Nieva.
También nevaba en Pampaluna aquel mes de marzo de 2002. Te recuerdo en medio de la nieve, con sotana y botas. "Es la nueva moda", dijiste, sonriendo.
De ti guardo un par de recuerdos nítidos. El más grande, tu forma de hacerme reír a carcajadas en el confesionario: "voy a tener que pagar estas sesiones de risoterapia", te dije, y tú respondiste que en todo caso sería al revés...
Y aquella idea genial de la goma de borrar que tiene preparado nuestro ángel de la guarda cuando nos pavoneamos por una buena acción, y entonces él debe borrarla de nuestra pequeña lista de méritos... Aunque la goma de borrar más grande la tiene Dios, dijiste, para borrar las cosas malas cuando pedimos perdón.
Te agradezco infinito esos tres días que me regalaste, y que luego estuvieras siempre disponible. No hay oro en la tierra para pagar eso: el único que sabe pagarlo es Dios, y ya lo ha hecho.
También nevaba en Pampaluna aquel mes de marzo de 2002. Te recuerdo en medio de la nieve, con sotana y botas. "Es la nueva moda", dijiste, sonriendo.
De ti guardo un par de recuerdos nítidos. El más grande, tu forma de hacerme reír a carcajadas en el confesionario: "voy a tener que pagar estas sesiones de risoterapia", te dije, y tú respondiste que en todo caso sería al revés...
Y aquella idea genial de la goma de borrar que tiene preparado nuestro ángel de la guarda cuando nos pavoneamos por una buena acción, y entonces él debe borrarla de nuestra pequeña lista de méritos... Aunque la goma de borrar más grande la tiene Dios, dijiste, para borrar las cosas malas cuando pedimos perdón.
Te agradezco infinito esos tres días que me regalaste, y que luego estuvieras siempre disponible. No hay oro en la tierra para pagar eso: el único que sabe pagarlo es Dios, y ya lo ha hecho.
1 comentario:
Me gusta tu blog, espero q pronto vuelvas a subir contenido
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