jueves, abril 14, 2011

La pantera rosa, la pantera naranja

Eran insoportablemente rosas. Sabían a calor, química dulce. Sabían a sábado por la tarde, a parque y a columpios. Te manchabas el traje de lazos, no importaba, manchas rosas y sombras por el suelo. Había un gran dragón detrás de cada árbol. Pinceladas de sol, se deshacía la tarde y los bocados eran lentos y rosas. Era rosa también la voz que te llamaba, y las sábanas limpias y el hilo de soñar.


Los domingos cambiaban de color: el parque era naranja, como los toboganes y el refresco. Bailaban escarchados los vasos de cristal. Y la misa también era naranja, ardían los ladrillos y el altar cuando cerrabas los ojos y era el sol furibundo. Fuegos artificiales en los bancos solemnes,en silencio. Naranja era la cruz y el tirachinas, en un mismo bolsillo. Y podéis ir en paz.

La paz era naranja, pues salíamos al sol de piedra y musgo. Toda la claridad venía a nuestros ojos. Tras cada misa el mundo parecía más nuevo. Más naranja.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Con razón el naranja es el color de los becarios... Es el color de la esencia de la juventud!!!

Noelia Cano dijo...

Encantada de volver a la esencia de las 7 Baribies. BESOS!

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Un fuerte abrazo Rocío.

Miriam dijo...

PRecioso colorido.
Tengo una amiga que me insiste en que vaya al Sur, para saber lo que es la luz y los colores.
En esta entrada he encontrado una muestra representativa
gracias¡¡

Anónimo dijo...

adoraba esos pastelitos. En cambio yo era más de fanta de limón.