Uno de los síntomas de la felicidad es es que vayas caminando por la calle, sean las dos del mediodía y te acompañe la música de los walkman. Y, de repente, empieces a cantar a grito pelado. A voz en cuello. Los walkman, el viento y tú: un triunvirato mágico*. Cantas y cantas, y no tienes ni idea de cantar, y la gente te mira. Pero no te importa, porque si fueras desgraciada la gente te miraría con aprensión, pero no: te miran sonriendo. La locura bulliciosa, feliz, plena, no asusta. No molesta. Quizás provoque un poco de envidia, pero entonces cualquiera puede pensar que las borracheras no duran y la caída es en picado, sin piedad. Y puede que tengan razón. O no.
Otro síntoma de la felicidad es que un lunes lleguen las seis de la tarde y tras todo un día en el colegio tengas que acercarte al Centro para dar una última clase, y que de pronto Cervantes te parezca tan absolutamente alucinante que te dé igual el cansancio. El cansancio es una isla brumosa, y de repente, la bruma lo eclipsa. Te encuentras en una ciudad irreal, nueva, donde Lope de Vega renace y te emborrona los dedos de tiza.
(*) Lo del triunvirato es propiedad de Pablo Buentes, pedazo de poeta.
9 comentarios:
Verdadera felicidad. Ni filósofos, ni sociólogos, ni psicólogos... eso es verdadera felicidad, además dicha por una poeta.
Un Saludo
Qué envidia.
Genial.
Qué bonito! preciosa descripción de cuando uno está satisfecho consigo mismo.
te felicito
Saludos desde Chile
Este blog sí que me hace cantar de felicidad! Muchas gracias, poeta.
Hacía unos días que no entraba en tu blog, y a pesar que no te he escrito nunca, hoy me apetece hacerlo porque he leído que has pensado cerrar el blog. Te sigo desde hace mucho, una tarde entré en este salón por primera vez y me sentí tan tan cómoda que ya no he podido dejar de visitarlo! Sabes transmitir belleza con tus palabras, pintar de un color muy especial la más pequeña de las cotidianidades, así que espero que sigas encontrando la inspiración necesaria para no dejar que esta ventanita a tu mundo se cierre. Hoy hablas de felicidad en las cosas pequeñas, bien, tú eres parte de muchos de mis pequeños momentos de felicidad, un respiro en las tardes grises de esta gris oficina.
Un beso desde Barcelona!
Lorena.
PD: Tb leo el otro blog pq tb soy una loca del maquillaje y tengo que decirte que vas a ser mi ruina!!!
mmmmmmmm... me encanta....
Quizá no sonríen porque cantas, sino por el walkman que es un aparato en extinción que les recuerda sus propios años de felicidad.
Triunvirato eres tú, Rocío, que vales por tres. Un besito desde Italia y muchísimas felicidades por tu libro!!!
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