Esta mañana compré el periódico, y saltó la sorpresa, (como una liebre). En el diario La Rioja sale un artículo precioso sobre Mirar el fuego, firmado por Diego Marín A. Mi abuela casi se ahoga de la emoción. Pero lo más importante es que emergen, uno a uno, los recuerdos: de cuando era niña, de los terrores nocturnos que sufría, de cómo milagrosamente fue encauzándose todo. Y de tanto recordar, sale un poema, el primero que escribo en nueve meses, concretamente desde éste.
EL SUSTO
El susto era un dragón de fuego rojo
que venía a comerme. Son terrores
nocturnos, salmodiaban
los médicos: bajadas de glucosa.
Era el terror primero, sordo y mudo:
los muebles se torcían contra mí,
la pared era un potro de tortura
y la luz un ciempiés interminable.
Y yo, con las pupilas dilatadas,
giraba en espiral. Era la guerra
de relámpagos secos. Para mí
era el dragón nocturno, y los demás
no traspasaban nunca mi planeta.
Ahora todo es luz entre las sombras,
he guardado el dragón bajo la cama
y dormir es mi sueño favorito.
Como siempre, me ha encantado tu parto (Te has dado cuenta? nueve meses!!) y te doy un abrazo virtual por tu amiga. Qué bonita forma de despedirte de ella recordarla e imaginarla de esa manera. BESOS
ResponderEliminarEl poema es estupendo, muy firme, y el final, de ensueño.
ResponderEliminarDan ganas de practicarlo y pegarse una siestecita.
Aplauso grande,
E.