La mítica frase que solía preguntarnos Fidel Villegas, nuestro maestro y editor, ronda por mi cabeza y vengo a volcarla aquí, para hablaros de un puñado de libros que estoy leyendo últimamente.
1.- Átomos y galaxias, de Miguel D´Ors, y Falsa pimienta, de Amalia Bautista.
Ambos libros de poemas, publicados en Renacimiento y enviados por Marie Christine del Castillo. Merecen, y cosecharán, reseñas en solitario y en lugar más importante que éste, pero no quería dejar de recomendarlos. El nuevo libro de D´Ors es un mundo abreviado, un caleidoscopio del universo dorsiano, madurado al sol de la exigencia y las sílabas reposadas. El poemario de Amalia es puro lirismo recitado en boz baja, son poemas llenos de sol tímido.
Ambos son libros que te hacen feliz, llenos de una nostalgia que se te cuela en forma de alegría, como una tarde de lluvia pero con buena música.
2.- Dos de literatura juvenil: Cosas que nadie sabe, de Alessandro D´Avenia, y El prisionero de Azkabán, de la saga de Harry Potter.
No muero por los libros de magos, detesto las sagas vampíricas y en general no suelo consumir bestsellers, pero hablando un día con mis alumnos de clase de Didáctica de la Literatura en la UNIR, se me ocurrió y les dije que J. K. Rowling había sabido plasmar muy bien, en este tercer volumen, la amistad entre un maestro y un discípulo (en este caso, entre el profesor Lupin y Harry). Para confirmarme en mi fe decidí hojear el libro y sigo pensando lo mismo. Las páginas dedicadas al magisterio del profesor Lupin son lo mejor de Harry Potter.
El nuevo libro de D´Avenia me ha hechizado. No sé si me emociona más que el primero, que era magistral. Historia de alumnos adolescentes y profesores nada ejemplares. De cómo el amor te cambia. Realista, lírico y optimista al mismo tiempo. Lo que más me ha gustado son las remembranzas de la abuela Teresa sobre su historia de amor. Su nieta le pregunta cómo era hacer el amor con el abuelo, y ella le responde que su noche de bodas es solo para ella..., pero en un momento dramático de la trama se abre y le cuenta cómo fue, y es un pasaje de alto voltaje erótico y una suprema delicadeza. Esa descripción es pura poesía.
3. Orgullo y prejuicio, y Emma, de Jane Austen.
He terminado el primero y comenzado el segundo, por trigesimo novena vez. Es una hipérbole, pero es que nunca me canso de Jane Austen. Y para cuando acabe Emma, tengo Persuasión, que solo lo he leído cuatro veces. Estoy, como quien dice, in albis.
Mi plan favorito de sábados y domingos por la mañana, en primavera, es irme a desayunar a las terrazas del Espolón con uno de estos libros. Normalmente me conformo con un zumo de naranja recién exprimido y una tostada, pero a veces me dejo caer por el Tondeluna... y les pido su chocolate, pan, sal y aceite de oliva.