He estrenado mis vacaciones con la visita a una bodega. En nuestro primer paseo por el pueblo tropezamos con Isaac Muga que, por supuesto, conocía a mi abuelo: todo un señor. Mi abuelo luchó porque el buen vino se repartiera entre todos los obreros. Isaci nos invitó a bodegas Muga, el orgullo de la tradición. No ha entrado allí el acero inoxidable: huele a mosto y a madera, a años macerando el mosto... Y el vino sabe a calor de verano, y la cocinera nos obsequia con tortilla de chorizo. Y en la tienda venden la pulsera de la leyenda del vino, que le regaló mi tío Javier a su novia. La he comprado: plata y cristal de Swaroski, color vino, 35 euros.
El muga es un vino sublime. Fíjete Rocío que a pesar de mi boina portuense ¡te tengo hoy una envidia! Disfruta y no conduzcas luego, eh.
ResponderEliminarMándanos una botellita, como Anacó. Me alegra mucho leerte.
ResponderEliminarNo nos abandones por vacaciones...
ResponderEliminar¿iGUAL QUE NOS ABANDONaste tú, Ricatdo? Je je no voy a ser mala...
ResponderEliminardeseando estoy ver esa pulserita...je,je
ResponderEliminarmerl