Ando llorando por las esquinas, imbuida del síndrome de Estocolmo. No volveré a subirme los miércoles, a las nueve menos cuarto, al autobús veintisiete para bajar donde se vislumbra la iglesia evangelista, reinando en el centro de un descampado de flores silvestres. No volveré a demorarme en los mil desayunos de las doce, "que se note que vamos a ser funcionarios" dice Juan María y, como a la voz de un conjuro mágico, abandonamos el departamento de lengua en busca de media tostada de tomate y una fanta de naranja, bebida azucarada y energética que me permito una vez a la semana. Hasta ahora, los miércoles.
Nunca más las tardes en el IES Nervión tragando frío y ciencia, la ciencia de enseñar, explicada en voz baja y con profusión de libros que ruedan por los pupitres. Siento tal vacío, canguelo, penita, saudade y morriña que voy a empezar a leerme la bibliografía recomendada, comenzando por Mal de escuela y Latín y mentiras.
Las clases del CAP terminaron, y yo me he quedado huérfana. Sin chanzas.
11 comentarios:
Pues sí que es síndrome de Estocolmo, sí. Intuyo que lo has adquirido por el oriente sevillano. Mejor ese síndrome que el que padecen muchos compañeros; donde tú tienes filia, ellos tienen fobia. Un saludo.
Impresionante que vaya a echar de menos el CAP, yo desde luego bendije el día que terminaron las presenciales. Ánimo con Pennac.
No te preocupes mucho, conociéndote, seguro que pronto encuentras trabajos, tareas, actividades, poemas, maquillajes y un sinfin más de cosas que hacer y se te pasará esa morriñilla que tienes ahora mismo y que por otro lado es de lo más lógica.
Un besito, mi niña.
"...Manga ancha con los demás y estrecha con uno mismo...";
Cuando me lo decías por teléfono parecia ese código secreto que no supimos invocar hace unos días...
¡ Ay Dios. Cuánto cuesta controlar esa fórmula tan cristiana en el momento preciso, y qué facil se ve todo fuera de la acción y sin la violencia del tiempo real...!
Te dejo un poema de Ignacio Aldecoa, de su libro "Todavía la vida" que viene al hilo de lo que tuve ganas de decirte y , por mi sobrevenido orgullo no fuí capaz de decirte, preferí alejarme de la intensidad molesta del momento, aunque seguía queriéndote igual o más, pues casi lloré de negra pena...
A vosotros amigos, ya perdidos
Toda la voz, toda la voz es poca
para llamarlos desde mi distancia
quema mi verso y quema la abundancia
de las voces perdidas en mi boca.
Aquí, aquí me teneis sobre la roca
de las horas, en yerma vigilancia;
marinero de nada en mi constancia,
loco mi labio y mi mirada loca.
¡Los de mi voz,amigos,los mejores!,
escuchad la marea que me llama
como a vosotros hacia el infinito.
Quiero ir de vuestro brazo a los alcores
de las nubes, en donde el sol derrama
el vino rubio de su alegre rito.
Sólo he oído porquerías psicopedagógico-memas del CAP. Pero los que hacemos prácticas de Maestro, con los de Primaria, lo pasamos en grande. Es cansado, pero feliz.
Beades, las mismas memeces había oído yo. Pero si te tocan compañeros de prácticas como los míos, y un profesor de didáctica especial como el mío, das gracias a Dios por el CAP.
J.M. Ridao, qué alegría tenerle por aquí. Anacó y Yeste, ¡gracias!
Lord Scutum... no cambies, sigue siempre igual de intenso, loco e imprudente. Y ya sabes, ¡a por los cincuenta años de amistad!
Nevermore es una de mis palabras favoritas... tengo unas cuantas. Lo que más me gusta es cómo uno se siente cuando la dice. Morriña es otra. Aunque no he hecho el CAP puedo entender perfectamente lo que sientes. Pásate por mi blog para a ver qué te parece, ahora que ya está cuajado me atrevo a recomendártelo, veterana de estos lares cibernéticos. margaritaslunaticas.blogspot.com
ya me dirás...qué miedo!!!
Si eres capaz de hacer del CAP algo verdaderamente especial tu vida será divertida y plena. NO te abandones a la murria.
Gracias, Néstor, NO lo haré.
Diana, me encanta tu post de San Valentín...
Gracias RO!!!
Adldrd: sí vale, muy bonito todo, pero ponte a estudiar y no metas un minuto más en el pasado; ni un paso atrás!
La escuela te necesita ya.
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