Que las musas, Apolo, Baco, Jakobson...
Así comienza un poema, de d´Ors, por supuesto, y así comienzo yo y retomo este blogg, invocando a todos los santos de la corte celestial para que cese la sequía en España y en mi pobre ser... Carlos me reprocha, con razón infinita, mi abandono y desatención para con vos amado público. Comienzo diciendo hola, esto no se acaba, quedan muchas tardes y muchas estrellas. Queda conocernos, mirarnos a los ojos, y ciber-hablar, que es lo que importa.
Por el momento hago una proposición en pro de la ciudadanía, atendiendo mis deberes civiles a la par que mis deberes bloggísiticos. Propongo instaurar una fiesta más en nuestro calendario. Existen ya días para el obrero, el padre, el cáncer, los discapacitados, los enamorados...
Existe, gracias a Dios, el día del libro. Debería existir el día de las rosas amarillas, el día de las palmeras, pero yo propongo algo más factible. Sugiero el día del poema fallido. El poema tirado a la papelera, en un momento de lucided o arrebato. El poema que ni siquiera llegó a ser, apenas unas sílabas que nos encendieron un minuto, pero luego...
demasiado triste ese día, no?prefiero pensar que se quedan en la lista de espera como una intuición que vino a alumbrar unos segundos en un momento que no le pertenecía...
ResponderEliminarhola, Rocío, por fin volvemos a hablar
No lo creas tan triste, Pili. La papelera es un elemento clave en la trayectoria de un poeta. Es lo mismo que un bosque, para que se forme ese suelo tan mullido y romántico tienen que pudrirse muchas hojas...
ResponderEliminarY gracias por entrar en mi blogg. Se me olvidó felicitarte el día de tu santo, lo mismo que a Pilar Vázquez. A ambas, ¡felicidades atrasadas!
Tú pon la fecha que yo celebro contigo, y seguro que se unirán muchos más...
ResponderEliminarYo tengo muchos días del poema tirado a la papelera... Es una pena.
ResponderEliminarEstoy contigo Rocío, la papelera es una elemento clave en la trayectoria de un poeta... Jorge Guillén no hizo un poema sobre una papelera??
Reciclamos: papeles, trapos, pilas, plásticos...
ResponderEliminarOcurre lo mismo con los poemas, se deben reciclar. ES ÚTIL LA PAPELERA.
Gracias Rocío
Yo prefiero reciclar libros en lugar de reciclar poemas. Por alguna extraña enfermedad que parece ser sólo mía, cuando un poema no me gusta en su conjunto, lo tiro entero y acto seguido me olvido de él. Otro mejor ya vendrá. Pero reciclar libros es mucho más interesante. Reciclar ese libro que leíste de pequeño y que no entendiste muy bien, reciclar las sensaciones que produce leer el pasaje de la Ciénaga de los Muertos de ESDLA, reciclar la angustia vistal de El Viejo y el Mar de Hemingway... Volver a hacer nuestros, con más fuerza aún, todos esos (buenos) libros que forman parte indeleble de nosotros. Eso es también un acto responsable y, por qué no, de un profundo amor.
ResponderEliminarde acuerdo, ahí le has dado. un poema roto alimenta a otros que están por venir.o por lo menos queda en el poeta la experiencia, que siempre enriquece.
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ResponderEliminarApoyo tu propuesta del día del poema fallido, aunque habría que comprobar que queda algún día libre de celebraciones. Pero confieso que lo que ha llegado al alma es el día de las palmeras.
ResponderEliminarVolviendo a lo de los poemas fallidos, me he acordado de una idea que escribí hace unos años en un relato. Ya sé que queda mal autocitarse, pero prometo que no es vanidad.
«A veces los poetas leen sus propios poemas con asombro, ignorando cómo los han escrito y cuándo sintieron aquello que han expresado con hermosura. Y otras veces advierten cómo se escapan las imágenes, los adjetivos, los versos, a falta de memoria o de un papel donde apuntarlos. Y se sublima entonces el texto que nunca fue escrito, hermoso quizás por estar impreso de aire. En el aire».
Ese último trozo queda muy de canción de Sabina o de Radiohead, pero sin él el trozo de relato estaría mejor, creo yo.
ResponderEliminarMuy oportunos los comentarios de Pili, de Eddie y de Carlos... El texto de Carlos me ha parecido hermoso y, si Eddie me lo permite, no me parece propio de Sabina, Ya que no tiene su cinismo o sarcasmo sucio de ciudad triste. Ahí le dolerá a Fernando do Vale, que me inició en la senda sabiniana, pero confieso que respeco al cantautor he renegado, he apostatado, ya no me gusta e incluso a veces me disgusta. Confieso, mea culpa, que me he dejado llevar por lo mal que me cae el tipo... ¿Tú que opinas, Carlos?
ResponderEliminarUmmm. Depende de quién venga, ser comparado con Sabina puede ser un elogio o todo lo contrario. Lo que está claro es que al ser comparado deja uno de ser incomparable, que es lo mejor. Supongo. A mí Sabina me parece ingenioso. Insistente en sus trucos, pero efectista. Quizá eso es lo que le ha parecido sabinesco a Eddie, aunque tampoco sé dónde empieza ese "último trozo de texto" al que se refiere.
ResponderEliminarY ahora, disculpas. Por autocitarme y, lo que es peor, por autoanalizarme. Fue Rocío, ella me incitó...
Me refería a la repetición de la última frase. Sabina hace lo mismo, por ejemplo, en la canción "Como un dolor de muelas", canción que, por cierto, recomiendo a todo el mundo (especialmente a Rocío) porque es una absoluta delicia.
ResponderEliminarEddie, me gustaba mucho la foto de la peluca rosa... ¡que vuelva! Oye, qué buen título escalando los mouros, ¿para tu libro quizás? He vuelto a leerlo y... Mmmmmm.
ResponderEliminarPues la verdad que no sé si para el libro. Es algo que todavía está en el aire. Eso, y los dos últimos poemas que hay colgados (de los que espero comentario :P).
ResponderEliminarSobre lo de la foto Murray/Johansson, me lo pensaré. Pero Dalí también tiene su encanto.