con la hondura de muchos de sus versos.



(Publicado en Esmirna. La fotografía pertenece también a ese blog. Quiero agradecer a Javier Sánchez Menéndez que me enviara el libro, a Corina que me ´regalara otro ejemplar dedicado, y a Juan Meseguer que me invitara a la tertulia de Esmirna donde tanto disfruté.)

8 comentarios:

Gabriela Ojeda dijo...

http://pareceeuforia.blogspot.com/

Anónimo dijo...

Holaa! escribo una novelaa! te puedes pasar & comentar si quieres:
http://sentimientos-novela.blogspot.com
ME ENCANTA ESCRIBIR, si te gusta diselo a tus amigos

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Un fuerte abrazo Rocío.

Adaldrida dijo...

¡Gracias, Javier! Se os echa de menos...

marinero dijo...

¿"un pota?" Ya tenemos poca mala fama los del gremio, respecto a no tener control con la bebida ("la poesía no da para comer, pero da para beber", según algunos), como para que se añada ese toque: cuidadín con las erritas, digo. Y, bromas aparte, gracias por la entrada, tan sugestiva.

Anónimo dijo...

Primer día que escrito un comentario, cientos que te leo!!!
Me encanta tu forma de escribir, de narrar, de contar las cosas, es pura poesía!! No dejes de hacerlo, porque necesito una ventana de aire fresco, de alegría para respirar entre tanta sordidez!
Y genial, que algo tan aparentemente superficial como maquillarse tengo un fondo transcendente de BELLEZA.
Muchas gracias por estar ahí, y sigue, que te esperamos!!

Adaldrida dijo...

Marinero, esto es horrible, ¡no veo la errata

Anónimo, me emocionas. Gracias ati, ¡muchas gracias

marinero dijo...

En la cuarta línea del párrafo que se inicia con las palabras "Versos en endecasílabo", se lee: "en los títulos: un POTA se descubre..." (el subrayado, obviamente, es mío). Y recuerdo las connotaciones alcohólicas del término "potar", que ya estaban en su origen latino, o por lo menos, y bien patentes, en el latín goliárdico.