lunes, junio 08, 2020

Al son de trompetas

Ayer el cura dijo en misa que Dios es puro baile, porque en su origen la palabra Trinidad evoca una danza en círculo. Me imaginé a las Tres Personas bailando extasiadas, la Una de la Otra y las Dos de la Tercera. Y se me alegró el domingo por la tarde, la semana, el mes y el año entero.

Y no quiero ser irreverente pero los niños nunca lo son, solo imaginativos, y esto que voy a contar lo recreaba yo en mi mente de niña, como un mágico cine exín. Tengo que parar de usar esta metáfora, que parece ya una prenda veja y muy querida, pero es que de pequeña me montaba unas películas emocionantes imaginando a Dios.

Todo partía de la fiesta de la Ascensión, cuando el salmo responsorial dice: "Dios asciende entre exclamaciones, el Señor al son de trompetas." En realidad es aclamaciones pero en mi cabeza de ocho años me imaginaba a un coro de ángeles haciendo ahs y ohs muy admirativos, mientras Dios Padre inflaba los carrillos e impulsado por su propio aire se elevaba por los ídems.

Pero como para mí Dios siempre ha sido Dios Padre y el Señor es Nuestro Señor Jesucristo, pues me imaginaba al Hijo mirándole desde el suelo, sonriendo, y diciendo de repente, en un rapto de duelo juguetón: ¿sí? Pues yo subo más alto. Y se alzaba y subía supersónico, verdadero superMan y verdadero superGod, y su coro de ángeles no sólo exclamaba sino que se convertía en orquesta de jazz, ¡con trompetas y todo, el más chulo del universo!

Y me enorgullecía pensar que mi Dios era un Dios tan familiar que jugaba consigo mismo.