domingo, febrero 17, 2008
Gaviotas sobre el Sena
La isla de San Luis. La torre de Saint Jaques desde lejos, alta y azul. Dibujos medievales en la piedra. El Sena por la tarde: islas y puentes y retales de sol sobre las torres. El vuelo orquestal de las gaviotas.
Palomas que se cuelan por las altas vidrieras y escuchan misa en San Eustace. La Dama del unicornio, roja y dorada, reza también en su carpa de brocado que dice: mi único deseo. Castillos góticos, tumbas de reyes. Y volviendo, mujeres negras y serenas en el metro, con el rorro a cuestas. Merci de votre comprension. Final de trayecto.
Escaparates de Cartier y Chanel. El Léon de Marseille con su menú de mejillones a dieciséis euros: mules, frites a volonté y créme caramél. Tiendas de Mac, de Origins, de L´Occitane, de Shu Uemura. Marionnaud y Sephora.
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11 comentarios:
Ah, Paris, Paris (sin tilde, en français). Y el Pont des Arts, y el Marais, y los ejecutivos de traje con calcetines de dibujitos, y el gran Louvre... Por cierto, recuerdo de mis veranos parisinos salir mareado de unas enormes perfumerías en las que nunca compraba nada; yo creo que tenía una tendencia toxicómana. Y al hilo del tapiz de la dama del unicornio, hay una novela con ese título, que se deja leer, de la autora de La joven de la perla. Bienvenue!
¿Cuándo vuelves? ¡No me digas que el Guadalquivir tiene algo que envidiarle al Sena?. Se va a poner celoso el Giraldillo, tanto piropo a la dama parisiene y a las torres y a la luz, y a las vidrieras y...
yo es que tengo este sesgo irremediable. ¡Cuéntanos algo de tus correrías!
La dama del unicornio. Por eso fuiste tu a París, por ir a la abadía de George Cluny!!!!
Rodín, Rodín, Rodín, Rodín, Rodín, no te pierdas el Museo Rodín!!!!
Cuántas cosas bonitas... ¿y el Boulevard Saint Germaine? ¿Y la plaza de los Vosgos? ¿Y el Moulin de la Galette? ¿Y el Museo de Orsay? ¿Y Nôtre Dame? ¿Y la Conciergerie?
¿Y la Bruni en mitad del Sena, gracias a Rocío? Gracias, Rocío.
Qué bien que estés ya por aquí, para contárnoslo todo...
¡Bienvenida! Cada apunte es como un entrante para abrir boca. A ver cuándo quedamos.
oye, me encanta lo del hombre ideal, aunque yo siempre fuí más de axterix, pero se me queda un poco pequeño... y lo bueno de Obelix es que es un bonachón empedirno que le gusta sus dos buenas tortas a los romanos, su jabalí y su leche de cabra.
Se me antoja pensar que Obelix había encontrado el sentido de la vida, la grandiosidad de lo pequeño, de lo cotidiano... al fin y al cabo, esa nada terrible después de la hermosura no la siente pero ¿para qué? sólo por eso, es también mi hombre ideal.
Ou la lá. Se ve que lo pasas de maravilla. ¡Q envidia!!
Josefina
Oye, Rocío, te veo tan vaga como el amigo Néstor... o como los galos de Atétix, que sólo curraba el pescatero, oye.
Si no la has visto, te recomiendo "Paris, je t'aime".
NDAP, es que me he quedado atrancada... pero muy pronto vendrá la luz parisina, medieval y chic a la vez...
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