viernes, julio 27, 2007

La otra cara de la luna


Adaldrida soy yo. Hoy me apetece dar explicaciones: las explicaciones son, claro, sobre mi persona. Ya hay quien dice que lo que aquí hago es striptease emocional, pero lo que a mí me preocupa no es el striptease sino la fama, se me habrá pegado algo de los caballeros de mi comedia.
Tengo mieeedo: miedo de quedar siempre bien en la foto, como Tintín en los álbumes de Hergé. Qué más quisiera yo que haber salido de la pura fantasía, como dice don Enrique Monesterio. Pero hoy no soy Adaldrida sino Rocío Arana, y no Rocío Arana la poeta, la de las fiestas, los amigos y la magia. Soy Rocío a palo seco. Incapaz de levantarse por las mañanas, incapaz de hacer régimen y controlarse un poco con los helados veraniegos. Incapaz de contar hasta diez antes de lanzar un exabrupto. Como el Capitán Haddock.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

AVISO: tras un paréntesis, lo próximo que escriba será sobre maquillaje, ya estoy tardando...

Enrique Baltanás dijo...

Pues no se sabe a quién admirar más, si a la fantástica Adaldrida o a la sincerísima Rocío.
Y vengan entradas de beauté, que hasta a mí me apasionan, que sólo uso jabón de glicerina.

Anónimo dijo...

Rocío, no eres Adaldrida, o la poeta, o la de las fiestas, o... Eres la suma de todas esas Rocíos.

¡Maquillaje, bien!

Anónimo dijo...

A mí me gustan todas las Rocío y todas las Adaldridas.

Nodisparenalpianista dijo...

Y yo pensaba que inas a colocar algo sobre Pink Floyd. Por seguir con eso, y reinterpretando lo de Carlos RM (hola vecino de comentario) es hermosos vernos como poliedros, o mejor, diamantes con distintas superficies (por no decir caras, que puede sonar a maldad) y siempre a punto para brillar. Me voy a escuchar el disco.

Anónimo dijo...

"Siempre a punto de brillar..." Este comentario de aquí encima sí que es brillante.

PS. Hola.