"Yo he venido a hablar de mi libro, no del libro de este petimetre, y llevamos un montón de líneas y todavía no se ha hablado de mi libro."Me siento un poco como Paco Umbral hablando de mi libro, pero a petición de Carmen, Arp y Espinelete voy a ofrecer una pequeña reseña de la presentación. ¿Qué puedo decir? La sala estaba llena de buenos amigos y de amables desconocidos (Juan Antonio González Romano ha hecho una buena crónica social.) Estaba casi todo Númenor en la primera fila, junto a Toi y Ramón Simón que disparaban flashes magistrales (las fotografías que acompañan esta entrada salieron de las manos de Ramón.) Añoré muchísimo a Carmelo Guillén Acosta, que estaba en Madrid leyendo sus poemas a un maravillado público, y a Enrique Gracía Máiquez, que temblaba en El Puerto ante la misteriosa luz de una ecografía. La ausencia de Fidel Villegas fue por mi culpa: hubo un malentendido.
- Francisco Umbral, escritor y hablador de su libro.
Jose Julio Cabanillas dijo cosas increíbles, citó un poema de Gastón Baquero, habló de la inocencia, de lo que debe ser un poeta. Hablaba de mí con voz pausada y con largos silencios, y yo le miraba de reojo (en la foto se puede ver) pensando ¿ésa soy yo? Y luego recité.
Terminamos bebiendo champán en la azotea, en medio de una marea azul de libros por firmar. Se terminaron. Y nos fuimos a El Aguador, en la calle Alvareda, a beber fanta de naranja y a comer roscas campesinas. Luz de fiesta, ráfagas de voces encendidas. Abrigos y felicitaciones. Despedidas. Gotas de lluvia sobre el pelo. Me llevaron a casa. No quería que se terminara la noche y, sin embargo, omnia mea mecum porto. Tenía razón Pablo Moreno, en su ya famoso poema: nunca estaremos solos.
18 comentarios:
Voy a ser el primero (al menos en este post), así que antes que nadie se me adelante: ¡felicidades!
Me alegra mucho que cuentes algo de la presentación: ¡qué bien hubiera estado estar!
¡¡Enhorabuena, y ahora que te veo en fotos... Qué ojazos de gata tienes no?
¡Un beso!
¡Felicidades guapa!! Gracias a Dios en las fotos se aprecia tu mirada profunda que habla sin necesidad de abrir la boca... ¡qué pena no haber podido acompañarte!
Un besazo guapa!
Estuvo muy bien la presentación, las palabras de Cabanillas y tu recital. El libro es hondo y serio, con emoción y verdad. Me alegré de haber ido aunque por imperaivos familares no llegara al champán. Enhorabuena por el libro, continente -el intenso azul es precioso- y contenido.
¡¡ENHORABUENA POR TU LIBRO!! Me parece todo un honor que te pases por mi blog. No dudes que me haré con un ejemplar del libro porque me hace muchísima ilusión leerte con tranquilidad, en otro entorno diferente al de la red, en el que todo sucede tan deprisa.
Un besazo, y celebro contigo tu éxito, aunque no haya estado allí físicamente.
Inma
Felicidades, Rocío.
¡Cerveza beberías tú!
"y a Enrique Gracía Máiquez, que temblaba en El Puerto ante la misteriosa luz de una ecografía." Qué buena frase, Adalgata.
¡¡¡Enhorabuena, Rocío!!! Con tu crónica nos parece estar allí. Qué sepas que estuvimos con el corazón y, ahora, gracias a tus palabras, podemos hacernos una idea perfecta de esa tarde-noche maravillosa. Estamos deseando leer el libro y nos hace muy felices compartir tu éxito y sentir el cariño de tus admiradores (tan merecido). Un beso muy fuerte de tus orgullosos tíos: Javier y Eva.
Qué emoción tu mención.
Y qué consuelo la crónica a la pena de mi ausencia. Menos mal que eso lo remediaremos pronto.
Abrazo fuerte
Fue estupendo estar allí. Un beso, Rocío.
Muchas gracias por la crónica, qué ilusión leerte y verte tan guapa y pensar, tontería, que dónde están tus rizos. Enhorabuenísima!
Carmen
Me alegro mucho, Rocío, de que todo hubiese salido bien. Aquel día no trabajé y no pude ir a la librería (mis niñas no me lo perdonarían). ¡Muchas felicidades por un buen puñado de poemas! Cuidaremos de tu libro.
Un beso
ay!!!
Merl, te eché muchííísimo de menos.
Gracias a todos.
Gadirroja, pues justo los ojos es lo que menos me gusta: chiquititos y marrones, como dos rayitas.
Carmen, lo de los rizos es complicado: salen cuando quieren. Mi pelo es como una boa y se hincha o decrece a su santa voluntad. Lo peor es que había olvidado lavarlo el día anterior y lo hice aquella mañana, y el día de recién limpiado se pone melifluo...
Tengo la pena de haber llegado tarde a Cabanillas, pero qué orgullo oírte recitar. Estuviste muy ocurrente, y muy graciosa con esa corbata fantástica. "Soy esclava de la moda". ¡Qué geniaaaaaal!
Eh, pues yo ni me enteré. Pero la culpa es mía por vivir en la lejanía del desierto manchego. ¡Pero me alegraría tanto un ejemplar para poder leerlo en las largas horas de mi destierro!
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