No tengo ganas de escribir. Supongo que vivo corriendo, como toda mujer que ha cumplido los treinta años. Y que Dante, Quevedo y Cervantes me llenan el tiempo y leo, leo, leo. No lo que me gustaría leer, sino lo que deben leer mis alumnas. Sonetos de Petrarca. Metamorfosis de Ovidio. Artículos sobre la Edad media, y si era oscura o no. Yo creo que no o que no toda, pero claro, yo no cuento porque soy platónica tomista. Y me fascinan las catedrales. Y cuando Dante se pone muy romántico pero al estilo bajomedieval, así con alegorías, a hablar de Beatriz. Al final, lo que debo leer y lo que me arrebata coinciden, pero de una manera simbólica.
Y luego llega un viernes y gasto la tarde en un congreso de científicos, sobre mente y cerebro. Sobre si todo son jugos gástricos o tenemos un alma. Y el día siguiente es sábado y vuelo hacia Madrid, al Escorial, y encuentro en un cafetín modernista mi media naranja. El cóctel de mis sueños, es decir el cóctel Japonesa, a base de zumo de naranja recién exprimido y brandy. Como diría Lord Scutum, es bebida de señora... pero qué señora.
Mañana vuelve a ser viernes. El mundo parece un viernes gigantesco como un monte, y nosotros subidos a él, "radiantes de cansancio". A ver si me sacudo la pereza y escribo un poema terrible, melancólico, de remover los cimientos y ladrar, y luego un happy end teológico de los que dan tanta rabia.
Un bello poema sobre la mala vida.
Ese cafetín modernista lo conozco: se llama Croché y es una preciosidad. Créeme, que tener que leer lo que han de leer tus chicas es una bendición. A mi modo de ver, el afán de enseñar hace que saquemos lo mejor de nosotros mismos. Entonces -y ahí va la bendición- estoy segura de que lees con mayor atención y aprovechamiento que si leyeses para ti.
ResponderEliminarQué entrada. En ese "de una manera simbólica" se concentra la poeta que eres. Y qué bueno el quiebro de la media naranja: dulce y ácido como la ídem.
ResponderEliminarEl poema ese que deseas ya lo has escrito: éste.
¡Bravo!
ResponderEliminar¡Qué bien estuvo anoche tu padre! Y además frente a un adversario, Valentín, de mucha categoría. ¿Podrías darme su teléfono o dirección electrónica? Mi gracias y espero con ilusión tu libro de versos.
ResponderEliminarTe lo daré en tu blog, Aquilino. Mi padre estuvo genial, voy a hacer una reseña de la mesa redonda, de lo que dijo...
ResponderEliminarEnrique, gracias, me emocionas...
Hola, Anacó. Gracias.
Mercedes, ¡ése es! ¿Cómo lo has sabido...? El Japonesa va a ser ya mi cóctel per secula seculorum, ¡no veas lo buena que sale la mezcla de brandy y zumo de naranja natural!
Lo sé, porque no hay muchos cafetines modernistas en San Lorenzo... y yo estuve allí bastaaaaaaante tiempo.
ResponderEliminarOye, ya has escrito el poema que querías, , ¿no...? ese del río y la maravilla rota para siempre. ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarBeatriz