miércoles, febrero 21, 2024

En Pampaluna

Pampaluna siempre me inspira...

El campus. La Tierra Media. Abetos, caminos verdes, estudiantes felices. Parecen felices: hobbits leyendo alegremente en el césped lejos de Mordor, esto es, lejos de mayo y los exámenes... 
Mediodía: los blancos caminos serpentean entre el verde, repletos de chicos y chicas que suben hacia Iturrama. Les sigo, sudo bajo el sorprendente sol y mi abrigo de invierno. 
Y atravesando plazas porticadas llego a la que fue mi calle, y encuentro la misma papelería con joyitas de plata en el escaparate y la prensa para alegrar los desayunos de sábado y domingo.
La tienda de mesas y sillas donde compré mi mesa y mi silla en mi piso de estudiantes sigue también allí, y respiro aliviada. 
Y continúo mi camino, sofocada y feliz, hacia el bonito con tomate primigenio que cocina mi tía Maite.

jueves, enero 25, 2024

Conversaciones en Misa

A mi, en Sevilla, me gustan las iglesias del centro.


Los Estudiantes, con su impresionante Cristo de la Buena Muerte. Santa María la Blanca y la capillita de la calle Sierpes, ambas tan barrocas. La capilla de la puerta de Jerez, con su Virgen renacentista sobre pan de oro. Y, por supuesto, la catedral.
No puedo evitarlo: a Dios se llega por la belleza y yo soy una pija espiritual, como se ve en este poema.de El último minuto:


HAGAMOS TRES TIENDAS

                           (Santa Maria in Trastevere)

Rebañito de ovejas bizantinas
que minuto a minuto yo miré
balar en esa bóveda dorada
en un silencio que también refulge:
a vuestro lado yo me quedaría 
si hubiese buen pastor, como lo hay,
al calor del poder mudo y gigante
de aquella lamparita diminuta,
y no volver jamás al gris cemento.


Pero últimamente me gustan las misas de jóvenes de los domingos: si hay ambiente, el cura habla bien y el coro es bueno o, al menos, entusiasta, no me importa que el cemento me rodee.
Tres condiciones que reúne la Misa dominical en Porta Coeli, Jesuitas. Además, hay naranjos a la entrada, y los domingos a las ocho está llena hasta los topes.
Tres chicos de veinte años estaban sentados detrás de nuestro banco, y no pararon de hablar durante la ceremonia, algo que es muy católico, también.
Un poco antes de la Consagración, único momento que respetaron con un relativo silencio, pude oír este descacharrante diálogo:

-Illo, illo, yo no voy a comulgar, que no me he confesao.
-¿Cuándo fue la última vez?
-¡Ufff! - y añadía, señalando con el dedo:
-Ustedes tampoco andáis muy finos.(Sic).
-Yo no peco, zanjó un tercero.
Y el primero en hablar, que sí que andaba fino en cuestiones teológicas o morales, le rebatió:
- Illo, que la lujuria es un pecado capital...

Casi me ahogo.

martes, enero 23, 2024

Perdida entre naranjos

De Nervión al hotel Colón, en pleno centro de Sevilla, caminando. La gloriosa y guerrera calle Bailén me aguardaba, y no he querido pedir un taxi porque iba a una peluquería "de señoras", buena y carísima, y no deseé sumar otro gasto.

Modestamente, creo que ha merecido la pena. Tenía un arbusto por cabellera y ahora tengo estas ondas doradas, estas capas que enmarcan el óvalo a la altura de la clavícula, clavicut creo que se llamaba esto, y un pelo saneado.
El asunto es que he ido andando, he andado una hora entera. Que también podría tomar un 27, pero estaba ante el Primer Naranjo de la Tierra, hacía un sol apetecible y en mi cabeza sonaba la máxima de mi nutricionista, "haz deporte". Que sí, que ya sabemos que andar no es cardio ni parapente, que hace falta más..., pero menos da una piedra.

