Es lunes. Es lunes, y llueve. La ventana de mi cuarto se parece a la cara de un chaval que acaba de recibir las notas: supenso en matemáticas, churretes por las mejillas.
Es lunes, y llueve, y he adelgazado un kilo, y he escrito un par de folios en el ordenador, y todo es hermoso.
¿Por qué no? Todos los lunes me repito que la palabra lunes es pura convención. Podría ser miércoles o jueves. Que un lunes tenga que ser gris y pesar como un fardo, también es un tópico. Carmen Martín Gaite dijo que la sorpresa es una liebre, y Jostein Gaarder dijo que el tiempo no corre, somos nosotros quienes corremos por el tiempo. Yo prefiero decir que nadamos por el tiempo. Nadamos por el tiempo como por un túnel de parque acuático, y está en nuestra mano pegar bien los brazos al cuerpo para que las esquinas no nos rocen. El túnel está ahí. Fluímos como en un cuadro del Bosco, fluímos como fluyen las cosas mágicas, porque nosotros somos mágicos. Somos obra de un Mago.
Lunes en Pampaluna del sur.
ResponderEliminar¿Dónde queda Luminia? Habrá emigrado a tierras más templadas, como las anátidas...
Cuando puedas, pásate por mi modesto blog. Ya lo tengo más amueblado. No es gran cosa, pero a mí me divierte.
Chesterton asiente, encantado.
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