Un poco temprano para hablar de Papá Noel, ¿no, vieja?
Sí, sí, es verdad, pero ahora comienza el Adviento y me he decidido a confesarlo: lo que me gusta de la Navidad es todo. La Navidad misma.
Eso de que Dios se haga Niño, vamos a ver si lo digo en caer en lo excesivamente cursi, aún poniéndome irremediablemente roja. Eso de "jugar a muñecos con Dios". Vale, ya lo he dicho.
Desde siempre me han gustado los niños pequeños, y cuando más pequeños, más me gustan. Encontrarme, en una plaza o en una librería, con un bebé gorjeante me parece el mayor de los regalos. Mucho más que encontrarme un gato maullando mágicamente en un rincón. Y mira que me gustan los gatos.
Para algunas personas, el "tiempo fuerte" del año puede que sea la Semana Santa o la Pascua, pero para mí el Adviento y la Navidad suponen un renacer interior, un volver al seno materno como dijo Nicodemo, ¿acaso puede alguien volver al seno de su madre? Con el corazón, sí.
Y ahora que me he muerto de vergüenza, puedo hacer una lista de cosas banales, vulgares, que me vuelven loca en este tiempo tan frío y acogedor. Lo primero, el hacer y recibir regalos. Si eso fomenta el consumismo, me hago fan del consumismo desde ahora.
Algo que no es tan banal, algo que los que han crecido comiendo en casa de la abuela todos los domingos del año no pueden entender, es la fantástica nostalgia de familia que me invade, como un ladrón, cuando llega diciembre. Muero porque no muero a mil kilómetros de mis tíos, abuelos y primos, y el "vuelve a casa por Navidad" deja de ser un reclamo de marca de turrones para convertirse en alegría impaciente. Como si estuviera paladeando un caramelo que sólo tendrá sabor en mi boca dentro de veinte días.
Lo segundo, el turrón de praliné de piña. Es dulce y ácido al mismo tiempo y me recuerda a Puerto Rico. Lo tercero, los árboles de Navidad y la combinación de rojo y verde que suele adornarlos.
Y, por último, el frío. Sí, el frío, que hace más agradable el calor de los abrigos y de las chimemeas. El azul noche de la calle que contrasta con el dorado pálido de mi casa.
12 comentarios:
También me encanta la Navidad. Estas fiestas son lo mejor del año, especialmente si hay niñas en la familia.
Ver la ilusión con la que redactan la carta a los Reyes Magos, su carita de felicidad cuando ven los regalos, aparecidos por arte de magia, sus preguntas...
-"Mamá, ¿cómo hacen para llegar a tantos sitios en tan poco tiempo?"
-"Cariño, hacen magia, paran el tiempo en cada casa, se comen las galletas que les ponemos, los camellos toman el agua, van al baño si tienen que hacerlo... por eso son los Reyes MAGOS".
Y yo también seré consumista porque me encantan los regalos, sobretodo hacerlos.
Pues has dado en el clavo en casi todo. Me encanta el tema regalitos sobre todo porque tengo muchas fechas en esta época donde recibirlos (mi cumple, mi aniversario y los Reyes XD) que al final es un todo en uno :(
Además la fecha de mi cumple siempre ha sido el pistoletazo de bienvenida a la Navidad, cenas con compañeros y amigos, Crismas navideños, adornos en la casa, ... y sobre todo ese bien tan preciado y escaso durante todo el año, las vacaciones ;)
Rocío, me encanta tu prosa, no sé si te lo había dicho alguna vez...
Ade y Koizumi, ¡qué gusto me da saber que no soy la única...!
Enrique, sí, alguna vez me lo has dicho y me siento muy orgullosa cuando me lo dices. Gracias.
Pues siento haberte dejado ayer sin un trocito al menos de turrón de piña...
A mi también me encanta, es más soy un tanto militante de la Navidad, será porque siempre estoy rodeada de seres antinavideños que tratan de boicotearla...
Pilar
Rocío, saludos desde el blog del helado... yo me apunto contigo a lo de los regalos... si me apuras, me gusta más hacerlos que recibirlos... me encanta ir a comprar, mriar, remirar, envolver, adornar y entregar... eso sí, lo del fríooooooooo, fufffff, no me gusta nada... pero bueno... lo llevo como pueddddoooo.
"Lo primero, el hacer y recibir regalos. Si eso fomenta el consumismo, me hago fan del consumismo desde ahora." ja,ja,ja... A mi también me divierte mucho aunque reconozco que me asusta un poco lo del consumismo que consumen a uno y todas esas cosas.
A mi me encanta la Navidad así que intento alargarla todo lo que puedo. En casa de mis padres poníamos el Belén el día de la Inmaculada (que siempre era fiesta y salíamos a cojer musgo)pero en casa lo pusimos ayer. También volvemos a casa por Navidad y me hace mucha ilusión que mis hijos tengan muchos recuerdos navideños de su propia casa.
Por la noches hay que acordarse de apagar el árbol y el fin de semana de retirar el mechero (por las velas de la corona de Adviento) pero lo disfrutamos mucho.
En Akí tienen unos nacimientos monñisimos para oficina por menos de 10 eur. Había uno nórdico que me hace mucha gracias.
En el C. Inglés hay otros de papel maché ideales. Es una pena que no me quepan más en casa porque los pondría todos (me pasa algo parecido con los bolsos).
Me extendí. Ya lo siento.
POr cierto qué tal es la "Kiss Kiss Maxi Shine 623 Purple shine". A mi me ha parecido fantástica.(la guardo con cajita de papel y todo...)
Qué bueno eso de "jugar a muñecos con Dios". Porque...¿quién se resiste a un niño? Pues los hay, los hay, los "habemos" tantas veces.
a mi la navidad me vuelve loca también :) este año mi hijo y yo hemos hecho a mano los adornos del árbol :) nos lo hemos pasado genial
La Navidad es azul. Por eso -y por otras cosas- es mágica.
A mí de la Navidad me gustan los regalos y este año me ha traído el regalo de un libro de poesía de Marta Navarro, titulado "Ocho islas y un invierno". Lo he editado yo y se ha presentado en Zaragoza. Cuento en mi blog la experiencia e incluyo un enlace a uno de sus poemas. Tambien han abierto un blog con el título del libro. Me gustaría que leyeras esos poemas de Marta. Su poesía es fuerte, como la tuya, y volver al Norte, para celebrar el libro, ha sido estupendo. Feliz Navidad y que te traiga regalos bonitos. Francisco.
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