Yo iba despreocupada, sabiendo mi camino, hasta más o menos Menéndez Pelayo, pero en vez de entrar por los jardines de Murillo para enfilar San Fernando y luego la Constitución hasta la plaza Nueva, y al final Sierpes hasta San Eloy..., algo me hizo tomar un atajo y acabé no se sabe por qué en la plaza de la Alfafa, y antes, en la casa de Pilatos.

Buen medio día de turismo y deporte después de haber corregido cien exámenes y haber publicado las notas de mis alumnos, sí, señor. Sevilla estaba preciosa, y he aprendido que hay una calle que se llama Lirio, muy bucólica, muy yo. Que, en un pasado muy remoto, Enrique García Máiquez me llamaba Llir entre cards, Lirio entre cardos.

Todo fueron sonrisas hasta que faltaba un cuarto de hora para llegar a la peluquería y yo tenía bastante perdido el rumbo... Entonces, decidí hacer caso a mi conciencia, digo no, decidí hacer caso a mi amiga María Eugenia que siempre me anima a practicar con Google Maps, porque en realidad no sé leer mapas ni virtuales ni en papel.
Bueno, pues Google Maps quería que me metiera por este callejón... ¡Google Maps es un peligro!

Al final llegué como siempre, callejeando y PREGUNTANDO. Y sofocada. Y con la trenza desecha..., pero eso, dos horas y media después, daba ya igual.

sábado, enero 20, 2024

Canto para Lord Scutum

No gastaremos nunca las palabras, te escribí hace más de veinte años.
Y tú me dijiste en una carta que nuestra amistad te devolvía la más pura inocencia de cuando éramos niños, llevándote de la mano a esas tardes doradas en el parque de columpios y trenzas al sol. 

Y siempre tenías melancolía de futuro, te gustaba imaginarnos a largo plazo, dentro de diez años, de veinte, siempre juntos a través de la distancia.
Han pasado los años, más de cuatro lustros, y ya no somos niños. No lo éramos entonces, y ahora la vida nos llena de hipotecas y noches de hospital. Y hubo chaparrones, hijos, amores fallidos, amores luminosos, duelos, broncas y resacas. 

El oro manchado de barro, que lo limpias y renace, aún más refulgente. Eres tan de verdad que me das miedo, eres estar en casa y a la vez el abismo y el acantilado. Y no acabo de conocerte nunca, porque siempre me sorprendes, pero contigo me sé a salvo, abrigada, iluminada por esa luz de vela que me regalas siempre.

miércoles, enero 10, 2024

La cuesta de enero es... cuesta abajo

Eso dice mi padre, que la cuesta de enero es cuesta abajo. 
Y no hay más que deslizarse, fluir, volver amorosamente a la bendita normalidad, ¡deliciosa normalidad!
Lo cotidiano deslumbra, digo yo. El tiempo ordinario es lo nuestro, dicen los que saben.
Y entonces, ¿por qué este vacío que hay que llenar con viajes, planes,sorpresas?  Porque el corazón quiere lo que quiere, dice El mentalista. Y se lo daremos: tiempo ordinario sí, pero con viajes, planes, ¡sorpresas!

jueves, enero 04, 2024

La auténtica diversidad

He pasado el día en Vitoria, porque si no disfruto de un día en Vitoria, no paseo por el Belén de la Florida y no voy al puesto de artesanía de mi amiga Ilargi, no es Navidad 🎄.


Aquí, cumpliendo con todos los ritos.
Ilargi ha desplegado todo un mundo de broches, imanes, colgantes con los que he ejercido convenientemente de paje de los Reyes Magos...

Y al final, mi amiga artesana ha enseñado al alegre público, entre el que me encontraba yo, su última novedad: un anillo anti estrés, que consiste en una fina alianza plateada surcada por una serie de bolitas, o cuentas. Vas pasando las cuentas y te tranquiizas..., o no.

