domingo, agosto 30, 2009

Hojas de verano

Maestu es para mí la vida retirada, mi Arcadia particular, mi Ítaca. Un Locus Amoenus que se compone de olores a leña, lluvias veraniegas y gestos ancestrales: ir por agua a la fuente o subir una montaña. Pero lo que más añoro de estos días en el campo, que ahora han acabado, es la delicia de tener ante mis ojos, reunidos, los libros y los árboles.

Ya antes de viajar al Norte pasaron por mis manos dos libros-joya, leídos frente al mar: en el mes de julio aproveché mis días de playa para realizar un trabajo que me habían encargado. A pesar de lo que me gusta bañarme en el mar, los días de playa me aburren muchísimo y siempre me busco una ocupación fuerte para esa quincena algo tonta en que estoy deseando marcharme ya a Maestu. En mis ratos libres, que eran más numerosos de lo que yo había pensado, alternaba una relectura de Lo que ha llovido con una primera lectura fascinada de Olor a yerba seca, de Alejandro LLano. Ambos libros me hicieron disfrutar intensamente: me hicieron feliz. Reconozco que adoro las memorias, los diarios, las autobiografías... es una forma refinada y culta de marujeo, supongo, pero cuando descubro que alguno de mis autores fetiche ha publicado la "historia de su vida", a retazos o en un bloque, me recorre por el cuerpo un burbujeo de placer. Son dos libros perfectos, ambos como de mesa camilla, en los que parece que el autor conversa contigo y te cuenta sus secretos más íntimos...
En Maestu me dediqué por completo a la novela. Al pasar por Castroviejo, en Logroño, el dueño y yo comenzamos a hablar de Wilkie Collins y, despreocupadamente, sacó de una estantería Marido y mujer. Sólo con ver la portada me enamoré sin remedio:

"¡Eres un tentador!" le dije antes de pasar por caja, y él sonrió sonrojándose, como dándome a entender que mi reproche era en realidad un piropo. He sido también muy feliz leyendo esta deliciosa novela, para mí la mejor del autor hasta ahora. Qué personajes, parecían salir del papel y hablar con voz propia. Qué descripciones, qué bien contada la historia. Al cerrar el libro sentí el dolor de una despedida: mi amor sigue en pie, más vivo que nunca.
En la biblioteca del ayuntamiento de Maestu encontré un libro de Álvaro Pombo, Donde las mujeres, por el que sentía mucha curiosidad: Lord Scutum llevaba años recomendándomelo. Así que me lo llevé a casa. Me entusiasmó el estilo preciosista, la forma de narrar, la voz narrativa: el personaje de la hija de Clara, que cuenta la historia ambientada en su niñez y adolescencia, y el protagonismo del mar. Sin embargo me dejó algo aturdida, el final me pareció desinflado. No esperaba un happy end (a los que soy adicta, lo confieso), pero sí algo más redondo... supongo que la culpa es mía.
Por tomarme un respiro volví a la poesía, y saqué de la maleta la antología del poeta brasileño Mario Quintana que han publicado Los papeles del Sitio: Puntos suspensivos. Una de las ventajas de la poesía es que no te obliga a una lectura lineal (aunque sí a leer entre líneas): puedes viajar hacia atrás, hacia delante... yo me detuve en un verso que decía: El día abrió su parasol bordado/ de nubes y de ramas. Y en ese otro: ¡Que toda la tristeza de los rios/ es no poder parar...! Y en poemas enteros, preciosísimos: "Acuarela despues de la lluvia", "Presencia". Y en mi poema favorito del libro, "Brasa dormida"... Pero una cosa queda,/ en lo oscuro, misterioso reflejo:/ tus labios húmedos, como frutos mordidos.
El último día de mi estancia en Maestu, mi tía Maite me hizo dos regalos inigualables: un libro y un perfume. El Libro era Anna Karénina, de Tolstoi, que estoy leyendo y descubriendo, gozando "con temblor". ¡Qué tremenda la literatura rusa, qué delicadeza de hierro...!
El Perfume es Lavande royale de Roger et Gallet, que había usado ella y a mí me había encandilado: una mezcla de lavanda y de ese olor tan característico de "tocador de dama antigua" que se consigue con notas de almizcle, y que siempre me recuerda un poco al talco, a los polvos Myrurgia... Tiene, también, notas amaderadas de cedro, es un poco masculina. Cada vez que me dispongo a dejarme fascinar un poco más por Tolstoi, disparo sobre mi cuello unas gotas de lavanda y me parece ver a mi sobrina Camila, de año y medio, corriendo aún por el jardín entre las sombras de los árboles.

10 comentarios:

  1. Muchas gracias por la cita y por la relectura. Qué alegría haber veraneado contigo en Maestu (los libros y los árboles) y yo sin enterarme de lo bien que lo estaba pasando. A Leonor ya le he regalado Marido y mujer. Me compré hace tiempo Olor a yerba seca, fiándome de Ángel y ahora, fiándome de ti, voy a empezar a segar.

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  2. Disfruté mucho con Olor a yerba seca, que leí en abril. Estos días "alterno" felizmente con Enrique y Julián Marías, con sus memorias, claro está. Un abrazo. A ver si te veo pronto y desmemoriamos.

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  3. Uff. No había llegado a lo de Anna Karenina. Me atrapó en el tren, a la vuelta de mi estancia en Asturias en mayo, y ya no me soltó. Me está dando miedo tanta coincidencia.

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  4. Bueno, bueno, bueno.... cuántas tentaciones!
    La novela de collins me tienta poderosamente... va a ser mi próxima adquisición...
    EN cuanto a Ana Karenina.... me encantan los rusos! Ana JKarenina es una maravilla, la novela del matrimonio y guerra y paz de tostoi. Si tienes una época alegre lee cxrimen y Castigo o el idiota, de Dostoyevski... un lujazo!
    Oneguin... otra joya.
    Y los cuentos de Chejov....
    Todos tienen una delicadeza brutal (menuda paradoja) descubriendo el alma y te hacen leer sin parara hasta agotar 600 páginas en un tiempo incomprensiblemente corto... ¡qué lujazo!

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  5. jajajajaj, no he leído nada de eso que dices... a ver si empiezo con Pombo, que es lo que más me tira: ¡yo soy muy siglo XX!

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  6. Rocío:
    ¡Me encanta encontrarme contigo, aunque sea "a saltos" (pero no pierdo tu rastro). Leerte alegra el corazón y lo abre a tantas cosas...
    ¡Gracias! Un abrazo

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  7. Qué maravilla de entrada, acompáñada por tan buena müsica! y la entrada siguiente, lo coca-colera nostálgica, me transportó a la miama época, un par de años más tarde, a mis 12 años...
    tu forma de describir la temprana adolescencia es la más bella que he leído, has retratado muy bien una de las mejores épocas de la vida

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  8. ¡Lavande royale es mi colonia...! ¡Qué ilu! Y es verdad que huele no tanto a lavanda sino como a jabón de lavanda...

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  9. Hola.
    Me parece que el sitio de la foto me suena ujejejejej,con lo bien que vivivmos en el pueblo.
    Siempre he sido muy vaga para leer pero desde que vivo en el pueblo(el mio es mas pequeño que Maestu)leo muchisimos mas ,me los apuntare los titulos.ya te contare,.

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