Eran las tres de la tarde y estaba sola en casa: el mando de la tele era mío. El mando a distancia es el símbolo perfecto del libre albedrío humano, con su carga de responsabilidad al hombro. Me debatía entre Sexo en Nueva York y uno de esos documentales científicos sobre la luna. Otra opción era apagar la tele y volver a dedicarme a Calderón de la Barca... Tras coquetear con Carrie Bradshaw y con la ciencia como el ser inconcluso que soy, me entregué a los placeres del teatro en la corte de Felipe IV. Pronto vi que no podía concentrarme: bailaba ante mis ojos una luna pálida y llena de misterio. Y de repente, zas, la inspiración:
Pide un deseo a la luna: Dios vive en ese faro tan alto y tan brillante.
10 comentarios:
Alta, misteriosa,como una blanca playa, la media luna...Tengo que enseñarte la estrafalaria luna de Zahara de los Atunes...A mitad de Julio hay una noche sin luna que llaman la noche de las hadas y si te bañas de noche el mar está cuajado de estrellas...Podría pasarme toda una vida descifrando lunas, no sabes lo lunático que me vuelve su halo
bueno, no es que Dios viva allí siempre, es que tiene un chalecito en el dark side. Un beso.
Mi deseo es:Que se lleve a los lunaticos,¡que hay muchos!!..... -y si no lo hace,me quedo con la luna-lunera de los Lunnies.A N D A L E???.
¿Y qué me decís de la luna-luna cruel, mágica, dulce y enamorada de Lorca? Solo por esa vale la pena ser lunático.
¿alguien se acuerda de la luna cruel y enamorada que visitaba a Axel Munthe en Capri y Anacapri, y que hizo que construyera san Michel?
Volver a leer tu blog mágico, dear Rocio, hada rubia, le ha otorgado paz a mi ánima y equilibrio a mis mientes.
Don't stop.
y le ha dado un tono ámbar a mi corazón
take five
Isaac Asimov escribió un ensayo titulado "La tragedia de la luna" que no tiene desperdicio. La tesis es como sigue: la atracción lunar provoca las mareas. Muchos peces, durante millones de años, quedaban varados en la playa al descender las aguas. Y esto dio lugar a que algunas especies se convirtieran en anfibias. Así comenzó la vida en la tierra. Somos, en cierto sentido, "Hijos de la Luna".
He vuelto a la Catedral de León. La luz de las vidrieras en el interior del templo es otro firmamento de estrellas y de lunas que hace contener el aliento e invita al silencio y a la oración.
Cuando estuve por primera vez, yo tenía 15 años. Y me pareció un milagro. Ahora el milagro sigue intacto.
Rocío, cúrate del todo y vete a León.
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