"Si tiene diez te lo compro", le he dicho, aunque no ha habido suerte. Todos los anillos tenían justamente ocho o nueve cuentas. "Ah, pero te hago uno", ha ofrecido ella, solicita. "Lo usaría para rezar el Rosario", he terminado comentando, como si tal cosa.
Y de repente todo han sido risas alrededor, pero risas bonitas, agradables, de "mira ésta que es más fresca que una lechuga". Y me he acordado de aquella vez en la que un hippie bien puesto de marihuana me estaba haciendo una trencita de hilos en el pelo, y yo mientras tanto rezaba el rosario por lo bajinis porque se me hacía tarde para ir a misa.

Entre carcajadas, Ilargi ha sentenciado: "¡ésa es la auténtica diversidad!"

domingo, diciembre 24, 2023

¡Feliz Navidad 🎄!

NIÑO DE LOS OJOS DESPIERTOS

No cierres los ojos,
Niño, que me asusta
no ver esa luz de cielo y de tierra,
de sol y de luna...
Tú lo eres todo
y has venido a mí:
si me miras siempre, camino segura,
camino feliz.

Rocío Arana, diciembre 2023

martes, diciembre 19, 2023

Navidad en Maestu

Hacía frío, mucho frío. Nevaba. En la misa del Gallo, en la iglesia de Maestu, había venido el Olentzero. 

Pero en casa teníamos el Plato de Navidad, una tradición en la que no sabíamos si nos traían los regalos nuestros padres, los abuelos o el Niño Jesús.
O todos a la vez. La granja de los pinipón la habíamos elegido nosotras en la juguetería del Corte Inglés de Vitoria, ante la mirada de regocijo de mi abuela Cecilia, pero desparramados sobre nuestra silla y plato había cuatro o cinco juguetes más, y todos envueltos en papel brillante como caramelos de limón.  Era cosa del Niño, seguro.

Luego, a dormir bajo mantas y cuchicheos, y el veinticinco de diciembre hacíamos muñecos o batalla de bolas de nieve. Y luego, a casa, a calentarnos ante la chimenea encendida.

viernes, diciembre 01, 2023

Uno de diciembre

Uno de diciembre: todo comienza. Se encienden las luces...

Diciembre es un mes de víspera gozosa. La víspera de todo. Empieza la cuenta atrás, hacía la hora cero. El bing Bang divino. El castillo de fuegos naturales*. El minuto más tierno y el más poderoso de la historia, de cada año.
Los ángeles están esperando para empezar a tocar las trompetas sobre nosotros.

"está preciosa imagen es de Enrique García-Máiquez. Dad al poeta lo que es del poeta...

domingo, noviembre 26, 2023

Lo que más me gusta del sol es la sombra

Lo que más me gusta del sol es la sombra, dije yo cuando era niña.

Imaginad un ser absolutamente achicharrado bajo el calor de Sevilla: yo. Me ponía roja, convulsionaba, nacían burbujas hirvientes en mi piel. Era un sol sin piedad, fiel enamorado, esposo incómodo.

Pues vedme ahora, adulta, cautivada por el sol del Norte. El del invierno en el Sur.  Ese sol tímido, que abriga, que  guarda del frío sin imponerse. 
Aquí estoy  igual que tú, que cuando ves un rayito de luz te colocas debajo, sonriendo. Porque es un sol plácido, tranquilo, alegre. Igual que tú.

viernes, noviembre 17, 2023

POQUITAMENTE

Cunde la opinión de que un filólogo tiene que estar hablando siempre bien, casi en endecasílabos y de forma correctísima, vamos, que si estudiaste filología debes dar la impresión de haberte tragado el diccionario de la Real Academia Española en su versión más actualizada. Ni un desliz se te permite..., ¡y yo amo la creatividad!

Pues me rebelo, y me revelo como inventora de palabras. Y además, cuando menos te lo esperas.

