La pereza es cálida, suave, un dulce vicio de fin de semana. El domingo es el día para ejercer la pereza, porque no hay librerías, los amigos se han ido ya y estás en el limbo, un limbo de sillón y mantas que resbalan. Disfrutas del domingo como si de un fantasma se tratase, con música en sordina, sotto voce, acordes que subliman tu pereza. Leyendo un libro a ratos, con lámpara modernista de flash melocotón sobre tus ojos.
Hasta enamorarte te da pereza ahora. No podrías quemarte a fuego lento, con banda sonora de lluvia, con ríos en la ciudad. Te da pereza el ridículo,te la dan los relojes. Te da pereza bajar a la calle soleada y volver a casa con doce huevos en la cesta bucólica. Los vas colocando uno a uno en la nevera. Redondos. Blancos. Tan redondos y blancos que duermes, te derramas. Tu pequeña pereza.
Rezar te da pereza, también, pero la vences. Rezar es dialogar, y con voz lánguida hablas a Dios de tu pereza. Dios mío, qué pereza. Y sientes sus dedos en tus ojos, "duerme, te lo mereces". Estoy soñando, dices, lo estoy imaginando. Pero Dios habla siempre entre sueños. También a Dios le gusta tu pereza.
Además de rezar te vendría muy bien andar un poquito, pasear una hora por lo menos.
ResponderEliminarPara que la dieta mediterránea surta efecto es necesario el ejercicio físico, diario, y los fines de semana el doble.
Me encanta tu sinceridad, yo también tengo pereza, pero no lo digo. Hoy debería haber paseado, por prescripción facultativa, pero ha podido mas una película del oeste.
Un saludo
Me encantó el post, especialmente la última frase. Me recuerda a cuando no tenía hijas (jajajaja) ahora, pese a que trabajo en un instituto, a veces estoy deseando que sea lunes!!! Jajaja, un besazo, admirada literata!
ResponderEliminarQué post más delicioso. Tu pereza se ha deslizado por mi cerebro. Los domingos por la tarde me parecen demasiado lánguidos. No me gustan.
ResponderEliminar¡Proemón!
ResponderEliminarmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmm!!!!! en cambio otros volvemos a casa, la pereza se nos ha perdido en largas horas de viaje y al llegar la casa está vacía, apaciblemente vacía, "como si durante mi ausencia/ espíritus alegres la hubiesen habitado/ y el festejo/terminara de pronto/al entrar yo."
ResponderEliminarMe hundo en las manos de un té humeante y un bizcocho de chocolate...buen final para un domingo extraño.
Me he terminado tu libro, ¡¡es tremendo!! Y perdona si te subo el orgullo, pero es que si no lo digo exploto.
ResponderEliminarSobre el proema no me queda mucho que decir, ya que EGM lo ha dicho resumidamente: ¡PROEMÓN!
Un Abrazo