martes, octubre 16, 2007

El ataque de los CBRs

En mi época, el mundo se dividía en dos: pijos y canis.
Eras lo uno o eras lo otro, y si no eras nada de eso te tenían por raro, mucho más que ahora, si dices que vas a misa. En aquellos años todas íbamos a misa, a remolque de nuestros padres, aunque unas se quejaban más que otras. Se veía bastante claro quién "lo dejaría" antes de llegar a Cou, y luego estaban todos esos debates de si besar era pecado y hasta qué punto y hasta dónde podían llegar las manos para poder comulgar tranquilas el domingo. Eso las que querían comulgar.
Las pijas compraban en Globe y en Benneton y criticaban duramente los almacenes C&a. Y gritaban de horror si veían un chico en chándal y calcetines blancos: lo de los calcetines era definitivo. Algunas llamaban a sus portadores CBR, "calcetín blanco reluciente", y huían o se mofaban de ellos. O las dos cosas a la vez: un CBR, por el solo hecho de serlo, quedaba descalificado como candidato a novio.
Creo que lo que separa mi adolescencia de mi primera juventud es el hecho de que, si en aquélla escuché mil diatribas contra los canis, en ésta tuve que soportar dos mil diatribas contra los pijos. Comenzó con la facultad: cambió el mundo que me rodeaba y cambiaron las claves para transitarlo. Me vi invadida por los cebeerres y vi que no era tan trágico. Eso durante la primera semana, porque ya en la segunda descubrí que sus prejuicios eran aún más feroces que los de las compradoras de polos Ralph Laurent.
Yo nunca conseguí llegar a la categoría de pija, quizás porque la ropa me importaba bien poco. Desde luego no era cani, por mucho que en verano coqueteara con los vestidos hippies y los collares largos. Que luego se convirtieron en icono pijo. Yo no era nada, como me dijo alguna. Y me sentía bastante a gusto flotando en mi ingravidez, mezclando ropa de Naf Naf con pañuelos de mercadillo.

10 comentarios:

  1. Anónimo12:15 p. m.

    Cuánta melancolía me ha entrado al leerte,mi descatalogada amiga!!!
    Sobretodo porque estas cosas siempre me las contabas en el coliseo,cuando allá por el 2001 andábamos conociéndonos entre cafes de coliseo o copas en el embarcadero del rio...Por cierto he encontrado un cuadernillo que empezastes el 6 de Diciembre del dosmilcuatro, estando tú en Paris me regalaste una especie de bitácora sin pasta, pues arrancastes del mismo las páginas que me dedicastes a mí...es más..., empezastes el principio de un romance para mí que decía así:
    "Con ese fondo de gaitas
    gallegas que nos llovía..."
    Nunca lo acabaste, vieja amiga, que sepas que me lo debes, además de una cita cuando la vida nos regale toooda una tarde, ¿te parece bien este sencillo Sábado?
    Te venero desde mi despacho esperando me salves de este tedioso tinglado giratorio que me absorbe , me urge fugarme de la rutina laboral y escaparme contigo por lo menos a Itaca, con mar de fondo y acantilados, con mucha sed de infinitud, y toda mi risa. Lo juro

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  2. LORD SCUTUUUM!!! Qué ganas de verte, ¡lo juro! Te llamooo...

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  3. Anónimo12:45 p. m.

    Hablas de pijos y de canis.
    En mi pueblo les llamábamos peretes.
    Con el tiempo me dí cuenta que los pijos teníamos menos valores que los canis.
    Así que un día les hice un homenaje.Para compensar años de incomprensión.Por aquello de la memoria histórica.
    Te lo paso por si es de tu interés.
    Perdona la extensión, pero los camioneros, cuando hacemos maniobra, necesitamos espacio.