En los últimos tribunales de TFM, ya nos habíamos quedado solas entre alumno y alumno mi compañera y yo, hay bastante "buen rollo" entre ambas, y quería decirle que podíamos esperar un poco a la siguiente sesión, tomarnos un pequeño descanso, que había tiempo. Ella me preguntó ¿cómo vamos?, y yo respondí casi sin pensármelo: poquitamente.

Poquitamente: me entendió a la perfección. Poquitamente es un estado mental y físico. Lo patento. Poquitamente se vive mejor...

Poquitamente, tra tra.

martes, noviembre 14, 2023

De pequeña me gustaban los robots

En invierno vuelvo a mi niñez, como si una puerta entreabierta me tentara con los primeros fulgores de una chimenea que se vislumbra al fondo.

Cuando menos lo espero, vienen a mi memoria retazos, retales de mi infancia. Los juegos en el jardín de mi urbanización, con tablones de madera. El despliegue de ejércitos de pitufos, cinco buenos y cinco malos, que montábamos Antoñito y yo para luchar toda la tarde: te ves a Papá Pitufo de malvado sencillamente porque tenía barba... azul. O espera, no: azul era el gorro.

Y hoy, "radiante de cansancio" tras un montón de tribunales de TFM, he recordado que hubo una época, en torno a los diez años, en la que me dio fuerte por los robots y los Transformers, influida por Antoñito también. 

Los pedía por mi cumpleaños y Navidad: eran feos pero brillaban y se podían poner en mil posiciones. Fantaseaba un par de horas con el coche de montaña que si le volvías una pieza del revés era un dragón con dientes infernales ,y luego, antes del baño y la cena, me dedicaba a acunar con dulzura a mi muñeca Maite.

lunes, noviembre 06, 2023

El largo invierno (odio eterno al mes de noviembre)

El invierno comienza, no en el famosísimo solsticio que utiliza la gente para no felicitar la Navidad sino otra cosa más neutra y mucho menos emocionante, no. 
El dos de noviembre, Día de difuntos, empieza para mí el mes más aburrido del año y el largo invierno. El laaaargo invierno. Con luz menguante y con las calles que aún no se encienden, como en diciembre, gracias a la nunca suficientemente alabada Navidad...
Vamos, lo que se dice un mes sin luz, sin verano y sin calles encendidas, regalos y dulce espera. Un mes sin gracia, porque el otoño verdadero pertenece a octubre. 
La sorpresa de las castañas y de las hojas rojas la hemos disfrutado ya en octubre. Noviembre me sobra, ¡soy el Scrooge de noviembre!

P.S. Que dice Jesús Beades que alguno de mis poemas podría no tener final feliz, pues ¡toma proema oscuro y gruñón!

miércoles, noviembre 01, 2023

Sevilla en Noviembre

Sevilla en abril, dices. El olor de la flor de los naranjos impregna toda la ciudad. Sevilla a finales de septiembre, dices. Ambiente de fiesta, de toros, la Feria de San Miguel.
Pero, ¿y Sevilla en Noviembre? La secreta, la escondida Sevilla...

En el Sur en noviembre hay libros, buganvillas y sol. El Sol de noviembre, que decía Miguel d'Ors. El sol tibio. El que calma, cura y no duele. El que deja velos de sombra en el suelo al pasear. El que acerca mis deseos a los tuyos.

martes, octubre 31, 2023

Eres Casa

 

Eres casa.

Nos reímos, lloramos, nos decimos adiós. Bailamos, bailamos siempre.

¿Por qué vives en el Norte?, me preguntas, con ojos de castañas asadas en una chimenea.

Porque soy Norte, respondo, con ojos de columpios dorados  en el parque..., pero también soy Sur.

Por eso vengo al Sur, para que me regales mitones en diciembre, y susurres ¡qué frío!, mientras yo ocupo un abrigo fino de entretiempo.

