jueves, abril 19, 2007

Desde mi celda I

De pequeña me daban lipotimias, o bajadas de glucosa. Solía suceder de noche: las paredes se estrechaban, los muebles crecían contra mí y la poca luz que hubiera se convertía en un dragón chino que venía a comerme. También la oscuridad era temible. Mi madre me cogía una mano, me acariciaba la frente, pero estaba muy lejos, como en una esfera distinta a la mía. La lipotimia tenía que sufrirla yo sola.
Creo que de pequeña aprendí a sufrir, el problema es que ya lo he olvidado. Rodaba de hospital en hospital y mis padres me recuerdan feliz, era un milagro diaro. Los hospitales me llegaron a resultar interesantes: en ellos conocía gente y aparatos nuevos. Sólo berreaba como un toro ante las inyecciones. Todo lo preguntaba, pero sobre todo nunca llegué a preguntarme por qué. Por eso fui feliz. Hacerse mayor es empezar a pedir cuentas.
Yo no conocía el nombre de la lipotimia: los médicos decían terrores nocturnos. Y yo le llamaba el Susto. Mis padres me llevaban a su cama, ellos debieron pasarlo mucho peor que yo: su niñita de cinco años convulsionaba y gritaba de miedo. Había en la pared del dormitorio una máscara veneciana en forma de diablo que me inspiraba auténtico pavor. Entonces cerraba los ojos y veían ante mí un enorme tablero de ajedrez, una jugada imposible.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Venerada Gis
Espero que mejores ,tengo que ir a verte,pronto lo haré...Sabía lo de tus terrores nocturnos de la infancia , pero no lo de la máscara veneciana, de hecho te regale en uno de tus cumpleaños una máscara de cuero pintada,si lo hubiese sabido no te la habría regalado...Siempre hé pensado que tú no eres real ,que eres como un ángel,que el hecho de que estés viva es pura prodigalidad,para mí que tienes que ser medioangel...
Pronto te haré una visita,mejórate

Anónimo dijo...

Ante este comentario de Lord Scutum yo no puedo más que quitarme el sombrero y subirme a su carro.

Ángel Ruiz dijo...

Te mando todos mis ánimos. Es una pena que no vayas a Tarragona: estaba esperando que contaras lo de allí, pero a cambio estamos disfrutando con textos magníficos: lo que demuestra una vea más que no hay que salir de casa para 1. ser feliz 2. escribir muy bien. Lo de de Maistre: Viaje alrededor de mi cuarto.

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho eso de que hacerse mayor es empezar apedir cuentas. Una de las cosas que más me maravillan de ti es que tienes un don increible para poner en palabras la cotidianidad, y dar siempre en la diana.

Esta mañana mientras ponía en orden mi casa (ya sabes, mi vida de mari) pensaba en ti y en tu capacidad para ser feliz, siempre, descaradamente feliz. ESto consigue que los demás, que no somos descaradamente felices, podamos chupar un poco de esa luz tuya. Nuestro Lord scutum va a tener razón, que eres como un angel y que pones un poco de luz entre tanta oscuridad.

En fin, que me pongo mísitca. Ponte buena pronto, y como dice mi marido, gracias por sernos (¿se podrá decir esto?) tan necesaria como el pan nuestro de cada día.

Anónimo dijo...

Un angel, sí... Decidselo a mi padre cuando me intenta levantar por la mañana... Brrr. Grrr. Sin embargo, ¡Gracias por querermr tanto! Y L.S.: tu máscara no es de diablo sino como de commedia del arte... ¡Y me gusta!

Enrique Monasterio dijo...

Desde que estás mala, entro de puntillas en tu blog procurando no hacer ruido. Ya veo que estás muy bien acompañada. Curate sin prisas. Es lo mejor.

Anónimo dijo...

Calderón dice: Cúrese la doncella y vuelva a mis brazos. Adaldictos dicen: Cúrese la poeta y no nos deje sin el proema nuestro de cada día.

Anónimo dijo...

Bufff... si enfermita escribe así de bien también... acabaré por coincidir de pleno con el gran Scutum. Como persona eres un ángel, como escritora también!!!

Muchos besos y ánimos para mi poeta favorita del Duendes.

Recupérate prontísimo preciosa!!!

agua dijo...

La noche queda sosegada,en par de los levantes del aurora,la musica queda callada,mi soledad sonora,porque Rocio Arana nos recrea y enamora.

Claudio dijo...

Confirmo que tus padres lo pasaron mal. La pequeña mía, tiene lo mismo que tú. A veces hay que despertarla, y sacarla de su mundo de terrores, para que vea que está en brazos de su padre a las 4.15 de la mañana...

¿No decía Rilke que la infancia es la patria del hombre? Espero que esa patria no esté siempre en la misma situación terrorífica que "la Patria" nuestra. . .