    EL PERETE.
    Me acordé el otro día en un atasco.
    Se me vino de pronto la imagen del Perete.
    Entre los recuerdos de mi adolescencia, surge poderosa su imagen, tal vez por el ambiente que me rodea ahora, cumplidos los 46 y rodeado de gente "linda y lila", osease, políticamente correcta.
    Me explico. Mi adolescencia fue la del hijo del currante que su padre le da todo lo que él no tuvo: estudios y algo de pasta para divertirse. Eso se traducía en que los privilegiados que estudiaban eran "los pijos", y los que curraban eran "los peretes".
    Los pijos hacíamos bromas sobre los peretes, y los peretes odiaban a los pijos. Un mundo bipolar muy mediterráneo.
    El caso es que el otro día, reflexionando sobre el valor y la verdad en esta España "lila" y de buen talante, me acordé de ellos; habían dejado su semilla en mí. Lo que pasa es que la semilla tardó 25 años en florecer. Pero al fin salió la flor.
    Mi Perete era un chico de San Pedro del Pinatar, que conducía una Derbi, tenía unas generosas patillas y fumaba parsimoniosamente Ducados.
    Entró pronto en el mercado laboral, currando desde los 16 y buscándose la vida cada 4 meses.
    Hacía cosas que los pijos ni soñábamos: desmontar un carburador, hacer un caballito con la Derbi y entrar descaradamente en los puticlubs de carretera.
    El Perete creció, y su padre le enseñó el oficio de albañil. Ejecutó correctamente fachadas de ladrillo cara vista, con un respeto por el aparejo y un sentido del orden, que enlazaba con la mejor tradición mudéjar.
    Nuestro Perete formó una familia y luchó honradamente por ella, sin más armas que sus manos.
    Nunca hablaba de política, y no sé si por eso o por un sentido digno de la vida, nunca, y cuando digo nunca digo nunca, dijo tontería alguna.
    Simplemente era un ser digno y trabajador, con unos principios bien cimentados.
    El sentido común que rebosaba, le llegó a desarrollar el sentido de la amistad de una forma profunda.
    "Los amigos son para cuando no tienes razón; porque cuando la tienes ¿quién necesita a un amigo?".
    Hablaba poco y hablaba bien.
    El gobierno era quien mandaba a la guerra a mis peretes, los bancos limitaban sus posibilidades de crecimiento y la clase culta los miraba con cierto desdén.
    Y ahora con 46 años me doy cuenta que los que encofraron el puente del Alamillo eran mis peretes, que a los que mandaron tomar al asalto cualquier cota en cualquier guerra eran mis peretes, y que los que apoyan incondicionalmente a sus amigos cuando no tienen razón, son mis peretes.

    Por eso, cuando entro a una obra les saludó con respeto.
    "Buenos días señores"
    Es lo menos que puedo hacer para demostrar un poco de respeto por la gente que levanta un país.
    Esa gente a la que nunca llaman para dar una conferencia o para participar como tertuliano en la radio.
    Esa gente, que un día puede salvar a tu hijo que se está ahogando en una playa. Que simplemente se tiraría de cabeza al mar y haría lo que hace todos los días.
    Echarle un par.
    Y luego, tras el trabajo, tras la heroicidad diaria, se van solos a las rocas, miran de frente al mar y se echan un Ducados que te rilas.
    No les molestes en ese instante.

    Es el momento de gloria que los Dioses les han otorgado.

    Me acordé el otro día en un atasco.

    Atentamente:Driver.

    Como verás, más que un comentario es un discurso. Sin problemas. Si no te gusta no lo publiques. Es gratis.

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  4. No sabía lo de los canis ni lo de los CBR. Cuando era pequeña mi padre no nos dejaba decir niños pijos, sólo niños pera.

    Luego llegó la canción de Sufre Mamón y el "niño pijo" se universalizó conceptualmente.

    Lo del calcetín blanco también sucedía en Madrid. En muchos sitios no dejaban entrar con calcetín blanco.

    En la Universidad los mundos estéticos se disiparon un poco...

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  5. Anónimo4:13 p. m.

    Gracias Driver por la historia que SÍ me gusta...

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  6. Vaya, qué bonita entrada. Lo de no ser nada, viniendo de depende quién, sin duda se puede tomar como un elogio. Está muy bien eso de no encajar en ninguno de las escasos arquetipos que algunas personas son capaces de concebir.

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  7. Pues imagínate ser Nodisparenalpianista y estar esquivando todo el día las balas. Pero sin calcetines blancos. Eso nunca.

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  8. Genial, Rocío. Eso sí, estoy con nodisparenalpianista: calcetines blancos ¡nunca!

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  9. Anónimo1:46 a. m.

    Yo que recuerde, esos adj.calificativos nunca los he escuchado(pijos-canis),salvo el de pijo y fue a la edad de 17 años, y sumo hasta el dia de hoy 38.Si en cambio (empollones,y los macarrillas).Y ese de (CBR)me trae el recuerdo de las (HONDA-CBR 600).Ahora a la vejez que se bien el significado concreto de los tales calificativos, y por tanto, el separatismo que creaba a sus miembros,puedo decir a ciencia cierta,que yo nunca habria ni he estado formando parte de ninguna de esas tribus sociales,pues soy antagonico total a esas cadencias tan lejanas de mi planetilla particular,seria un RAROOOOO,pero eso si nunca un BORREGO,JIA....SAALUDITOS A TODOS.

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  10. Anónimo12:53 p. m.

    Me resulta tan molesto eso de dividir el mundo en dos mitades, como si todo fuera o blanco o negro.

    Reivindico mi derecho a ser gris.

    Y reivindico el derecho de todo individuo a que, antes de encasillarle, intenten conocerle.

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