Por eso vuelves al Norte, por primavera, cuando se abren pequeñas margaritas en mi jardín de Maestu.

Y así se construye una amistad de veintitrés años, en ia que tú conoces mis tremendos resfriados de garganta y yo adivino tus pellizcos insondables en el estómago.


Conocernos por dentro y seguir siendo casa, la una para la otra: el reto, la maravilla. 

sábado, diciembre 31, 2022

2022, un año de efemérides poéticas (20 años de poesía)

"Que veinte años no es nada", y que el último día de dos mil veintidós, como quien dice, me he dado cuenta de que hace exactamente dos décadas publiqué mi primer libro de poesía...


Efectivamente, el muy querido Fidel Villegas tuvo a bien publicar mi primer librito, Magia, en la sevillana editorial Númenor, en 2002.


Del mismo modo, hace exactamente diez años se falló el premio Adonáis 2012 y yo gané el accesit que me permitió publicar mi cuarto libro de poemas, La llave dorada...


Cuánto tengo que agradecer: hoy es el bendito día en el cual estoy poniendo la última piedra casi, también como quien dice, de mi último libro de poemas, Víspera de todo. "Hoy es el primer día del resto de mi vida"...


domingo, diciembre 25, 2022

Un soneto me manda hacer mi madre (para felicitar la Navidad)

Como todos los años, mi madre me ha presionado digamos dulcemente para que escriba un poema que le permita felicitar a todos sus amigos...

No bastan las imágenes del Niño Jesús heredado de mi abuela Cecilia, rodado de frutas de mármol romano, conchas gallegas o espumillón dorado, no...

Tampoco basta el Belén que pongo en mi casa de Logroño, heredado de mi otra abuela (aún en vida), completado en mercadillos de artesanía y repleto de musgo de nuestra finca en Maestu...

Así que ayer, recién comenzadas las vacaciones, se me vino a la cabeza algo que parecía el primer cuarteto de un soneto..., y acabé por sacarlo adelante, mal que bien:

Un Niño

Un niño: balbuceos y pañales.
Gorjeos, juegos, llantos, risotadas
y noches sin dormir, alimentadas
por sueños y bostezos a raudales.

Sudores, prisas, ayes, alegrías
y esforzados "no llego", sonajeros
rotos, la leche tibia y el "te quiero"
reconvertido en un "te comería"...

Eso fuiste también. Se nos olvida
lo normal y sencillo que fue todo,
cómo lo cotidiano siempre brilla.

Quisiste ser pequeño, y en la herida
luminosa del barro, casi lodo,
iluminas, secreto, nuestra vida.

                            (Rocío Arana, inédito)


¡Feliz Navidad a todos mis lectores, a todas mis lectoras!

martes, diciembre 13, 2022

La vida es tan bonita...

La vida es tan bonita en diciembre...
Velas. Tres velas rojas encendidas, una corona de gansos de porcelana y mi madre y yo, leyendo juntas, rezando a veces.
El Belén de Mayo, en diciembre. El Niño y su gesto de "el mundo me importa poco, lo que me importa eres tú". 
Su madre con gesto de "haced lo que Él os diga, que todavía es un Bebé y dice aún cosas fáciles"...
Las horas de trabajo, el cansancio después, el descanso dormido.
Llamar por teléfono a Lucía, porque es su santo. Mis amigos le llamaban La Botticelli, por esa sonrisa suya renacentista. Se reía sin parar, con la belleza de quien no sabe lo guapa que es.
Hacer planes para mi cumpleaños: viernes lluvia y café con Nico, sábado comida en mi casa con las chicas, domingo concierto de Navidad con poeta.
Y recibir, al final del día, un whatsapp fulgurante como un dardo de oro que no duele sino que te llena de felicidad. Más aún. ¿Más aún?

sábado, diciembre 03, 2022

El cuaderno de Iker

Me acaban de pedir, (por Twitter nada menos, y un desconocido), que no abandone este blog..., así que aquí estoy para contaros otra historia surrealista de mi infancia.


