En este mayo florido el polen flota por toda la ciudad, en forma de voladoras plumas blancas. Flota también una legión de narices rojas lamentándose por el terrible hecho.
Y yo tengo que esconder mi alegría: el polen me parece hermosísimo y poético. Hubo un día de la semana pasada en que fui peculiarmente feliz, el cielo estaba recién pintado de azul y las calles parecían invadidas de pompas de jabón, o de esas diminutas flores que estallan en el aire de Sevilla...
Ni lo uno ni lo otro, respondes. Es el maldito polen.
Y yo tengo que esconder mi alegría, como si de un extraño delito se tratara.
2 comentarios:
Se esconde, necesariamente, lo que se tiene. Aquí te "desescondes" y nos "desescondemos" todos. Qué bien.
No puedes ocultarla, tus ojos lo gritan..
Me gusto mucho
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