miércoles, noviembre 28, 2007

Adaldrida furiosa (o el poder de la mente)

Hace algunos años venía con mucha frecuencia a mi mente la imagen de un hombre con traje impecable, manos implacables y "mirar de fuego detenido". Sus ojos tenían un poder terrible, sonreían con seriedad. Con el tiempo se convirtió en un tema literario, lo que no tuve nunca ni tengo ni tendré. La imagen palidecía.
Ahora, ese hombre es para mí una prueba evidente de que la tentación se puede superar. Con tentación no me refiero a algún trato carnal que no fue nunca posible, sino a dejar de ser dueña de mis pensamientos. Un mundo paralelo en el que él y yo... Y la imaginación deja vía libre a los puntos suspensivos, y qué dulce es la cuesta por la que rodamos sin remedio.
Ante eso sólo vale la humildad de saberse frágil, de ejercitarse en movimientos de despego, maniobras de distracción. En ocasiones la única estrategia es olvidar que hay algo que olvidar. Lo dice Mai Meneses: "Si supieras cuánto tiempo gasto al día para no pensar en ti..." Ahora, cuando alguna amiga me confiesa que "no pudo evitarlo", sin juzgar a nadie soy yo la que no puedo evitar preguntarme, "¿de veras no pudiste?"

10 comentarios:

Nodisparenalpianista dijo...

De veras, si.

Anónimo dijo...

Qué sencillo parece y qué difícil es ese "sentirse frágil". Es una primera prueba, que no todos superamos.

Benita Pérez-Pardo dijo...

Impresionante relato. "sonreían con seriedad!...
Precioso "Si supieras cuanto tiempo gasto al día para no pensar en ti..."
No poder evitarlo... Juzgar es imposible.
Hace poco en un post sobre los memes del Miedo, hablaban del equilibrio entre prudencia y valentía. A veces, lo valiente es huir...
Me gustó tanto el Meme que lo enlacé hoy.
Un saludo

Anónimo dijo...

Ro cariño, ya sé que tu intencion no es juzgar a nadie y me parece una entrada maravillosa. Peroooooo, debemos ser más persimivos con los demás, mucho más de lo que lo somos con nosotros mismos entre otras razones porque no sabemos lo que hay en el corazón de las personas cuando la vida los pone a prueba.

Y lo digo con conocimiento de causa que me enamoré del hombre más improbable y, gracias a Dios, no pude evitarlo.

Anónimo dijo...

Es que lo tuyo no hay que evitarlo!!! Dudé mucho al publicar la entrada por si daba pie a malentendidos, pero pensé que alguna vez hay que vojarse un poco, aunque sea pa equivocarse...

Anónimo dijo...

Y no te has equivocado en absoluto, y te repito que me parece una entrada preciosa. ¡¡¡GUAPA!!!

Martín Palma Melena dijo...

Hola, Rocío

«En ocasiones la única estrategia es olvidar que hay algo que olvidar». Esta frase me ha agradado al tiempo que me ha hecho pensar. Tal vez otra forma de decir esto sería que en ocasiones no debemos esforzarnos tanto en olvidar algo (porque si no lógicamente nunca olvidamos); en ocasiones mejor es simplemente concentrar nuestra mente en otras cosas… Pero la mía es sólo una opinión: espero que no haya entendido mal tu interesante frase.

Aunque a veces es tan difícil olvidar, es un verdadero ejercicio… Quizás por eso tu frase me ha apelado… Seguiré visitándote…

Saludos

Anónimo dijo...

Hola, Rocío. Soy tu tío Javier y entro por primera vez a escribir un comentario en tu blog. Me está enseñando tu tía Eva, como siempre. Prometo aprender y visitarte con frecuencia. Besos.

Anónimo dijo...

Hola Rocío,

me cuelo en tu blog porque:

Si no me mandas tu email no podrás hacer entradas en el Club de la Bulla, del que, te recuerdo, eres presidenta.

Anónimo dijo...

dulci te contesto por medio de NDAP...