domingo, julio 22, 2007

La boda de mi mejor amigo

Ayer se casó Nico. La boda, en Sotogrande, "quizás un poco frívola", me dijo él con tono de niño que espera una reprimenda, fue fantástica. De frívola nada: se casaron en una ermita blanca, con un traje blanco [ella] y velo por la cara, como a mí me gusta. El cura, del Opus, dio bastante caña en la homilía por expreso deseo del novio, y en el momento de la Consagración la banda tocó el himno nacional, momento estelar que le valió a mi amigo el apelativo de facha durante el banquete. "Tío, pero qué facha eres".
Yo diría castizo y cosmopolita a la vez, a la vista del aperitivo, en el que reinaba el jamón ibérico, el sushi y el son de un cubanito. Y un frío aterrador, que se iba incrementado por oleadas de leyenda urbana, se dice se comenta que la cena será también al aire libre. No pude creerlo, pero al fin era verdad. Me compadecí de las espaldas desnudas y escotes generosos, que por una vez no levantaban calor sino frío. Yo sólo llevaba desnudos los brazos y la mitad de las piernas, y mi padre se ofreció a ir al hotel para traerme algo de abrigo. Pero sólo había en mi maleta una cazadora playera de rayas que no combinaba, vaya por Dios, con el vestido de Naf Naf que mi madre me había traído de París.
En la mesa, Beades hablaba hasta debajo del agua con un antiguo amigo de Altair (¿quién no conoce a Beades? ¿Quién es ése de blanco que está con Beades?...) Le oía, como en ráfagas, ir y venir de los anticonceptivos al Concilio Vaticano II y de la libertad a los designios divinos. Las mujeres decían si no podíamos hablar de lo que se habla en las bodas, o sea, trapitos, amigos comunes y menús de boda. Se lleva mucho la vieira gratinada, iba a comentar yo. Pero me venció el torrente Beades y dije: "dónde está, oh muerte, tu victoria".
Hubo música de la B.S.O de Grease, años ochenta, flamenquito. Yo bailé y bailé descalza, llevando los hermosos zapatos de Nicolás (la marca Nicolás, quiero decir), en la mano.

13 comentarios:

Ángel Ruiz dijo...

Tu blog es único en la combinación de ingenuidad y profundidad. Esta entrada es un buen ejemplo, igual que la de 'la media naranja'.

Anónimo dijo...

Ya el emperador Claudio, quizá la mente más preclara de su época, se hacía voluntariamente el ingenuo, y desde luego no lo era.
Rocio puede ser muchas cosas (todas buenas :)), pero no se le va una, y desde luego no es nada ingenua.
Y fíjate si es profunda que algunos amigos estamos juntando pa comprarle un submarino.

Pero tu comentario es muy acertado, arp; ella no, pero su blog sí que puede dar esa imagen, lo que le otorga un inmenso encanto, una sin par seducción.

Me encanta la foto que has puesto...¿cuando te la hice...? el "donde" creo que es en el Alcázar...o en la casa de los Pinelos.... La buscaré.

Anónimo dijo...

En el mágico mes de noviembre del 2006, presentando el libro de Cabanillas...
Gracias Toi pero la ingenuidad es algo que va conmigo, me lo dice tooodo el mundo y casi siempre en son de elogio, de hecho mi nombre LLir se lo debo a EGM pero en última instancia a mi padre que dice que tengo un lirio en la mano...

Benita Pérez-Pardo dijo...

Tal como lo cuentas, tan frívola no suena!!

Anónimo dijo...

Qué bueno leer esta crónica nupcial, me alegro mucho por Nico. El resto, no sé; pero esa mesa tuya con Beades & wife seguro que no fue frívola. Ni aunque hubieses soltado lo de la vieira gratinada, que queda ya para los anales de Sotogrande. ¡Qué grande!

Yo, como niño lector (o mirador) del ¡Hola! que fui, te pediría más carnaza, carnaza fina pero carnaza. Pero no quiero parecer cotilla, aunque creo que ya es tarde...

Enrique Monasterio dijo...

Eres una cronista insuperable. Ya lo sabías, ¿verdad? Te lo digo para que sepas que estoy aquí.

Anónimo dijo...

Carlos, tú no eres cotilla, sino periodista e historiador. Así no hay remedio... Contaré más cosas.

Jesús Beades dijo...

Qué bueno, es cierto que una de las guapas y arregladas esposas allí presentes me espetó, con cierta virulencia: ¿no podemos hablar de lo que se habla en las bodas? A lo que respondí con una galante risa -que a ella no le resultaría tan galante-, y seguí conversando con su marido sobre la libertad humana y todo eso que enumera Rocío. Es curioso como Lewis da en el clavo -pero con qué tino, por Tutatis- al describir lo que ocurre con mujeres y hombres -esto se llama generalizar, así que ahórrense las correcciones- en una reunión. Decía Lewis que llegó a escuchar una vez a una anfitriona algo así como "no dejes que esos dos se sienten juntos, porque como saquen un "tema", se acabó la velada". Lo importante es que la velada "resulte". En fin, lo pasamos en grande, y la pareja en cuestión nos pudo ver, un poco más tarde, a los tres Arana, a mi señora y a mí, entre todos los amigos, bailando al son de los ochenta, a despecho de las veladas resultonas y las conversaciones metafísicas.

indecible dijo...

Los textos más álgidos, puntiagudos e incandescentes de la literatura ya pueden leerse en (y enviarse a)
decir-lo-indecible.blogspot.com

(La hacemos entre todos.)

Anónimo dijo...

Un placer conocerte (por la foto) y leerte.

Anónimo dijo...

Felicita al gran Niko y su mujer de mi parte, es una alegría. Les deseo lo mejor.

Rocío, estás preciosa en la foto.

Anónimo dijo...

La verdad es que es una gozada leerte. Lo de las cremas también. Por cierto, que me corrijan algunos de los ilustres que te leen, pero hasta donde yo sé, tocar el himno nacional durante la consagración es uno de los más grandes y mejores homenajes que se le ha podido dar nunca al Santísimo. Llamar facha a quien así lo siente y lo vive, lo sea o no, muestra una gran incultura. Gracias y un saludo.

Anónimo dijo...

Gracias, jmn! Y sí, es el honor más grande...