Ayer os ofrecí un proema (poema en prosa, nomenclatura de Jesús Beades, de cuando se hablaba del blog como nuevo género literario), que glosaba mi, digamos, despertar al enamoramiento adolescente... Pero la primera experiencia que tuve, más o menos fingida, sucedió en Maestu, lugar bucólico por antonomasia para estos menesteres.

Éramos dos crías, pero de repente mi prima Cecilia dijo que le gustaba muchísimo un vecino que se llamaba, pongamos, Julen. Julen era rubio y guapo hasta morir, como como buen vasco. Mi despierta primita no se quedó contenta con eso, sino que intentó convencerme de que a mí me gustaba su hermano, así, por solidaridad. 

Muchos años después, cuando nació mi vocación al Siglo de Oro, descubrí que este era el argumento exacto de una comedia Calderón, No hay burlas con el amor. 

El hermano del susodicho se llamaba pongamos que Iker. Era canijo, dos años menor que yo y tenía pecas, pero también unos ojos bonitos y una gran simpatía así que dije: pues vale. Como yo aún jugaba con muñecas, lo incorporé en mi imaginación al juego y decidí que Iker era el padre de mi hija Maite.


Pero de repente caí en la cuenta de que el amor tenía que ser creativo... Ésta es una intuición que tuve a los diez años y que no me ha abandonado nunca.

Así que me compré un cuaderno en el estanco y me dediqué a pasar las tardes sentada a una mesa de piedra en medio de nuestra finca, dibujando a "mi amado".


Abro paréntesis para confesar que yo con diez años dibujaba fatal, pues tenía problemas motrices y en primero de EGB me suspendieron trabajos manuales..., pero Omnia vincit amor.

Dibujé a Iker jugando a pelota (vasca), saliendo de su casa que era un palacio, bañándose en el río, bajo la cascada, vestido de Superman... y vestido de romano, (sic). ¿Por qué? No existen porqués en esta historia...


Luego me dije que el amor tenía que ser generoso, así que dibujé las cosas que le regalaría a Iker, yo, que no recibía ni siquiera paga por entonces.

Así que tracé con torpeza las finas líneas de una pelota (vasca), una bicicleta de montaña, (rumbosa yo),  y un cartabón y una escuadra, igual de surrealistas que el traje de soldado romano.

Por supuesto, nunca intercambié más que un hola y un adiós con Iker, cuando nos veíamos por las calles del pueblo, y el cuaderno me lo confiscó mi padre, vencido entre el orgullo y las risas, y se lo enseñaba a todas las visitas, ante mi creciente enfado.


Así que una noche, provista de nocturnidad y alevosía, (y de una linterna), recuperé lo que era mío..., y por supuesto con el correr de los tiempos, lo perdí.

Pero, inspirada en uno de los mejores poemas de Miguel d'Ors, puedo decir que acabo de rescatarlo, y que me estará esperando siempre, deslumbrante, en estas pocas líneas.

viernes, diciembre 02, 2022

La puerta dorada

He soñado con nieve y con trineos. 

Parecía una película americana, pero era un sueño. Un grupo de niños y niñas, con trenzas y gorros de pon pon, te rodeaban con canciones preguntándote por tu primer amor. Preguntaban a una vieja con carrito, a un señor con periódico, me preguntaban a mí.

Sonaban los Bee Gees, tenía yo once años y recuerdo que pensé: enamorarse debe ser fantástico... Y pasó un vecinito de nombre italiano y ojos verdes, abriéndome la puerta cual caballero medieval. 

Me abría la puerta, recuerdo, porque estaba yo cargada de bolsas de la compra. Lo que no sabía él es que me estaba abriendo la puerta de las dudas, del insomnio, del sufrimiento luminoso. La puerta temprana de la adolescencia.