La barbera del rey suevo les ofrece aquí su visión particular de este libro, que tanto le costó encontrar y que tan buenos ratos le ha regalado. El título del poemario es lo primero que le gusta, dice. Para siempre. Juárez tiene títulos geniales de poemas, que es cosa que la barbera del rey suevo envidia y yo también, ya que mis dos libros los han titulado mis amigos (el uno, Beades, el otro Pablo Moreno, los dos accésit de Adonáis.) Es verdad que a partir de títulos de poemas míos, pero vamos, que lo más genial que he hecho en mi vida poética fue aquello de "La noche sobre Pampaluna", y de ahí surgio todo, escribir un libro sobre mi vida en Pamplona y por sugerencia de Pablo llamarlo así, Pampaluna.
Me he ido. Vuelvo. Juárez tiene títulos tan buenos como "Tres recuerdos del cielo". El poema llamado El sueño es buenísimo y lo trascribo entero:
COMO una llave dulce me trajo tu desnudo
el sueño, aquella casa de habitaciones claras.
Siempre hay niños que encuentran en la noche cerrada
pasadizos ocultos.
A la barbera del rey le gusta el modo que tiene Juárez de nombrar las cosas, las cosas más sencillas, con palabras sencillas también y certeras.
He vistos las naranjas
en el árbol, dorando
la mañana, las rosas
de diciembre (...)
En este libro hay misterio y nostalgia, dos de los ingredientes de la buena poesía. Y no está todo explicado, acabado, como una mesa tan brillante por nueva que nadie se atreve a tocarla. La poesía no debe ser así, y la poesía de Juárez afortunadamente no lo es. Es minuciosa pero a la vez enigmática, como tiene que ser:
Es temprano, domingo y primavera.
Te mira alguien que cruza
la plaza, peregrino de la noche,
el sábado y la lluvia.
Y a sus ojos se asoma la nostalgia
de no haber sido nunca.
*
Hogueras en la vega,
dragones en el cielo. (...)
*
Por las ramas doradas llega el día.
Recuerdo con piedad lo que he soñado
y no quiero decirlo.
La barbera del rey suevo es un poco caradura. Es verdad que le gusta la poesía de Rafael Juárez porque habla de cosas que a ella le gustan: Naranjas, árboles, noviembre, lluvia. No me canso de decir, lo dije también el el prólogo del libro de María Eugenia, que el oficio de un poeta es nombrar las cosas, y para nombrarlas, contemplarlas.
Rocío, muchísimas gracias por tus consejos. No sé como voy a ponerlos en práctica porque soy muy torpe, pero también perezosa. La práctica hace al maestro. De nuevo, ¡¡¡¡mil gracias!!!!
ResponderEliminarMuy bonito como lo cuentas. Hace que nos interesemos. Por cierto, una sugerencia: ¿por qué no explicas más largo eso de Pampaluna?
ResponderEliminarSuena bien. Rocío, me puedes decir el título de tus libros. Me hace mucha ilusión leerlos.
ResponderEliminarUn abrazo
Bárbara barbera, ¡bravo!
ResponderEliminarGracias por descubrirme a este poeta. Te descubrí a través del blog de Beades y ,a éste, a través de un poemario suyo que encontré por casualidad en la facultad.
ResponderEliminarMe gusta el poemario solo por como le gusta a la barbera del rey suevo... Copio y pego entre "mis favoritos para momentos increibles".
ResponderEliminar¿Qué poemario? ¿Qué Facultad? Mi insondable vanidad poética olisquea este rastro, sin pudor ni dignidad...
ResponderEliminarBien dices que para saber decir primero hay que saber ver ;-)
ResponderEliminarey !! jeje, y que apabulle con mariana uruguaya !!! Te la volaste !!! jaja Creo que necesitará tiempo àra poner en práctica todos los consejos de make up ;-)
un besote y suerte !!!
ah!!! pero que nos postee una foto de "antes" y "después" de esas típicas de revista de salón de belleza
ciao