Estoy conmovida. Conmocionada. Emocionada. Me pregunto si una película puede despertarme, despertarnos. Si eso es posible, la película es esta.
Era sábado por la noche en Los Arcos. Compré, para mis primos, un cucurucho de cartón lleno de palomitas de maíz, con ese punto de sal picante y crujiente que engatusa a algunos y espanta a otros. Compré una centelleante botella de agua mineral para mí. Nos sentamos en la fila siete. Cerré los ojos. Abrí los oídos. No hubo trailers. La música in crescendo, los primeros planos, los poros de la piel tan a la vista, los ojos líquidos y alegres de los entrevistados.
Me habían dicho que iba a ver un documental. Pero lo que vi tiene guión de película de misterio, de amor. De terror del bueno. Tenéis que ir.
3 comentarios:
jo! qué buena pinta, a ver si nos queda claro que también hay curas buenos....y muchos!! oye, ya la tengo en facebook, en cuanto pueda voy a verla! un beso y gracias.
¿Qué ha pasado con el sorteo, Adaldrida? Estoy impaciente...
María ex-anónima
¡Ay! No tuvimos tiempo de hacerlo, esta semana quedaré una tarde con mis primos para realizarlo...
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